lunes, 24 de septiembre de 2012

José Obdulio no perdió El Tiempo



En relación con la columna que la semana pasada puso a José Obdulio Gaviria en el ojo del huracán periodístico, el mejor titular lo dio Horacio Serpa Uribe en Hora 20 de Caracol: “A José Obdulio se le acabó el tiempo”. Tan irónico acierto se sustentaba en una declaración que el director de El Tiempo, Roberto Pombo, había dado ese mismo día a Todelar, cuando dijo que “si José Obdulio presenta renuncia, se la acepto”. Y más adelante, en esa misma entrevista, agregó que “si la información es malintencionada, tenga la seguridad de que la columna no se repite y José Obdulio no vuelve a hacer columna”.

Pues bien, todo indica que a Pombo le llegó información según la cual la columna en mientes no fue malintencionada –en cuyo caso la habría escrito de buena fe-, pues en declaraciones posteriores para La W, cuando le preguntaron qué pasaría con José Obdulio, respondió que “no lo sé, quiero ir paso por paso y no quiero tomar decisiones con la sangre hirviendo”. A no ser que una cosa haya pensado él y otra el nuevo dueño de El Tiempo, Luis Carlos Sarmiento Angulo, quien no habría dado el aval para su retiro; pero eso ya nos mete en el terreno de las odiosas suposiciones.

Sea como fuere, la bien ‘dateada’ revista Semana informa en su edición de este domingo (1586) que “ningún escrito de José Obdulio será tan esperado como el de esta semana. Si el miércoles entrante aparece su columna, se verá en qué términos es la rectificación o qué margen de credibilidad les deja a sus supuestas fuentes”.

Esto significa por un lado que no fue José Obdulio (por ahora) sino El Tiempo el que decidió retractarse, y por otro que el sibilino columnista no será tan idiota de presentar una renuncia que no le pidieron. De modo que al más fiel escudero de Álvaro Uribe no sólo no perdió El Tiempo, sino que le acaban de dar una segunda oportunidad sobre la Tierra para seguir confundiendo a la opinión pública con su particular visión de las cosas, alineada a los poderosos intereses oscuros que él representa.

Hablando de idiotas –en este caso útiles- el ya citado artículo de Semana agrega: “aunque hay sin duda algo de manipulación de parte suya, no es de descartar que fuentes de las fuerzas oscuras que se oponen a la paz en Colombia lo utilizan y él les cree”. Lo anterior indicaría que ni en Semana ni en El Tiempo tienen seguridad de que el columnista haya actuado de mala fe, en la medida en que pudo haber sido utilizado.

Y es aquí donde llegamos al meollo de la discusión (y del disenso), pues no es la primera vez que el palafrenero de la ultraderecha le tuerce el pescuezo a la realidad para acomodarla a lo que le dictan los que sí saben para qué sirve el poder propagandístico de tener una columna en el diario más influyente del país.

En lo que ya constituye una especie de modus operandi, conviene traer a colación el ‘hallazgo’ de un supuesto libro de Tirofijo que recoge cartas suyas, el cual le habría sido entregado a Gaviria en el aeropuerto de El Caguán, gracias a que “los designios del Creador son insondables”, según columna del 17 de julio. En defensa de su última columna (la que lo tuvo con un pie afuera de El Tiempo, pero ya no), afirmó que “es literatura política”, no sin antes advertir que “tengo unas fuentes que no han fallado nunca”.

Pues bien, en la columna sobre el libro de Tirofijo se repite su recurrencia a la literatura política, sumada a una coincidencia, pues allí aparece también Sergio Jaramillo,  el “asesor de seguridad” de Juan Manuel Santos y hoy negociador de paz, interesado según JOG en que “una carta dirigida por los izquierdistas al Presidente” le sirviera “para perseguir a algún general, coronel o mayor”.

Esto es indicativo de que tanto esa columna de julio como la más reciente del miércoles 19 de septiembre tenían un objetivo común (intento de sabotaje al proceso de paz) y que ambas fueron construidas con base en montajes o presupuestos intencionalmente falsos, entre ellos uno traído de los cabellos: en el libro mencionado figuran misivas donde Marulanda estaría reconociendo que el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado fue planeado y ejecutado por las Farc, en versión que de manera irresponsable un solo medio recogió, el portal Kienyke.com, con el titular “Las Farc asesinaron a Álvaro Gómez según cuatro cartas de Tirofijo”, dando así por sentada la veracidad de la información.

Resulta entonces difícil de creer que esas “fuerzas oscuras” (y conste, lo dice Semana) se hayan aprovechado de la ingenuidad del columnista para convencerlo de escribir lo que en caso contrario su ética periodística le habría impedido hacer. Más bien, se ciñe a la lógica creer que él actúa como quintacolumnista de un poderoso aparato de propaganda que opera en coordinación con otros ‘periodistas’ que cumplen la misma función, como Ricardo Puentes, el mismo que llevó a la Procuraduría General a Édgar Villamizar para que dijera que él no era el mismo que había testificado contra el coronel Alfonso Plazas Vega por lo del Palacio de Justicia (y la Procuraduría le creyó, pero las pruebas científicas dijeron otra cosa), y el mismo que el 18 de junio pasado escribió en su página de Periodismo sin Fronteras que el padre de Sigifredo López fue un “miembro de las guerrillas comunistas que posteriormente se llamarían FARC”, y que el padrino de su boda había sido Tirofijo.

La conclusión que se puede sacar de tan bochornoso episodio es que detrás de José Obdulio Gaviria hay un poder intangible pero actuante, que El Tiempo al parecer no se atrevió a tocar. De modo que habla mal del columnista su sarta de mentiras con propósito perverso y desestabilizador, pero también habla mal del primer diario del país que no haya tenido la enjundia, el coraje, la responsabilidad periodística y/o el valor civil de retirarlo de sus páginas.

Twitter: @Jorgomezpinilla

viernes, 14 de septiembre de 2012

Están desnudos, pero les gana la impudicia



Hay un cuento de Hans Christian Andersen que habla de un emperador al que dos embaucadores convencieron de confeccionarle un vestido que se hacía invisible a los ojos de la persona que no era digna de portarlo, de modo que cuando con él lo vistieron fingió que sí lo veía, y así salió a la calle. Y la gente a su paso alababa el traje nuevo del emperador, porque nadie se atrevía a decirle que iba desnudo.

En Colombia también hay funcionarios o gobernantes que andan desnudos, o mejor, sólo vestidos con el traje de la impudicia, pero el asunto no parece preocuparles. Estos son los casos más ‘protuberantes’:

El Fiscal desnudo: Unos días antes de la injusta captura del exdiputado Sigifredo López,  el Fiscal Eduardo Montealegre anunció como niño chiquito poseedor de un gran secreto que “el país se va a estremecer”. Pero los que se estremecieron fueron los cimientos de la justicia, pues la Fiscalía acusó injustamente a López de haber participado en su propio secuestro y en el de sus compañeros diputados, con base en declaraciones y acusaciones de cuatro testigos que resultaron falsos. Esto desnudó las veleidades ‘pantalleras’ del Fiscal General, quien desde que llegó a tan apetecido cargo se le nota un desmedido interés en trabajar para los medios de comunicación, antes que en función de administrar imparcial justicia.

Álvaro Uribe desnudo: Cada una de las acusaciones o condenas que vienen recibiendo sus más cercanos colaboradores funcionan como prendas de las que viene siendo despojado, hasta llegar a un estado de desnudez que hoy le permite al país conocer cuál era el verdadero ropaje que lo envolvía como gobernante. El caso más reciente alude a la confesión de culpa por parte del general (r) Mauricio Santoyo, el cual se suma a la condena a 25 años de cárcel contra su exdirector del DAS, Jorge Noguera; mas la condena a 40 años contra el general (r) Rito Alejo del Río; mas la condena ídem contra su exembajador Salvador Arana; mas la captura de su exsecretario Bernardo Moreno y de su primo Mario Uribe; mas las acusaciones contra Andrés Felipe Arias, María del Pilar Hurtado, Luis Carlos Restrepo o su hermano Santiago; mas…

La Corte Suprema desnuda: Un pronunciamiento reciente contra las periodistas María Jimena Duzán y Cecilia Orozco (que incluyó el anuncio de una demanda por injuria y calumnia de la que luego debió retractarse) permitió desnudar la negativa transformación que ha sufrido la Corte Suprema de Justicia desde los años en que sufría los embates, las persecuciones y las ‘chuzadas’ del anterior gobierno, hasta los días presentes en que unánime se manifiesta a favor de la reelección del procurador Alejandro Ordóñez, negocia con el Congreso una reforma a la justicia que aumenta su periodo a 12 años y entabla ominosas amenazas contra el periodismo crítico.

El Procurador desnudo: El Procurador General Alejandro Ordóñez desnudó su intención de hacerse reelegir, lo cual no tiene nada indebido si no fuera porque para su campaña de reelección se ha valido de nombrar en puestos claves tanto a parientes de congresistas cuyo voto es decisivo para continuar en el cargo, como a familiares de los mismos magistrados de la Corte Suprema que lo postularon. También desnudó su doble moral al afirmar que “el caso de Santoyo indigna a la sociedad”, con lo cual pretendió ocultar su parte de culpa cuando siendo magistrado del Consejo de Estado revocó la sanción disciplinaria que pesaba sobre el oficial. Además, basado en sus creencias religiosas Ordóñez ha entablado una impúdica campaña para impedir la aplicación de la sentencia de la Corte Constitucional que le permite abortar a una mujer cuyo embarazo ha sido producto de una violación, o su gestación pone en peligro la vida de la madre, o el feto viene con malformaciones.

El Congreso desnudo: Como ya se sabe, el trámite del acto legislativo de reforma a la justicia que pretendía adelantar el gobierno de Juan Manuel Santos permitió desnudar al día siguiente de su aprobación los micos y prebendas que a última hora le metieron los miembros  de la comisión de conciliación, que incluyó desde la eliminación del régimen de inhabilidades para la pérdida de investidura, hasta el concederles la dignidad de aforados a los secretarios generales del Senado y la Cámara de Representantes. Otros que desnudaron su cuota de culpa ante semejante fiasco fueron el presidente de la Cámara, Simón Gaviria, quien pretendió disculparse afirmando que firmó sin haber leído el texto final, y el ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, tal vez el único que asumió su responsabilidad política mediante su renuncia al cargo. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

"Santos debe meterle pueblo a la paz": Sigifredo López



“Si de aquí a diciembre no se consigue un cese unilateral de hostilidades por parte de las Farc, yo veo muy difícil que el proceso se sostenga”.

Después de haber sufrido el rigor del secuestro por parte de las Farc y a continuación el embate de un Fiscal 38 politizado, al exdiputado Sigifredo López se le nota lúcido y tranquilo, aunque interesado en que paguen los culpables de su injusta detención. Es un hombre de trato sencillo, con una gran facilidad de palabra, que no tuvo inconveniente en afeitarse con la puerta del baño abierta mientras se preparaba para la entrevista. Nos recibió en un apartamento al norte de Bogotá que en su sala tiene un altar dedicado a la Virgen, presidido por la foto del emocionado abrazo que recibió de sus hijos el día de su primera liberación.

 Ola Política: A usted le hicieron una prueba morfológica de nariz y ahora la Procuraduría está pidiendo una prueba morfológica de mano. ¿No le preocupa que un día de estos le pidan también una prueba morfológica de nalga?


Pues sí, fue una suerte que el señor del video no hubiera mostrado el trasero, como dijo mi abogado. Yo pienso que en este caso se agotaron todas las pruebas que había que solicitar. El FBI, que es la policía más prestigiosa del mundo, demostró que esa no era mi nariz, ni mi voz ni mi boca. Se tomaron 25 declaraciones de personas, se demostraron todas y cada una de las falsedades de los testigos, el Fiscal General aceptó que había fábricas de testigos y ordenó investigarlas, y esta semana espero que se produzca la preclusión definitiva.
 OP: Un refrán dice que “no hay mal que por bien no venga”. ¿A usted como político no terminaría conviniéndole lo que le pasó, en la medida en que le dio mucha imagen en medios, la opinión pública quedó convencida de que fue injusta su detención, y además estaría plenamente justificada una demanda que le representaría una platica extra?
SL: Ninguna platica ni ninguna salida en medios justifica la ignominia a la que fui sometido y a la que fue sometida mi familia. Fueron 36 días en un calabozo, me pusieron al nivel de Garavito, a mis hijos les gritaban en las calles “asesinos”, a mi mamá casi me la matan de la pena moral. Habría preferido ser un hombre anónimo y no que el aparato judicial se hubiera ensañado conmigo como lo hizo.
 OP: ¿Cuando dice “ninguna platica” quiere decir que no piensa demandar?
SL: Ninguna plata justifica eso, dije. Lo que ocurre es que yo me muevo en medio de dos opciones: una es que soy una víctima, y no demandar significaría renunciar a mis derechos. Y han pasado muchos años para que en Colombia se reconozca una ley de Víctimas, y si yo soy una víctima no puedo mandar un mensaje de renuncia a mis derechos. Aquí se roban la plata los corruptos y no pasa nada. Pero a un ciudadano lo atropellan, lo pisotean, ¿y no puede ejercer sus derechos? La decisión de demandar no la he tomado aún, pero si decido demandar lo haré para darle fondos a la Fundación Defensa de Inocentes que he creado, y que tiene el propósito de ayudar a que otros colombianos no vivan lo que me tocó sufrir a mí.
 OP: Al día siguiente de su liberación usted dijo: “voy a solicitar que se investigue al Fiscal 38, porque yo estoy seguro de que él no actuó solo. Detrás de él hay fuerzas oscuras”. ¿A qué clase de fuerzas oscuras se refiere?
SL: Estoy seguro de que hay grupos de presión que han pretendido instrumentalizar a la Fiscalía para producir un resultado. Detrás de mí seguían otras personas. Son hipótesis pero no tengo pruebas para demostrarlo, y es la Fiscalía la que tiene que investigar quiénes están detrás de los falsos testigos, quiénes están detrás del fiscal prevaricador, quiénes están detrás de los peritos prevaricadores. Yo pienso que el país se va a estremecer el día que el Fiscal General investigue, descubra y le cuente la verdad a la sociedad colombiana.
 OP: La revista Semana publicó un artículo donde cuenta que antes de usted la Fiscalía 38 ya había acusado falsamente a otro inocente, Harry Yesid Caicedo de pertenecer al frente 29 de las FARC y de haber participado en el secuestro de los diputados del Valle. ¿Sabía usted de esto?
SL: Sí, por supuesto. A mí me pusieron a reconocerlo y yo dije que ese muchacho no participó en el secuestro. Cometieron una injusticia con él y por eso lo liberaron.
 OP: ¿Y no le llama la atención ese doble montaje, primero contra él y luego contra usted?
SL: Pero es que hay un tercero: a Héctor Fabio Mazuera, quien trabajaba en Carvajal & Cía., también lo acusan de haber participado en el secuestro de los diputados. Un tipo que pesaba 130 kilos y aparece dizque manejando una moto… El tipo demostró que era inocente pero no sirvió. Y fue condenado a 42 años por acusación de la Fiscalía 38.
 OP: Usted habla de unas hipótesis que tiene. Al menos cuénteme una.


SL: Estando yo secuestrado llega al programa La Noche un desmovilizado de la mano de un señor Gustavo Muñoz, director de la Fundación Nueva Esperanza de Secuestrados (a quien el Fiscal ordenó investigar por manipular testigos) y ese señor dijo que si yo me había salvado era porque tenía algo que ver con las Farc. Años después ese señor se retractó y dijo que Gustavo Muñoz lo había puesto a él a decir lo que dijo. Que él nunca había estado con los diputados, que sólo me vio en televisión después de que salí, y que repitió lo que le dijo Gustavo Muñoz a cambio de unas promesas de asilo y de dinero, las cuales le fueron incumplidas. Y él dijo eso bajo la gravedad de juramento hace varios años, y la Fiscalía no ha investigado ni ha hecho nada. Esa misma fundación fue la que tuvo preso con testigos falsos al senador Luis Fernando Velasco durante tres meses en La Picota. Él también denunció y tampoco ha pasado nada. Ahora anunciaron que van a investigar, vamos a ver si es cierto y si la Fiscalía cumple con eso.
 OP: ¿Hay un segundo embate?
SL: Segundo, tercero y cuarto. El segundo embate es un informe de inteligencia del DAS cuando todavía estaba secuestrado, donde dijeron que si bien era cierto que no se había podido establecer vínculo entre Sigifredo y las Farc, no se podía olvidar que nací en Pradera, que fui el único diputado sobreviviente, que pedía el acuerdo humanitario, y que eso afectaba la imagen del gobierno de entonces, que había que evitar el desprestigio del gobierno a toda costa. Un informe muy político, donde decían que yo era guerrillero. Todo eso se demostró que no era cierto, y esos detectives que produjeron el informe no han sido investigados.
El tercer gran embate es cuando la Dijín dice que esa es mi voz y mi nariz, y aunque técnicamente debían agotar ocho pasos, sólo agotaron tres. Si no se cumplieron los otros cinco, no podían llegar a las conclusiones a las que llegaron. El proceso demora normalmente quince días, y lo hicieron en dos, porque un superior les dijo “necesito un positivo para tal día”, y le hicieron el positivo. Esas personas tampoco han sido investigadas.

 OP: ¿Y el cuarto embate?
SL: Ese se produce cuando el Fiscal 38 sabe que con el dictamen del FBI se le va a caer la prueba técnica, y después de que me había dicho que esa era la única prueba, sale desesperado a buscar testigos. Después los mismos medios de comunicación demostraron que absolutamente todos eran falsos, que nunca habían sido guerrilleros sino delincuentes comunes que estaban buscando someterse a Justicia y Paz con promesas que les habían hecho para rebajarles años. Ellos mintieron de cabo a rabo y eso hizo que fuera insostenible la medida de aseguramiento y me tuvieron que dejar en libertad, y ahora tienen que precluirme porque no tienen otra opción. Yo pienso que la actuación del Fiscal 38 transgredió las fronteras del error, para pasar a los terrenos del prevaricato.
 OP: Hay un artículo de Ricardo Puentes en la página de Periodismo Sin Fronteras donde lo acusa a usted de ser un colaborador de la guerrilla, y de su padre Guillermo López dice que fue “miembro de las guerrillas comunistas que posteriormente se llamarían FARC”.
SL: Al respecto le tengo una primicia: se trata de una demanda penal que voy a presentar contra el señor Ricardo Puentes por el delito de injuria y calumnia. Se trata de un artículo injurioso, irrespetuoso, calumniador. Entre otras cosas dice que el padrino de la boda de mis padres fue ‘Tirofijo’. Aquí tengo el acta de matrimonio de la parroquia del Perpetuo Socorro, donde consta quiénes fueron los padrinos: Arsenio Guevara y Carmen de Guevara. Estos señores aún viven en el barrio Cristóbal Colón de Cali. De modo que ese es el calibre de las calumnias de ese señor. Yo no sé cómo alguien que se dice periodista hace eso.
 OP: ¿No le parece que ese señor es instrumento de alguien o algo más poderoso que está detrás de él?
SL: Por supuesto. Pero es la Fiscalía la que tiene que entrar a investigar y decir quién. Yo no puedo ponerme en el mismo plano de él, a calumniar o a decir cosas que yo no pueda demostrar.
 OP: Con base en lo que usted ha dicho, ¿no le parece que está politizada la justicia y judicializada la política?
SL: Sí. Repito que hay grupos de presión que han querido instrumentalizar la justicia para politizarla, y han querido judicializar la política. Quieren de esa forma acabar con sus enemigos o con sus contradictores políticos. Sacarlos de la escena, meterlos a la cárcel. Es triste lo que está pasando con la justicia en Colombia, además del tema grave de corrupción que hay.
 OP: Es cierto que el Fiscal actuó de buena fe cuando lo convencieron de que usted era culpable. Pero, ¿no cree que le cabe alguna responsabilidad política?
SL: Yo creo que más allá de la responsabilidad política, no se trata de que rueden cabezas. Se trata de que se purgue la Fiscalía. Las instituciones son las que hacen grande a una nación. Y detrás de las instituciones hay seres humanos que se equivocan. Alrededor del Fiscal hay personas que lo convencieron de que esa era mi voz y mi nariz, y luego lo convencieron de que los testimonios que había en mi contra eran serios. Luego, él tuvo la gallardía de corregir y ordenar investigar. Él fue engañado no una sino varias veces, por las personas a las que les confió el caso. El Fiscal 38 consultaba con la cúpula de la Fiscalía cada paso que iba a dar. Necesitamos una Fiscalía renovada, que haga justica, en la que los ciudadanos puedan confiar. No una Fiscalía llena de personajes oscuros, que atropellan y pisotean los derechos fundamentales de los ciudadanos.
 OP: ¿En qué consiste la ayuda que usted le va a brindar a Yidis Medina?

SL: La familia de Yidis Medina, quien fue condenada a 32 años, pidió colaboración a la Fundación Defensa de Inocentes. Lo que yo hice fue darle trámite a esa solicitud. Los abogados estudiaron el expediente, yo me desplacé a Bucaramanga, hablé con varias personas que tenían conocimiento del caso, y se tomó la decisión de apoyar la defensa de Yidis. Ella es una mujer que después de que confesó ese delito se le vino el mundo encima. Existen muchas irregularidades en ese proceso, muchas dudas que hacen pensar que esa señora es inocente. El segundo caso que vamos a abordar es el de Héctor Fabio Mazuera, condenado a 42 años por el caso de los diputados pero que no tiene nada que ver. Y hay otros dos casos de personas anónimas, que se están investigando. Estamos investigando más de 26 casos que han llegado documentados.
 JL: ¿Qué viene ahora para Sigifredo y su familia?
SL: No es posible predecir el futuro, pero yo tengo en mi corazón la alegría de sentir la presencia de Dios en todas las cosas que me han pasado. Han pasado cosas muy duras, pero también ha estado la mano de Él dándome la fortaleza para superarlas de la mejor manera. Todo cristiano debe pensar por qué suceden las cosas y no para qué. Y el para qué está explicado en que por ejemplo yo fui el último secuestrado político. Después de eso las Farc anunciaron su renuncia al secuestro como método de lucha.
 JL: A propósito del proceso de paz, ¿usted cree que sí se puede hablar con las Farc?
SL: Sí, claro. Sí se puede hablar con ellos, lo que pasa es que no es con ellos con quienes hay que hacer las reformas que el país necesita, sino con la sociedad civil, que ellos no representan. No se puede hablar del desarrollo social como primer punto de esa agenda, sin tener en cuenta a los campesinos. Ni se puede hablar de educación sin tener en cuenta a la academia. O no se puede hablar de víctimas sin que ellas estén presentes.
Hay que rodear el proceso y acompañar al presidente Santos en su empeño de lograr la paz, es cierto. Pero el modelo que se está empleando es un modelo tradicional de negociación, a mi modo de ver equivocado porque no tiene en cuenta a la sociedad civil. Además, se está negociando en medio de las balas. Y la sociedad colombiana no tiene la paciencia para soportar una negociación en medio de la guerra. Por eso se rompió el proceso del Caguán. Estamos repitiendo ese error, y no es un cese al fuego bilateral lo que se debe dar. Son las Farc las que deben darle confianza a la ciudadanía mediante un cese unilateral de hostilidades, por lo menos contra objetivos civiles. Si no se consigue eso de aquí a diciembre, yo veo muy difícil que el proceso se sostenga.
 JL: ¿Qué recomendación concreta le haría usted al presidente Santos?
SL: Primero, ponerle pueblo a esto. Es decir, que en la mesa haya representantes de la sociedad civil. Segundo, que se abran debates y que la academia los lidere, y que cada uno de los puntos de la agenda estén previamente discutidos en las universidades, con los actores sociales. Tercero, que en la mesa estén representantes de toda la sociedad civil, y que los acuerdos sean refrendados mediante un referendo, porque si no perderían legitimidad. Cuarto, hay que lograr un cese unilateral de las Farc. Y quinto, que se hagan verdaderas reformas económicas y sociales que permitan consolidar la paz. Si no vamos a terminar simplemente en un desarme, y en unos tres a cinco años en la ‘bacrimización’ de las Farc.
 JL: ¿Usted cómo tomaría que en un futuro le tocara compartir una curul con un exguerrillero de las Farc?
SL: Si ese es el costo que tengo que pagar para que haya paz en Colombia y para que la generación de mis hijos o mis nietos no viva lo que yo viví, estoy dispuesto a asumirlo. Es preferible que echen discurso y no que echen bala o que secuestren. Pero ninguna nueva sociedad puede construirse sobre las bases de la impunidad. Los criminales de guerra, los delincuentes de lesa humanidad tienen que pagar por sus crímenes.
 JL: ¿Cómo están sus relaciones con el Partido Liberal, y en particular con Simón Gaviria, después de que él lo sancionó tras su detención?
SL: Yo hablé con el director del partido. Él fue inducido al error como el Fiscal y como muchos colombianos. Me dijo que estatutariamente debía proceder de esa forma, yo le recordé que cuando lo de Luis Fernando Velasco el papá de él (César Gaviria) dijo que creía en su inocencia, y que hasta tanto la justicia no demostrara otra cosa, el partido no iba a tomar ninguna decisión. El de Simón fue un comportamiento distinto, pero yo lo respeto. De todos modos, esa página ya se superó. Simón me está organizando un homenaje de desagravio para el próximo 26 de septiembre en el salón Constitución del Senado de la República.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Si fracasa la paz, habrá Uribe III



Desde el día en que las Farc asesinaron a su padre, Álvaro Uribe Vélez emprendió en acto de venganza personal una cruzada orientada a lograr su exterminio, recurriendo para ello a la combinación de todas las formas de lucha. De ello dan prueba no sólo la conformación de las Convivir cuando fue gobernador de Antioquia, sino su alianza con personas y sectores afines al paramilitarismo en el curso de su carrera política, como en la práctica se ha venido demostrando.

Lo que quizá ni el mismo Uribe esperaba, era que el fracaso de las negociaciones de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana le serviría como catapulta para llegar a la Presidencia de la República. Cuando lanzó su candidatura las encuestas le daban un 3 por ciento de preferencia electoral, pero fueron precisamente las Farc las que con su intransigencia criminal le fueron abriendo las compuertas del poder, a tal punto que en la elección de 2002 triunfó en la primera vuelta, y le repitió la misma dosis a su contrincante Horacio Serpa para el segundo periodo (2006). Y no sobra recordar que fueron también las Farc las que en 1998 pusieron en la presidencia a Pastrana, pues Tirofijo prefirió darle el ‘aval’ a éste -mediante la foto que se tomaron en La Uribe caminando como dos alegres compadres- antes que a Serpa.

Los ocho años del gobierno de Álvaro Uribe dejan un saldo agridulce, donde lo positivo habla del regreso de la inversión privada, el acorralamiento de las FARC y la baja de varios miembros de su cúpula, mientras lo negativo muestra el enseñoramiento de la corrupción administrativa (AIS, DNE, Incoder, INCO), la conformación de empresas criminales (Yidispolítica, chuzadas del DAS, falsos positivos), la alianza con el paramilitarismo y la delincuencia para el cumplimiento de sus propósitos (Jorge Noguera, Rito Alejo del Río, Salvador Arana, alias Job, Mauricio Santoyo, etc.) y, consecuencia de lo anterior, el fortalecimiento político de la ultraderecha.
Hoy el país respira aliviado con el anuncio del presidente Juan Manuel Santos de nuevos diálogos de paz con la guerrilla, pero no está de más advertir que el peligro de la agudización del conflicto sigue en pie, considerando sobre todo que la negociación se hará en medio del fuego cruzado (o sea que no habrá cese de hostilidades) y esto se puede prestar para que los enemigos de la reconciliación encuentren en dicha circunstancia el terreno abonado para armar una hecatombe a la medida de sus necesidades.

El caso más cercano alude al atentado con bomba lapa contra el exministro Fernando Londoño, justo el día en que el Congreso debía aprobar el Marco para la paz. Si bien es cierto que el fiscal Eduardo Montealegre insiste en la hipótesis de una alianza siniestra entre las Farc y un grupo dedicado al sicariato, la revista Semana (edición 1583) se manifiesta escéptica al considerar que “poca presentación tiene que el mismo día que el presidente presionaba al congreso para que aprobara el Marco Jurídico para la Paz, el grupo terrorista para el que se aprobaba esa norma intentara un magnicidio”. Y ya vimos cómo Semana está mejor ‘dateada’ que la Fiscalía, pues ya le ganó el pulso en defensa de la inocencia de Sigifredo López, mientras el ente acusador prolongaba su detención con base en los testimonios de cuatro testigos falsos aportados por una mano negra afín a la ultraderecha.

Hablando precisamente de ultraderecha, la historia reciente muestra que ésta difícilmente se resistirá a la tentación de aplicar el ‘todo vale’ para impedir que el proceso de paz que acaba de arrancar llegue a buen puerto. Así las cosas, ¿qué pasaría si por ejemplo se presenta un atentado contra el presidente Santos cuya autoría inicial apuntara a las Farc? Se trata si se quiere de un caso extremo, pero que se ubica en el marco de las posibilidades reales, tanto en lo referente a provocar la ruptura de las negociaciones como a tratar de sacar del camino a la persona que se le atravesó al comandante en jefe de la godarria.

Lo que está en juego en últimas es la prevalencia del modelo político retardatario encarnado en los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, versus los vientos renovadores que con talante liberal viene impulsando Juan Manuel Santos. En este contexto, es un hecho irrefutable que un fracaso de este nuevo proceso significaría poner de nuevo en la presidencia a Uribe –sólo que en cuerpo ajeno- mientras que la consolidación de la paz sería la más grande victoria que nuestra golpeada democracia podría alcanzar en lo que resta del presente siglo, muy por encima de los resonantes triunfos obtenidos por nuestros deportistas en los pasados Juegos Olímpicos de Londres.

De remate: ¿La inclusión del general (r) Jorge Enrique Mora debe  entenderse como la cuota uribista en la baraja de negociadores? Y, ¿no estará revolcándose Jaime Garzón en su tumba?

Twitter: @Jorgomezpinilla