martes, 29 de octubre de 2013

Procurador versus Petro: habrá baculazo




Permítaseme hacer una reflexión –a modo de apuesta- sobre la decisión que tomará el señor Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, en torno a si destituye o no de su cargo al Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro. Mi impresión personal es que en efecto lo destituirá y sancionará, pues en caso contrario se estaría traicionando a sí mismo.

Cada día que pasa es más claro que Ordóñez viene librando una verdadera cruzada por la imposición de sus creencias religiosas en la vida nacional, pero no puede reconocerlo porque no solo sería políticamente incorrecto, sino causal para su propia destitución, por aplicar normas de cumplimiento confesional en un Estado laico.

La suya es por supuesto una cruzada fundamentalista, y para probarlo dan ‘fe’ algunas decisiones que ha tomado, pero basta con remitirse a la tesis con la que se graduó, titulada Presupuestos Fundamentales del Estado Católico y a buena hora revelada por Mauricio Albarracín para La Silla Vacía.

No es de extrañar en su título la palabra “Fundamentales”, pues es precisamente la manifestación del fundamentalismo religioso que ha venido aplicando con celo y devoción, para gloria del Creador y de la Santísima Virgen, a quien en la dedicatoria le suplica “la restauración del Orden Cristiano y el aplastamiento del comunismo ateo, para que brille por doquier la Fe Católica, pues sin ella no hay esperanza para las sociedades y para los hombres”.

Entre las decisiones que ha tomado, un espectador desprevenido podría pensar que con Piedad Córdoba obró en justicia, por sus aparentes relaciones de cercanía y/o cooperación con las Farc (aunque según el abogado Ramiro Bejarano con base en pruebas obtenidas ilegalmente). Pero hay un caso donde actuó movido por la urgencia de infligir castigo y penitencia sobre un pecador: nos referimos a Alonso Salazar, a quien destituyó e inhabilitó por 12 años por intervenir en política, cuando este denunció supuestos vínculos criminales de su rival a la alcaldía de Medellín, Luis Pérez.

Lo llamativo es que no le pareció participación en política el homenaje que en mayo de este año le rindió en esa misma ciudad el conservatismo antioqueño en pleno, donde quizás el único asistente no conservador fue el ex arquero René Higuita (del partido de Pablo Escobar, según Blu Radio), y donde entre los oferentes figuraba el exgobernador Luis Alfredo Ramos, quien durante su intervención dijo que “Ordóñez tiene los valores para ser Presidente”, y de quien en solidaria retribución la Procuraduría solicitó que fuera dejado en libertad “inmediatamente”, luego de la detención que la Corte Suprema ordenó en su contra por sus vínculos con grupos paramilitares.

El verdadero motivo –de índole estrictamente religiosa- por el cual Alonso Salazar fue objeto de tan severa sanción, es porque mientras fue alcalde de Medellín trató de poner a funcionar la Clínica de la Mujer, como había prometido en su campaña electoral, y donde se realizarían abortos para los tres casos permitidos por la Corte Constitucional: violencia sexual o incesto, riesgo para la vida o la salud de la madre, o inviabilidad del feto. Y Ordóñez puede perdonar todo –por ejemplo, la orgía de saqueos que disfrutaron sus copartidarios con la DNE- pero no que aquello que para la soberana majestad de un Estado Católico constituiría un delito, como es el aborto en cualquier modalidad, pudiera quedarse sin castigo divino.

Por eso no se cae en error al hablar de un procurador que ejerce en la práctica una tarea fundamentalista cristiana (“la cosmovisión católica del  Estado”, según el propio Ordóñez), mientras en la teoría, o sea de labios para afuera, asegure que lo que hace es defender la Constitución.

Una circunstancia idéntica a la de Salazar opera con Gustavo Petro, otra personificación del mal a los ojos de alguien que percibe la tolerancia y permisividad del Distrito Capital con la comunidad gay (para citar un solo ejemplo de dicha “cosmovisión atea y comunista”) como la instauración de una especie de Sodoma y Gomorra a los pies del santuario del Señor de Monserrate, y por tanto debe ser sometida al “aplastamiento”, pues en caso contrario estaría faltando al deber de ejercer la autoridad en los términos que corresponden, siendo que “la autoridad viene de Dios y el poder terrenal está limitado por el plan divino”, como lo determina con celestial sapiencia la tesis de marras.

Así las cosas, a no ser que en respuesta a la demanda de Petro la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le imponga una medida cautelar al Estado colombiano, al eminentísimo señor Procurador General de la Nación no le quedará salida diferente a la de retirar de su cargo al Alcalde Mayor de Bogotá y sancionarlo por un periodo de tiempo sujeto a lo que el Espíritu Santo tenga a bien iluminarle, pues en caso contrario se estaría traicionando a sí mismo y a la causa que representa, como humilde cruzado de Cristo Redentor.

@Jorgomezpinilla

martes, 22 de octubre de 2013

Pepe para Papa




Tal vez el planeta Tierra sería un mejor vividero si, así como los creyentes en deidades que nunca se dejan ver están organizados en iglesias jerarquizadas que imponen su autoridad y controlan la voluntad de sus rebaños, los ateos y agnósticos estuvieran a su vez organizados en alguna congregación que defendiera sus intereses y promoviera sus creencias.

¿Cuál podría ser, por cierto, el interés primordial de los no creyentes en caso de que lograran organizarse? Sería básicamente el de comunicar su verdad, que para el caso que nos ocupa parte de considerar que desde tiempos inmemoriales la mayoría de integrantes de esa inmensa masa amorfa llamada humanidad ha estado sometida a un engaño sistemático, consistente en que se le suministra como “luz eterna” lo que en realidad es oscuridad.

Si de intereses hemos de hablar, en el caso religioso quienes salen más favorecidos son los que se arrogan la condición de intermediarios de la deidad que dicen representar, pues se asumen como imbuidos de autoridad celestial pero se dan la buena vida terrenal, mientras los menos favorecidos son los que convertidos en simples ovejas del rebaño son esquilmados mediante el pago de unos diezmos. ¿Y qué reciben a cambio? Unas enseñanzas ‘celestiales’ que en apariencia transmiten bienestar espiritual, pero que en nada contribuyen a su bienestar terreno.

Ahí radica precisamente el engaño, pues si fuera cierto que las limosnas o los diezmos contribuyen a mejorar la vida de las personas que los aportan, la humanidad hace mucho tiempo se habría salvado o al menos habría encontrado la llave de la redención material y/o espiritual.

Pero ocurre lo contrario, y es que las religiones en el curso de la historia solo han sembrado un manto de ignorancia,  miseria (tanto económica como intelectual) y confusión sobre los pueblos, hasta llegar a un tiempo presente donde las guerras y confrontaciones de todo tipo entre la civilización cristiana occidental y el mundo islámico de Oriente amenazan con hacer estallar el planeta, como lo muestra el solo hecho de que el muy musulmán Irán –cuya Constitución se rige por el Corán- ya está en condiciones de fabricar una bomba nuclear.

Es entonces cuando cualquier hombre sensato podría preguntarse cómo es posible que el imperio de la estupidez y la arcaica inutilidad del dogma religioso (que unos y otros quieren imponer como el verdadero) le esté ganando la partida al Imperio de la Razón, y si no estaremos entonces en mora de convocar a todos los que “a Dios gracias” no hemos sido contaminados por esa especie de locura colectiva, y unamos esfuerzos solidarios para construir los cimientos de una nueva religión, la de los no creyentes en dioses, doctrinas o sucesos sobrenaturales que sólo una fe ciega podría explicar y en tal medida escapan a toda comprobación racional, material, empírica o científica.

No sabemos qué nombre se le pudiera dar a esta nueva Iglesia, pero sí cuál sería su objetivo fundamental: imponer a como dé lugar (aunque por las buenas) una visión y una conducción del mundo donde imperen la sensatez, el sentido común, las buenas maneras, la repartición de un ingreso justo, el acuerdo civilizado, la solidaridad y la cooperación entre los pueblos, como garantía sine qua non de que el planeta no estallará en pedazos o no agotará su hábitat, su atmósfera y sus recursos naturales bajo los apetitos voraces del consumismo capitalista que nada humanamente nuevo crea y –por el contrario- todo lo destruye.

Tampoco sabemos qué tipo de logística o estructura jerárquica se requiere para su organización, promoción, divulgación u operatividad, pero somos conscientes de que es necesario elegir a un número determinado de líderes o pensadores que trace pautas, proponga salidas, aporte criterios y se constituya en una especie de Vaticano alternativo que desde una perspectiva pagana –aunque humanística y profundamente filantrópica- proponga una estructura de poder basada en la búsqueda de la armonía mundial y la reconciliación con la naturaleza.

Lo que se debe proponer en últimas es la salvación del planeta en lo material, en lo espiritual y, por qué no, en lo anticlerical. Y esto requiere de la conjunción del mayor número de voluntades aún no sometidas a doctrinas alienantes ni a intereses de grupos de poder o de emporios transnacionales que por cuenta del fenómeno de la globalización se están convirtiendo en los verdaderos dueños de todo lo que nos rodea. (Baste considerar al respecto que ya se apoderaron del agua y ahora la venden envasada, y en el momento menos pensado nos empiezan a embotellar el aire).

Lo anterior implicaría además la posibilidad de tener como máxima cabeza visible de dicha congregación a quien mejor represente los fundamentos y postulados de la ‘Paganería’, entendiendo lo pagano en su concepción original de corriente opuesta a la creencia del dios que según los judíos y los primeros cristianos del Imperio Romano se habría revelado en la Biblia. Porque no se trata de negar la existencia de un ser superior, sino de impedir que la creencia en tal divinidad se convierta en germen para la constitución de aparatos de poder que sojuzguen la conciencia y las voluntades de los feligreses.

Y es aquí donde, pensando en quién podría ser el Papa de esta nueva hermandad política, filosófica y ‘religiosa’, no se nos ocurre nadie mejor como máximo representante en la Tierra que Pepe Mujica, presidente de Uruguay, quien con su discurso (que se volvió viral) del pasado 24 de septiembre en la asamblea de Naciones Unidas sentó las bases de una doctrina que en caso de aplicarse contribuiría a la salvación de esta humanidad agobiada y doliente.

Para la muestra, varios botones:

“Es posible un mundo con una humanidad mejor, pero tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida”.

“Cargo con el deber de luchar por patria para todos y para que Colombia pueda encontrar la paz, y cargo con el deber de luchar por tolerancia para quienes son distintos, con el deber de respetar y nunca intervenir contra la voluntad de las partes”.

“Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales y ocupamos el templo con el Dios Mercado. Él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad”.

“Si la humanidad total aspira a vivir como un norteamericano medio, serían necesarios tres planetas”.

“Prometemos una vida de derroche y despilfarro, que constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza y contra la humanidad como futuro”.

“La política, eterna madre del acontecer humano, quedó engrillada a la economía y al Mercado”.

“Las campañas de marketing caen deliberadamente sobre los niños y su sicología para influir sobre los mayores y tener un territorio asegurado hacia el futuro”.

“El hombrecito de nuestro tiempo deambula entre entidades financieras y el tedio rutinario de las oficinas atemperadas con aire acondicionado”.

“Sería imperioso lograr grandes consensos para desatar solidaridad hacia los más oprimidos”.

“Nuestra época es portentosamente revolucionaria, como no conoció otra la humanidad, pero sin conducción consciente”.

“En lo más profundo de nuestro corazón existe un anhelo de ayudar a que el hombre salga de la prehistoria y archive la guerra como recurso cuando la política fracasa”.

“Es posible arrancar la indigencia del mundo y marchar a la estabilidad. Es posible que el futuro lleve la vida a la galaxia y el hombre, animal conquistador, continúe con su inclinación antropológica. Pero necesitará gobernarse como especie, o sucumbirá”.

Por todo lo anterior, larga vida a nuestro nuevo Papa… Pepe.


@Jorgomezpinilla

martes, 15 de octubre de 2013

Juan Manuel Santos, un izquierdista de derecha



Tomado de Semana.com

Al presidente Juan Manuel Santos le ocurre últimamente que lo que hace con la mano izquierda, se lo tira con la derecha.

En la mano izquierda está la iniciación del proceso de paz, cuyo anuncio hace más de un año revivió el optimismo por la reconciliación nacional, y en la derecha un ministro de Defensa –Juan Carlos Pinzón- a quien con sobrada razón las FARC definen como “un francotirador de la paz”.

En la mano izquierda las leyes de víctimas y restitución de tierras, que mostraron al comienzo de su gobierno a un mandatario en apariencia interesado en reivindicar las luchas campesinas y recuperar el campo para la prosperidad, y en la derecha un manejo errático de la protesta popular (“ese tal paro agrario no existe”) y el nombramiento de un ministro de Agricultura neoliberal –Rubén Darío Lizarralde-, representante de un grupo de voraces empresas palmicultoras.

En la mano izquierda un nuevo ministro de Minas y Energía –Amylkar Acosta- que se opone a la venta de Isagén, y en la derecha un decreto del ministro de Hacienda –Mauricio Cárdenas- que aumenta el precio de la acción para favorecer su venta.

En la mano izquierda una coalición de fuerzas agrupadas en la mesa de la Unidad Nacional con el propósito de acompañar a Santos en la altruista consolidación de la paz, y en la derecha la expedición de un decreto que les resucitó a los congresistas de todos los partidos los ocho millones de pesos que les había recortado el Consejo de Estado.

Podría pensarse que no es que lo que hace con una mano lo borra con la otra, sino que su modo de gobernar consiste precisamente en tratar de quedar bien con todo el mundo, y la parte loable del asunto estaría en que eso le implica hacer concesiones a la izquierda por aquí, a la derecha por allá y al centro por acullá, y los demás que se pongan en la fila para atenderlos.

Esto en teoría podría sonar pragmático y en tal medida conveniente, pero en el fondo -y en la superficie- revela una falta de coherencia ideológica, como de “traidor a su clase”, para usar una expresión de su propia cosecha. Y esta incoherencia, que también puede entenderse como falta de autenticidad, podría estar engendrando una de dos: o la semilla de su propia destrucción, o una eventual reelección untada de generosa mermelada.
 
Decía Fernando Duque que mientras Uribe sobornó a dos congresistas (Yidis y Teodolindo) para lograr que le aprobaran la reelección, el actual presidente acaba de comprar la suya sobornando al Congreso en pleno, con la ‘prima de servicios especiales’ ya citada. Y en esto también tiene razón Juanita León, cuando escribe en La Silla Vacía que “más que su primo, lo puede perjudicar la prima”.

Lo cierto es que al día siguiente de haberles regalado tan voluptuosa prima, Santos se fue a conversar con su partido, el de la U, para que lo asesoraran y le dijeran si había llegado el tiempo de levantar las negociaciones con la guerrilla, o se aplazaban hasta después de las elecciones, o se continuaba en el proceso, o qué hacer, Dios mío, qué hacer. Y a modo de antepenultimátum puso como fecha límite el 18 de noviembre, siete días antes de la que él tiene para decidir si se va o aspira a quedarse.

Si nos atenemos a ese juego esquizoide que hasta ahora ha mantenido entre una y otra orilla –la de continuar el proceso o la de continuar la guerra-, todo daría para pronosticar que el próximo 18 de noviembre Santos dejará de endulzarle el oído a la izquierda con lo de la paz y regresará con la derecha (a la que supuestamente había traicionado) a repartir “más chumbimba”, que es lo mismo que semanas atrás había pedido su compañero de ‘clase’, Fabio Echeverri Correa. Con lo cual, de paso, le habrá arrebatado al expresidente Uribe su principal caballito de batalla.

Este timonazo ahora hacia la diestra, que se expresa tanto a nivel verbal como operacional en la arena del conflicto (Espada de Honor 2, con 50.000 nuevos hombres), podría obedecer al generalizado escepticismo que ronda en torno al proceso de paz, donde a la par que las FARC buscan la revolución por decreto, el gobierno pareciera buscar la rendición por la vía del diálogo. Y como hoy el 89 por ciento de los colombianos no acepta asignar curules a los guerrilleros en el Congreso sin elección popular, y el 53 por ciento rechaza un referendo para ratificar los acuerdos de paz (encuesta de Cifras & Conceptos), el presidente, que es amigo de quedar bien con todo el mundo, ha endurecido su lenguaje y ha vuelto al cirirí de “si fracasa el proceso no se habrá perdido nada, porque no se ha cedido nada”.

Espero por supuesto estar equivocado en este vaticinio pesimista, pero el problema con Santos es que por querer estar bien con todos a la vez, cada uno de ellos sabe que no pertenece a su bando y, en consecuencia, podría ser el siguiente traicionado.

MORALEJA Y CONCLUSIÓN: en la coyuntura actual el presidente Juan Manuel Santos es el amigo de todos… y de nadie.

Twitter: @Jorgomezpinilla


lunes, 7 de octubre de 2013

El general Freddy Padilla y los ´falsos positivos’



Es hasta cierto punto injusta la acusación que hoy recae contra el general Freddy Padilla de León por parte del Centro Europeo por los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR), pero el lado positivo reside en que podría contribuir al esclarecimiento definitivo de la verdad en torno a uno de los capítulos más nefastos en la historia de Colombia y del Ejército Nacional, conocido como el holocausto de los ‘falsos positivos’.

Y digo injusta “hasta cierto punto”, porque si bien es cierto que hacia él apunta el peso institucional de la acusación por su condición de comandante de las Fuerzas Militares cuando se presentó esta cadena desaforada y casi sistemática de “ejecuciones extrajudiciales”, la culpa directa tiene que recaer sobre los autores intelectuales, al igual que sobre los perpetradores y sobre quienes sabiendo lo que ocurría se hacían los de la vista gorda o en silencio cómplice aprobaban dichas prácticas genocidas.

Aquí la verdad se torna subversiva, por la carga desestabilizadora que conllevaría entrar a considerar la posibilidad de que el Ejército de Colombia hubiera implementado como práctica de combate y aparato de propaganda el asesinato indiscriminado de civiles inermes e inocentes, en parte para mostrarse ante el mundo y ante el enemigo como una máquina imparable de guerra, y en parte para estimular a sus tropas mediante la concesión de incentivos y prebendas a cambio de cadáveres.
 
En aras de refrescar la memoria histórica, se debe comenzar por reconocer que el destape de los ‘falsos positivos’ vino acompañado de la destitución de 27 oficiales del Ejército, entre ellos tres generales, y que ello fue posible porque el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, contó con el firme apoyo del general Freddy Padilla de León, contrariando los designios tanto del presidente Uribe como de su protegido el general Mario Montoya, hasta ese día comandante del Ejército.

Ahí ya se comenzaban a vislumbrar las diferencias ‘operacionales’ que había entre Uribe y Santos, aunque no se traducían en confrontación debido al inmenso prestigio del que gozaba el primero, y porque de haberse dado el choque de trenes le habría frustrado al segundo su camino a la presidencia. Pero esas mismas diferencias también estaban latentes entre Padilla y Uribe, y se hicieron palpables en un suceso ocurrido el 10 junio de 2010, que por cierto dio pie para una columna del suscrito, titulada Llegó el comandante y mandó a callar.

A diez días de la segunda vuelta electoral que le daría la presidencia a Santos, el presidente Uribe hizo una alocución televisada que comenzó así: “el Gobierno y las Fuerzas Armadas recuerdan que el Holocausto de la Justicia, ocurrido hace 25 años, fue un delito de lesa humanidad cometido por la alianza perversa entre el narcotráfico y una de las guerrillas de la época”. Así respondió el mandatario, con la cúpula militar detrás suyo, a la sentencia de la jueza María Stella Jara contra el coronel Alfonso Plazas Alcid, por la retoma del Palacio de Justicia. Como los delitos de lesa humanidad no prescriben, sus palabras se entendieron como una invitación a revisar el indulto que se le dio al M-19.

Pues, quién dijo miedo: pese a que el general Padilla estuvo aconductado con el resto de la cúpula militar detrás del Presidente durante dicha alocución, al día siguiente dio una declaración a los medios donde consideró "muy peligroso pretender abrir procesos y revertir decisiones judiciales del pasado". Y para no dejar dudas, agregó: "al M-19 se le indultó y ello ha resultado benéfico, porque se incorporó a la sociedad colombiana". Y remató con que el proceso de paz con esa guerrilla "es un ejemplo de lo que tienen que hacer los grupos armados".

Sea la ocasión para advertir la coincidencia de pareceres entre Padilla de León y Juan Manuel Santos, viendo que al llegar este a la presidencia decidió llamar a las Farc a que siguieran el “ejemplo”. Pero aquí se trata es de llamar la atención sobre lo que pudo haber sido una insubordinación de Padilla contra su jefe inmediato, que este prefirió pasar por alto, vaya uno a saber por qué…

Lo sorprendente fue que en lugar de producirse la fulminante destitución del insubordinado comandante de las Fuerzas Militares, el comandante en Jefe agachó la cerviz y esa misma tarde reconoció que "el proceso de paz con el M-19 fue un paso muy importante para Colombia. Ese proceso lo tenemos que proteger". Ello indica que en menos de 24 horas el presidente Uribe le dio un reversazo de 180 grados a su alocución, como resultado del ‘tatequieto’ impuesto por un subalterno. ¿Acaso este poseía información que le permitía contrariar a su jefe inmediato sin que nada le pasara? Averígüelo Santos…

Hoy el general (r) Padilla de León se enfrenta a un terrible predicamento, pues la realidad jurídica indica que ante los señalamientos que le hace el poderoso ECCHR, podría verse abocado a un juicio por parte de la Corte Penal Internacional (CPI) si no es juzgado por los tribunales nacionales de justicia. 

Lo llamativo y a la vez paradójico es que en su alocución del 10 de junio de 2010 el entonces presidente Álvaro Uribe aludió al supuesto delito de lesa humanidad del M-19, y quien al día siguiente lo contradijo en su apreciación hoy es acusado ante un tribunal internacional por el mismo tipo de delito, supuestamente ocurrido durante el gobierno del que hizo parte, pero cuyos verdaderos autores intelectuales permanecen en la sombra de la impunidad.

El lado positivo de todo esto –como decíamos arriba- es que esta acusación podría contribuir al esclarecimiento de la verdad, si el general (r) Freddy Padilla de León tuviera el leonino coraje de contarles a esos tribunales internacionales lo que sabe sobre lo que en realidad ocurrió durante tan vergonzoso episodio en la historia de Colombia y de nuestro ‘glorioso’ Ejército Nacional.

Si así fuera le estaría haciendo una efectiva contribución no solo a una eventual reelección de su aliado el presidente Juan Manuel Santos, sino a la definitiva pacificación y reconciliación entre todos los colombianos.