Tomado
de ElUnicornio.co (Agosto 27 de 2022)
Una de las cosas más llamativas
que ocurrieron en la anterior campaña electoral es que apenas Federico
Gutiérrez fue derrotado por Rodolfo Hernández, en el escenario político
aparecieron no una sino dos propuestas de cambio, como una clara evidencia de
la derrota estrepitosa del gobierno de Iván Duque, en cuanto a que el pueblo no
quería nada que significara la continuidad de la derecha en el poder.
Ahora bien, la representación de
Rodolfo como factor de cambio le duró muy poco, porque justo la noche de ese 27
de mayo el mismo Gutiérrez anunció su voto por el ingeniero, con lo cual quedó
matriculado como el candidato de la derecha.
Esto no lo digo yo, lo dijo su
estratega de campaña, el publicista argentino Ángel Becassino, en entrevista
‘de veras iluminante’ con Martín de Francisco y Santiago Moure para La Tele
Letal, donde le atribuyó parte de la derrota de su cliente al hecho de que
“cuando llegamos a la segunda vuelta Rodolfo insistió en no invertir, en tener
un presupuesto muy austero. Y bueno, dejamos de ser competitivos. (…) La
presencia que no teníamos nosotros pasó a ocuparla la derecha, que comenzó a
hacer campaña por Rodolfo, mientras por el lado de Petro comenzaron a decir que
“Rodolfo es el candidato del uribismo”. (Ver entrevista).
En todo caso, se hizo evidente que
el protagonismo de la campaña ya no lo marcaba el mismo Rodolfo con sus
intervenciones públicas, sino el antipetrismo encarnado en los representantes
de la derecha más hirsuta.
Así las cosas, sumado a “una serie
de errores que pesaron”, el mismo Becassino reconoció que “Rodolfo se convirtió
en el candidato de la continuidad y Gustavo en la encarnación del cambio”. De
otro lado, aludió también a cosas que consideró injustificables desde la
campaña del Pacto Histórico, incluso una que le pareció perversa: “durante la
primera vuelta Gustavo mostró neutralidad e incluso simpatía hacia Rodolfo,
pero desde la noche que entró a segunda y comenzó a complicarle la vida a su
rival, este no solo lo convirtió en el millonario corrupto, sino que sus barras
bravas en las redes sociales adoptaron la línea de destrozarlo”.
Otro de los motivos que alegó
Becassino para explicar la derrota de Rodolfo, estuvo en que “hubo una serie de
golpes bajos que le dolieron mucho al candidato, como el caso de la hija”. Aquí
me di por aludido, debido a la última columna que escribí para El Espectador,
titulada La hija de Rodolfo y un hospital psiquiátrico. Y he acudido a este
espacio tanto para explicar lo ocurrido ese día (sobre todo el feroz matoneo
mediático que me convirtió casi en un paria del periodismo), como para brindar
claridad en que ese mismo escándalo contribuyó a la derrota de Rodolfo cuatro
días después.
Lo que ocurrió se resume así: el
día anterior a la publicación de esa columna iba en un taxi camino a almorzar
con una amiga y recibí una llamada de Rodolfo Hernández, donde me preguntaba si
tenía pruebas de lo que iba a publicar al día siguiente, cuyo título yo había
anunciado minutos antes. Ahí comenzó el infortunio, cuando cometí el error de
postear un trino donde conté que Rodolfo me había llamado y rematé con esto:
“Lo noté preocupado”. Y me desentendí del asunto, y pasaron varias horas sin
revisar las reacciones al trino. Y cuando por fin miré, descubrí que había
desatado una avalancha de expectativas magnificadas al 100 mil por ciento, pues
la gente asumió que yo tenía unas pruebas que iban a tumbar la candidatura de
Rodolfo.
De ahí en adelante, llevado por la
confusión del momento fui cayendo en nuevos errores, donde el siguiente estuvo
en decir en otro trino, ya cayendo la tarde, que no era para tanto, que estaban
magnificando las expectativas de mi columna venidera. Y ahí fue Troya, porque
comenzó el más feroz matoneo del que se tenga noticia en la historia de
Twitter. Y al día siguiente en la mañana, creyendo que con ser intelectualmente
honesto y reconocer un error me iba a librar del azote público, este se
intensificó. Para colmo de males, después de que le pregunté a Fidel Cano si
creía que se debía retirar la columna y él asintió, ahí hubo un nuevo error -y
compartido-, porque nunca se debió haber despublicado. En esto coincidieron
Gerardo Reyes, director de Noticias de Univisión, y Daniel Coronell, director
de Cambio Colombia.
“Usted no debió haber retirado la
columna porque tenía una versión en la que creía y la contrastó con el
afectado, que no la negó. Entiendo que es una versión de segunda mano, pero
adquiere relevancia cuando Hernández no la rechaza”. Gerardo Reyes
Lo que dice Reyes es clave, porque
cuando habla de una versión de segunda mano se refiere a que meses atrás yo le
había mandado a Rodolfo un cuestionario de 15 preguntas, donde una de ellas era
esta, la número 14: “Una fuente cercana a su familia asegura que en 2008 vio a
su hija Juliana recluida en el Instituto del Sistema Nervioso de Oriente
(ISNOR) de Bucaramanga. Qué puede responder a esto: ¿es cierto o falso?”.
Sea como fuere, aunque fui yo el
principal damnificado por cuenta de ese escándalo, de ningún modo se puede
omitir que también terminó por afectar a Rodolfo Hernández en su aspiración a
la presidencia, pues quedó la impresión de que había -y sigue habiendo- algo
turbio en torno a ese supuesto secuestro, del que un día dijo que había sido
efectuado por las Farc y luego, en desarrollo de la reciente campaña electoral,
que había sido el ELN.
En todo caso, las 15 preguntas a
las que hice alusión en esa columna y que Rodolfo nunca quiso responder, pueden
ser consultadas en este enlace.
Post Scriptum: Tuvo que estar muy
mal Colombia -ya hay que decirlo en pasado tras el triunfo de Gustavo Petro-
para venir uno a saber por la revista Cambio que un político y empresario como
Rodolfo Hernández, hoy investigado junto con su esposa por la DEA por lavado de
dinero en cuantía superior a un millón de dólares, estuvo a punto de ser
presidente de Colombia.
@Jorgomezpinilla
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