viernes, 26 de febrero de 2010

Coronell, salva usted la patria


Lo que le pasó al periodista Daniel Coronell con Carlos Nader Simmonds encierra la clave para entender el caso que hoy tiene en La Picota al universitario Nicolás Castro por haber amenazado de muerte en Facebook al hijo mayor del Presidente, Jerónimo Uribe.

http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/coronell-salva-usted-patria/135542.aspx

Como se recordará, corría el año 2005 cuando desde un computador de Carlos Nader salieron amenazas de muerte contra Coronell, su esposa María Cristina Uribe y su hija Raquel, entonces de seis años. De esta última decían que “después de que le hagamos lo que todos le queremos hacer, se la vamos a devolver muerta y en pedacitos”. Con la sagacidad de un corajudo reportero de tiempo completo y, ante la lentitud de los organismos de seguridad, Coronell montó su propio bloque de búsqueda (con un avezado ingeniero de sistemas) y mediante rastreo a direcciones IP logró llegar hasta una mansión de Suba, en el noroccidente de Bogotá, que resultó pertenecer al citado de autos.

Nader es un poderoso hacendado de Montelíbano, Córdoba, con propiedades en Medellín y Bogotá, que estuvo tres años preso en una cárcel de Nueva York (1983-86) porque trató de venderles droga a unos agentes disfrazados de la DEA, y es el mismo a quien en una conversación con Pablo Escobar se le escucha decir del asesinato de Luis Carlos Galán que “eso sí lo aplaudo. Más buen muerto que un hijueputa”.

Basado en las sólidas pruebas que tenía, Coronell entabló contra Nader una demanda penal bajo los cargos de tortura sicológica, injuria y calumnia, y consiguió que fuera allanada su casa para comprobar –como en efecto ocurrió- que de allí salieron las amenazas. Nader no pudo negar el fundamento de la acusación, y en su defensa adujo que muchas personas tenían acceso a su computador… entre ellas los hijos del Presidente. Éste, en entrevista con Juan Gossaín de RCN afirmó que “conocí al señor Carlos Nader cuando yo aún estaba muy joven, él también”. Y más adelante agregó: “Él es muy simpático, divertido, ha sido una persona querida conmigo, con mis hijos, mis hijos le han tenido cariño”. (Tomado de la transcripción de la entrevista, colgada en la página de la Presidencia de la República).

Un día antes de abandonar el país, Coronell le contó a Yamid Amat que cuando denunció a Carlos Nader como la persona que estaba detrás de las amenazas, no había recibido aún una información estremecedora: uno de sus reporteros le reveló que el sujeto había presentado tutela contra un colegio de Bogotá, porque a su hijo no se lo recibieron. El periodista infirió que si al hijo de Nader no le habían autorizado el ingreso a ese colegio, solo le quedaba otro, donde también se estudiaba alemán. Y así fue: Coronell revisó el anuario de su hija y “con terror” descubrió que el hijo de Nader estaba en el mismo colegio de Raquel. Supo entonces por qué las llamadas que recibía eran tan exactas ("Su hija llegó a las 7 y 15... Iba con una chaquetita roja…”), creyó que había una gigantesca organización siguiéndola, y fue ahí cuando tomó la decisión de exiliarse.

Nader nunca volvió a ser molestado en su casa, y el proceso se extinguió con una pena excarcelable para un colaborador suyo, que asumió parte de la culpa. Coronell permaneció dos años en la Universidad de Standford (2005-07) como investigador, conferencista y estudiante. Allí, según crónica de Jimena Zuluaga para olvidocero.com, “Raquel descubrió que las ventanas de los carros se podían bajar”.

La más notoria diferencia entras las amenazas de Nader contra Coronell y la que profirió Nicolás Castro contra el hijo del Presidente, es que en el primer caso se causó un daño real a todos los miembros de esa familia periodística, mientras que la ‘promesa’ de Castro ("Me comprometo a matar a…") le resbaló a Jerónimo como el agua sobre las plumas de un pato, e incluso contribuyó a fomentar su prestigio, en su condición de supuesta víctima. Pero enviaron tras el rastro del estudiante nada menos que al FBI, hasta que dieron con él y lo condujeron esposado a la cárcel, luego de acusarlo de “instigación para asesinar”. ¿Puede haber mejor escarnio público?

Es coincidencia que ambos casos involucren a los hijos del Presidente, pero ante todo es señal de lo que puede ocurrirles a quienes se meten con estos, o con su papá. Nicolás Castro es un estudiante de Bellas Artes de la Tadeo –vegetariano, para más señas- a quien se le fue la mano en su libertad de expresión y, cegado por un arrebato emocional, no supo domeñar las riendas de su inquina. Hoy está pagando cara su travesura idiomática, pese a que nunca estuvo nadie en peligro y a que en muestra de torpeza intelectual –que no la tiene, como se observó en entrevista para Semana- confundió la foto de Jerónimo con la de su hermano Tomás.

A Daniel Coronell le están cobrando también su insumisión, con la diferencia de que él no actúa con odio, sino guiado por su compromiso profesional con un periodismo independiente, ajeno a las veleidades del poder que tanto encandilan a otros medios. A quienes creen que lo suyo es animadversión personal, les recuerda que siempre ha ejercido un periodismo crítico frente al poder de turno. Sólo que “este turno ha sido el más largo”. Según Coronell, Uribe “es muy popular porque los medios están con él, y los medios están con él porque es muy popular. Y el deber del periodista no es estar con la popularidad, sino con la verdad”.

Después de lo que le pasó a la revista Cambio (en manifestación de ese mismo poder que tiene preso al joven Castro), es un verdadero respiro y soporte para nuestra vapuleada democracia que el director de Noticias Uno no se haya dejado intimidar por las presiones y las amenazas, y que hoy siga al pie del cañón, haciendo un periodismo que enaltece el oficio y mantiene viva una llama de esperanza.

Con su sola presencia en el espectro periodístico, Coronell, salva usted la patria.

domingo, 7 de febrero de 2010

Corte Constitucional tumbó el referendo

Este artículo fue escrito semanas antes de que la Corte Constitucional decretara la inexequibilidad del referendo. Fue una apuesta futurista. Y acerté.

Un verdadero terremoto político produjo el fallo proferido por la Corte Constitucional, cuando –luego de un proceso de revisión largo y dispendioso- declaró “jurídicamente inexequible” el referendo, por lo que consideró un “cúmulo de errores” de procedimiento, y en cuya decisión final también pesó la violación de los topes electorales en la financiación de la recolección de firmas por parte de la Asociación Colombia Primero.


La ponencia que sirvió de sustento al fallo fue presentada por el magistrado Humberto Sierra Porto, quien tuvo a su cargo la recolección de las pruebas que sirvieron de sustento a tan trascendental decisión. Los analistas coincidieron en afirmar que primó la línea formalista del magistrado Sierra, pues puso especial énfasis en revisar que los procesos de aprobación de las leyes se hubiesen cumplido con rigor, encontrando más de una inconsistencia. Pero las razones fueron tanto de forma como de fondo, pues la Corte Constitucional también asumió el concepto de democracia implícito en si con la reelección se rompía o no el equilibrio de poderes, o se ponía en riesgo la alternación en el poder, o se violaban las garantías para la competencia electoral.


Votación de medianoche

Entre las consideraciones formales que tuvieron en cuenta tanto el magistrado Sierra como la Sala Plena de la Corte (que acogió el planteamiento formulado en la ponencia), está la noche del lunes 16 de diciembre de 2008: a eso de las 11 y 45, mientras la Cámara de Representantes discutía el referendo reeleccionista, el gobierno expidió un decreto para convocar a una sesión extraordinaria. Por falta de tiempo, la plenaria de la Cámara estaba a punto de aplazar el segundo debate de la iniciativa, y como ese día los congresistas salían a vacaciones, era muy probable que al otro día no se completara la mayoría uribista y quedara en vilo su aprobación. Pero a las 12 de la noche la plenaria continuó el debate y a las 3 aprobó el referendo.


Al día siguiente, martes 17, la Imprenta Nacional certificó que el llamado a la sesión extra del 17 de diciembre de 2008 –en el que se aprobó en segundo debate el referendo reeleccionista- se publicó oficialmente después de que la plenaria de la Cámara ya había aprobado la iniciativa popular. Según el magistrado ponente, “hay evidencia de que la sesión extra fue anunciada pero no publicada en la Gaceta del Congreso. El decreto además tenía la fecha del 17 de diciembre, cuando todavía era 16 de diciembre. La norma dice que el gobierno debe convocar a extras cuando el Congreso no esté sesionando”.


En lo referente a la violación de los topes, se terminó por acoger la decisión de los tres conjueces que el Consejo Nacional Electoral nombró para dirimir el asunto, y que en noviembre de 2009 declararon inválido el proceso de recolección de firmas del referendo reeleccionista, porque estos –los topes- sí habían sido violados. Según el magistrado Nilson Pinilla, “la cuestión de fondo aquí es que no se puede sentar como precedente que cualquiera hacia el futuro, con el dinero suficiente para pagar una recolección de firmas, consiga alterar la Constitución para servir su propio interés particular”.


Pero aquí no pararon las sorpresas, pues además fue acogido uno de los argumentos esgrimidos por la oposición, según el cual sin la certificación del Registrador a la financiación del referendo no se podía dar trámite a la iniciativa. Tampoco fue admitida la pretensión del referendo reeleccionista para cambiar el artículo de la Constitución que reza que “nadie podrá ser elegido para ocupar la Presidencia de la República por más de dos períodos”. Según la Corte, al formular el cambio del texto no se tuvo en cuenta que este artículo contiene un parágrafo que dice: “quien ejerza o haya ejercido la Presidencia de la República antes de la vigencia del presente Acto Legislativo, sólo podrá ser elegido para un nuevo período presidencial”. Y este parágrafo hacía las veces de un artículo independiente, que pone límites a la reelección.


Constitución para uno

El texto propuesto inicialmente preguntaba a la ciudadanía si estaba de acuerdo con cambiar la Carta Constitucional y permitir que “quien haya ejercido la Presidencia por dos períodos” pudiera aspirar a un tercero. El Congreso lo cambió, pues una interpretación de este texto decía que de ser aprobado así, el presidente Álvaro Uribe no podía presentarse a las elecciones de 2010, en la medida en que en el momento de las elecciones no había terminado de “ejercer” la Presidencia. Pero lo cambió por preguntar si la gente estaba de acuerdo en que “quien haya sido elegido para dos períodos”, podrá aspirar “hasta tres veces” a la Presidencia. El problema de fondo estuvo en que ese texto final excluían a futuro a los demás ex presidentes, pues sólo una persona cumple con el requisito de haber “sido elegido” para dos períodos: Álvaro Uribe. De acuerdo con el dictamen de la Corte, “una reforma constitucional se debe hacer para el bien general y no para beneficiar a una sola persona”.


La noticia de la inviabilidad jurídica del referendo es quizá el acontecimiento político e histórico más importante de la última década, pues pinta un horizonte por completo diferente al de hace apenas unos días, cuando no se conocía la sentencia de la Corte. El presidente Uribe sólo atinó a decir que “se resolvió una encrucijada del alma. Ahora, a seguir trabajando”. Un periodista le preguntó a quién preferiría como sucesor suyo, y respondió: “Tengo la creencia de que este país tiene muy buena gente; lo que pasa es que todavía hay muchos que no están en la primera plana de la figuración, pero llegarán”. Esta declaración fue interpretada como un guiño a su protegido el ex ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, quien al ser consultado al respecto manifestó como único interés escuchar preguntas sobre el subsidio al desempleo que propondrá al Congreso si lo eligen Presidente. “Repartiremos los mejores subsidios para el progreso”, puntualizó.


Ya despejado lo que era un panorama sombrío –el de la indefinición presidencial en torno al referendo-, tanto en las filas de la coalición uribista como en las de la oposición hay consenso en que por ahora no habrá candidatos de convergencia. Todos quieren ir solos a la primera vuelta, dejando posibles alianzas para la segunda, la definitiva. La primera pelea de fondo será entre Noemí y el ‘Uribito’, mediante la consulta interna que definirá al candidato oficial del Partido Conservador, y en la que uno de los dos quedará por fuera del partidor.


Hechas las nuevas cuentas, la liza electoral por la Presidencia a partir de ahora se librará ‘únicamente’ entre Juan Manuel Santos por el Partido de la U, Sergio Fajardo como independiente, Gustavo Petro por el Polo, Rafael Pardo por el Partido Liberal, Germán Vargas Lleras por Cambio Radical, y el que quede entre Noemí y Arias. Por los lados del Partido Verde, Enrique Peñalosa buscará de nuevo la alcaldía de Bogotá y Lucho Garzón encabezará lista al Senado, mientras Antanas Mockus sigue pensando si acepta la vicepresidencia que le ofreció Sergio Fajardo, con lo que la dupla se conformaría entre dos ex alcaldes y matemáticos a la vez.


En la práctica, entonces, la única alianza política hacia la primera vuelta se daría entre el Partido Verde y Fajardo –ya sin discusión sobre quién va a la Presidencia- cada uno con listas independientes a Senado y Cámara. Y se da por descontado que en caso de que Fajardo pase a la segunda vuelta –por ejemplo frente a Juan Manuel Santos- contaría con el apoyo de Petro y Pardo, mientras Vargas Lleras se iría con Santos, ideológicamente afines. Noemí también, pues no tendría cabida en la alianza opositora. Y sería una batalla de alquilar balcón.


Ya sin Uribe en el tarjetón del 2010, la sensación para muchos fue de vacío, como si se les hubiera muerto el papá. Pero para otros muchos fue de alivio, como si el Zeppelin de la democracia se hubiera librado de un lastre que lo lanzaba a una única dirección, y lo ha abierto a un abanico de interesantes posibilidades.


Se respira –sin duda- un aire nuevo.