Comienzo con un mea culpa: me equivoqué en mi columna
anterior, cuando vi inminente una alianza entre Germán Vargas y Álvaro
Uribe a partir de un trino de este último: “Cualquier reunión con el ex VicePte
Dr. Germán Vargas o semejante, sería previamente informada a la ciudadanía”.
Sumado a la cuña de Cambio Radical contra las Farc sobre una mesa de billar,
coincidente con las tesis del Centro Democrático, parecían coqueteos previos a
algún acuerdo.
Pero no. Se ve inminente más bien una cruda batalla a descampado entre
estos dos ‘enemigos’ por atraer los votos de la derecha, algo que en el caso de
Vargas podría entenderse como un ajuste de cuentas por el atentado
con carro bomba que le hicieron en 2005, y cuya explicación se enmarca en la
primera pregunta que se hace un detective frente a la escena del crimen: ¿a
quién beneficia esto? Descartada la participación de las Farc, el principal
sospechoso siempre fue el mismo DAS que debía evitarlo, entonces bajo la
dirección del que para Uribe sigue siendo un ‘buen muchacho’, Jorge Noguera,
condenado a 25 años de prisión por el asesinato del profesor Alfredo Correa De
Andréis. (Ver video).
Lo coincidente reside en que ambos están dedicados a aplicar la
consigna del ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels: individualizar al
adversario en un único enemigo (las Farc), y meter susto. Esa misma estrategia la
usaron para ganar el plebiscito, solo que en aquella ocasión sembraron el miedo
a la dictadura homosexual, a grito
herido: “¡defendamos a nuestros niños!”.
Hoy Vargas y Uribe están obligados a desarrollar el mismo libreto
anti-Farc, para ocultar lo que en realidad los hermana: que sus respectivos
partidos están carcomidos hasta los tuétanos por el cáncer de la corrupción.
Ello explica por un lado que los candidatos del CD no logren levantar vuelo en
las encuestas, y por otro que Vargas haya preferido lanzarse por firmas (que le
recoge su partido, vaya contradicción…).
Sea como fuere, la jugada de Vargas es digna de admirar: juega rudo
cuando apuesta sus restos en un garito donde no puede atacar a su contrincante,
pues se ganaría la animadversión de quienes pretende conquistar. Así que prefiere
robarle sus votos con halagos, como cuando le dijo a Noticias Caracol que la
pretensión de las Farc con la JEP es enjuiciar a Uribe. Pero este ya se olió
las verdaderas intenciones de su supuesto aliado, porque prefirió marcar
distancia: durante un evento en Sincelejo se refirió a la incoherencia de
aquellas “personas que votaron por el Sí, (…) candidatos a la Presidencia que
nos decían guerreristas, se rasgan las vestiduras diciendo que cómo les van a
permitir a los señores de las Farc hacer política”. (Ver
noticia).
Hoy estos dos pesos pesados de la política luchan cada uno por su lado
para pasar a la segunda vuelta, convencidos de que quien lo logre se hará a la
Presidencia de Colombia con los votos de su rival y de todos los que hayan
quedado contagiados por el influjo que ambos irrigan, el del miedo a que las
Farc impongan ya no la dictadura homosexual, sino la del castrochavismo.
Tal vez fue Fouché quien afirmó que “la verdadera historia siempre es
clandestina”. Del mismo modo que siguen clandestinos los autores del carro
bomba contra Vargas, faltaría ver si le cabe razón a Matador cuando en caricatura
reciente imaginó un pacto secreto (o sea clandestino) entre Santos y su exvicepresidente:
VARGAS: Fingimos que peleamos, luego gano las elecciones gracias al
apoyo de Uribe…
SANTOS: …y después lo traicionas. (Ver
caricatura).
Es por eso que quien menos fácil la tiene es Álvaro Uribe. Él sabe que
para pasar a segunda vuelta su candidato debe enfrentar a tres poderosos
enemigos: Santos desde la presidencia, Vargas Lleras desde su sinuosa afinidad
ideológica, y una coalición de centro-izquierda en la que desde ya se
vislumbran planilladas cinco fuerzas: Partido Liberal (De la Calle), La U,
Alianza Verde (Claudia López), Compromiso Ciudadano (Fajardo) y Polo
Democrático (Robledo). ¿Qué pasará con Petro y Clara López? Amanecerá y
veremos…
Fuentes dignas de todo crédito –y al contado- especulan sobre un
‘guardado’ que Germán Vargas le tendría a Uribe, para destapar por persona
interpuesta tras haberlo derrotado en primera vuelta, con el propósito de
conquistar ya no solo los votos de la derecha sino también los del centro
electoral, más numeroso que el que se alinea en los linderos de la izquierda.
No es fácil hacer vaticinios frente a lo que se avizora como la más
sucia de todas las campañas, pero de entrada luce como imposible una eventual
alianza entre Uribe y Vargas antes de la primera vuelta, ni lo permitirían los
cinco candidatos del CD (¡ni Alejandro
Ordóñez!).
Así las cosas, la coyuntura actual que muestra a Uribe y Vargas compitiendo
por los mismos votos, se convierte en la hora soñada para una amplia coalición
de centro-izquierda que arrase en primera vuelta. Miren a ver pues señores
Humberto de la Calle, Claudia López, Sergio Fajardo, Gustavo Petro, Jorge
Robledo y Clara López.
Es ahora o nunca.
DE REMATE: Las imágenes que puso a circular la congresista Margarita
Restrepo con unos políticos rivales amordazados, muestran la desesperación en
que se halla el Centro Democrático y advierte sobre los peligrosos alcances que
tendrán los estertores de esa fiera herida. Se le abona a Caracol Radio su
responsabilidad social cuando ilustró la noticia con una sombra oscura, que
señala a ese partido como ligado a prácticas propias de la tenebrosa Mano
Negra. (Ver
noticia).
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