Tomado
de ElUnicornio.co (Octubre 5 de 2022)
No dejó de
causar preocupación ver al mismísimo presidente de la República defendiéndose
en las redes sociales de los ataques recibidos por la calidad de las sábanas y
los edredones que adquirió el Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE)
para las habitaciones del Palacio de Nariño. Esto muestra que no hay equipo ni
estrategia para salirles al paso a esos ataques, y es reflejo del descuido que
la izquierda siempre ha mostrado en el manejo de las Comunicaciones.
Lo más
preocupante en últimas es que algo que les habría servido como oportunidad dorada
para sacar pecho (las pésimas condiciones en que recibieron esas habitaciones y
lo que hicieron para dotarlas como corresponde) terminó convertido en crisis
contra el mismo gobierno. Lo que habrían podido presentar como remedio se les
volvió enfermedad, y les tocó tanto a Petro como a su principal escudero, Gustavo
Bolívar, salir a dar explicaciones apresuradas.
Por eso es que en
lugar de amainar una tormenta súbita que les estalla en la cara, se trata es de
preverla y estar preparados para actuar. O sea, prevenir en lugar de curar. Y
esto pasa por contar con algo que recibe el nombre de “planeación estratégica”.
Mejor dicho, habría bastado con recurrir al análisis DOFA que habla de
debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas, para entender que lo que
tenían a la mano como una Fortaleza (las imágenes de unas cortinas rotas y
hasta las camas sin sábanas, en fin) terminó siendo captado por el grueso
público como Debilidad flagrante. Despreciaron la Oportunidad, y la falta de
previsión se les transformó en Amenaza. ¿Por qué ocurrió esto? Porque no tienen
estrategia, digámoslo sin ambages. ¿Tienen al menos equipo? No lo sé.
Coincidente con
el tema, Alfredo Saade lanzó un trino donde dijo que “El presidente Petro debe montar
urgentemente un canal de televisión para que el país se informe de verdad. Los
medios de la oposición son fuertes y solo envían guiones contra el gobierno del
cambio”. (Ver
trino)
Esta
apreciación del pastor evangélico forma parte del desenfoque, pues no se trata
de adoctrinar, sino de convencer. Si bien la segunda parte de su trino es
cierta (que los medios de oposición son fuertes) lo que menos importancia tiene
desde una perspectiva estratégica es crear uno o varios canales o medios que
difundan la versión oficial de las cosas, pues esto será visto como propaganda
gobiernista, a la que audiencias cada vez más críticas les hacen el quite.
Tener una
estrategia propia pasa entre otros aspectos por no convertirse en caja de
resonancia de medios como Semana, dedicados a crear escándalos ficticios
con titulares amarillistas, cuyo objetivo es provocar la reacción de sus contendores
para crecerse en la atención de tirios y troyanos.
Nos referimos
en particular a la edición que titularon “Pánico en la salud”, en cuya trampa
el petrismo cayó redondito cuando se dedicaron todos a una a enfrentarla,
comenzando por el presidente del Senado, Roy Barreras, quien respondió diciendo
que “esa carátula perversa para generar pánico social y pánico económico puede
ser delito (art 302 cp)”. (Ver trino)
Es cierto, ese titular configura el delito de pánico económico, pero a esta
modalidad acude la directora de ese medio porque sabe que está protegida por
una Fiscalía cómplice, uribista hasta los tuétanos. O sea que responder a
semejante libelo es ayudar a encender la mecha de la bomba que la hace
estallar. ¿Qué se debe hacer, entonces? En la medida de lo posible, ignorarlos.
Antes que crear
medios propios, la estrategia de comunicaciones debería apuntar entonces a dos
aspectos estratégicos claves: uno, fortalecer los medios aliados; dos, tener
inserción dentro de los medios tradicionales para la divulgación de sus
mensajes.
En cuanto a lo
primero, se trata de revertir la torta y enfocar la pauta hacia los medios que
han apoyado o contribuyeron a hacer posible el triunfo del Pacto Histórico.
Ahora bien, no se trata de voltearles la espalda a los medios tradicionales,
pues siguen contando con grandes audiencias, que no se deben dejar en manos de
quienes son expertos en el arte de la manipulación ideológica.
Este es un
punto clave, y en tal dirección mi propuesta apunta a contratar la divulgación
de mensajes que muestren el punto de vista del gobierno en ejercicio. Esto en
últimas era lo que hacía el gobierno anterior con medios como RCN, Red +
Noticias o Caracol, mediante una verdadera avalancha de pauta
oficial de las más variadas entidades, para así ocultar las falencias del
régimen y hacer ver como que todo marchaba a pedir de boca.
Pero no se
trata de actuar como con Noticias Caracol, que durante el gobierno
anterior estuvo dedicado a presentar informes que destacaban el optimismo
empresarial y mostraban un supuesto crecimiento constante de la economía,
mientras aparentaban objetividad con sesudas investigaciones que denunciaban
casos de corrupción, sobre todo entre las filas del Ejército y la Policía, pero
nunca tocaron la figura del presidente Duque. ¿Por qué? Porque la mayor parte
de la contratación era ordenada por la Presidencia.
Ahora, aplicando
un criterio de austeridad en el gasto pero a la vez de eficacia en el manejo de
las Comunicaciones, se podría pensar en contratar a esos mismos medios para la
divulgación diaria de mensajes o videos cortos en un formato atractivo, con
contenidos de fácil comprensión, que den cuenta de los verdaderos alcances y
realizaciones del gobierno del Pacto Histórico.
Así las cosas,
el propósito ulterior de una estrategia de Comunicaciones coherente por parte
del gobierno del Pacto Histórico debe ser la de no permitir que la verdad de
las cosas se vea tergiversada por quienes desde los medios de comunicación tradicionales
siempre han tenido la sartén por el mango.
Y ya para
terminar, como dicen los edictos oficiales, “publíquese y cúmplase”.
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