Partamos de las siguientes
consideraciones:
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La
primera fuerza política de Colombia es el abstencionismo: los que no votan
usualmente son más de la mitad de los votantes, llegándose en casos hasta un 65
por ciento o más de apatía electoral.
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Una
votación en la que vota menos del 50 por ciento del censo electoral debería
declararse ilegítima, porque no se conoce la voluntad de la mayoría de los
electores.
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La gente no vota porque cree que todos los
políticos son corruptos, pero es precisamente cuando se abstiene de votar que
patrocina la elección de los corruptos. A nadie más que a un político corrupto le conviene que la gente no vote,
porque le queda más fácil hacerse elegir armando redes clientelares o acudiendo
a la compra de votos al menudeo.
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Votar
debería ser un deber ciudadano, como pagar impuestos.
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El
voto en blanco como medida de protesta tiene un peso político mayor -y
decisivo- cuando va acompañado del voto obligatorio, incluso podría forzar a
una nueva elección si se impone por la mitad más uno.
En conclusión, el voto obligatorio es más positivo que
negativo, y todas estas
consideraciones deberían servir como motor de empuje de una iniciativa que
convoque al mayor número posible de políticos, con una doble finalidad posible:
1-) Presionar al Congreso para
que expida una ley que obligue a los colombianos a votar en las dos siguientes elecciones,
como un instrumento pedagógico: cuando los votantes comparen los resultados
entre lo que era una elección donde ganaba el abstencionismo y otra en la que
TODOS votan, aprenderán a valorar la importancia de cada voto individual.
2-) Impulsar a una
recolección de firmas similar a la que se adelantó para sacar adelante la
consulta anticorrupción, que obligue al Congreso a convocar a un referendo para
que el pueblo decida si quiere o no el voto obligatorio.
La primera opción es la ideal,
pero, considerando que el voto obligatorio es cuchillo para el propio pescuezo
de los políticos y en tal medida se hacen los morrongos para su aprobación,
queda la segunda opción: más demorada, pero definitiva.
Estas reflexiones nos hemos
venido haciendo en El Unicornio, medio digital de resistencia y denuncia
periodística creado en días recientes contra los abusos de los políticos en
general, y contra la censura de prensa que ha venido desplegando este gobierno
en particular.
He querido entonces abusar
de la confianza de El Espectador y aprovechar esta columna para
anunciar que desde El Unicornio estamos lanzando la iniciativa aquí
descrita, la cual en una primera fase comprende acercarse a los políticos favorables
a la idea de imponer el voto obligatorio, con el propósito de hacer causa común
para llevarla a buen puerto.
Fue así como en días pasados
entrevisté al exvicepresidente Humberto de la Calle, y frente a la iniciativa
de imponer el voto obligatorio manifestó estar “totalmente de acuerdo. Con lo
que estamos viendo de corrupción en la política, el fantasma de la financiación
ilegal no ha sido derrotado. El voto obligatorio permitiría incorporar tal
cantidad de votantes nuevos, que minimizaría el impacto de la financiación
ilegal y podría generar una oleada a favor del cambio”.
La misma inquietud aquí
planteada se la transmitiremos a políticos como Claudia López, Gustavo Petro,
Ángela Robledo, Camilo Romero, Antonio Navarro, Jorge Enrique Robledo, Iván
Cepeda, Germán Navas Talero, Juan Fernando Cristo, Gustavo Bolívar, Leonidas
Gómez, Roy Barreras, Rodolfo Hernández, Juanita Goebertus, Inti Asprilla o los
hermanos Carlos Fernando y Juan Manuel Galán, entre otros, a la espera de
encontrar la receptividad necesaria para seguir impulsando este proyecto de
saneamiento de la vida democrática y lucha frontal contra la corrupción
electoral.
Noticia en desarrollo.
DE REMATE: Mientras en
Brasil un expresidente de la República acaba de salir de la cárcel, en Colombia,
si la Corte Suprema de Justicia actuara en derecho, un expresidente estaría a
punto de entrar en ella. Paradoja o coincidencia, es lo que hay. En su última columna Daniel Coronell reveló que la misma defensa de
Álvaro Uribe pidió a la Corte que no le impongan a su cliente una medida tan
"agresiva" como mandarlo a la cárcel, sino que le pongan "un
brazalete electrónico". Esto trasluce, sin asomo de duda, una confesión
tácita de culpa.
1 comentario:
El voto obligatorio y modificaciones a la normatividad que regula el voto en blanco, que hoy es inocuo, serían el comienzo de un cambio real en el acontecer político de Colombia.
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