Tomado
de ElUnicornio.co (14 de enero de 2023)
Si de algo sirve la historia de
la desaparición de Emanuela Orlandi a la tierna edad de 15 años dentro de las
paredes del Vaticano, es para confirmar dos cosas: primero, que todos somos esclavos
del azar. Y segundo, que dentro de la Iglesia Católica hay todavía muchas cosas
oscuras -pervertidas o perversas- que siguen sin salir a la luz pública o sin
resolver.
Esclavos del azar, dije, porque
según cuenta el extraordinario documental de Netflix sobre tan
misterioso rapto, titulado (La chica del
Vaticano) la última vez que ella salió de la casa acababa de tener una
discusión con su hermano Pietro. Ella le pidió que la acompañara a su clase de
flauta, pero él no quiso. Discutieron, ella se fue muy brava con Pietro, y
según reseña
El Tiempo, esa fue “una de las decisiones que más lamentó en su vida”. Aquí
entre nos, ¿quién puede cargar con el peso de esa culpa en su conciencia? Si
esa tarde del 22 de junio de 1983 su hermano hubiera decidido acompañarla,
Emanuela Orlandi estaría viva.
Ahora el tema “resucita” luego de
permanecer durante décadas en el olvido, debido a que según un cable de la
BBC de Londres (última ciudad a la que habría llegado viva), “las
autoridades han reabierto la investigación del caso, tras varias solicitudes
del hermano mayor de Emanuela, quien a lo largo de los años ha llevado a cabo
una campaña para resolver la desaparición”.
Dije atrás que dentro de la
Iglesia Católica existen aún muchas cosas pervertidas o perversas, y sea la
ocasión para recordar un escándalo relativamente reciente que sacudió al
Vaticano, en 2017: una orgía gay amenizada con consumo de cocaína y presidida
por el cardenal Luigi Capozzi, quien luego de ser sometido a desintoxicación tuvo
que pasar un largo período de recuperación en un monasterio. (Ver
noticia).
Pero vamos al grano. Del tema
específico de la desaparición de la chica italiana se ocupó una columna de
Ramiro Bejarano titulada Papas
encubridores, donde afirmó que “alguien en el Vaticano abusó sexualmente de
una joven de 15 años, al parecer un cardenal, y de todo eso estuvieron
enterados los pontífices, quienes terminaron convertidos en los encubridores
del escándalo más grande que haya sacudido a la Iglesia católica”.
¿Y en qué se basa Bejarano para
hacer tan delicada afirmación? En que el mismo documental cuenta al final cómo,
cuando el papa Francisco visitó a la familia Orlandi y el hermano de la
secuestrada le dijo que tenían esperanza de que Emanuela regresara, el papa le
respondió: “Emanuela está en el cielo”. Se lo dijo dos veces, por falta de una.
(Video
adjunto, incluir desde 4:10 hasta 4:35).
La familia debió creer que lo
decía a modo de consolación, pero su sorpresa fue mayúscula cuando una
compañera del colegio de Emanuela, que había guardado silencio durante 37 años,
contó que dos días antes de la desaparición le había contado que había sido
víctima de abuso sexual por una persona muy importante del Vaticano.
Lo anterior daría para pensar
entonces que el mismísimo papa Francisco estaría ayudando a encubrir el crimen,
pero ahora se podría concluir lo contrario: que quiere contribuir a resolverlo,
si hemos de creerle al fiscal del Vaticano, Alessandro Diddi, sin duda
obedeciendo órdenes del pontífice, cuando declaró a la agencia de noticias ADNkronos
que “todos los archivos, documentos, informes, información y testimonios
relacionados con el caso serán reexaminados, para no dejar piedra sin
remover".
Ramiro Bejarano cree que se trató
de un caso de abuso sexual, y que de esto estuvieron enterados “los
pontífices”. Y en efecto, hay un suceso sospechoso que le daría la razón al
columnista: 12 días después de su desaparición, el 3 de julio de 1983, el papa
Juan Pablo II en alocución ante la Plaza de San Pedro se dirigió a los
“responsables de este caso, para pedirles que tengan piedad de la joven. Espero
que sea devuelta a la familia”, dijo.
Esto significaría, según el
documental, que el papa sabía que estaba viva y que había sido secuestrada. O
sea, tenía una información que escapaba al conocimiento de la misma familia de
Emanuela. Además, ¿por qué su interés específico en un solo caso de crónica
roja, de tantos que podía haber?
Por todo lo anterior, es de
esperar que el anuncio de la investigación exhaustiva por parte del Vaticano no
se trate de un simple saludo a la bandera. La verdad sea dicha, si el papa Francisco
logra llegar hasta sus últimas consecuencias, estaría de contera contribuyendo
a horadar los cimientos del prestigio sobre los cuales Pedro, discípulo amado
de Jesucristo y supuesto primer papa, construyó su iglesia.
Sea como fuere, se le abona al
pontífice argentino su interés en apariencia sincero por resolver el misterio,
y quedamos atentos a los resultados de tan interesantes pesquisas. Esto sí que
constituye una verdadera “noticia en desarrollo”.
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