Habrá quienes digan que hablar de
María Fernanda Cabal es agrandarla. Puede ser cierto, pero estamos obligados a
llamar la atención sobre lo que ella representa, comenzando porque su
candidatura debería llevar un letrero de advertencia: Peligro, Producto
Altamente Inflamable.
¿Sí se han fijado que ahora, como
precandidata a la presidencia, ha comenzado a alzar la voz en un tono cada vez más
estridente, como de urraca chillona? Y lo preocupante no son las barrabasadas
que expele a diario, sino la gente que trae detrás de ella.
Mejor dicho, digámoslo a calzón
quitado: esa señora encarna la legitimación y el empoderamiento del
paramilitarismo en la política nacional, del mismo modo que el gobierno de Iván
Duque ha devenido en lo que el profesor Germán Ayala define como el ethos
mafioso. (Ver
columna).
Y lo fatal no es que pueda convertirse
en la primera mujer presidente de Colombia. Lo fatal es que llega a enlodar el
agua electoral donde todos nos bañamos, mientras encarna una candidatura cuyo
soporte es un montón de gente oscura, llena de billete y… de armas. Entre esos
el tipo que disparó contra un grupo de manifestantes en Cali y no solo sigue
libre, sino que participó como activista en un acto de campaña de la susodicha
candidata.
Y los que no están todavía armados,
ella ya anunció que su programa de gobierno incluye armar a la “gente de bien”.
No se cae en error entonces al
cambiarle a esa señora su apellido por Fatal, porque suena a fatalidad para
Colombia lo que puede pasar con esa gente que la acompaña y que llega con todo
ese billete y todo ese pasado oscuro de masacres, desplazamientos y violencia
por doquier, a hacerse oír ahora, por las buenas y por las
malas. Como siempre.
El paramilitarismo triunfó cuando
logró copar buena parte del territorio y alcanzó valiosos objetivos tácticos
sobre el teatro de operaciones. Y es evidente que hoy cuenta con un eficaz
aliado en la presidencia de la República. Lo único que les falta es que el país
quede definitivamente en manos de un verdadero partidario de la causa
paramilitar y del despojo de tierras, no de un peliteñido de quien el senador
Rafael Nieto, también precandidato, dijo que “nosotros elegimos presidente pero
no tenemos gobierno”. (Ver
noticia).
Hablando en plata blanca, el
mandato de Duque fue la primera cuota de los grupos paramilitares hacia el
objetivo final de refundar la patria, como se diseñó desde el Pacto de Ralito. De
ahí la importancia de conquistar la presidencia para doña María Fernanda Cabal,
pues en caso tal pasarían de pagar la primera cuota a disponer ya de la chequera
en blanco.
Y lo que digo a continuación es
una opinión sustentada en hechos: ahora sí el paramilitarismo tiene candidata
propia, porque la palabra paramilitarismo incluye no solo a los autores de
masacres, sino a los despojadores de tierras que vinieron detrás de aquellos. Y
no son “un invento de la izquierda” -como dijo de los falsos positivos-, pues
la incluyen a ella y su marido, con pruebas documentales. (Ver informe
de El Espectador). Igual que a otro uribista purasangre, Jorge Pretelt
Chaljub, según reciente investigación de Ricardo Calderón para Noticias Caracol
que puede
verse aquí.
En esas masacres y esos despojos
confluyó el doble propósito militar de contener a la guerrilla sembrando el
terror entre la población, mientras desplegaban una táctica de tierra arrasada
que iba dejando esas fincas a merced de los patrocinadores de las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC).
Para medir el verdadero poder que
se trae la señora Cabal, no se puede olvidar que fue debido a un trino suyo que
el periodista norteamericano Nick Casey debió abandonar el país, para proteger
su vida. (Ver
noticia).
Después de que este publicara
-con efectos políticos demoledores- en The New York Times una
investigación donde se hizo evidente que el Ejército volvió a priorizar el
número de bajas sobre las capturas (directriz que dio origen a los ‘falsos
positivos’), la senadora del CD reaccionó así en Twitter: “Este es el
“periodista” Nicholas Casey que en 2016 estuvo de gira con las Farc en la
selva. ¿Cuánto le habrán pagado por este reportaje? ¿Y por el de ahora, contra
el ejército de Colombia?” (Ver trino).
Tan delicada se volvió la
acusación, que el mismo periódico debió salir en defensa del periodista: “El NYT
no toma partido en ningún conflicto político en ninguna parte del mundo.
Informamos de manera precisa e imparcial”. (Ver
respuesta).
Meses antes, Casey había
publicado en el mismo medio el artículo Cables diplomáticos de Estados Unidos
sugieren nexos de Álvaro Uribe con narcotraficantes, que el mismo Uribe se
vio obligado a responder en un trino con video donde hablaba en tono amenazante
de “Fake News en elecciones, sin pruebas y con los chismosos muertos”. (Ver trino).
¿Por qué creen entonces que
Nicholas Casey se tuvo que ir apresuradamente de Colombia? Porque no quería
convertirse en otro “buen muerto”, como dijo Uribe de Carlos Areiza el día que
lo mataron en una calle de Medellín. ¿Y quién era Areiza? Un testigo contra
Uribe.
En el mismo evento donde Rafael
Nieto dijo lo ya citado arriba sobre Duque, la señora Cabal declaró esto: “Me
duele, se los digo con toda honestidad, que el presidente Duque no se hubiera
rodeado de los mejores. Él tuvo la oportunidad de tener un gabinete de lujo, eso
no sucedió. Dejó mucha gente del gobierno anterior y decidió no usar el espejo
retrovisor, lo que veo como un error”.
¿Queda entonces alguna duda de a
quién quiere ahora Álvaro Uribe al frente de la presidencia, para que corrija
cualquier error y le complete la tarea?
Y si ella no le funciona porque
este es un país machista, tranquilos. Tiene de repuesto a un leal paisano suyo,
Federico Gutiérrez.
Post Scriptum: No se debe confundir AUC con AUV,
pero si se cae en la confusión no hay problema. Es apenas lógico que se llegue
a pensar que son la misma cosa. Ah, y si quiere adoptar un Unicornio, haga clic en este enlace.
1 comentario:
Excelente. Incontrovertible. Gracias.
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