En medio del escándalo de corrupción que vive el país por cuenta de
los vergonzosos chanchullos que se han conocido en torno a Odebrecht y a los
magistrados con tentáculos en la Fiscalía que vendían sentencias o embolataban
procesos, la presencia de Néstor Humberto Martínez al frente de la Fiscalía
General de la Nación no hace sino agravar la crisis de la justicia y
deslegitima la imagen de esa entidad como instrumento de lucha contra la corrupción.
Para empezar, los vínculos entre Odebrecht y Martínez Neira son
evidentes, como en su momento los denunció el senador Jorge Enrique Robledo:
préstamo del Banco Agrario a Navelena, negocios suyos como abogado con
Corficolombiana y Grupo AVAL, en fin. (Ver
noticia).
Aquí entre nos, sería tapar el sol con un dedo desconocer el papel que
jugaron Cambio Radical y los magistrados Leonidas Bustos y Francisco Ricaurte
en la conquista de la Fiscalía para el pupilo de Germán Vargas. Igual, frente
al hecho de que el corrupto Luis Gustavo Moreno fue nombrado director de Anticorrupción
debido a su doble condición de cuota política, tanto para esos magistrados como
para el partido sin cuyo ‘empujón’ no habrían conquistado ni Moreno ni Martínez
Neira tan encumbradas esferas del poder judicial.
Néstor Humberto Martínez llegó a la Fiscalía ya contaminado por la
misma corrupción que le toca combatir, y esto lo hace no apto para el cargo. Y
si no ha renunciado ni se ha apartado del caso Odebrecht no es porque sea un impoluto,
sino porque su ausencia podría afectar los poderosos intereses de quienes lo
pusieron ahí, por un lado los del partido que necesita su respaldo
institucional para alcanzar la Presidencia de la República, y por otro del
mundo financiero representado en un Luis Carlos Sarmiento Angulo o incluso en
el mismísimo presidente Juan Manuel Santos, a quien lo que menos le convendría
sería tener que barajar de nuevo en busca de un nuevo fiscal general. Ello sería
el reconocimiento tácito de hasta dónde se corrompió el aparato de justicia:
Fiscal General y Corte Suprema de Justicia untados de lo mismo…
Néstor Humberto Martínez no es un pillo ni está relacionado con ningún
entuerto ilegal, es cierto, pero sí nombró a un pillo en un cargo de altísima
responsabilidad, aupado por los mismos magistrados corruptos que contribuyeron
decididamente a su elección como Fiscal. Ello conlleva un costo que no puede
escabullir, el cual debería venir acompañado de una descalificación moral por
parte de los medios, y si no se da podría obedecer a que los propietarios de
esos medios se verían también perjudicados con la salida del Fiscal.
Si de algo sirvió la garrotera de días pasados
entre la senadora Claudia López y Martínez Neira, fue para evidenciar que a un
funcionario tan contaminado por la esfera política, en particular por su
cercanía a Cambio Radical, le queda muy difícil resistirse a la tentación de
usar su poder punitivo para castigar o amedrentar a rivales políticos. Y no es
por simple coincidencia que, como
informó Semana.com, ese partido por fin se avino a apoyar la Jurisdicción
Especial de Paz (JEP) “luego de que el Gobierno aceptara las sugerencias del
fiscal general frente al proyecto”.
¿Es políticamente correcto, acaso, que NH Martínez actúe como un
miembro más de la bancada política de Vargas Lleras en el Congreso? Y de
contera, ¿es jurídicamente aceptable que justo el día que le hundieron –por
tercera vez- a Claudia López el debate que quería dar sobre la corrupción que
emana de la misma Fiscalía, esta entidad haya librado orden de detención contra
Marcelo Torres (“cuyo único delito ha sido derrotar a la Gata en Magangué”) y
abierto imputación de cargos contra el gobernador de Nariño, Camilo Romero,
ambos políticos de Alianza Verde y de quienes se tienen las mejores
referencias?
Como contó La
Silla Vacía a raíz de ese debate, políticos rivales de Vargas dijeron haber
oído de “dos investigados que supuestamente tomaron la decisión de unirse al
líder de Cambio Radical para congelar sus líos con la justicia”. Y como dijera
Héctor Riveros en brillante columna (El
fantasma que ronda al Fiscal), “que el apoyo a Cambio ha crecido por el
miedo a la Fiscalía, es absolutamente cierto”.
Es más, las actuaciones del Fiscal desde el día de su posesión parecieran
orientadas a favorecer o propiciar una eventual alianza entre Álvaro Uribe y su
jefe político, Vargas Lleras. Esto se ve reflejado en circunstancias que tienen
al uribismo cantando en coro “Habemus
Fiscal”, como el archivo de la investigación contra Óscar Iván Zuluaga por
el caso del hacker Andrés Sepúlveda, pese a la prueba reina del video donde se
le ve recibiendo información de inteligencia militar. O su total coincidencia
con Uribe en temas como la JEP, frente a la cual llegó incluso a manifestarse
preocupado de que esta “comprometa a una persona que ha ejercido la
Presidencia”. ¿Cómo se puede esperar entonces justicia imparcial de un Fiscal
que hace dos años declaró que “Uribe no se opone a la paz, es un patriota” (ver declaración), y cuyas más
recientes actuaciones demuestran que sigue pensando lo mismo?
Retomando la columna de Riveros, “la inconveniencia de que un actor
político esté al frente de la Fiscalía se convierte en un peligro, incluso para
sus eventuales amigos, que pueden ser exhibidos como trofeos para despejar
otras dudas”.
Es por todo lo anterior que NH Martínez Neira debería renunciar, así
fuera por simple vergüenza, y mientras más demore en hacerlo más estará
contribuyendo a hacer indigno e ilegítimo su papel como Fiscal General de la
Nación.
DE REMATE: Bajo el mismo criterio que aplicaron para conservar el
nombre FARC (pese a la carga de afrenta que representa hacia sus víctimas), a
esa nueva agrupación le convendría lanzar un candidato
de sus propias filas, que les permita ‘medirse’ en un plano real con las
demás fuerzas políticas.
4 comentarios:
Como estamos en el país del Sagrado Corazón de Jesús, todo es posible. Un politiquero nombrado de fiscal de una nación? Quién lo puso ahí ? El propio presidente de la república? Quién lo ternó y con qué propósito? Actualmente se muestra como enemigo de la paz atacando como pueda los acuerdos ya firmados y aprobados. Su propósito no parece ser el de defender la nación sino los intereses mesquinos de politicos o grupos de políticos donde él ha militado y está obedeciendo órdenes de sus jefes. Cómo hacer que renuncie ? Quiénes podrán exigir respeto por nuestras instituciones en un país que está desbordado de corrupción?
El régimen corrupto inamovible que nos gobierna desde hace más de 50 años impondrá a su candidato Vargas Lleras en la presidencia de la republica. Se podría pensar que los tales acuerdos de paz son una farsa montada entre Santos, Uribe, Vargas Lleras, que sabían de antemano que al nombrar a Vargas Lleras como presidente no progresarían, pero habían logrado que los guerrilleros dejaran las armas y mordieran el anzuelo político con la carnada de las curules gratuitas. Estamos requetejodidos, no hay esperanza.
Esta claro que aqui la verguenza, desaparecio de la vida politica, todo se reduce a intereses de grupos y poco les importa la opinion de las personas de bien, o se dice popularmente, el fin justifica los medios, lo demas no importa.
La reforma a la justicia se debe tener una política en la Rama para la selección de talento, que fortalezcamos las primeras y segundas instancias, que limitemos el papel de las altas cortes y que avancemos hacia una corte única, con distintas salas y disminuir el número de magistrados. “Que renuncien todos los magistrados de la Corte Suprema Justicia”.
Colombia el único país del mundo, donde los jefes supremos de la rama judicial, resultan ser más corruptos que los mismos delincuentes.
"Nunca antes, en nuestro país, a tan alto nivel, se ha prostituido tanto el profesional del derecho y al ejercicio de la magistratura”, expresó el fiscal delegado ante la corte, Jaime Camacho.
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