martes, 24 de mayo de 2022

El verdadero Miguel Ángel Pinto de ‘Otoniel’

 


Tomado de El Espectador

Los dos protagonistas de esta historia se llaman Miguel Ángel Pinto Barón y Miguel Ángel Pinto Hernández, ambos santandereanos. No me identifico con ninguno de los dos, menos con el segundo, un liberal catapultado al Congreso por Horacio Serpa, pero hoy aliado de Iván Duque. Ahora bien, hay información que parece contradecir a la Justicia Especial de Paz (JEP) cuando dice que el senador es la persona a la que se refiere Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, en una extensa declaración suya ante este tribunal de justicia transicional.

Según la JEP en información publicada por W Radio, allí mencionó el nombre de Miguel Ángel Pinto como relacionado con el Bloque Centauros de las AUC: “ese era Leonidas Ortega el secretario de Obras, el senador era Miguel Ángel Pinto Hernández”. (Ver noticia). Pero leí completo el documento de la Consulta de Copias presentado por la JEP a la Corte Suprema de Justicia, y en ninguna parte figura esa cita textual. Esa misma versión fue asumida como cierta por Daniel Coronell en su Reporte de ese día, en cuanto a que se trataba del senador, pero obedeció a que así aparecía al final de dicho documento, dentro del listado de 64 personas mencionados por el máximo cabecilla del clan del Golfo: “Miguel Ángel Pinto Hernández, senador de la República”.

La primera vez que Otoniel se refiere a su ‘socio’ de contratos en Casanare, se expresa así: “Lo que era el apoyo que había en la región era eso. Se les colaboraba con que la gente votara por ellos para que salieran elegidos y apoyaran las regiones donde operaba el Bloque Centauros. Todos los políticos que fueran a hacer política tenían que reunirse con la organización, (para que) hicieran los compromisos con ellos. La de Miguel Ángel Pinto fue con Pachito y el que llevaba esa gente era William Mayorga”.

Ya en el excelente informe de Noticias Caracol que trae un resumen de las 15 horas del testimonio de Otoniel, elaborado por Ricardo Calderón, el magistrado le pregunta si se reunió directamente con Leonidas Ortega y con Miguel Ángel Pinto, y responde esto: “Con Leonidas sí, con Miguel Ángel no. Con Miguel Ángel lo hacían los políticos”.

En resumen, no hay ningún aparte de la compulsa de copias ni de las declaraciones grabadas de alias ‘Otoniel’ donde este hubiera pronunciado el nombre completo del senador, “Miguel Ángel Pinto Hernández”. Así las cosas, la inclusión del segundo apellido (Hernández) en el listado pudo obedecer más a un error de la persona que transcribió el extenso listado. Este asumió ese como su segundo apellido, y mediante un orden de importancia lo puso de segundo, detrás del exgobernador de Antioquia, Luis Pérez.

Vayamos ahora al homónimo del senador, Miguel Ángel Pinto Barón, cuya historia es más apasionante que la del anterior. Supe de su existencia antes que de Pinto Hernández debido a un secuestro del que fueron víctimas su esposa Constanza y un cuñado médico, de nombre Juan Carlos, hijos de su suegro, el político liberal Norberto Morales Ballesteros.

Ambos fueron secuestrados el 18 de mayo de 1997 por el Ejército Popular de Liberación (EPL), comandado por Hugo Alberto Carvajal Aguilar, alias ‘Nené’, cuando regresaban de hacer proselitismo en un municipio cercano a Bucaramanga: Juan Carlos aspiraba a la Cámara y Constanza a la Asamblea. La guerrilla exigía dos millones de dólares por el rescate, y la persona que se puso al frente de la negociación fue precisamente el yerno de Morales, Miguel Ángel Pinto, quien logró que bajaran la exigencia a 500 mil dólares.

Pero la suerte contó a favor de los rehenes, porque se presentó una especie de síndrome de Estocolmo al revés, cuando el guerrillero encargado de cuidarlos -a quien le decían ‘Chonto’ por su parecido con el futbolista el ‘Chonto’ Herrera- se enamoró de Constanza (o lo enamoró ella) y no solo les facilitó la huida sino que escapó con ellos. A este lo sacaron apresuradamente del país, pero en retaliación el EPL le mató a la mamá y un hermano, quienes vivían en Barrancabermeja.

Lo que no se sabía y el liberado Juan Carlos Morales se enteró de la peor manera, es que durante el tiempo que estuvo retenido, su esposa había comenzado a sostener relaciones íntimas con Miguel Ángel Pinto, su cuñado. ¿Y cómo se enteró? Por boca de su propia hija: “Papá, ¿cómo debo decirle al tío Miguel Ángel? Es que ahora él duerme en la alcoba de mi mamá…”.

Esto trajo como consecuencia que Miguel Ángel se separó de la liberada, mientras que esta y su hermano se fueron a vivir a Estados Unidos. De ahí en adelante, lo que se conoce es que Pinto Barón terminó convertido en contratista de Casanare, sin que por ello abandonara a Santander, gracias en parte a la cercanía con su exsuegro y en otra parte a sus vínculos con los políticos de la región.

Es aquí donde tengo cómo probar que el Miguel Ángel Pinto al que se refirió Otoniel es Barón, no Hernández (el senador) pues fueron muy variados los contratos que suscribió con la gobernación de Casanare. Para la muestra un botón, a modo de prueba reina: contrato de obra No. 250 del 16 de septiembre de 2004 con Miguel Ángel Pinto Barón, “obrando en representación del consorcio P & G”, para adelantar obras de pavimentación de vías urbanas y mantenimiento de vías terciarias de los municipios de ese departamento, “por valor de cinco mil cincuenta y tres millones veintiséis mil ciento cincuenta y tres pesos m/cte. ($5’053.026.153.00)”. (Ver facsímil).

Otros cuatro de los nombrados por Otoniel en su declaración ante la JEP son o han sido socios de Miguel Ángel Pinto Barón en uniones temporales, y hay cómo probarlo. Con su respectivo número de figuración en la lista, son: Libardo Holguín (56), Jorge Cardozo (49), Orlando Quintero (48), Sergio Alonso Buitrón Gelves (39).

De otro lado, la matrícula mercantil de Pinto Barón se encuentra registrada en la carrera 20 No. 38-50 de Yopal, y declara unos activos totales por $639’464,347.00. (Ver matrícula).

Llamé a Miguel Ángel Pinto Barón, no contestó. Le dejé un mensaje de Whatsapp identificándome como columnista de El Espectador y explicándole el motivo del requerimiento, y tampoco. Puedo estar equivocado, pero he de suponer que si no fuera él la persona mencionada por ‘Otoniel’, no habría tenido inconveniente en atender el llamado.

El senador Miguel Ángel Pinto Hernández ha explicado que la persona a la que se refiere ‘Otoniel’ es un homónimo suyo, y agrega que nunca ha tenido ningún tipo de vinculación contractual, política o laboral de ninguna clase con ese departamento. Lo que pude averiguar para este artículo parece concederle la razón.

Post Scriptum: Se ha sabido que una importante empresa editorial lanzará en próximos días una biografía autorizada de Rodolfo Hernández. A principios de marzo anuncié que avanzo en un proyecto similar, pero en modo biografía no autorizada: su lado ángel, su lado demonio. La publicación está trancada por un dato que, en caso de obtenerlo, resuelve un misterio. No hay prisa. Si se resuelve el intríngulis, hay libro. En caso contrario, no.

@Jorgomezpinilla

HALLAZGO - Las propiedades de Rodolfo Hernández en EE. UU.

 


Tomado de El Unicornio

Aún no es posible saber si el próximo domingo Rodolfo Hernández logrará la cantidad de votos requeridos para derrotar las poderosas maquinarias que acompañan a Federico Gutiérrez desde el gobierno y desde los partidos tradicionales, incluyendo la mayoría del empresariado. Ahora bien, ese mismo empresariado ya es consciente de que Gutiérrez llevaría las de perder en una segunda vuelta contra Gustavo Petro. Y esta preocupación coincide con la súbita trepada de Hernández en los datos que ahora muestran las empresas encuestadoras, cuyos dueños son poderosos empresarios, valga la redundancia.

En estos días previos a la primera vuelta se presenta un escenario muy parecido a cuando, en el envión final de la campaña que eligió a Andrés Pastrana contra Horacio Serpa en 1998, las encuestas mostraron a Noemí Sanín con una súbita trepada. Ahora es Rodolfo el llamado a restarle votos a Petro, sea para que entre a competir con él, sea para abrir la tronera que facilite el ingreso de Gutiérrez al segundo tramo.

De Rodolfo Hernández no se sabe con claridad si su presidencia será o no errática, como su temperamento, pero es evidente que se trata de un candidato vanidoso e histriónico, en esto parecido al ecuatoriano Abdalá Bucaram de quien Daniel Coronell cuenta que “bailaba en las tarimas y salpicaba con lenguaje de carretero sus discursos políticos porque “así es como habla el pueblo”. Estuvo apenas 5 meses y 25 días en la presidencia antes de ser destituido”. (Ver columna).

En todo caso, ese ‘parentesco’ entre Hernández y Bucaram es lo de menos. Lo llamativo es que se presenta como un adalid en la lucha contra los politiqueros y los corruptos, pero su hoja de vida está manchada de politiquería y corrupción. Coincidente con el escándalo de Vitalogic (cuando su familia trató de ganarse una comisión de cien millones de dólares y se vio a la esposa acompañando al hijo Luis Carlos a firmar contrato de corretaje en la notaría 4 de Bucaramanga), figura por esos mismos días una compra de 170.000 dólares en el mercado negro de Cúcuta, documentada en este informe de Noticias Uno. Y el vendedor de los dólares fue Jhon Horacio Rueda, capturado en 2010 en Venezuela y deportado a Colombia por lavar dinero del narcotráfico.

Lo que no se sabía era para qué estaban adquiriendo esas sumas exorbitantes de divisas, y de manera tan irregular. La madeja se desenredó en días pasados, cuando el portal Cuestión Pública publicó un esclarecedor informe donde se revela que por la misma fecha de ese cruce -noviembre de 2016- doña Socorro había comprado en La Florida dos propiedades por un total cercano al millón de dólares, unos 4.000 millones de pesos de hoy. La primera transacción se dio una semana después de que su hijo Luis Carlos pactara el cobro de la multimillonaria coima si el consorcio Vitalogic obtenía el contrato de las basuras en Bucaramanga. (Ver informe de Cuestión Pública).

Esto haría pensar que la afortunada familia daba por seguro el negocio con Vitalogic, y corrieron a invertir gruesas sumas en finca raíz, confiados en las “ganancias ocasionales”.

Es así como en septiembre de 2018 Socorro y Luis Carlos compran una tercera propiedad por $202 mil dólares en Plantation, Florida, una casa de 98 metros cuadrados ubicada en un condominio, que aún conservan. Pero no pararon, porque el 28 de febrero de 2019 pagaron 451 mil dólares por un apartamento en Kissimmee, Florida, a 20 minutos en carro de los parques de Disney en Orlando. Y lo vendieron el 10 de junio de 2021 por $499 mil dólares. Ahí se ganaron casi 50 mil dólares.

Al margen de lo anterior, en 2015 el clan Hernández ya había adquirido un primer apartamento, por 242 mil dólares, en el mismo edificio donde compraron otro en 2016, el ya mencionado, cuya transacción se dio luego de adquirir los dólares al lavador Jhon Rueda. El primero de estos dos inmuebles fue vendido el 4 de mayo de 2018 por 280 mil dólares. En esa nueva transacción de compra y venta se ganaron 38 mil dólares.

Aún más llamativo es observar que después de que se destapó el escándalo de Vitalogic -gracias a Corrillos.com.co, y se les debe dar el crédito- fueron vendiendo una a una las propiedades que habían adquirido en el país del norte. Hoy solo les queda una, la que adquirieron por 202 mil dólares.

Según Cuestión Pública, “consultamos al candidato Hernández sobre los hechos que mencionamos en esta investigación. Nos remitió a su asistente Claudia Acero, quien nos dijo que reenviaría las preguntas. De responder, añadiremos su versión”.

A esta altura del relato no sobra contar la sorpresa que me llevé en días pasados cuando de regreso a Bucaramanga mi vuelo coincidió con el de Rodolfo Hernández, y observé que fue recibido por una caravana bulliciosa. Allí pude identificar a Fabio Oviedo, concejal de Cambio Radical, quien corrió a abrazarlo de primero. (Ver foto).

Pero el verdadero asombro lo tuve al preguntar a uno de los fogosos participantes quiénes eran los organizadores, y así respondió, muy animado: “Bernabé Celis y su hijo Juan Carlos. Ellos hacen lo mismo en otras partes del país con gente conocida de cada región. En la campaña de RH están dedicados a esa tarea con empeño, en alianza con Mario Camacho, el ‘Pote’ Gómez y Fredy Anaya”.

En consonancia estratégica con el infidente, el lunes pasado Rodolfo le dijo a Caracol Radio que él recibe a todos los políticos que quieran acompañarlo (hasta hace unos días decía lo contrario) pero “no cambio mi discurso”. Esto no genera ninguna tranquilidad. Si esa es la clase de políticos que lo acompañan, le hablan al oído y le presentan hojas de vida para los cargos nacionales, cualquier cambio que pretenda efectuar resultaría inoperante.

En otras palabras, sería más de lo mismo.

Post Scriptum: Se ha sabido que una importante empresa editorial lanzará en próximos días una biografía autorizada de Rodolfo Hernández. A principios de marzo anuncié que avanzo en un proyecto similar, pero en modo biografía no autorizada: su lado ángel, su lado demonio. La publicación está trancada por un dato que, en caso de obtenerlo, resuelve un misterio. No hay prisa. Si se resuelve el intríngulis, hay libro. En caso contrario, no.

@Jorgomezpinilla

martes, 17 de mayo de 2022

Enrique Gómez Martínez, “vuelve la mula al trigo”



Tomado de El Espectador

El tema del que hoy nos íbamos a ocupar era otro, pero forma parte de la coyuntura una insólita petición hecha por la familia del inmolado dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado a la Justicia Especial de Paz (JEP): que abandone la investigación por el asesinato de su pariente para que esta pase de nuevo a manos de la Fiscalía, donde la camarilla uribeduquista que se tomó esa entidad sigue una línea -más ideológica que investigativa- que habla de “la ocurrencia de un crimen de Estado de lesa humanidad en cabeza de la administración de Ernesto Samper Pizano”. Eso al menos dice el informe que ante el alto tribunal presentó una fundación de papel con el mismo nombre de la víctima, que maneja el autodenominado candidato presidencial Enrique Gómez Martínez, sobrino del occiso, donde asegura aportar pruebas “que desvirtúan total, claramente y de manera contundente la autoincriminación de las Farc” (Ver noticia).

Se trata del mismo refrito lánguido que vienen pregonando desde que descubrieron que podrían obtener un jugoso botín si lograban que la muerte de su pariente fuera declarada como crimen de Estado, debido a la multimillonaria indemnización que recibirían en condición de deudos. En busca de ese botín, como lo denuncié en esta columna y en el libro Los secretos del asesinato de Álvaro Gómez, llegaron hasta el aberrante extremo de asumir la defensa del sicario Héctor Paul Flórez que hace 27 años hizo los cuatro disparos que segaron la vida de AGH. (Ver Álvaro Gómez debe estar revolcándose en su tumba).

En esa ocasión, cuando me enteré de semejante cinismo en su obrar (¡aliados con el asesino de su pariente!), escribí algo que titulé Sobrino, esa platica se perdió, donde expliqué en detalle el fracaso de tan perverso plan: “Un deliberado intento de engaño a la Corte Suprema de Justicia acaba de fracasar en la figura de Enrique Gómez Martínez (…) después de que la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena a 40 años de prisión contra el único condenado que hubo, Héctor Paul Flórez. A él (…) la justicia le probó haber sido uno de los sicarios que disparó contra el dirigente conservador el 2 de noviembre de 1995, cuando salía de la Universidad Sergio Arboleda en compañía de su asistente, José del Cristo Huertas Hastamorir”. (Ver columna).

El 2 de noviembre de 2018, en un nuevo aniversario del magnicidio- Gómez Martínez le había pedido a la Corte Suprema revisar el fallo que en 1997 declaró responsable del crimen a su “cliente”. Ese día, sin ruborizarse y ante nutrida rueda de prensa, afirmó que “una vez sea fallada a su favor esta demanda, Héctor Paul Flórez reclamará al Estado la indemnización correspondiente por la vulneración de sus derechos a una defensa justa y al debido proceso”. Con total descaro, anunciaba que iba por la plata gruesa.

Pero el tiro le salió por la culata porque tres meses después, el miércoles 6 de febrero de 2019, con ponencia del magistrado Eugenio Fernández la Sala Penal de la Corte rechazó la acción de revisión. En un documento de 32 páginas el alto tribunal refutó uno a uno sus argumentos, basado en que los elementos aportados como prueba sobreviniente ya habían sido tenidos en cuenta en otros estrados judiciales: “No es novedoso el contenido de las declaraciones rendidas por los testigos a los que alude la defensa”. O sea: es -fue y seguirá siendo -cosa juzgada.

Por eso esta columna se titula Vuelve la mula al trigo, porque hoy regresa EGM a la escena empoderado en su calidad de candidato del Movimiento de Salvación Nacional creado por su tío, el cual resucitó para postularse. Y presenta como hecho sobreviniente el mismo heno, la misma trillada paja de años anteriores, solo que ahora ante la JEP: “Clara e indudablemente, el homicidio de Gómez Hurtado benefició a Ernesto Samper y (…) es válido predicar la existencia en este caso de un crimen de Estado”. En esa expresión, crimen de Estado, reside el mantra del anhelado botín.

Según la información que suministra El Espectador, “ahora la JEP deberá estudiar el informe de la familia Gómez y decidir si mantiene su competencia sobre la investigación”.

Otra cosa piensa RCN Radio, aliado del sobrino infame, desde el titular: “Magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado: Ernesto Samper sería el determinador, advierte informe”.  (Ver libelo). Allí, con evidente mala leche editorial ocultan la mano del que lanza la misma pedrada de la misma cauchera de los últimos veinte años, EGM, a quien nunca hasta ahora la justicia de los más variados tribunales le ha dado la razón.

Visto con frialdad analítica, esta ‘jugadita’ de Enrique Gómez Martínez pretende ante todo intimidar a la justicia civil frente a un fallo que esta deberá proferir por la demanda que el abogado y columnista Ramiro Bejarano formuló en contra suya y de su primo Mauricio Gómez Escobar (q.e.p.d) por daños y perjuicios derivados de sus difamaciones. Es el estilo de esa familia, en cumplimiento de la consigna de su tío abuelo Laureano: “Calumniad, calumniad, que de la calumnia algo queda”.

Valga advertir que soy un escéptico de la autoinculpación de las Farc en ese y otros dos crímenes (general Fernando Landazábal y ‘Chucho’ Bejarano), pues la tesis de mi libro es la misma que sostuvo en vida Myles Frechette, exembajador de EE. UU. en Colombia durante el gobierno de Samper, sin duda el hombre mejor informado de lo que ocurría: a Gómez Hurtado lo mandó matar un grupo de militares activos y retirados en alianza con políticos de derecha, porque conoció la existencia de un plan golpista que le ofrecieron y que rechazó, creyendo además que su inmolación sería el puntillazo final para tumbar al presidente en ejercicio.

La autoinculpación de las Farc abre un nuevo escenario hipotético, el de un eventual contubernio entre miembros de las Farc y oficiales de Inteligencia Militar del Ejército en la planificación y ejecución del crimen. En este terreno hoy concentro mi trabajo de investigación periodística, hacia una segunda edición -corregida y aumentada- de mi libro, donde pueda dar respuesta a los interrogantes que de allí se desprenden.

En todo caso, dos cosas deben quedar claras: una, hasta el día presente no ha sido desvirtuada ni sometida a duda una sola línea de mi libro; dos, pese a los duros señalamientos que de tiempo atrás he hecho en particular contra Enrique Gómez Martínez, ni él ni ningún otro miembro de su familia me han entablado demanda alguna por injuria o calumnia, ni siquiera una solicitud de rectificación.

¿Será acaso que el que calla otorga? No me cabe la menor duda.

Apreciado lector, si después de leer esto usted cree que conoce algo o sabe de alguien que sepa sobre los verdaderos autores del magnicidio, le invito a escribir a elhombreclave14@gmail.com o dejar alguna pista a seguir en los comentarios a esta columna.

Post Scriptum: Al margen de cualquier diferencia personal o política, lamento el fallecimiento de Mauricio Gómez Escobar, hijo de Álvaro Gómez Hurtado, abogado y colega periodista, con quien tuve un duro encontronazo cuando quise averiguar una información que él poseía mientras trabajó en el noticiero CM&. En esta columna de 2017 describo lo ocurrido.

@Jorgomezpinilla

martes, 10 de mayo de 2022

La importancia de llamarse Enrique

 


La última columna de Enrique Santos Calderón me dejó súpito, atónito, estupefacto, en un estado de ánimo contrario a su título: Que no panda el cúnico.

Tiene un propósito loable, pues apunta a advertir como injustificado el temor que hay, sobre todo entre el altísimo círculo social donde él se mueve, a un eventual gobierno de Gustavo Petro: “No somos una nación sin tradición republicana e instituciones democráticas que se volvería “inviable” si un candidato de izquierda llegara al poder”. Y recuerda lo que pasó en Francia con la elección en 1981 del socialista François Mitterrand, cuando “hubo fuga masiva de capitales y venta de propiedades de los más pudientes, mientras Le Figaro anunciaba el derrumbe de Francia”. Pero “subió Mitterrand y no hubo tal”.

En concordancia, Santos envía un mensaje tranquilizador a la clase dirigente a la que él pertenece: “A mis conocidos del Jockey Club, del Country o del Gun les pediría un poco más de seriedad, de reflexión y de cabeza fría. Mas seguridad en sí mismos y de confianza en el país, por favor, señores”. Y agrega lo que podría entenderse como un regaño: “La democracia colombiana (…) no se puede arrugar ante la perspectiva de un gobierno de izquierda. Entonces porque el candidato del Pacto Histórico encabeza encuestas, ¿se acabó esta vaina? ¿A sacar la platica y el que puede “pa Miami”?  Es el típico derrotismo autodestructivo que cava su propia fosa”.

Hasta ahí, todo bien. El columnista de Los Danieles ve como inminente para Colombia un gobierno de izquierda. Pero se llega a la última frase y es cuando queda uno patitieso: “Sigo pensando que si Petro no gana en la primera vuelta del 29 de mayo, la segunda sería a otro precio, posiblemente muy alto para él. El voto mío en la primera será por Sergio Fajardo. Y en cualquier caso “que no panda el cúnico”, como habría dicho el gran Chapulín Colorado”. (Ver columna).

Esto tiene dos lecturas, de pronto hasta tres. Primero, da como factible que Petro conquiste la presidencia en primera vuelta, contrario a las encuestas que muestran a Federico Gutiérrez pasando a segunda. Dos, coincide con el suscrito en que una segunda vuelta entre ellos dos plantea un escenario complicado. Mi punto de vista es que la derecha en su condición de segundo gran elector quedaría políticamente empoderada (entre el 29 de mayo y el 19 de junio) para hacer y deshacer, con tal de impedir el triunfo de Petro. O, llegado Petro al poder, para “hacer invivible la República”. Pero viene lo tercero, que ya suena a inaudito: Enrique Santos anuncia su voto en la primera por Fajardo.

¿Cómo así? ¿Qué quiso entonces decir cuando afirmó que si Petro pasa a segunda vuelta el precio sería muy alto? ¿Para Colombia o para Petro? ¿O para ambos? ¿Por qué no prefiere votar por Petro desde el primer envión, para impedir lo que avizora como algo dañino para la democracia? ¿O acaso cree posible ver a Fajardo compitiendo contra Petro en segunda vuelta? ¿En serio, juzga viable tan utópica quimera? ¿No suena más bien irresponsable el anuncio de su voto, a sabiendas de que solo contribuye a restarle probabilidades a Petro de ganar en primera vuelta? En conclusión, ¿no estará más bien ayudando a que “panda el cúnico”?

Aquí entre nos, pareciera que ESC no es consciente del peligro de fortalecer o darle segundas oportunidades a la bestia encarnada en Álvaro Uribe Vélez y sus conmilitones. Siento un profundo respeto y admiración por él desde que fue mi jefe en Alternativa, y sé que cuento con su aprecio, pero queda la impresión de que allí se descachó. Y por segunda vez.

Su primera descachada se ubica en 2005, cuando un editorial de El Tiempo, del que era codirector con su primo Rafael, anunció su apoyo a un segundo periodo presidencial para Álvaro Uribe, antes de que la Corte Constitucional se hubiera pronunciado. Confundido a más no poder, corrí a pedirle una entrevista para un medio local, al exjefe que había conocido como curtido luchador de una izquierda incluso radical.

Y lo encontré bastante aburguesado, sobre todo cuando respondió a la pregunta de por qué se habían adelantado a la decisión de la Corte: “¿esto no podría interpretarse como una presión indebida?”. Y así respondió: “Ese argumento nos parece pueril, pues presume que unos ilustres y sabios magistrados van a cambiar su opinión por lo que diga o no diga El Tiempo. Era importante que se supiera nuestra opinión antes, no después de que se pronunciara la Corte”.

Más asombrado aún quedé al preguntarle por qué creía que debía haber un segundo período para Uribe: “porque es difícil de remplazar. Candidatos como Carlos Gaviria o Antonio Navarro en la izquierda, pasando por un Antanas Mockus o un Peñalosa o un Vargas Lleras, frente a un Uribe Vélez, no sé”. Aunque también agregó: “Ahora, que al tercer año del segundo gobierno de Uribe estemos todos mamados de Uribe, es muy factible”. Y se cumplió.

Quizá lo que no quiso entender Enrique, ni antes ni ahora, es que votar por Fajardo en la primera solo sirve para ayudarle al candidato de la caverna, Federico Andrés Gutiérrez Zuluaga, a enfrentar a Gustavo Petro en segunda vuelta. Lo deja empoderado, como dejó empoderado su hermano Juan Manuel a la bestia paramilitar con el triunfo del NO frente al absurdo plebiscito de 2016, que nunca debió haber convocado.

En el caso que hoy nos ocupa, con alias ‘Fico’ en segunda vuelta y tan cerquita de repetir periodo para su patrón, “que Dios nos coja confesados”.

Post Scriptum: No abrigo ninguna esperanza de que quien fuera mi maestro en las lides del periodismo quiera contestar, pero, citando al ahora influencer Egan Bernal, “se tenía que decir y se dijo”.

@Jorgomezpinilla

martes, 3 de mayo de 2022

Petro la tiene fácil

 


Tomado de El Espectador

Un candidato como Federico Andrés Gutiérrez Zuluaga, criado en los bajos fondos de Medellín, inculto hasta el grado “vos dijistes”, con pinta de ñero y sospechosa cercanía a la Oficina de Envigado, además de uribista vergonzante (pues le toca negar al patrón), es sin duda alguna la mejor carta de presentación para que el Pacto Histórico arrase en primera vuelta.

Suena razonable preguntarse por qué esto no se ve reflejado en las encuestas, y la respuesta es triple: una, la feroz campaña de propaganda negra contra Gustavo Petro, enfocada a sembrar miedo sobre los riesgos de convertirnos en otra Venezuela; dos, la estúpida división entre la izquierda y el centro, que empodera a la extrema derecha (“divide y vencerás”); y tres, los errores de Petro.

En cuanto a la variable Venezuela, la burda intervención del comandante del Ejército de Colombia en política nos retrotrae a una de las primeras cosas que hizo Hugo Chávez: cambiar la Constitución para darles voz y voto a los militares. Hoy en ese país los que tienen las armas tienen además el poder, son la columna vertical que sostiene a la Revolución Bolivariana. Y para allá vamos.

En cuanto a lo segundo, pese al descenso imparable que Fajardo muestra en las encuestas, insiste en seguir como vaca atravesada en el camino que, sin su dañina candidatura, le daría viabilidad a la única derrota posible para el uribismo en la coyuntura actual: que el Pacto Histórico conquiste la presidencia desde la primera vuelta. ¿Está Fajardo puesto ahí precisamente para eso, para evitarlo? No es descartable. En todo caso, Gutiérrez en segunda vuelta es el peor escenario posible.

Pero esta columna quiere dedicarse a lo tercero, los errores de Petro, no con el ánimo de hacerle daño, sino lo contrario: ayudarlo para que deje de cometer tantos errores… y con tanta frecuencia.

El primer error estuvo relacionado con la entrega de la dirección de Comunicaciones a alguien que venía de hacerle campaña a Carlos Fernando Galán a la alcaldía de Bogotá. Se trató de una decisión unipersonal de Petro y, como expliqué en columna anterior, el cargo le sirvió a la nombrada para catapultar a la Cámara de Representantes a su ex (quien ya no es ex) el actor de farándula Agmeth Escaf, en detrimento del ilustre abogado Miguel Ángel del Río. (Ver columna).

“Hacen daño los compañeros que no cuidan las comunicaciones”, dijo Álvaro Uribe sobre Juan Carlos Vélez cuando este reveló cómo habían hecho para poner a la gente a votar “verraca” contra la paz. Menciono esto porque, si hay algo que también requiere pronta solución, es el descuido que de tiempo atrás viene mostrando la campaña del Pacto Histórico en un tema tan sensible.

Descuido en asuntos que van desde la presentación personal del candidato -o la de su hermano desparramado sobre una cama de hospital- al conceder una entrevista, hasta el manejo equivocado que le dieron sus seguidores al trino de Egan Bernal, donde dijo esto: “No soy economista, pero mi sentido común me dice que... el regalar plata no va a poder durar mucho tiempo y terminar en algo bueno… Creo que la solución está en generar empleo digno y pensar a futuro, porque esto no se va a arreglar en cuatro años”. (Ver trino).

El petrismo cayó de plancha en la provocación, sobre un segundo escenario en el que habría sido objeto de un nuevo entrampamiento, y donde el mismo Egan Bernal pudo haber sido utilizado, si nos fijamos en que se trata del mismo al que hace dos años Vicky Dávila quiso convencer de que le pareciera “oportunista” un trino elogioso de Petro sobre el ciclista y Egan supo hacerle el quite a la encerrona: “a mí sinceramente no me pareció malo”. (Ver video) ¿Por qué ahora, recién ‘resucitado’ del brutal choque contra un bus, sale a hacer declaraciones políticas? Muy raro.

Lo cierto es que hoy la situación luce diametralmente opuesta, pues el trino citado parece una crítica de frente contra el programa de gobierno de Petro. Y si nos ponemos de capciosos, se torna incongruente que un ciclista famoso al que hace dos años se le vio defendiéndolo, ahora aparezca con un mensaje que desde lo subliminal suena a advertencia con sello uribista.  

¿Hubo plata de por medio? Ni idea. Pero es fácilmente comprobable que hay toneladas de dinero -de procedencia lícita e ilícita- dedicado tanto a pagar centenares de vallas publicitarias del candidato de Uribe, como a la compra de conciencias y de líneas editoriales contra la opción Petro. Y la última columna del suscrito aborda esa problemática, señalando en concreto a dos medios.

Pero me estoy saliendo del tema, cuando se quiere llegar es a que durante dos días seguidos el petrismo en las redes sociales anduvo en gran parte dedicado a hacer realidad el objetivo perverso de poner al petrismo a la defensiva… y al ataque.

Hasta que “llegó el comandante y mandó a parar”: en un evento donde se recibía la adhesión de Fuerza Ciudadana al Pacto Histórico, el muy curtido político -de origen liberal- Armando Benedetti dijo lo que había que decir, citando al candidato: "@Eganbernal tiene razón. La que genera la riqueza es el trabajo". @petrogustavo en Santa Marta”. (Ver trino).

No vamos a discutir si es cierto que la riqueza es generada por el trabajo, pero la parte positiva del asunto es que, hasta donde se ha podido saber, de ahora en adelante será Benedetti el encargado del manejo de las comunicaciones de esa colectividad. Otro político de origen liberal que también ha ayudado a bajar calenturas, ha sido Roy Barreras, quien en entrevista con La W llegó incluso a reconocer que no es culpa de Petro que un hermano suyo le hubiera salido tan… tan pendejo, digamos. (Ver entrevista).

Tratándose precisamente de dos personas que provienen del centro liberal (no de la izquierda), a Roy y a Benedetti se les podría recordar -también a modo de advertencia- que el Pacto Histórico la tiene tan fácil, que lo único que hace falta para arrasar en primera vuelta es que el petrismo busque un acercamiento sincero, cálido y afectuoso con las huestes de Sergio Fajardo, ahora que ha quedado más que comprobada su absoluta imposibilidad matemática o probabilística de pasar a la segunda vuelta.

Y no es más por el momento.

Post Scriptum: El domingo pasado Daniel Samper Pizano dijo que "El apoyo de Iván Duque al general Zapateiro es el aviso de un golpe de Estado". Yo recordé una columna de hace dos años titulada “El autogolpe ya empezó”. Mejor dicho, no nos llamemos a engaño: desde el 7 de agosto de 2018 los militares han tenido la sartén por el mango, bajo las órdenes del que ya sabemos, y no van a entregar la sartén si gana Petro. Y toda Colombia ha quedado debidamente advertida… y amenazada.

@Jorgomezpinilla