lunes, 30 de enero de 2017

Esa maldita pared


Es desde todo punto de vista inaudito que Donald Trump haya conquistado la presidencia de Estados Unidos agitando la promesa de construir un muro que aísle a su país del vecino México. Más que inaudito es cosa de locos, sobre todo porque su construcción del Pacífico al Atlántico es tarea colosal, inútil e ilusoria, como se verá más adelante.

En esto Trump recuerda a Goyeneche, desquiciado personaje bogotano de los años 60 al que los estudiantes de la Nacional adoptaron como su ‘mascota’ política, quien en su delirio creativo proponía cosas como ponerle marquesina a Bogotá para protegerla de las inundaciones, o pavimentar el río Magdalena para convertirlo en una autopista, o construir todas las carreteras en bajada para ahorrar combustible. Si comparamos sus promesas de campaña con la delirante construcción del muro fronterizo, la única diferencia real entre ambos estaría en que a Goyeneche nunca lo eligieron Presidente de Colombia.

Tiene la misma significación histórica el momento en que a alguien se le ocurre atravesarle un muro infame a su país para impedir a la brava la entrada de mexicanos, como 15 años atrás lo tuvo la destrucción de las Torres Gemelas a manos de un grupo de musulmanes fanáticos que ofrendaron sus vidas a Mahoma haciendo estrellar contra ellas dos aviones repletos de ‘infieles’.

En la misma dimensión mental de un yihadista, Trump encarna el pensamiento del fanático que cree que solo él tiene la razón y que quien no obre o piense igual merece ser pisoteado o humillado, y eso lo hace aún más peligroso. Es cuando uno se pregunta –aterrado- si será que la otrora ejemplar democracia norteamericana posee los suficientes controles para evitar que un maniático de ese caletre administre el poder en función de satisfacer su personal egolatría, como un niño con su juguete preferido. Aquí salta de nuevo como liebre la comparación con el nacionalsocialismo, sólo que ahora se tendría que hablar de ‘nacionalcapitalismo’, personificado ya no en el hombre del bigotito cuadrado sino en el del alocado copete rubio.

No soy partidario del atentado personal, así más de uno piense que Trump lo está propiciando o que el bienestar de EE UU lo merece, pero abrigo la esperanza de que le ocurra como al brevísimo presidente de Ecuador Abdalá Bucaram, quien reunía el mismo perfil psicológico (histriónico, ególatra) y gobernó a su país del 10 de agosto de 1996 al 6 de febrero de 1997, escasos seis meses, hasta el día en que el Congreso lo destituyó aludiendo "incapacidad mental para gobernar".

En EE UU suena todavía estrambótico decir que su presidente es Donald Trump, pues se  requiere estar zafado de sus cabales para persistir en la terquedad de enmallar o fortificar 2.150 de los 3.200 kilómetros de frontera que separan a Estados Unidos de México, de los cuales 1.050 ya presentan algún tipo de barrera que impide el paso de personas o vehículos (mas no de túneles…).

Solo en costos la construcción de apenas 660 kilómetros de barrera costaría unos 11.400 millones de dólares, según estimativo del WOLA, Washington Office on Latin America. Sea como fuere, el meollo no está ahí sino en que el desplazamiento de paneles prefabricados de concreto y reforzados con barras de acero presenta un desafío logístico insuperable: se requieren vías pavimentadas por zonas agrestes y centenares de estaciones en medio de la más variada geografía para moldear el concreto, sin mencionar la contratación de un ejército de trabajadores quizá superior al que se requirió para la construcción de las pirámides de Egipto y solo equiparable a la Muralla China, construida durante centenares de años y con millones de pérdidas humanas, por fatiga o cansancio. (Y ni modo de preguntar si también por tedio).

Al margen de cómo reaccionarán los norteamericanos cuando se estrellen de frente con la inutilidad de tan absurdo proyecto, hasta ahora Trump ha contado a favor con que el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) respondió a su bofetada poniendo la otra mejilla. Ello ha contribuido a hacer aún más deshonrosa la ofensa al pueblo mexicano, comenzando por la impresentable invitación al Palacio de Los Pinos en agosto del año pasado, pasando por la afanada extradición del ‘Chapo’ Guzmán para tratar de complacer al nuevo amo, y rematando con el portazo en la nariz que recibió EPN cuando anunció visita a su agresor y este le respondió con un simple trino: "Si México no quiere pagar el muy necesitado muro, mejor que cancele su próxima visita". (Ver trino).

Sin caer en el incómodo harakiri al que acude un guerrero samurái cuando rompe su código de honor, si yo fuera el presidente de México actuaría con la dignidad que corresponde y rompería relaciones, no propiamente con Estados Unidos sino con su Presidente, hasta el día que lo destituya el Congreso o decida echar atrás la construcción de ‘esa maldita pared’, para decirlo en modo boricua.

Es cierto que romper relaciones sería como meter a todos los mexicanos en huelga de hambre y en lo económico traería consecuencias insospechadas, pero tan drástica decisión contaría con el apoyo de la mayoría numérica que votó por Hillary Clinton (2’865.075 votos más que Trump) y de la mayoría de países que componen las Naciones Unidas –quizá con la solitaria excepción de Israel- y la presión internacional forzaría a una recomposición de las relaciones entre México y Estados Unidos, de las que no se puede esperar nada peor… porque peor no pueden estar.

Hasta el sentido común pareciera advertir que el rompimiento de relaciones es la vía más firme, consecuente y digna –diríase incluso obligada- para rescatar el orgullo herido de una nación soberana. A no ser, claro está, que México prefiera seguir soportando las humillaciones que faltan.

¿Tienen los mexicanos parte de culpa en lo que hoy les pasa? Pos pa’ qué les digo que no si sí… si eligen de Presidente a un caribonito que cuando le preguntan por los tres libros que marcaron su vida solo acierta a mencionar la Biblia, se equivoca cuando le adjudica a Enrique Krauze la autoría de ‘La Silla del Águila’ (de Carlos Fuentes) y no logra completar el tercero... (Ver video).

DE REMATE: Craso error cometería Simón Gaviria si acepta ser la fórmula a Vice de Germán Vargas. A eso se le conoce como recibir el abrazo del oso. Razón tiene Rodrigo Llano cuando dice que se le ve desesperado, pues le ha ofrecido también la vicepresidencia a Iván Duque y Lucho Garzón, y nadie acepta. ¿Candidatura en barrena? Averígüelo Vargas.

lunes, 23 de enero de 2017

¡Habemus Fiscal!, cantan los uribistas




Apenas desapareció la violencia desatada por las FARC comenzó a brillar con luz propia el segundo gran problema nacional, la corrupción, y los reflectores de la justicia comenzaron a apuntar sobre sus presuntos autores. De carambola el nombre de Álvaro Uribe y sus más cercanos volvió a ocupar los titulares, porque es indudable que su gobierno fue uno de los más corruptos de la historia, si no el que más.

En un escenario crispado por las acusaciones que van y vienen, nos topamos con el nuevo Fiscal General, Néstor Humberto Martínez Neira (NHM), quien en aplicación del refrán “escoba nueva barre bien” parece haber tomado el toro de la lucha anti-corrupción por los cuernos. Pero si miramos el asunto con detenimiento… aparecen sorpresas.

En relación con el consorcio Navelena y el contrato para la recuperación del río Magdalena, en el que Odebrecht participa en un 83 por ciento, NHM se apresuró a declarar que “no hemos encontrado corrupción” (Ver noticia). Se apresuró, sí, porque luego se vino a saber que el Banco Agrario les prestó la módica suma de 120 mil millones de pesos en diciembre de 2015, cuando ya la Superintendencia Financiera había declarado la insolvencia de Odebrecht y meses después de que su dueño, Marcelo Odebrecht, fuera condenado a 20 años de prisión.

El crédito fue recomendado por las firmas financieras de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el mayor banquero del país, y es aquí cuando el senador Jorge Robledo se pregunta “por qué si esos deudores eran tan buenos (…) el préstamo no lo hizo algún banco de don Luis Carlos”. Y es cuando uno recuerda que Martínez Neira fue el asesor legal de cabecera de Sarmiento Angulo en sus más importantes negocios, razón por la cual se le conocía como "el hombre de Sarmiento". Y es también cuando más de un capcioso se pregunta si pudo haber sido ese el motivo de su afán en absolver a Navelena de toda culpa…

Tampoco se puede olvidar que el susodicho banquero es uno de los socios del contrato de la Ruta del Sol 2 por medio de la sociedad Episol, filial de Corficolombiana, con una participación del 33 por ciento. En días pasados NHM anunció que Odebrecht había solicitado un principio de oportunidad para colaborar con el proceso y obtener inmunidad, y que la Fiscalía lo había condicionado al pago de 11 millones de dólares, suma igual a los sobornos que esa organización criminal brasilera repartió en Colombia. Según el columnista Alberto Donadío, el principio de oportunidad implica que la Fiscalía suspende la acción penal, con lo cual estaría incurriendo en abuso de poder “al sanear un contrato viciado para que de él se pueda seguir lucrando Sarmiento Angulo. Es decir, NHM desde el cargo de Fiscal General seguiría obrando como abogado del hombre más rico del país”. (Ver columna).

El mismo principio de oportunidad está tratando de obtener Otto Bula (calanchín de Mario Uribe, primo parapolítico del expresidente), y la Fiscalía le puso como condición que debe entregar información diferente a la revelada por los dos directivos de Odebrecht que están colaborando con la justicia. ¿Y devolver la plata del soborno? No, la información de RCN dice es que Bula quiere que lo trasladen a una guarnición militar. ¿Acaso la misma donde está cómodamente recluido Santiago Uribe Vélez, acusado de múltiples homicidios y de comandar un grupo paramilitar? Amanecerá y veremos…

También despierta suspicacia el archivo de la investigación a Óscar Iván Zuluaga por el caso del hacker Andrés Sepúlveda (condenado a 10 años), pese a la prueba reina del video donde se le ve recibiendo información de inteligencia militar y diciendo “queda un mes para dar un golpe, hermano”. El asidero para su absolución se basó en que no fue Zuluaga quien firmó el contrato con el hacker, y si bien es cierto que su hijo David y el ‘asesor espiritual’ Luis Alfonso Hoyos continúan vinculados a la investigación, no queda claro por qué no hubo la misma prisa en resolver la situación de estos dos últimos, siendo que para los tres se dispone del mismo acervo probatorio.

Volviendo al caso Odebrecht, la Fiscalía le hizo la tarea a Uribe cuando recogió su acusación contra la exministra de Transporte Cecilia Álvarez (por la carretera Ocaña-Gamarra) y la citó a declarar, pero no se atrevió a hacer lo mismo con Tomás Uribe pese a que existen todas las pruebas de que se reunió en Panamá con Miguel Nule y André Rabello, representante de Odebrecht, justo por los días en que el gobierno de su padre confeccionaba la licitación para la Ruta del Sol.

Otro tema donde se ve al Fiscal General en llamativa coincidencia con Uribe es en lo relativo a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), frente a la cual parece más interesado en atravesarse que en brindar cooperación institucional para sacarla adelante. En particular, manifestó su preocupación en cuanto a que los alcances de la JEP “comprometan a una persona que ha ejercido la Presidencia”. ¿A quién se estaría refiriendo, Dios mío, a quién…? Por cierto: ¿qué puede haber de malo en que la JEP comprometa a un expresidente, si la justicia no debe tener miramientos por jerarquía o prestancia? Ah, ¿y cómo olvidar que NHM es el mismo que 29 de abril de 2015 dijo que “el expresidente Uribe es un patriota”?

Por todo lo anterior, queda la preocupante sensación de que el recién estrenado Fiscal General estuviera tratando de hacerle 'pasito' al uribismo, quizá para no dañar una eventual alianza a futuro con su jefe político, el todavía vicepresidente Germán Vargas Lleras. Así como cuando el protodiácono del Vaticano se asoma a un balcón de la plaza de San Pedro para anunciar el “habemus Papam”, hoy los uribistas parecen cantar en coro ¡habemus Fiscal!

DE REMATE: Muy conveniente la consulta popular contra la corrupción que plantea la corajuda senadora Claudia López (sobre todo para su carrera política), aunque olvida el punto nodal: si el 100 por ciento de los colombianos votara, se acabaría la corrupción electoral. Los abstencionistas son cómplices de la corrupción que tanto odian, pues con su indiferencia contribuyen a elegir a los peores. Pero esto es tema de otra columna, cuando volveremos a insistir en la inaplazable urgencia del voto obligatorio.

martes, 17 de enero de 2017

Al rescate del orgullo santandereano




Tal vez no hay lugar en el mundo donde la gente se sienta tan orgullosa como en Santander, y el origen de este carácter se remonta a la Revolución de los Comuneros, cuando el orgullo herido por la opresión alcabalera de la Corona Española se convirtió en la chispa que encendió como pólvora el grito de Independencia.

Hoy sigue siendo un orgullo sano, entendido como ese sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno, que se considera meritorio. Es la definición clásica, pero también se entiende como el respeto que los santandereanos tenemos de nosotros y de nuestro entorno, y en tal medida se relaciona con la valoración que se le da a un sello de autenticidad ligado a unas costumbres propias.

Pero el mundo es cambiante, y la globalización generada por la Internet viene acompañada de un fenómeno mediante el cual se van borrando las fronteras culturales e ideológicas entre las naciones y, adentrándonos en estas, entre las regiones. Nuevas formas de poder emergen sobre un escenario virtual que todo lo trastoca, con consecuencias hasta el momento impredecibles en cuanto a si serán positivas o negativas para la buena marcha del planeta.

Es en Internet donde comienza a darse la verdadera educación de las masas (más que en las aulas, más que en el nicho familiar) y ello exige un nuevo aprendizaje de la realidad. En lo político, la manifestación más evidente de este fenómeno se dio con la reciente puja electoral entre Hillary Clinton y Donald Trump, cuando el presidente de una nación rival al otro lado del globo logró influir hasta el punto de imponer al candidato de sus preferencias, como lo comprobaron  las agencias de inteligencia estadounidenses, arrojando así un manto de duda sobre la legitimidad del resultado final. (Ver noticia).

En lo cultural, al modo de ese Gran Hermano que avizoró George Orwell en 1984, la red moldea en niños y jóvenes una mentalidad permeable a contenidos de fácil consumo, afines a esquemas de pensamiento individualistas y acríticos, alterando con ello desde las relaciones familiares hasta expresiones autóctonas como el folclor o la gastronomía, que son reemplazadas por la estandarización de gustos impuestos desde otras metrópolis.

Para decirlo en cristiano, Internet está provocando una transformación de dimensiones insospechables, a un ritmo endiablado. Y esto obliga, desde lo raizal, a adoptar medidas que permitan ir al rescate de nuestra identidad.

Santander es de una riqueza cultural tan variada, tan digna de preservarse, que no se podría entender que a la vuelta de unos años ya no haya un lugar donde aún se interprete la guabina o el torbellino de un campesino embejucado, o se improvisen coplas al calor de un tiple bien temperado, o los habitantes del pueblo colonial que los vio nacer se preocupen al menos por mantener sus calles aseadas, como si fuera la sala de su casa.

En alguna columna anterior expresamos nuestro asombro por el estado de suciedad y abandono que muestra un municipio turístico –Monumento Nacional- como Girón, y basta caminar sobre el atrio de su basílica una tarde de domingo para saber de qué hablamos. Hoy es ejemplo vivo de la transformación acelerada de las costumbres que vivimos, al observar atónitos a una población que ya no parece sentirse orgullosa de sus encantos arquitectónicos, pues por sus calles y lugares más emblemáticos pululan las basuras y el desaseo. En llamativo contraste, en un pueblo como Betulia la gente sabe que los martes y viernes el camión de la basura solo recoge desechos orgánicos, y los miércoles todo lo reciclable. Y muy cerquita de este, en Zapatoca, sus habitantes conservan el pueblo como si fuera una tacita de té.

Fue ante el avasallamiento de la nueva realidad que un grupo de ‘pingos’ decidimos acometer esta iniciativa periodística regional, orientada a exaltar el orgullo de ser santandereano mediante una página web con ese mismo nombre: Orgullosantandereano.com.

Tolstoi decía “si quieres ser universal, describe tu aldea”. Si estamos convencido de que la tierra donde nacimos reúne suficientes atractivos para ser promocionados –y preservados- ante el resto del mundo, y si descubrimos además que todos los días hay noticias en las que algún santandereano brilla con luz propia, es entonces cuando este proyecto se convierte en una bonita tarea que se acoge con entusiasmo y espíritu emprendedor, hacia la meta altruista de exaltación de una región y de un colectivo humano.

La página está en construcción y ha comenzado a ser expuesta en diversos escenarios, con gran acogida. La prisa en exponerla radica en que podamos comenzar a recibir comentarios, aportes o críticas implacables, con la seguridad de que serán acogidas con espíritu autocrítico y el deseo permanente de mejorar, tanto en imagen como en el servicio informativo que se pretende prestar.

La socialización de Orgullosantandereano.com desde esta columna cuenta con la amable aprobación del director de El Espectador, don Fidel Cano, a quien le informé con anticipación de mi deseo de compartir la iniciativa, la cual de todos modos no es privada sino el punto de partida para un proyecto que pretende aglutinar voluntades alrededor del portal y de la Fundación Orgullo Santandereano. Sin ánimo de lucro, estamos invitando a prestantes figuras de nuestro departamento a que se vinculen con sus luces o sus aportes.

En resumidas cuentas, se trata de fomentar la integración y el sentido de pertenencia a la tierra que vio crecer la semilla de la ‘ventolera’ engendrada en la Revolución de Los Comuneros. 

martes, 10 de enero de 2017

Peñalosa a la baja, De la Calle al alza




Soy de los que piensan que la revocatoria al alcalde de Bogotá difícilmente tendrá éxito, pero creen que si fuera revocado se actuaría en justicia, por dos razones básicas: porque con el metro que quiere meter Enrique Peñalosa la capital retrocede en lo urbanístico, y porque le mintió al país desde que en su hoja de vida comenzó a aparecer un falso doctorado en París, con pleno conocimiento de causa suyo.

La prueba reina de que siempre mintió está en una entrevista que concedió al periódico ‘O Globo’ de Brasil, publicada el 15 de septiembre de 2015, donde de entrada se lee: “Nací en Washington, DC, tengo 60 años y renuncié a la ciudadanía americana a los 21. Estoy casado, tengo dos hijos. Me formé como economista e historiador, con Ph.D. en Paris”. Donde Ph.D. traduce doctorado. (Ver entrevista).

Pero eso no es lo más grave, sino haber echado a la basura tanto los rigurosos diseños para la construcción del metro que presentó la alcaldía de Gustavo Petro, como tan vital proyecto para la ciudad, una mega obra de ingeniería avanzada cuyo costo se estimó en $15 billones de pesos (unos $7.000 millones de dólares), con fecha de entrega para el 2021.

Aquí no se trata de brindarle un apoyo irreflexivo a Petro, quien en lo gerencial dejó mucho qué desear, sino de reconocer que los estudios que presentó el 7 de octubre de 2014 planteaban el mejor metro posible, el que se merecía Bogotá. Pero Peñalosa llegó con su propia aplanadora política –y mediática, sobre todo- a no dejar piedra sobre piedra de la administración anterior, y ahora quiere comprometer sospechosamente la movilidad de la ciudad con una colcha de retazos arquitectónicos donde por un lado los destartalados portales de Transmilenio con sus buses contaminantes siguen mandando la parada, y por otro lado pretende darle estocada mortal a la Avenida Caracas con un tren elevado que depreciará al sector y convertirá la vía en meadero público.

Hablando de la aplanadora mediática, para la muestra un botón: el artículo de portada publicado por Semana en su última edición bajo el benevolente título ‘Peñalosa, el alcalde incomprendido’, que más parecía un publirreportaje y del que se notó a las claras que su objetivo fue tratar de neutralizar “el intento de revocatoria del mandatario de Bogotá”, del cual advierten desde el encabezado que “seguramente no va a prosperar”. (Ver artículo).

Hablando de sospechas, estas se afincan cuando uno se entera en documentado reportaje de Carlos Carrillo que Peñalosa ha sido el mayor promotor de Transmilenios y de autobuses Volvo en el mundo entero, y que en cumplimiento de tal misión actuó como presidente del ITDP (Institute for Transportation and Development Policy), y por este concepto “el ITDP le ha girado directamente 468.394 dólares, a cambio de hoy unos 1.500 millones de pesos”. (Ver reportaje). Artículo que por cierto citó Daniel Coronell en columna titulada Condenados al bus, donde anunció que se trataba de “un muy interesante trabajo, del cual tendremos que hablar en detalle”. (Ver columna).

Esas mismas sospechas de favorecimiento de intereses particulares se extienden a la terquedad con la que quiere urbanizar los “potreros” de la reserva Van der Hammen, en la que por pura coincidencia su secretario de Planeación, Andrés Ortiz, es dueño de un lote de 2.000 metros cuadrados, justo donde el alcalde “busca viabilizar la construcción de al menos 80.000 soluciones de vivienda en 1.200 de las 1.400 hectáreas que conforman la reserva”, según información de El Tiempo.

Una eventual revocatoria tendría sentido entonces si logra echar atrás esos dos proyectos lesivos para la ciudad, de claro corte mercantilista (metro-colcha y reserva cementada), pero no conviene hacerse ilusiones, porque el camino está poblado de abrojos.

Otro camino poblado de abrojos es el de la paz, y la clase política comprometida con esta causa no parece ser consciente de que la actual correlación de fuerzas plantea la inminencia de que en la elección de 2018 pasen a segunda vuelta dos de los tres candidatos de la derecha: Germán Vargas por Cambio Radical, Ordóñez por los conservadores o Iván Duque (no veo a otro) por el Centro Democrático. Esto desplazaría de un solo tajo a la miríada de aspirantes que afloran por el centro y la izquierda (Humberto de la Calle, Sergio Fajardo, Claudia López, Gustavo Petro, Jorge Robledo, Roy Barreras, Piedad Córdoba…), allanando así la autopista para que la derecha –o la extrema- retome el poder y regresemos a la barbarie de la confrontación, donde cualquiera de los tres precandidatos mencionados se muere de ganas por hacer regresar a las FARC al monte.

El único modo de impedirlo es mediante una coalición de fuerzas encabezadas por el dirigente con quien más cercana está la posibilidad de enterrar el conflicto armado. Hablo de Humberto de la Calle, por supuesto, el segundo político con mayor aceptación en las encuestas después de Germán Vargas, o sea el más opcionado para dar la pelea desde la orilla de los que queremos que un día se haga realidad el anhelo de la reconciliación nacional, y el primer requisito es que quien fuera el principal negociador de la paz se postule para ser el Presidente del Posconflicto.

Un confidencial reciente de Semana planteaba la posibilidad de que pudiese no estar interesado, pero la duda se absuelve al saber que el problema no es de ganas sino que “no tiene entusiasmo por participar en la consulta que el Partido Liberal está pensando hacer para escoger su candidato”. Razón no le falta, pues su hoja de vida como excandidato a la Presidencia, exvicepresidente y sus cinco años como negociador del proceso de paz deberían ser suficientes para que fuera elegido candidato sin tener que someterse a consulta abierta.

Hasta ahora solo se ha presentado un aspirante a la candidatura por el Partido Liberal, el senador Juan Manuel Galán, así que estamos seguros de que ese pequeño obstáculo podrá ser removido por consenso, para abrirle a Colombia por fin las puertas a la esperanza de una paz duradera.

DE REMATE: Si me preguntaran a quién veo como fórmula vicepresidencial para De La Calle, pensaría en Claudia López. Pero tratándose de formar coalición, el abanico es amplio. Se requiere alguien menos polarizador que un Petro o un Robledo, y faltaría ver si alguien como Sergio Fajardo no está tan golpeado como dicen. (O Alonso Salazar, también para aglutinar desde lo paisa...).

martes, 3 de enero de 2017

A Girón lo quieren volver basurero

  
Hace casi seis años escribí la columna ‘Girón a la basura’, donde denuncié por un lado el desaseo en que se encontraba el municipio turístico, y por otro los desaforados intereses económicos de la empresa Entorno Verde para meter en la vereda Chocoa el basurero que recibiría los deshechos de toda el área metropolitana: Bucaramanga, Girón, Floridablanca y Piedecuesta. (Ver columna) Hoy, para sorpresa de propios y foráneos, todo sigue como si el tiempo se hubiera detenido.

De Entorno Verde fue accionista hasta el pasado 26 de julio el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, y debido a que ya no es socio ha querido aparecer ajeno al asunto, pero minimiza el hecho de que al frente de sus intereses continúan su socio Reinaldo Bohórquez, su hijo Rodolfo José y Tatiana Villarreal, ficha del avezado político Freddy Anaya, apodado el ‘zar de las basuras’ de Santander.

El Departamento Nacional de Planeación (DNP) estableció octubre de 2017 como fecha límite para cerrar el relleno sanitario El Carrasco, en inmediaciones de Bucaramanga. Teniendo en cuenta que ya se invirtieron centenares de millones de pesos tanto en la compra de predios como en ‘aceitar’ a los concejales de Girón que en 2010 cambiaron el POT (mediante soborno de 20 millones por cabeza) para que fuera permitido instalar en los predios de Girón un relleno sanitario, los inversionistas no quieren perder ese dineral. Es ese el motivo primordial por el cual desde octubre pasado Entorno Verde comenzó en Chocoa labores de adecuación y movimiento de tierras, indicativo de que quieren preparar el lugar para el mismo propósito de años atrás. (Ver noticia).

Hay mucho dinero de por medio, en atención a los millones de toneladas de basura que les permitiría volverse inmensamente ricos a quienes las reciban. El negocio consiste en que casi 400 camiones depositan unas 900 toneladas de basura al día. Sobre una tarifa promedio de $25.000 por tonelada, se obtendrían unos ingresos aproximados de $23 millones de pesos diarios, o sea más de $8.000 millones al año. Calculando que una cuarta parte se fuera en costos operativos, habría una ganancia anual estimada de $4.700 millones, habiendo superado el punto de equilibrio. Esto significa que “hay para todos los que ayuden”, como se acostumbra decir en la jerga política.

La mejor prueba de que se quieren forzar las cosas para que sea esa vereda de Girón el lugar donde quede el basurero y no otro, es que desde hace cinco años existe una propuesta que no acarrea los problemas ambientales que sí se presentarían en Girón, pero ni el alcalde anterior (Lucho Bohórquez, quien solicitó levantar la medida cautelar que pesa sobre Chocoa) ni el actual la han querido considerar, al parecer por la razón arriba expuesta: porque tendrían que dejar por fuera del negocio a los ‘inversionistas’ ya descritos.

Como dijo en columna de 2012 el actual Jefe de Gobernanza de la alcaldía de Bucaramanga, Manolo Azuero, “detrás del relleno sanitario Parque Chocoa no solo está la necesidad que tiene el alcalde Bohórquez de resolver un problema para la región, allí también se tejen poderosos intereses de sus aliados y amigos”. (Ver columna). Por cierto, ¿qué estará pensando hoy Manolo de este tejemaneje, cuando tiene como jefe directo a uno de los socios del proyecto original?

La propuesta alternativa la presentó una fundación constituida por propietarios de predios ubicados en la vereda Buenavista, de Lebrija. El terreno que estos ofrecen lleva por nombre Parque Ecológico Villamaría, que comprende 500 hectáreas, donde cabría no solo la basura del área metropolitana de Bucaramanga sino la de los 87 municipios de Santander, durante más de un siglo. Como le dijeron al alcalde Hernández en carta del 1 de noviembre de 2016, copia de la cual ya habían presentado el 19 de septiembre de 2011, “los inmuebles ofrecidos tienen una disposición natural debido a que está conformado por cárcavas naturales, que solo necesitan una adecuación pero que en definitiva ya están hechas por la naturaleza”. (Ver propuesta).
 
¿Que se requiere para que las autoridades del área metropolitana de Bucaramanga consideren viable esta propuesta? Que dejen de proteger los intereses de quienes están detrás de Entorno Verde.

Al margen de lo anterior y regresando a Girón, hay un asunto que sigue sin resolver desde años atrás: pese a que fue declarado Monumento Nacional y a que es municipio turístico por excelencia, muestra una cara de desaseo en sus calles y en lugares tan emblemáticos como el parque principal, convertido en dormitorio de indigentes, o el Parque de Las Nieves, depositario este último de la capilla del mismo nombre, una reliquia colonial del siglo XVII que difícilmente puede ser apreciada y menos fotografiada por los turistas porque en su perímetro estacionan motos y vehículos sin ninguna restricción, cual parqueadero público.

En abril de 2010 el periódico Vanguardia Liberal produjo un duro editorial donde hablaba de “bolsas de basura desparramadas por los andenes, chulos de todos los tamaños disputándose los desperdicios, gente y negocios impasibles que botan sus desechos por todas partes”. Lo asombroso es que hoy se mantiene ese mismo espectáculo de abandono y descuido general, a tal punto que los propios gironeses parecen inconscientes de los atractivos y la belleza arquitectónica que los rodea.

Es cierto que el alcalde actual de Girón, John Abiud Ramírez, es el principal opositor a que le metan el basurero a su municipio, pero valdría la pena que pusiera el mismo empeño en generar cultura ciudadana de higiene y limpieza, para que el turismo no se les escape como agua entre las manos y no sean más los restaurantes que sigan cerrando por falta de visitantes.

DE REMATE: Donald Trump y Rodolfo Hernández tienen en común que son dos empresarios exitosos llegados a la política, y es de esperar que al primero no le pase lo que viene ocurriendo con el segundo: que termine por defraudar las expectativas de sus electores.

domingo, 1 de enero de 2017

“En política lo importante es el factor humano”: Ancízar Casanova




Ancízar Casanova es un estratega bogotano de marketing político, dueño de la agencia Lapistudio, a quien se le atribuye el triunfo de Didier Tavera en la campaña por la gobernación de Santander. Según versiones de prensa, su mayor éxito estuvo en que “logró neutralizar una poderosa campaña de propaganda negra que mostraba a Tavera como socio en el negocio de las fotomultas y portador, sin ser el dueño, de un pasado que lo hacía vulnerable”.

Hoy la noticia reside en que Casanova ‘abandona’ a Didier Tavera después de permanecer un año al frente de la oficina de Comunicaciones Estratégicas de la gobernación, y le cuenta a Las 2 Orillas que entre sus planes está “contribuir a la construcción de una propuesta seria para la Presidencia de Colombia”.

En una sola frase: ¿quién es Ancízar Casanova?
Ancízar Casanova es un hombre apasionado por lo que hace, profundamente respetuoso de la historia escrita y de la que todavía no se ha escrito.

De 1 a 100, ¿en qué porcentaje influyó usted para que Didier Tavera hubiera conquistado la Gobernación de Santander?
El triunfo de un candidato en una elección popular es la suma de todos los esfuerzos que participaron. Cada punto es importante. De tal modo que de esos cien puntos, a mí se me debe atribuir uno.

Modestia aparte, ¿es cierto que usted un día estaba en Bogotá en un restaurante y alguien le dijo que el de la mesa del lado era un político que se iba a lanzar para gobernador, y usted se le acercó a Didier y le entregó una tarjeta?
Es cierto que así lo conocí. Alguien me dijo que iba a aspirar a la gobernación, yo me acerqué y entablé una conversación con él. Lo de la tarjeta no es cierto, porque nunca he manejado tarjetas de presentación y nunca las haré.

¿Qué pasó de ahí en adelante?
Él me contó que estaba buscando esa candidatura, yo le confesé que nunca había visitado Santander y que me gustaría auscultar la posibilidad de ayudarlo en su meta. A él le llamó la atención, y yo decidí venir a Santander a empaparme del asunto.

Si yo dijera que usted viene a ser el J.J. Rendón de la política santandereana, ¿se pone bravo o se siente halagado?
Profundamente halagado, por todo lo que representa J.J. Rendón.

¿Ah, sí? ¿Y cómo lo define usted?
Como un hombre exitoso. En mercadeo político, un faro.

¿Y qué piensa de los reparos que le hacen a él por el manejo de temas negativos?
Esa es la versión de algunos. Uno debe regirse por el principio de la buena fe.

Pero J.J. Rendón tiene fama de experto en propaganda negativa, o sea en ensuciar a los contrincantes antes que en destacar las virtudes de su candidato.
No creo que Rendón sea un experto en campañas negativas. He estado en encuentros internacionales de mercadeo político y en alguna ocasión en Cancún conversé con él, quien no debe recordarme, pero tengo un registro fotográfico de ese momento. En ninguna de las charlas que le he escuchado, él habló de la importancia de la propaganda negativa.

¿Y qué dice de la primera campaña de Juan Manuel Santos a la Presidencia, cuando se enfocaron en mostrar lo negativo de Antanas Mockus?
Sé que en las campañas se usa destacar lo negativo del contrincante, pero usted me está preguntando es por J.J. Ahora, lo que yo crea o no crea sobre él es irrelevante.

¿En qué se parece más usted a J.J. Rendón, y qué los diferencia?
Nos parecemos en la fuerza y la pasión con la que hacemos un trabajo, y nos diferenciamos en que él está en otro nivel. En un nivel superior.

¿El triunfo del NO en el plebiscito no sería la muestra más palpable de una campaña que triunfó centrando su atención en lo negativo, o sea en dañar la imagen del presidente Santos antes que en exponer tesis?
Sí, hubo mucho de eso. Centraron la atención en promover el descontento. Ahora bien, yo siempre consideré que la campaña por el SÍ había enfocado mal la estrategia, y lo puse por escrito. Cada campaña usa las herramientas que considera válidas para buscar el triunfo. Es un tema complicado porque de por medio están 50 años de conflicto armado, de lo que siente la gente como resultado de eso. Unos sienten que hay que perdonar, otros sienten que hay impunidad.

¿Cómo es eso de que usted advirtió que el SÍ iba a perder? ¿Tiene cómo probarlo?
Sí, eso ocurrió 48 horas antes. Cuando comenzó la campaña por el plebiscito, tras hacer un análisis de los enfoques yo manifesté que la campaña del SÍ estaba mal direccionada. Decidí hacer un acompañamiento del proceso, y el 30 de septiembre le expresé eso por escrito al gobernador, con base en los sondeos de opinión que habíamos recogido en el departamento.

¿Cuál fue la reacción del gobernador?
Sorprendido. Él es un gobernante jugado con el tema de la paz, y en ese terreno su apuesta por la reconciliación me disipó bastantes dudas. Hoy estoy convencido de que es mejor una mala paz que una buena guerra. Lo difícil para el ser humano es perdonar, sobrepasar la soberbia y el orgullo, condiciones naturales que también nos hacen humanos.

¿Es admisible comparar al estratega político con el director técnico de un equipo de fútbol, en cuanto a que son los resultados los que aseguran su permanencia?
Absolutamente.

Usted lleva año y medio en Santander y nunca antes había pisado tierra santandereana. Con base en ese tiempo de conocimiento, ¿qué impresión se ha formado de la gente santandereana?
Que son unos verracos. Mucha pujanza, organizados, una tierra muy hermosa, gente extraordinaria.

¿Y si le preguntaran por algo que no le gustó de los santandereanos?
Su carácter les impide recomponer sus propias posiciones, revaluarlas, reconocer que de pronto en algo pudieran estar equivocados.

¿Está hablando del orgullo santandereano?
Sí. El orgullo santandereano es muy bueno, pero en cierta proporción hace daño.

¿Es cierto que en asuntos de pauta publicitaria usted privilegió a medios virtuales y audiovisuales, en detrimento de los medios impresos?
Absolutamente falso. Solo hay que entender que el mundo ha cambiado. El siglo XIX fue el de la prensa escrita, en el siglo XX se sumaron la radio y la TV, y el siglo XXI trajo las redes sociales. Hay que abrir un espacio a medios de comunicación nuevos, pero eso no significa que haya que acabar los otros. Yo sigo prefiriendo leer en papel y respeto profundamente la literatura, y las redes sociales son un complemento de los demás medios. Lo que hice cuando llegué a la Gobernación de Santander fue incorporar el tema de redes sociales, que cumplen una función dinámica, de ida y vuelta. Es comunicación interactiva. Fíjese por ejemplo la importancia que hoy tiene el Whatsapp.

Cómo se ubica usted en lo político: ¿centro, izquierda, derecha?
La política, usted lo ha dicho, es como un partido de fútbol. No me ubico en el centro, ni a la izquierda ni a la derecha, sino fuera de la cancha. 

Marshall McLuhan decía que “el medio es el mensaje”. Desde una óptica de marketing, ¿se podría decir que “el político es el mensaje”?
Sin duda. Nada supera el factor humano. Ni las redes sociales ni la radio, absolutamente nada. El marketing político se desvirtúa cuando la gente cree que nosotros hacemos campañas cosméticas. Están lejos de la realidad, porque lo que hacemos es mostrar las fortalezas de una candidatura. Pero lo más importante es el factor humano. Eso es lo que la gente debe premiar o castigar.

Hablando del factor humano, ¿significa que fue eso a lo que usted le dio más importancia para asegurar el triunfo de Didier Tavera?
Lo que hicimos fue organizar una agenda y optimizar el recurso más importante, que era el humano. Didier Tavera es una persona con una inmensa calidad humana, de un carisma inigualable, y lo pongo en estos quilates: hoy, de los candidatos potenciales a la presidencia, ninguno tiene el carisma de Didier. Luego, lo que nosotros hicimos fue organizar esas virtudes y exponerlas.

Con base en lo que está diciendo, ¿usted vería a Didier presidenciable para el 2022?
Lo veo como lo que es hoy: uno de los mejores gobernantes del país. Joven, terminará su gobernación a los 43 años, y tiene todavía media vida por resolver.

Después de año y medio manejando la imagen de Didier Tavera, usted decide dar un paso al costado. Qué es lo que más le enorgullece de haber trabajado con él y por qué decidió retirarse. ¿Hubo acaso diferencias insalvables con el gobernador?
No, ninguna diferencia. Por el contrario, consolidamos una relación óptima. Los resultados después de un año me permiten estar tranquilo. Fíjese no más que según Gallup la imagen de Didier creció 40 puntos este año, lo cual lo convierte en el gobernante con mayor crecimiento. El comienzo de un gobierno es como el despegue de un avión. El avión ya está en el aire, y yo debo dedicarme a lo mío. Me puse la camiseta y la tengo sudada, logramos consolidar un equipo de Comunicaciones a todo tren, con un ambiente laboral increíble. Cada persona del equipo se siente parte integrante de un engranaje, y lo hacen con entrega total, con pasión. Eso en la parte pública es un logro importante, por amor al departamento. Me voy feliz, muy satisfecho con el trabajo realizado.

¿A cuál político le gustaría brindarle su asesoría para que fuera el próximo Presidente de Colombia?
No he pensado en eso. Dedicaré los dos primeros meses del 2017 a componer una nueva estructura de mercadeo político. Hay que estar siempre innovando. Cuando ganamos en Santander la gente comenzó a hablar de Ancízar Casanova, pero no fui yo el que ganó, sino un equipo. Y con el equipo decidimos retirarnos a reorganizar y componer nuevas propuestas de mercadeo.

¿Cuáles son entonces sus metas de aquí en adelante?
Estoy absolutamente seguro de que vamos a contribuir a la construcción de una propuesta seria para la Presidencia de Colombia. Sé que lo vamos a lograr.

¿O sea que usted ya tiene contactado al político que quiere convertir en Presidente?
Eso es como en el amor: uno no sabe cuándo ni dónde lo va a encontrar, o si el amor lo va a encontrar a uno.