lunes, 25 de mayo de 2020

Entorno mafioso de Uribe está en su árbol genealógico (Video)



Julio César García Vásquez es un genealogista ya entrado en los 70, de rostro bonachón y hablar pausado. Él lleva una buena cantidad de años dedicado a una labor metódica, con precisión de relojero, consistente en componer hasta el último detalle la genealogía de Álvaro Uribe Vélez. Tiene además la idea de sacar un libro con lo que sabe.

Un periodista de El Unicornio fue hasta a su casa a entrevistarlo esperando que le hablara de cómo se hace un árbol genealógico, y se encontró con tamaña sorpresa: en un video de 9 minutos García Vásquez expuso con trazo fino, más allá del bien y el mal, los circuitos entrelazados de lo que a simple vista se aprecia como un entorno mafioso alrededor de Álvaro Uribe. Diríase incluso desde antes de nacer, si la genealogía comienza en el padre. (Ver video).

Mi humilde opinión es que esto debería tener alguna repercusión mediática, incluso internacional.

Julio César García es el presidente de la Academia Colombiana de Genealogía y combina esta actividad con la ingeniería eléctrica, su primera profesión. Para el ejercicio de ambas se requiere una gran capacidad organizativa, pero sobre todo infinita paciencia, en medio de planos de circuitos y diagramas de árboles genealógicos.

Uno de esos diagramas es el árbol genealógico de Uribe Vélez, que aparte de haberlo extendido para el reportero sobre su escritorio, lo tiene en su cabeza y podría explicarlo a ojo cerrado.

Entre las sorpresas aparece un hermano medio del expresidente, una verdadera revelación: Camilo Uribe Uribe, de quien poco se conocía pero ahora se viene a saber que durante el gobierno de su pariente vivió en el Palacio de Nariño, al que según el genealogista "metía con frecuencia a su amigo Cristian Borda Gómez, llamado ‘El Harlista de la mafia’, un narcotraficante que luego fue extraditado y actuaba como enlace con los mellizos Víctor Manuel y Miguel Ángel, y con Ramiro ‘Cuco’ Vanoy".

Según artículo de El Tiempo fechado en abril de 2009, la revista CAMBIO “pudo establecer que la puerta de entrada de Borda Gómez a las altas esferas del poder fue Camilo Uribe, medio hermano del presidente Álvaro Uribe (hijo del segundo matrimonio de Alberto Uribe, padre del jefe del Estado)”. (Ver noticia de El Tiempo).

Alberto Uribe Sierra embarazó a Marta Elena Uribe Soto, una de las amigas de sus hijas que visitaba la casa: de ahí nació Camilo. El papá de Álvaro Uribe Vélez era a su vez hijo de Luis Elías Uribe González, hermano de Horacio, papá de Mario Uribe Escobar, exsenador de la República y condenado a 90 meses de prisión por concierto para delinquir.

La mamá de Álvaro Uribe se llama Laura Vélez Uribe, hija de Martín Emilio Vélez Ochoa, hermano de Roberto Vélez Ochoa, quien se casó con Norma Ochoa Restrepo. Ella es la hermana de Fabio Ochoa Restrepo, el papá de Juan David, Fabio y Jorge Luis Ochoa Vásquez, miembros del cartel de Medellín.

Roberto Vélez Ochoa viene a ser entonces el tío abuelo de Álvaro Uribe Vélez, y a su vez el tío político de Fabio, Juan David y Jorge Luis Ochoa Vásquez. “Ahí había mucha cercanía”, enfatiza García.

De otro lado, Norma Ochoa Restrepo y Roberto Vélez Ochoa fueron padres de Mario y Juan Diego Vélez Ochoa, señalados como miembros activos del grupo paramilitar Los Erres.

En cuanto a los hermanos de Álvaro Uribe, Santiago como se sabe está sometido a juicio por su presunta participación en la conformación del grupo 'Los Doce Apóstoles', así como por el asesinato del conductor de bus Camilo Barrientos en 1994 en Yarumal, norte antioqueño.

Otro hermano del expresidente, Jaime Alberto Uribe Vélez, contrajo nupcias con Astrid López a la vez que sostenía una relación sentimental con Dolly de Jesús Cifuentes Villa, conocida como ‘La Meno’. Esa relación duró 18 años y con ella tuvo una hija, llamada Ana María Uribe Cifuentes. Dolly y Ana María fueron pedidas en extradición por lavado de activos y tráfico de cocaína al servicio del Chapo Guzmán, jefe del cartel de Sinaloa en México.

Según el genealogista Julio César García, si por la vía de los parentescos se quisiera establecer vínculos entre Pablo Escobar y Álvaro Uribe, también sería posible. Pero “son vínculos muy lejanos y no tienen ninguna trascendencia”.

La trascendencia, o sea el entorno mafioso de Álvaro Uribe Vélez en su árbol genealógico, se da es con sus otros parientes.

DE REMATE: Para quienes no lo sepan, soy el director de El Unicornio y quiero invitar a los que vean el video, a que le den like y/o se suscriban al canal de Youtube. Así brindan su apoyo a este medio alternativo, que nació como vehículo de resistencia al régimen autoritario instaurado por el jefe del subpresidente Iván Duque. Sea la ocasión para expresar un sonoro agradecimiento público al apoyo brindado por nuestro gran amigo Matador, compañero de luchas. (Ver video aquí).

martes, 19 de mayo de 2020

Uribe (o sea Duque) no combate el terror: lo crea




En Netflix hay un capítulo de House of Cards donde al final su protagonista, Frank Underwood, acompañado de su esposa Claire y quien es fórmula suya a la vicepresidencia de EE.UU., dice una frase que resume la historia política de Colombia en los últimos veinte años: “No nos rendiremos ante el terror. Crearemos el terror”.

Esa noche Underwood está acorralado por la prensa y su reelección peligra debido a un artículo de The Telegraph que muestra el juego sucio al que recurrió para lograr la destitución del anterior presidente. La pareja está fumando del mismo cigarrillo (como lo hace siempre) y es cuando a Claire se le ilumina un bombillito: “No podemos luchar contra todos de a uno por vez, Francis. Pero si superamos esto, lo haremos funcionar para nosotros”. Y él parece entender por dónde va el agua al molino: “Creamos caos”.

          - Más que caos -responde ella-.
          - Guerra -dice Frank.
          - Miedo – agrega Claire. 
          - Miedo. Algo brutal -completa Frank-. Devastador.
          - Podemos usar el miedo.
          - “Yes, we can” -remata Francis.

Al día siguiente Underwood precipita la ejecución sangrienta -en directo para la nación entera- de un rehén norteamericano a manos de un grupo yihadista, y él queda al mando soberano de la situación por la vía del Shock institucional que acaba de provocar, pero que pareciera culpa del otro bando.

La doctrina del Shock la viene aplicando desde que ocupó por primera vez la presidencia Álvaro Uribe Vélez, sujeto sub judice hoy investigado y sometido a indagatoria por la Corte Suprema, pero quien, gracias al descomunal poder que ha adquirido, está a punto de torcerle el cuello a la justicia para lograr que la Corte Constitucional decrete segunda instancia en la sentencia contra Andrés Felipe Arias. Detrás de esto se vendrá una avalancha de solicitudes similares de todos los corruptos y parapolíticos que en las últimas décadas fueron condenados por el máximo tribunal de justicia y pedirán su propia “segunda instancia”.

Esto se traduce en que hoy el país asiste a la “refundación de la patria” que acordaron y firmaron los grupos paramilitares con más de cincuenta políticos llegados de diferentes regiones, en lo que se conoció como el Pacto de Ralito. Y para que la memoria no nos falle, ocurrió en 2002, apenas iniciado el primer Gobierno de Uribe.

¿Cuáles eran los métodos entonces practicados por los grupos paramilitares? Eran acciones de corte terrorista orientadas a “quitarle el agua al pez”, consistentes en sembrar el pánico entre la población para cortar con baños de sangre cualquier vínculo eventual entre pobladores y guerrilla. Práctica genocida que luego el Ejército habría de “resucitar” con los falsos positivos, y que hoy llega remasterizada en el asesinato selectivo de líderes sociales o de restitución de tierras, algo que la torpe ministra Alicia Arango pretende esquivar amparada en que "los asesinos están saliendo sin permiso en cuarentena". ¿O sea que después de la cuarentena ya tienen permiso…? (Por cierto, si alguien pudiera encarnar -en lo político, ojo- a la Claire de House of Cards, esa sería Alicia Arango).

Colombia asiste hoy a la consolidación de un movimiento neoparamilitar que se expande con la intención de ocupar el territorio que dejaron las Farc, llámense Clan del Golfo o Águilas Negras. Esto significa que el paramilitarismo nunca desapareció, porque sus padrinos y auspiciadores siguen creyendo que el enemigo tampoco ha desaparecido. Ese enemigo lo veían antes en los miembros de la Unión Patriótica -que exterminaron con la complicidad de organismos del Estado- y ahora lo ven en líderes sociales como si fueran la reencarnación del odiado comunismo. Y los están acabando por la misma vía del terror, tan indiscriminado como las masacres de antaño.

“¿Así que representas a una comunidad o estás exigiendo la restitución de las tierras que te quitaron los paracos? Si no te hemos matado, te tenemos en la mira”. Es gente que asume como propia la doctrina de la Seguridad Nacional que se asentó en las dictaduras militares de países como Argentina, Chile o Uruguay, y que identifica a líderes populares y gente de izquierda como el enemigo interno que por el bien de la patria deben aniquilar.

¿Y cómo lo lograrán? Recurriendo a las mismas fuerzas oscuras que antes sembraban zozobra, terror, miedo entre la población a todo nivel. Hoy lo vuelven a hacer porque tienen la sartén por el mango, porque eligieron presidente. Así pretenden demostrar que nunca se debió negociar con terroristas de izquierda, y que lo que se impone en el orden del día para asegurar el control de la nación es el terrorismo de derecha. El mismo que hoy se asienta en el Congreso de la República y que en su condición de partido de gobierno recibe el eufemístico nombre de Centro Democrático.

Y si este es el desayuno que hoy nos dan, ya podemos imaginar cómo será el almuerzo.

REMATE 1: Las reiteradas denuncias de Semana por persecución y espionaje a periodistas y otras víctimas, que pese a su gravedad dejaron inamovible a la cúpula de las Fuerzas Armadas, permiten dilucidar que seguimos en manos de un Ejército que acude y seguirá acudiendo a prácticas mafiosas para lograr "por debajo de la mesa" el control que más le conviene a su Comandante en Jefe. Y cuando hablo de Comandante en Jefe no me refiero al atenido Iván Duque, por supuesto.

REMATE 2: Del mismo modo que la salvaje retoma del Palacio de Justicia con sus responsables dentro de las FF.MM. quedó tapada por la ‘bienhechora’ avalancha de Armero ocho días después, con la ‘providencial’ pandemia del coronavirus están tapando la tragedia humana que representa la corrupción y violencia desatadas por este Gobierno, al cual deberemos soportar y sobrellevar -como peste que te agobia- hasta el 7 de agosto de 2022.

martes, 12 de mayo de 2020

Cómo privatizar una alcaldía: Girón




El neoliberalismo nos vendió la idea de que el Estado es pésimo administrador y por tanto hay que prescindir de él como rector de la economía. Y que lo conveniente es privatizar las empresas públicas, incluidas las administradoras de salud, y dejar que las leyes despiadadas del mercado actúen por su cuenta, bajo el supuesto de que la libre empresa es el mejor regulador de la riqueza.

Lo que no nos habían contado es que al mismo Estado le diera por privatizarse, y la prueba reina de esta nueva tendencia nos llega desde Girón, municipio otrora turístico de Santander, donde su alcalde, un tal Carlos Román puesto ahí por su antecesor, incorporó al plan de desarrollo y acaba de proponer al Concejo la creación de tres empresas industriales y comerciales del Estado para privatizar la prestación de los servicios de educación, salud y administración logística de la alcaldía. O sea la privatización casi total del municipio, la entrega de sus recursos a una empresa privada, para no darle más vueltas al asunto.

Una práctica politiquera cada día más extendida es que muchos alcaldes han aprendido a usar el presupuesto y la burocracia para dejar un sucesor que le maneje sus feudos, y Bucaramanga y Girón son muestra representativa: Rodolfo Hernández se trajo de una cementera de Bogotá a Juan Carlos Cárdenas y lo hizo elegir como su remplazo, mientras que John Abiud Ramírez puso en Girón a uno de sus más leales exsecretarios, Carlos Román Ochoa.

Abiud dejó endeudado a Girón en la bobadita de 220.000 millones de pesos, comprometidos sobre vigencias futuras hasta el año 2040. Como si fuera poco, en febrero del año pasado solicitó al Instituto Financiero para el Desarrollo de Santander (Idesan) un préstamo de Tesorería por 27.000 millones de pesos, del cual hasta el día presente no se ha efectuado ningún pago ni ha sido amortizado un solo peso de los intereses causados.

John Abiud Ramírez le metió mucho cemento a Girón en vías y construcción de parques sin bancas, pero dejó en total abandono al casco antiguo, que hoy amenaza ruina. Basta caminar por el atrio de su basílica o por ese peladero conocido como parque principal para comprobarlo, y si está así es porque mantenerlo en buen estado no da votos.

Pero eso sí, tuvo el cuidado de dejar montado un inmenso aparato burocrático compuesto por 24 secretarías de despacho con 45 cargos que perciben honorarios superiores a $6 millones mensuales y una nómina más grande que la del Distrito Capital de Bogotá. Es sabido además que antes de abandonar la alcaldía, Ramírez se autorizó un préstamo de 60.000 millones de pesos, garantizados adivinen cómo: con las vigencias futuras. ¿Y todo ese dineral para qué? Para poder dejar a 200 funcionarios de planta y contratadas más de 1.000 Órdenes de Prestación de Servicios (OPS), también a su leal servicio.

Hoy la nómina de Girón asciende a más de 27 mil millones de pesos y el recaudo por ingresos corrientes de libre destinación llega a unos 45 mil millones, y debe pagar unos 6.000 millones por el manejo de la deuda. Y esas rentas están pignoradas, y cuentan personas debidamente informadas que la nómina de abril no se ha podido pagar porque no existen los recursos.

En relación con el proyecto de privatizar la logística de la alcaldía de Girón, así como sus servicios de educación y salud, hoy la responsabilidad recae sobre los 17 concejales, pues son ellos los que determinarán el futuro de esos recursos para los próximos 20 años. Y cuentan las malas lenguas que contra los opositores del proyecto privatizador han desatado una andanada de ataques en redes sociales, mientras que a los restantes les endulzan el oído con propuestas que al parecer rondan los $50 millones de pesos por cabeza.

Sumado a lo anterior, está el aparente sobrecosto en la adquisición de los mercados para socorrer a los damnificados por la cuarentena. No son los críticos del alcalde sino la misma Contraloría la que advierte -según información de El Tiempo- que “la alcaldía firmó un contrato por 1.400 millones de pesos con un contratista particular para el suministro de kits alimentarios para población vulnerable. El valor reportado por cada kit es de 70.000 pesos, pero al comparar esos precios con los del mercado se evidenció que realmente cuestan 53.191 pesos. Esto implicaría que se pagaron 337 millones de más de lo que realmente se debía haber gastado”.  (Ver noticia).

Otras fuentes aseguran que los mercados no están llegando a los gironeses más necesitados, sino que fueron entregados a los aliados políticos de John Abiud Ramírez para ‘aceitar’ una eventual candidatura suya a la gobernación. Es más, el mismo exalcalde se delata cuando produce un video donde lo graban dedicado a repartir mercados con su propia imagen dentro de la bolsa, en patética evidencia de que con su “generosidad” tan solo pretende ambientar dicha aspiración venidera. (Ver video). Que quiere ser ungido como el sucesor de Mauricio Aguilar, eso nadie lo pone en duda.

Al anterior alcalde de Girón y al actual (jefe y subalterno) se les respetan sus obras de ingeniería, reconociendo que traen progreso, pero se vuelve obligante hacerles ver a ambos que el patrimonio arquitectónico de Girón sigue sometido al más terrible deterioro. Y eso exige pronta solución, se requiere que tomen conciencia y enderecen el rumbo, tanto en lo administrativo como en lo moral y en lo ético.

Sea como fuere, el abandono del casco histórico de Girón será tema exclusivo de próxima columna.

DE REMATE: Invitación cordial a los lectores que tengan cuenta en Instagram para que asistan este jueves 14 a las 6 de la tarde al lanzamiento virtual que haremos del libro Los secretos del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, con presentación de Ramón Jimeno y Ariel Ávila, desde la cuenta de Librería Lerner. Los que empiecen a seguir la cuenta de Lerner, ese mismo día recibirán la notificación. (Ver Invitación al lanzamiento).

lunes, 4 de mayo de 2020

"Semana" y el caso Álvaro Gómez Hurtado: ¡están locos!




De un tiempo para acá la revista Semana anda en modo esquizoide, conviviendo a la vez con Dios y el diablo. Prueba de ello es su última edición, donde por un lado trae los resultados de una investigación que brilla con luz propia, adelantada por Ricardo Calderón, que muestra sin modo de refutación posible que luego de una primera denuncia, el Ejército siguió espiando y persiguiendo a periodistas y políticos, incluso aliados, como Jorge Mario Eastman. (Ver Las carpetas secretas).

Por otro lado (el lado oscuro) trae un artículo fácilmente refutable, por ambiguo y porque está plagado de errores protuberantes, pero sobre todo porque adhiere a la tesis incoherente de un mafioso, alias ‘Rasguño’, al que en artículo de hace diez años la revista consideraba que “¡Está loco!”. Así, con signos de admiración. (Ver ¡Está Loco!).

Siempre tuve la impresión de que ese artículo sobre Rasguño lo escribió Ricardo Calderón, de quien sea la ocasión contar que aportó valiosas luces en la investigación que hice para escribir Los secretos del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, y en tal medida dentro del libro le hice un reconocimiento especial “por su valiosa colaboración en fuentes y contactos”.

El artículo en mención comienza así: Semana conoció la totalidad de la declaración de 'Rasguño' sobre el magnicidio de Álvaro Gómez. Salpica a medio país, dice todo tipo de mentiras y deja ver una siniestra intención de salvar a unos y hundir a otros. ¿Hay alguien detrás de esa estrategia?”.

Pues bien, parece que Semana se convirtió en aliada de quienes están detrás de esa estrategia, pues en el artículo del domingo pasado ya consideran que “contrario a lo que pasa con el testimonio de Botero, que carece de sustancia, el de Rasguño tiene mucha”. (Ver artículo).

La “sustancia” de la contradicción entre el antes y el después es flagrante, y obedece a que, mientras la tesis contraria a Rasguño que antes sostenía Semana era de cuando Ricardo Calderón estaba al frente del caso Álvaro Gómez, hoy parece recaer en manos inexpertas -o ignorantes- pues de entrada comete el error colosal de afirmar que “en cuanto a Rommel Hurtado, después de que lo asesinaron apareció en su caja fuerte un manifiesto golpista que relataba los pormenores y las etapas que deberían tener lugar tras la caída de Samper”.

Cualquier mediano conocedor -más siendo periodista- sabe que a Rommel Hurtado lo mataron el 15 de julio de 2010, trece años después de que en su casa le fuera hallado dicho documento, titulado Acta del poder Constituyente, en mayo de 2007. Documento que Ernesto Samper asegura “me lo envió (Rommel) cuando se dio cuenta que el Gobierno había descubierto la conspiración y que tenía relación directa con el asesinato de Álvaro Gómez. Pensó que tal vez así salvaba su responsabilidad”.

Cuando mataron a Rommel Hurtado él se dedicaba a negocios privados, ya alejado de la política, y no es extraño que lo hayan asesinado por el mismo motivo que a Álvaro Gómez, al general Fernando Landazábal y al economista Jesús Antonio ‘Chucho’ Bejarano: porque sabía demasiado. De esto nada dice Semana, pero fue a un reportero de esa revista que Bejarano le contó -días antes de que lo mataran- que los militares golpistas le habían ofrecido el ministerio de Defensa.

Aunque en la última frase del artículo citado el editorialista recupera la cordura cuando advierte que “no tiene el menor peso jurídico deducir que por cuenta de ese episodio el entonces presidente de la república y su ministro del Interior se convirtieron en asesinos”, igual dejan la puerta abierta a la tesis que de un tiempo para acá sostienen los deudos de la víctima, desde cuando descubrieron que si logran que lo declaren crimen de Estado, se hacen a un jugosa indemnización.

Lo he sostenido en varias columnas, lo recalco ahora y si fuera falso habrían entablado denuncio penal por calumnia: solo ese anhelado botín explica que Enrique Gómez -el sobrino- se haya puesto en la aberrante tarea de tumbar el proceso que condenó a 40 años de cárcel al sicario que disparó las cuatro balas que acabaron con la vida de su tío. Proceso que la Corte Suprema ya cerró como caso juzgado, pero siguen ‘pataleando’ porque ahora cuentan con la Fiscalía General como aliada de tan perverso plan.

Son muchas otras las inconsistencias que trae el artículo citado, pero la mayor falencia reside en que el redactor no tuvo en cuenta para nada el contenido de mi libro, pese a que don Felipe López le dedicó un reciente Confidencial después de una llamada que me hizo. Y si no lo tuvieron en cuenta debe ser porque, desde que los banqueros Gilinsky adquirieron Semana, han comenzado a incorporar su propia versión amañada -o sea uribista- de la historia.

No tuvieron en cuenta, por ejemplo, el vehículo con cuatro ocupantes ubicado cerca de la escena del crimen que resultó pertenecer a la escolta del general Ricardo Cifuentes, ni que un avezado investigador siguió la pista que lo condujo a la Brigada V de Bucaramanga donde operaba el Grupo Cazador de Inteligencia, dirigido por un coronel que había trabajado allá bajo el mando del general Cifuentes y de otro general, quien para la fecha del crimen era el comandante del Ejército.

Mi libro también advierte, entre otros ‘secretos’, que el abogado Ignacio Londoño entabló denuncia penal contra Enrique Gómez Hurtado y su hijo después de que estos lo acusaron de ser un asesino. Londoño se negó a conciliar, o sea que a los demandados les quedaba la posibilidad de retractarse o ir a la cárcel, pero estuvieron tan de buenas que al demandante lo mataron y el homicidio los libró de enfrentar el proceso.

En conclusión y para no alargar la pita, que miembros de la familia Gómez quieran ganarse un billete grueso con la muerte de su pariente, resulta hasta admisible: “por la plata baila el perro”. Pero que la misma revista Semana pretenda confundir a la opinión pública con un artículo que ni siquiera cumple el requisito básico de “contrastar la fuente”, definitivamente ya es cosa de locos.

DE REMATE: Enrique Gómez Martínez, su primo Mauricio y su aliado Ernesto Yamhure, este último desde una alcantarilla de Miami, coinciden en acusarme de ser un sicario moral. Quieren “matar al mensajero” para desvirtuar el mensaje, o sea el contenido del libro. Les hace mucho daño, por supuesto. Con Yamhure no queda opción diferente a la de enfrentarlo por la vía legal, pues me ha acusado de cosas terribles, que nunca podrá probar. Qué jartera entablar denuncia, pero toca.