martes, 23 de febrero de 2016

SOS por Barrancabermeja




La historia de Barrancabermeja en los últimos años se parece al dicho popular que habla del que hicieron subir como palmera y bajaron como coco. El asunto comenzó cuando el gobierno anunció el Proyecto de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja (PMRB), y en tal dirección el Ministerio de Minas y Energía expidió el decreto 2133 que definía el proyecto como de interés nacional, con un avalúo inicial de 3.800 millones de dólares.

Por allá en 2008 (el año parece ya lejano) el entonces presidente de Ecopetrol, Javier Genaro Gutiérrez, comenzó a pintarle pajaritos de oro a la ‘capital del petróleo’ cuando dijo que la ciudad debía prepararse porque la ampliación de la refinería iba a requerir de por lo menos 3.000 camas para los nuevos trabajadores, y fue así como de los 25 hoteles que había la cifra se quintuplicó a 125, y en consonancia con lo proyectado comenzaron a aparecer nuevos restaurantes, centros comerciales, tiendas de ropa y lugares de entretenimiento. Según Henry Zapata Páez, miembro de la junta directiva de la Cámara de Comercio, la inversión empresarial fue cercana a los 100.000 millones de pesos, para estrellarse de bruces con que en menos de tres años el índice de desempleo pasó del promedio nacional del 10 a un preocupante 23 por ciento, con tendencia al alza y con las consecuencias de tensión social que esto puede generar en una región tan ‘caliente’, justo a las puertas del posconflicto…

El PMRB se definió como de “interés nacional” porque con la modernización de la planta se iban a generar 4,7 billones de pesos en consumo intermedio, 2,8 billones de pesos en valor agregado, 60 mil millones de pesos en el pago de impuestos y cerca de 40 mil nuevos empleos en sectores diferentes al petróleo. La idea era que empezarían a procesar crudos pesados y se podría convertir el 96 por ciento de cada barril en productos aprovechables, a diferencia de las condiciones que brinda la refinería actual, montada para crudos livianos y cuyo máximo de aprovechamiento de cada barril está en el 75 por ciento. Se preveía además que con su renovación la refinería de Barranca abastecería la totalidad del mercado nacional, eliminando así las importaciones de diesel.

Esto en principio no reñía con la Refinería de Cartagena (Reficar), pero en los cinco años que duró su construcción los costos fueron inflados en 4.023 millones de dólares por encima de lo previsto, hasta llegar a la espeluznante cifra de US$8.016 millones, en lo que constituye el más grande latrocinio o saqueo en la historia de Colombia, del que Ecopetrol en su condición de dueño y ejecutor del proyecto vendría a ser el principal responsable.

Fue el actual presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, quien se amparó en la caída de los precios del petróleo para anunciar en octubre de 2015 que el PMRB quedaba aplazado; y luego, a raíz del escándalo por los sobrecostos de Reficar, para informar el pasado 3 de febrero que el proyecto ya no iba, con lo cual dejó a la ciudad literalmente colgada de la brocha.

En este contexto no se puede olvidar que hace algo más de cuatro años el candidato Elkin Bueno Altahona se colinchó de esa avalancha de optimismo que contagiaba a la ciudad y adoptó como lema de campaña ‘Barrancabermeja Ciudad Futuro’, y esto contribuyó a su triunfo electoral, pues se montó en el imaginario colectivo de esperanza que nos habían pintado Ecopetrol y el gobierno nacional. Y digo “nos” porque yo nací en Barrancabermeja, aunque ya no vivo allá, y porque como dije atrás, el PMRB era –y sigue siendo- un proyecto de interés nacional.

Elkin Bueno armó coalición con los partidos AICO, Polo Democrático, Alianza Verde, CCI, MIO, Cambio Radical y La U (casi el único que no entró fue el Partido Liberal), y en sus cuatro años de gloria disoluta se dedicó a pagar los apoyos políticos que lo llevaron a la alcaldía, a gastar a manos llenas en dudosos contratos y a endeudar a la ciudad con tal desenfreno que al final de su administración sacó adelante en contubernio con el concejo un empréstito por 170.000 millones de pesos para la ejecución de obras suntuarias o macondianas. Entre esas la contratación de grama sintética para ocho canchas de fútbol (¡por 8.800 millones de pesos!), que debió ser reversada porque la reverberación del sol sobre el material producía un calor que hacía imposible aguantar un partido de 90 minutos. (Ver informe de Noticias Uno). O la remodelación del parque Infantil, al que le arrancaron 40 árboles y cuyas obras presentan un pronunciado retraso, mientras se descuidaron temas claves como educación o infraestructura vial.

En sesión solidaria de la Asamblea Departamental realizada este 17 de febrero en el Club Infantas, a la que asistieron desde el gobernador Didier Tavera hasta los gremios, entidades, organizaciones sindicales y líderes vinculados al puerto petrolero, su actual alcalde Darío Echeverry Serrano recordó cómo durante la campaña para su reelección el presidente Santos les dijo a esos mismos líderes en el icónico Hotel Pipatón que tenía más reversa el río Magdalena que la modernización de la refinería, y por eso el alcalde Echeverry cuenta –con una buena dosis de humor negro- que se asoma todas las mañanas al muelle a ver si un día de estos a Barranca se le hace el milagrito y el escaso caudal empieza a tirar río arriba.

El tramacazo que hoy sufre la ciudad entera es comparable al que viviría una madre gestante que en el octavo mes pierde su criatura, y lo digo con tal crudeza porque el proyecto abortó justo cuando el puerto petrolero se había preparado para recibirlo. Es por eso que el gobierno nacional no puede cruzarse de brazos y entender que toda crisis es temporal, y que esta se debe traducir en oportunidad (los precios del petróleo volverán a subir), y ello implica meterse la mano al dril o a donde sea para sacar adelante el prometido Proyecto de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja (PMRB), si no quiere que la ciudad y la región del Magdalena Medio que la circunda terminen convertidas de nuevo en una verdadera Caldera del Diablo…

martes, 16 de febrero de 2016

Tres dinosaurios más papistas que el Papa


Unas declaraciones recientes de José Galat en las que descalifica y regaña al Papa Francisco son la mejor muestra de hasta dónde pueden llegar la alienación, la estulticia o el fanatismo cuando de religión se trata.

Galat es el rector y propietario de la muy conservadora Universidad La Gran Colombia, con unos 30.000 alumnos, la cual a su vez es dueña del canal cristiano Teleamiga, del que era socio y gerente Diego Arango Osorio hasta que la ‘fidelidad’ de este con la Iglesia Católica provocó un cisma en la amistad que los unía y condujo a su desvinculación de dicho medio.

Hoy Galat frisa los 90 años y en 2010 se presentó como precandidato a la Presidencia de la República por el Partido Conservador, donde fue derrotado por Martha Lucía Ramírez. Pero el asunto de fondo es que el hombre anda muy disgustado con el máximo representante de Dios sobre la Tierra por los desplantes que Francisco le está haciendo al “dogma”, y es el motivo por el cual Galat ha llegado hasta el herético extremo de afirmar que el capítulo 13 del Apocalipsis anuncia la venida un falso profeta, conocido como el Anticristo, y ante esto “hay signos de alarma, porque ningún Papa anterior ha negado verdades de la fe y este comienza a negarlas”. Mejor dicho, señala al Papa actual de ser algo así como un calanchín del demonio.

A la luz de esa fe es comprensible la preocupación del nonagenario personaje: a él solo le interesa seguir la verdad suprema contenida en la Biblia,  y en tal medida se niega a admitir, por ejemplo, eso de que para el nuevo Papa todo el mundo se salva. Cómo así, le pregunta Galat a Édgar Artunduaga: “¿acaso Cristo no dijo que muchos son los llamados y pocos los escogidos?”

Galat se siente miembro de un selecto club de creyentes que practican los 10 mandamientos al pie de la letra y están ciegamente convencidos de que eso los hace merecedores de una salvación que no está disponible para el resto de la chusma. “¿Cómo nos vamos a salvar gratis sin cumplir los mandamientos?” –reacciona enérgico el novel guardián de la fe. “¡Eso es una estupidez!”. Una inquietud concomitante tiene que ver con el diablo, cuya existencia hoy descarta el Papa pero según Galat “si el infierno y el diablo no existen (…) daría lo mismo cumplir mandamientos que no cumplir. Y si no existe el pecado, ¿a qué vino Jesús? ¿A liberarnos de pecados que no existían?”.

Esto significa que solo se salvan los católicos creyentes en el dogma que emana de la Palabra de Dios, o sea que no podrán entrar al cielo los equivocados practicantes de otras religiones y menos los pecadores, en cuyo caso tampoco tendría cabida el mismísimo Santo Padre, pues al desconocer el dogma estaría incurriendo en pecado y se haría por tanto merecedor a arder en las llamas del infierno… si no se arrepiente a tiempo.

Aquí entre nos, alguien debería tener un gesto de compasión con el venerable anciano y explicarle la más grande de todas las verdades: que en el latino Francisco la Iglesia Católica encontró al más idóneo exponente para la renovación de su aporreada imagen institucional, la cual venía en picada desde que muchos sacerdotes (en cantidades industriales que impiden hablar de casos aislados) perdieron el modelo de rectitud que los caracterizaba y cometieron gravísimos delitos de pederastia sobre niños y adolescentes, que pusieron a la jerarquía de la Iglesia en el ojo de la picota pública y le hicieron perder adeptos en cantidades también industriales.

Fue esa crisis –con la consecuente pérdida de credibilidad a todo nivel- la simiente para el surgimiento de nuevas congregaciones cuyo común denominador ha sido la explotación de la confusión colectiva, dando lugar a la proliferación de las más variadas tendencias (evangelistas, mormones, adventistas, testigos de Jehová, carismáticos, cienciólogos, Bethesda, MIRA, Casa sobre la roca, Pare de sufrir, etc.), dirigidas por pastores o ‘profetas’ dedicados en su mayoría a engatusar incautos o pescar en río revuelto.

Podría pensarse entonces que Galat se está demorando en romper filas y crear su propia iglesia, más sabiendo que cuenta con canal propio y que se asume poseedor de una verdad que antes ostentaba en su infalibilidad el Sumo Pontífice. Pero hoy esa infalibilidad parece pertenecerle a él, y así pretende demostrarlo cuando le habla a Artunduaga de “la verdad ante todo, por encima de las jerarquías y por encima de los obispos. La verdad teológica, la verdad de los evangelios”.

Este rompimiento con la doctrina papal se asemeja al que en su momento protagonizó el arzobispo integrista Marcel-François Lefebvre cuando se manifestó contrario a las enseñanzas del Concilio Vaticano II y en acto de rebeldía comenzó a ordenar sus propios sacerdotes y a oficiar la misa en latín, de espaldas al público. Lefebvre constituyó en 1971 la fraternidad San Pío X, a la que por cierto pertenece el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, y en coincidencia lleva el mismo nombre del parque de Bucaramanga donde el 13 de mayo de 1987 –día de la Virgen de Fátima- organizó una quema de libros pecaminosos. (Ver El misterio de los lefebvristas).

“No se puede dialogar con los masones o con los comunistas porque no se dialoga con el diablo”, declaró Lefebvre en agosto de 1976 durante una eucaristía en Lille (Francia). Esto coincide al dedillo con lo que piensan Ordóñez y Galat, ambos militantes –también- del Partido Conservador, y forma parte de la cosmovisión integrista que les permite asumirse como dueños de una verdad que trasciende la extravagante modernidad del Papa gaucho, de quien solo pueden esperar que un día Dios se lo lleve a su reino celestial para que la Iglesia pueda recuperar la cordura del dogma primigenio y regrese al camino perdido…


DE REMATE: El Integrismo se entiende como la actitud vertical de determinados colectivos hacia los principios de la doctrina tradicional, de manera que rechazan cualquier cambio que pretenda alterar tales principios. El término tiene su origen en grupos católicos ultramontanos del siglo XIX, autodenominados “integristas”, que así reaccionaban contra el laicismo que proponía separar la Iglesia del Estado.

martes, 9 de febrero de 2016

Peñalosa quiere ser Presidente (también)




Había prometido en columna anterior darle un compás de espera a Enrique Peñalosa antes de analizar su naciente gestión, pero lo ocurrido el Día sin carro encendió todas las alarmas.

Es de suponer que en la mañana del jueves 4 de febrero el alcalde salió a las calles con paso firme y se subió al transporte articulado para transmitir don de mando, pero como dicen las señoras, “mejor se hubiera quedado en su casita”. No acertó ni una, a tal punto que los medios tuvieron suficiente material para especializarse en alguna parte de su azarosa jornada.

RCN Noticias se centró en el recorrido que hizo a pie, donde entre varios reclamos ciudadanos brilló con voz propia la señora Ana Isabel Hernández, oriunda de Sogamoso (Boyacá), quien le increpaba “por qué manda atropellar a los vendedores de tinto” del parque Santander, y Peñalosa le respondió impertérrito con que “hay que respetar el espacio público”.

Semana.com fue especialmente ‘considerada’ en el cubrimiento, mediante un video de título neutro que promovió el uso de la bici y parecía más un publirreportaje de la alcaldía. Como no podían eludir los tropiezos del alcalde, sacaron casi escondido un Confidencial titulado “Peñalosa y la silla azul de Transmilenio” (Ver Confidencial), donde contaron que el alcalde “no se percató” de haberse sentado en un asiento de uso preferencial. Pero en Semana tuvieron cuidado de no ‘percatarse’ de la foto completa, con una señora que viajaba de pie a su lado. (Ver foto completa).

El cubrimiento más llamativo lo puso Noticias Caracol, cuando en su emisión del mediodía la periodista Juanita Gómez confundió el nombre de Peñalosa con el de Gustavo Petro, aunque se reivindicó al ser testigo del momento en que el bus de Transmilenio con Peñalosa a bordo se vara, y a este le pareció “mucha casualidad”, por lo que se dirige al conductor con estas palabras: “¿Cómo es que es el nombre suyo? Bueno, ahorita apuntamos”. (Ver noticia de Juanita). Ya en horas de la noche Juanita fue remplazada (¿castigada?) por Andrea Restrepo, quien hizo un balance de lo ocurrido con un tratamiento mucho más benévolo hacia el alcalde. (Ver noticia de Andrea).

No se trata aquí de cuestionar la diferencia que hubo entre la dureza que mostraron Caracol y RCN durante el cubrimiento en vivo (porque era así, en vivo), con la benevolencia que le aplicaron ya en horas la noche, mediante la magia de la edición. No se trata de eso, decía, sino de llamar la atención sobre la actitud de Peñalosa frente al conductor del bus varado: amenazante, rebajándose al plan de ‘usted no sabe quién soy yo’.

Lo peor que le podría pasar a Bogotá sería que se mantuviera la polarización vivida durante los cuatro años de la administración Petro, y lo increíble es que sea el propio alcalde entrante quien la está propiciando con la arrogancia del que solo ve “potreros” donde hay una reserva ecológica; del que arremete contra los vendedores informales y contra cualquier forma de protesta callejera; del que desconoce olímpicamente los rigurosos diseños del metro porque quiere algo para mostrar al final de su gestión, en aplicación del mismo criterio por el cual en su alcaldía anterior prefirió el Transmilenio en lugar del metro: para alcanzar a mostrarlo. Y Transmilenio terminó por colapsar, y lo acaban de premiar por eso.

En 1998 Enrique Peñalosa sacrificó la movilidad de la ciudad en aras de su aspiración presidencial, y ahora quiere recuperar esa movilidad a la brava, con el mismo propósito electoral. Él mintió cuando en la tarde de su segunda posesión dijo que no le interesaba la Presidencia de la República, porque la única verdad verdadera es que desde ese día viene trabajando en función de acometer una gran transformación física de Bogotá (que sin duda hará, como en su momento hizo con Transmilenio), para que quede en el imaginario nacional y en tal medida lo ubique –de nuevo- en el ranking de los presidenciables para el 2022. (¿Después de Vargas Lleras? Averígüelo ídem…).

En cumplimiento de ese objetivo, la otrora icónica avenida Caracas a la que piensa meterle el tren elevado, será una de las bajas colaterales de su aspiración. Es de esperar que tan estrecha avenida no se convierta en meadero público, pero en todo caso no será el sitio más recomendable para pasear con la novia a la luz de la luna. Ya en el trayecto del norte el metro irá bajo tierra, porque el intríngulis de todo esto es que Peñalosa sabe para quién trabaja. Él –a  diferencia de lo que dice el presidente Santos de sí mismo- no es un traidor a su clase.

Al cierre de esta columna se ha sabido por Semana.com que el alcalde hizo buscar a la vendedora de tintos para disculparse, pero ella se le adelantó y le pidió perdón, en confirmación del dicho según el cual “el que no ha visto a Dios (en su despacho), cuando lo ve se asusta”. (Ver video) Él, como caballero que es –no se le niega- le dijo: “usted perdóneme a mi más bien”. Y en esto tiene razón Peñalosa: el arrepentimiento debió haber nacido de él.

DE REMATE: La Ley de Alternatividad Penal que en 2003 le propuso al Congreso el entonces comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, trataba de colar impunidad total para los cabecillas del paramilitarismo prometiéndole lo mismo a la guerrilla, mientras trataban de aplastarla. (Ver prueba reina). Ahora piden cárcel para las FARC, después de que les ofrecían el oro y el moro.

martes, 2 de febrero de 2016

Mujeres, al borde de un ataque

  


La violencia masculina contra la mujer ha adquirido casi carácter de pandemia, sobre todo en un país tan conservador, tan machista y tan católico como Colombia. Y esto requiere una explicación.

El mundo entero asiste a una especie de ‘relajación de las costumbres’ en las relaciones de pareja, en gran parte gracias al fenómeno avasallador de la Internet que libera la transmisión de información a todo nivel (desde la académica o científica hasta la más íntima y procaz, pasando por la basura que inunda las redes sociales), y en parte ligado a esquemas publicitarios que siguen mostrando a la mujer como objeto sexual.

La tensión entre lo antes férreo o doctrinario y lo ahora liberador está provocando dramáticos rompimientos de todo tipo en altísimo número de parejas, casi siempre con desenlace fatal. Como dijo Bernard-Henry Levy en un libro exquisito (Hombres y Mujeres), “desde que hay amantes, hay celosos. Y los celos son inconfesables. Y hay hombres, eventualmente filósofos, que estrangulan a su mujer”.

La relajación de las costumbres no significa que las mujeres se han vuelto infieles o fáciles (aunque la proporción ha crecido…), sino que están rompiendo esquemas autoritarios o modelos atávicos de sumisión al hombre, y empiezan a ser conscientes de que son dueñas de sí mismas en lo sexual, en lo emocional e incluso en lo laboral, donde cada día más jefes reciben su tatequieto.

Esto constituye una verdadera revolución de las costumbres, y toda revolución viene acompañada de nuevas relaciones de poder, en las que hay vencedoras y vencidos, así como víctimas y victimarios.

Víctima es hasta cierto punto el hombre que ya no puede tener plena seguridad de que su mujer le está siendo fiel (en un escenario donde hasta el ‘quicky’ acecha detrás de una puerta), pero víctima es sobre todo la mujer cuyo novio o marido se niega a entender que ese ‘cuerpito’ ya no le pertenece, porque ahora tiene una administradora plenipotenciaria que decide con quién –o quiénes- compartirlo, o disfrutarlo, o simplemente acompañarlo.

En alguna ocasión le escuché a Margarita Vidal decir que “en Bogotá todos se comen con todas”. Esto no significa que se armó el despiporre universal, sino que la práctica del sexo ha adquirido una connotación muy diferente a la que manejaban nuestros padres o abuelos, cuando se le asumía como un deber dentro del matrimonio, con el fin único y “sagrado” de la procreación. Hoy el sexo se asume básicamente como la exploración de dos cuerpos ligada a la búsqueda del goce físico, y en asunto de camas y revolcones es más lo que se oculta que lo que se sabe.

Hablando a calzón quitado, las mujeres han revertido la pirámide jerárquica en la que antes ellos eran los dueños del merequetengue, y la orden venía desde la parroquia, que hablaba de obediencia y sumisión al hombre. Pero eso fue en un ayer cada día más lejano, pues ahora las féminas comienzan a asumirse en un plano de autonomía individual que termina por alebrestar a los ‘machos’, al punto de envalentonar a más de uno hasta el grado de la paliza, el rosario de puñaladas o el ácido vertido sobre su rostro.

Las cifras son espeluznantes y están al orden del día: en 2014 fueron asesinadas en Colombia 145 mujeres por sus parejas o exparejas, cada 12,5 minutos una mujer es agredida, y el número de feminicidios aumentó un 63 por ciento comparado con el año anterior. Hay lugares de Colombia ya cercanos a la alerta roja, como Cali, donde entre el 1 y el 24 de enero de este año fueron asesinadas 14 mujeres. O como en Bogotá, donde entre enero y noviembre del año pasado se conocieron 20.883 casos de violencia física contra las mujeres, mil más que en el mismo período de 2014. (Ver artículo).

O como Santander, el departamento que presenta mayor violencia contra la mujer en relaciones de pareja, sobre todo contra mujeres menores de 25 años, con un 93 (¡93!) por ciento de incidencia. Así lo dice otro artículo de El Espectador, para que vean que no lo inventé. Y si a lo anterior se agrega un 10 por ciento de casos que no se reportan… en fin.

Lo más preocupante es que esto se va a poner peor –como en efecto viene ocurriendo-, y el origen tiene que ver con que muchos ‘varones’ llegaron tarde a la cita de la cada día más creciente liberación femenina, mediante la cual la mujer viene ocupando unos espacios en los que antes desempeñaba un papel de obediencia o inferioridad. Cuando esa conquista de su propia libertad sexual choca contra un sentimiento atávico de posesión machista, es cuando sobreviene la tragedia.

Por cuenta sobre todo de Internet, estamos en la cresta de la ola de una súbita transformación que no sabemos claramente a dónde nos va a conducir, y mientras no esté ligada al cambio de modelo cultural que se debe dar desde el sistema educativo, no conducirá a nada bueno.

Como dije en columna anterior, es impostergable replantear las relaciones de pareja tal como todavía se conciben, para abrir las compuertas hacia una sana libertad donde nadie sea dueño del otro y el cariño o el amor no posesivos impongan la parada, de modo que si el amor se extingue no se armen los terribles dramas pasionales que estallan cuando alguien que se creía dueño del otro (o de la otra) se entera de que no era así, y es la propia realidad la que se encarga de aterrizarlo.

DE REMATE: “Yo te amo, pero no puedo saber si dejaré de amarte o si empezarás a amar a alguien diferente. Lo más sano entonces será que nos amemos hasta que uno de los dos diga ya no más, respetando siempre la independencia y la libertad mutuas, y sin olvidar de todos modos que lo más bello sería si tú y yo nos amáramos hasta el fin de los tiempos”.