martes, 26 de enero de 2016

Radiografía de un abusador con poder



Hay algo preocupante y paradójico en la columna de Daniel Coronell del domingo pasado, donde denuncia un supuesto acoso sexual del defensor del pueblo Jorge Armando Otálora contra su secretaria Astrid Helena Cristancho, y es que podría atornillarlo aún más en su puesto. (Ver columna).
Antes de que le estallara este nuevo escándalo Otálora debió haber renunciado, pues las denuncias por acoso laboral vienen desde el año pasado, cuando fue acusado por varios subalternos de haberles propinado malos tratos, y esto entra en contradicción con la majestad de un cargo que vela por la promoción, la defensa, el ejercicio y la divulgación de los derechos humanos.

Pero hoy el intríngulis está en que la polémica se ha desplazado a un escenario políticamente polarizado, por un lado, y banalmente ‘farandulizado’, por otro. Y tanto en lo político como en lo farandulero hacen causa común los adversarios de Coronell cercanos al uribismo (por ejemplo, Hassan Nassar en Twitter), para menospreciar su columna bajo el argumento de que existía una relación sentimental entre el acusado y la acusadora.

Mi punto de vista es que en un pasado sí debió existir intimidad, pues se requiere ser muy imbécil para que un alto funcionario del Estado le mande fotos de su pene a una subordinada solo para ver si de pronto ella se lo da. Eso solo lo hace quien sostiene una relación íntima, sin que deje de haber imbecilidad al hacerlo, pues nunca se sabe qué caminos tomará esa imagen. Cuchillo para su propio pescuezo, reza el refrán que le acaba de caer.

De entrada se debe establecer una diferencia clara entre lo íntimo y lo sentimental, porque puede haber una relación íntima en la que una de las dos partes actúe intimidada por el poder del otro. Intimidada, por ejemplo, por el temor a perder su empleo. Este tipo de relaciones abunda, aquí y en Cafarnaúm, y es aquí donde cobra peso un argumento planteado por la representante Angélica Lozano: “Un funcionario público –jefe- no puede sostener una relación sentimental con su subalterna. Se llama abuso de poder”. (Ver trino).

Lo lamentable de todos modos es que en un medio tan machista como el colombiano, la acusadora por ser mujer se convierte en blanco de todas las dudas y mofas (sobre todo de otras mujeres, ah cosa llamativa…), y el acusado por ser hombre en estrella mediática, y éste además se ampara en la desvergüenza de otros altos funcionarios que tampoco renuncian, como el director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, o el espurio magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt. (O el procurador Alejandro Ordóñez, también espurio porque se hizo reelegir repartiendo puestos).

Otálora le dijo a Caracol que Astrid Helena es una mujer muy inteligente, y esto se comprobó cuando en entrevista para Noticias Uno Cecilia Orozco le pregunta si en algún momento accedió a las pretensiones de su exjefe, y ella así responde: “es obvio que esta situación se trata de una relación de abuso. No porque yo lo digo o porque es un tema sexual, sino porque hay otras pruebas de otras mujeres”.

Como dije arriba, el defensor del pueblo debió renunciar hace meses –ahora incluso por pudor-, pero desde el momento en que la discusión se trasladó de lo laboral a lo sexual se le abre un espacio mediático donde podría llevar las de ganar: ahora podrá alegar que se violó su intimidad o su derecho al buen nombre, o a la presunción de inocencia, o que es víctima de una venganza de quien habría sido su compañera sentimental.

Todo eso juega a su favor, es cierto, y espero estar equivocado. Pero después de verlo repartir fotos de su anatomía íntima desde su hamaca imperial o de decirle a otra subordinada suya cosas como “piensa que te están clavando rico” o  “me encantaría clavarme a tu amiga”, llega uno a la también íntima convicción de que el tipo es un cafre.

Un cafre con poder para abusar, eso es todo.

DE REMATE: La Fiscalía compulsó copias ante la Corte Suprema para que investigue a Álvaro Uribe por su presunta participación en la muerte de su amigo Pedro Juan Moreno, basada en los testimonios de alias ‘don Mario’ y del general Rito Alejo del Río, también amigo suyo. En alguna ocasión García Márquez dijo a raíz de las muertes de Jaime Bateman, el general panameño Omar Torrijos y el expresidente de Ecuador Jaime Roldós, que para matar a alguien sin dejar huella basta con echarle azúcar a la gasolina de la avioneta o el helicóptero donde viaja. El motor se apaga, la aeronave se viene en picada y al explotar no queda rastro de nada.

martes, 19 de enero de 2016

¿Vargas Lleras presidente? Dios nos coja confesados…


Germán Vargas Lleras es hoy el vicepresidente de la República gracias a que Juan Manuel Santos requirió para su reelección un perfil por completo diferente al del ‘zarapastroso’ Angelino Garzón, con quien hizo fórmula para remplazar a su jefe, el entonces presidente Álvaro Uribe. Pero el futuro político de Vargas comenzó a pender de un hilo desde que en Floridablanca tuvo un episodio convulsivo que puso a pensar si tiene la salud requerida para dirigir los destinos de la nación, y luego se asomó al desbarrancadero con la venta de Isagén.

Del patatús se ocuparon el mismo día Yohir Akerman (Los vicios del vice) y Daniel Samper Pizano (El Vargas Lleras de 2016): el primero se refirió a la adicción del vice al cigarrillo con ejemplos donde se le ve esparciendo su humo ante subalternos que no pueden rechistar, mientras el segundo se alegró de saber que “la única enfermedad que sigue padeciendo es la de las malas compañías”, en referencia a copartidarios suyos como Oneida Pinto o Kiko Gómez.

En lo que atañe a su salud, la noticia de la convulsión debe ilusionar a más de un copartidario con que de pronto Vargas Lleras lo escoja como su fórmula vicepresidencial, por aquello de constituirse en el remplazo inmediato ante una eventual ausencia definitiva del titular… Pero esto es solo especulación.

Lo preocupante de todos modos es que en efecto llegara a ser el próximo Presidente de Colombia, pues en lo político guarda tenebrosas coincidencias con las tesis de Uribe Vélez, a tal punto que el vicepresidente ha preferido guardar no discreto sino diciente silencio sobre el tema de la paz, desde los días en que comenzaron las conversaciones de La Habana.

La coincidencia no es solo ideológica, comparten también un orgullo herido: Vargas porque un libro-bomba enviado por las FARC a su oficina le voló dos dedos, Uribe porque su padre fue supuestamente asesinado por un contingente de ese grupo guerrillero. Pablo Catatumbo salió a desmentir que en lo de Alberto Uribe hubieran sido ellos, pero le resta credibilidad a su versión el tiempo que se demoraron en revelarlo.

Dije arriba que la candidatura de Germán Vargas se asomó al desbarrancadero desde la venta de Isagén, y requiere una explicación. De entrada se sabe que los recursos que recibirá el Estado servirán para construir las autopistas 4G, proyectos liderados desde la vicepresidencia, y en tal medida se podría pensar que con dicha venta quedó ‘pavimentada’ su candidatura.

Pero ahí no se entra a considerar que tanto la venta de Isagén como la candidatura de Vargas Lleras han propiciado la constitución de un sólido bloque político en contra de ambas posibilidades, y esto se percibe como un Toconvar (Todos contra Vargas) similar al Toconser que le impidió a Horacio Serpa conquistar la presidencia de Colombia en tres ocasiones.

La primera acción de este clan anti-Vargas ha consistido en una demanda ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, tras considerar que la subasta se hizo de manera irregular, y de ella hace parte un ramillete de cinco congresistas de cuatro partidos divergentes en pensamiento, palabra y obra: Jorge Robledo por el Polo, Antonio Navarro por Alianza Verde, Viviane Morales y Sofía Gaviria por el Partido Liberal, e Iván Duque por el Centro Democrático (que nada tiene de democrático ni de centro).

¿Qué pasará el día que la justicia les conceda la razón a quienes afirman que “la enajenación violó los derechos a la libre competencia, ocasionó un detrimento patrimonial en patrimonio público y afectó gravemente la moralidad administrativa”? Ese día la candidatura de Vargas quedará herida de muerte, y a Juan Manuel Santos le tocará salir a dar muestras de sincera contrición para impedir que el plebiscito por la paz se le convierta en una batalla de aprobación o desaprobación a su gestión.

Sea como fuere, así el Tribunal de Cundinamarca le conceda la razón al gobierno (como ya lo hizo el Consejo de Estado), el hecho de que Cambio Radical haya sido el único partido que apoyó la venta de Isagén es evidencia de que ese Goliat deberá batirse contra muchos ‘Davides’ dispuestos a abandonar sus diferencias y unir sus caucheras para impedirle a Vargas que un día venidero pueda sentarse en el solio de Bolívar.

Si me pidieran adelantar cábalas al respecto, diría que con el paso de los días irá cuajando una increíble paradoja, cuando los mismos que en el gobierno anterior intentaron vender a Isagén pero no pudieron, terminen aliados con el principal beneficiario político de dicha venta, Germán Vargas Lleras, quien terminará distanciándose de su sparring, Juan Manuel Santos.

Así las cosas, en aplicación del refrán ‘Dios los cría y ellos se juntan’, llegará el día en que la derecha representada en el Centro Democrático, el Partido Conservador y Cambio Radical unan fuerzas en torno a una causa ideológica común, y será entonces cuando nos toque rogar para que Dios nos coja confesados. ¿Dónde estará Santos en ese momento? Creemos que del lado liberal.

Mientras tanto, en la orilla de la izquierda aún queda mucha tela por cortar. Ya están más que cantadas las candidaturas de Jorge Robledo y Gustavo Petro, en un escenario donde Antonio Navarro podría inclinar la balanza a uno u otro lado, o ser el tercero que propicie una provechosa coalición entre los dos primeros.

Pero no solo de izquierda y derecha vive el hombre. Por los lados del centro político representado en el Partido Liberal ya han anunciado que irán con candidato propio, y es entonces cuando el nombre de Humberto de la Calle Lombana se convierte en el que más me suena, me suena.

¿Estaría el jefe del equipo negociador de paz del gobierno interesado en una eventual candidatura a la presidencia tras la firma de los acuerdos? Averígüelo Vargas…

martes, 12 de enero de 2016

Isagén, sinónimo de sin salida


Tal vez fue al analista político Gerardo Martínez a quien le escuché decir que “la venta de Isagén podría enterrar el futuro político del ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, porque es una apuesta muy arriesgada”.

Es cierto, pero no del todo, pues la expresión se queda corta: el futuro político que está en riesgo es el del mismísimo presidente Juan Manuel Santos, frente a una decisión tan impopular que en su rechazo coinciden el Partido Liberal, Alianza Verde, el Polo, el Centro Democrático, el Progresismo de Petro y hasta el director del Partido de la U, en un agitado escenario donde la terquedad puede traer consecuencias funestas para el futuro de su gobierno, incluido el del proceso de paz.

Esta columna sale publicada el mismo día que al parecer se hará la irreversible venta, y sin embargo no es obstáculo para advertir sobre lo que vendrá después del ‘negocio’ que alguien definió como “vender la casa para arreglar el andén”.

Es de caballeros reconocer que el gobierno actúa con la mejor intención frente a un bienio donde la economía será el talón de Aquiles (dólar por encima de 3.200 pesos y petróleo por debajo de 35 dólares), y que mientras disponga de mayores recursos financieros más asegura su gobernabilidad –y de pronto hasta su supervivencia-, pero en lo que atañe a Isagén está frente a una sin salida: si se retracta de la venta queda en situación de debilidad, pues aparecería como el perdedor de la jornada. Y si la entrega al único proponente que hay, queda también débil frente a la opinión pública, por aquello del evidente detrimento patrimonial.

Como quien dice, que entre el diablo y escoja: en ambos escenarios el más beneficiado sería el Centro Democrático, a cuya cabeza está Álvaro Uribe, quien siendo presidente de Colombia entregó a los privados el 20 por ciento de la propiedad de la empresa, mediante una emisión de acciones en 2007 que le dejó a su gobierno casi 600.000 millones de pesos. Luego, en 2009, siendo ministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, el gobierno intentó vender a Isagén por 6 billones de pesos, pero entrado el 2010 se les agotó el tiempo que tenían para concretar el proceso, y la venta se dejó para la siguiente administración.

Hoy las cosas han dado un vuelco a un punto en el que, como anota Juanita León en La Silla Vacía, en lugar de hacerle campaña al NO en el plebiscito que se avecina y así quedar históricamente como los que se opusieron a la paz, el uribismo ha tomado conciencia de que el frente económico será su mejor flanco de ataque para debilitar al gobierno. Y la venta de Isagén les cae como anillo al dedo.

La paradoja radica entonces en que los mismos que intentaron vender la empresa en el gobierno anterior, serán quienes más se beneficien políticamente si la venta se concreta durante el actual gobierno. En otras palabras: "Isagén se complementa a Uribe, pero también a Santos, Santos con Cárdenas y Uribe con Zuluaga, del mismo modo pero en sentido contrario”.

Así las cosas, ¿quién entiende la política, ah?

DE REMATE: Sorprende, exaspera e irrita el grado de polarización que se vive en torno a la alcaldía de Bogotá. No voté por Enrique Peñalosa, no me gusta el enfoque neoliberal con que inició su administración, pero debería haber un compás de espera para comenzar a darle palo.

martes, 5 de enero de 2016

Daniel Samper Pizano y la sexualidad de los aspirinos


Comencemos por decir que ‘Daniel Samper Pizano se deja de vainas’ es un libro de obligada lectura para cualquier periodista que quiera estar bien informado sobre la realidad nacional de los últimos 50 años, y en tal medida lo recomendaría como texto de estudio en las facultades de Comunicación.

Hay que llegar hasta la última página –la 253- para saber que la idea fue de su colega Fernando Quiroz, quien le habló de hacer una larga entrevista en forma de libro con motivo de su retiro del periodismo, tras medio siglo de trabajo. Cuenta Samper Pizano que al principio se negó con un tajante “burro no come burro”, pero cuando Quiroz notó que su resistencia inicial vacilaba, “acudió a la más innoble de las armas: la afición común por un equipo de fútbol”.

Al margen de si cedió a tan indebida presión o si se moría de ganas por contar tantas cosas con tal deleite, el lector advierte que el título del libro no corresponde del todo a su contenido, pues en lugar de dejarse de vainas lo que hace el escritor, humorista, vallenatólogo, libretista, compositor, poeta, fanático del Santa Fe, periodista y confidente de damas en sus ratos libres, es repartir vainazos a diestra y siniestra.

Los vainazos comienzan con el presidente Juan Manuel Santos, a quien define como especialista en traiciones y “si uno quiere ser benévolo, puede decir que es un tipo pragmático. Si es malévolo, hay que reconocer que es bastante cínico”. Para equilibrar las cargas, en referencia al manejo del tema ambiental dice de Álvaro Uribe que “es una de las plagas más dañinas que ha tenido que soportar la naturaleza colombiana. Después de una línea muy decorosa de ministros del medio ambiente, el nombró a una experta en venta de cosméticos”.

Y cuando habla de su frustrada experiencia como socio de la revista Cambio 16, suelta una dura pulla contra su colega Patricia Lara, quien según DSP “resultó más interesada en controlar las noticias que en velar por el flujo de caja y al final boicoteó el trabajo que hacía Darío Restrepo, que era el director, y le hizo la vida imposible”. Y para no dejar duda de su molestia al respecto, más adelante afirma que “tuvimos menos lealtad y menos inteligencia dentro de Cambio 16 que afuera”.

De los vainazos no se salva ni el mismísimo Dios, pues de este dice: “me aterra que un ser supuestamente superior permita las injusticias que asuelan al planeta”. Tampoco se queda por fuera la Iglesia Católica, la cual “cada vez que (…) ha intervenido en Colombia en asuntos terrenales ha sido para causas funestas, como su apoyo a la violencia conservadora. La historia de Colombia está llena de poderes nefastos, y uno de ellos ha sido el de la Iglesia”.


Pero hay un capítulo en el que sí se deja de vainas y vainazos, y es el que justifica esta columna, cuando de manera impúdica toca el tema de su propia sexualidad para confesar que tiene vocación de ‘aspirino’, en lo que constituye una auténtica revelación para los anales del periodismo erótico nacional. Allí comienza por reconocer que se desempeña muy bien como “acompañante de señoras”, y para explicar de qué se trata se vale de una metáfora donde “hay aves que cacarean mucho y no ponen huevos; hay otras que ponen huevos y se quedan calladas, y las hay que simplemente acompañan”; que es donde se ubica él, y es donde el lector hace un esfuerzo altruista para creerle.

Es también ahí cuando el entrevistado llega al clímax de sus infidencias y se derrama en una prosa reveladora de los escarceos que –es de colegir- forman parte de la vida íntima de las señoras bogotanas, mediante un párrafo que pareciera el resultado de una penetrante investigación periodística (pág. 144) y que nos vemos obligados a transcribir para no dejar espacio a morbosos malentendidos: “Normalmente, las mujeres tienen a su marido; en algunos casos también tienen un amante, figura de corte literario, que es semioficial y se suele citar en las biografías. Luego está el tinieblo, un tipo que conocen muy pocas personas, si acaso un par de amigas íntimas, que aparece en circunstancias reservadas y es un individuo muy cariñoso y con un buen desempeño en la cama. Las señoras se encuentran con el tinieblo en la casa de una amiga o se ponen cita en un hotel. Aparte del tinieblo puede estar el trueno, sujeto rudo y maleducado, posiblemente electricista de Codensa o conductor de Transmilenio. Puede ser violento pero, eso sí, es un mago en materia sexual (…). Suele ser exactamente lo contrario de lo que es la señora: a una dama muy fina a lo mejor le parece extraordinario un cotero de Corabastos muy joven, muy peludo y poco aseado, que siempre le pide plata porque es un mantenido sexual. Se encuentran en la pieza que él comparte con algún amigo en un barrio peligroso, y el trueno la deja exhausta durante un mes”.

Es aquí donde DSP hace una última clasificación, que lo cobija con una manta eróticamente correcta –y discreta- donde aparece como el aspirino que dice ser, o sea el confidente de la señora, no el peluquero confidente sino “un tipo que tiene las hormonas donde hay que tenerlas pero al que le han dado una hormona adicional, la de la resignación, para entender que él no será nunca amante, tinieblo, trueno ni nada que le implique acceso acrobático a la señora”.

Al margen de la duda que asalta en torno a si estará protegiendo su verdadera intimidad (y él mismo le aclara al periodista que “eso no le corresponde averiguarlo a usted sino a las señoras”), se puede advertir cierto tono de autoflagelación cuando recuerda que desde hace muchos años él preside Unmapol, Unión Nacional de Malos Polvos, y que ha sido varias veces reelegido, “nunca reerecto”. Es más, llega incluso hasta el más aberrante masoquismo al contar que su esposa Pilar ya tiene su epitafio: “Por fin buen polvo”.

Son otras las revelaciones del mismo corte que hace DSP en un libro donde el personaje avasalla al entrevistador, pero hay que dejar cierto margen a la curiosidad para que tenga más lectores, aunque haciendo claridad en que no se ha pactado con este columnista ninguna comisión sobre ventas, al menos no inferior al 10 por ciento. Sea como fuere, en lo que atañe a esos escarceos erótico-libidinosos no puedo retirarme sin hacer también una evocación, relacionada con algo que le escuché a otro bogotanísimo amigo en un coctel después del tercer lamparazo: “A toda mujer bonita que conozcas, tienes que buscar el modo de pedírselo. Es norma de cortesía bogotana. Así ella te diga que no, agradece que la hayas tenido en cuenta”.