Esta columna es producto de
la sorpresa -por no decir asombro- que me produjo ver al abogado y politólogo antioqueño Gilberto Tobón, ampliamente
conocido por sus radicales posiciones contra la corrupción y la politiquería, la
tarde del 20 de Julio en un evento de claro tinte político titulado La segunda independencia, cuyo propósito
fue promover el lanzamiento del pastor cristiano Ricardo Parra a la alcaldía de
Floridablanca y el del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, a la
Presidencia de la República.
Digamos de entrada que es
políticamente correcta la simpatía que Tobón siente por Hernández, y esta se
expresó en el programa Nos cogió la noche de Cosmovisión, cuando el
presentador le preguntó por la “mutua admiración” que parece haber entre
politólogo y alcalde, y este aclaró que semanas atrás fue invitado a una
actividad “política-cultural” en Pereira, donde intervinieron ambos, y allí encontró
coincidencias: “veo que es una persona con una lucha muy frontal contra la
politiquería. De lo que conozco de sus ejecutorias en Bucaramanga, me parece
que ha cumplido. Lo que él pueda hacer más adelante, no lo sé con certeza”. (Ver programa).
Todo indica que ahora sí
tiene certeza, porque al final del conversatorio de
Floridablanca el mismo Tobón anunció entre líneas, sin mencionar su nombre, el
lanzamiento de Rodolfo Hernández a la presidencia. Y le recomendó al abigarrado auditorio -también entre
líneas- votar por él. No sabemos cuánto durará lo que se percibe como una
alianza estratégica entre ambos, pero en consideración a que quizá Tobón es un equivocado de buena fe sobre el verdadero talante de Hernández,
se hace conveniente poner las cuentas claras y el chocolate espeso, sobre todo en
busca de vislumbrar qué tan cierto es eso de que Rodolfo Hernández “ha
cumplido”.
Puesto que Tobón es un
luchador contra las malas costumbres, expondremos aquí tan solo un caso de
politiquería y uno de corrupción, para no alargar la pita. En lo referente a
politiquería, la verdad monda y lironda es que el alcalde de Bucaramanga fue
elegido con trampa, mediante una maniobra que el Código Penal define como
fraude al elector. No llegó catapultado por el voto de opinión, como se tiende
a creer, sino por una “Carta de compromiso de inscripción para plan de
vivienda” que se inventó durante la campaña, mediante la cual “Yo,
Rodolfo Hernández Suárez, de resultar elegido alcalde de Bucaramanga, adquiero
ante usted, Madre o Padre cabeza de familia, el siguiente compromiso:
Garantizar su participación en el programa 20.000 hogares felices de su grupo
familiar. Garantizar a una de los integrantes de su familia, con edad entre los
15-24 años, el acceso a un empleo de 4 horas, remunerado con ½ salario mínimo”.
(Ver Carta de compromiso).
Seis meses después de
haberse posesionado, el periodista Juan Carlos Gutiérrez de Vanguardia le
preguntó si esa promesa había sido “para ganar votos”, y esto confesó: “Ah,
todo es para ganar votos. Lógico, para qué voy a decir que era para perder
votos…”. (Ver entrevista, minuto 46’50”). Si hubiera hecho esa promesa y ya
llegado al poder hubiera construido la ciudadela “Hogares felices”, como dijo
que se llamaría, vaya y venga. Sería de felicitar. Pero lo cierto es que no
cumplió con las casas, ni siquiera con lotes subsidiados, y menos con los
empleos de medio tiempo, de lo que ya nadie se acuerda. Y con esa estratagema obtuvo
por los menos 39.000 de los 77.238 votos que le dieron el triunfo, pues 39.000
fueron las solicitudes de “vivienda” que recibieron, según reconoció el jefe de
Gobernanza, Manolo Azuero. Hablando en plata blanca, esto quiere decir que sin
esa falsa promesa Rodolfo Hernández no habría conquistado la alcaldía, porque
el segundo en votación, el liberal Carlos Ibáñez, obtuvo 72.768 votos. Conclusión,
el hombre acudió a una trampa “politiquera” para hacerse elegir.
Y ahora hablemos de
corrupción, en concreto de un contrato de corretaje -denunciado
por la página Corrillos.com.com- con una filial de Vitalogic que involucró
a uno de los hijos de Rodolfo Hernández (Luis Carlos) y a su esposa, Socorro
Oliveros, donde se acordaba que recibirían millonarias comisiones por la
tecnificación de las basuras, de la que el alcalde anunciaba reiteradamente que
“va porque va”, a tal punto que los pliegos fueron redactados en la propia casa
del burgomaestre. Lo que no esperaban el alcalde ni Vitalogic era que el
secretario jurídico de la Empresa de Aseo (EMAB), César Fontecha, descalificara
la oferta, debido a que no se presentó una póliza exigida en el pliego de
condiciones, y pese a que Rodolfo Hernández le ordenó airado -en su habitual estilo
‘uribista’- que en lugar de póliza les recibiera una fianza. Según Fontecha,
por no haberle dado viabilidad jurídica a Vitalogic el alcalde, salido de
casillas, dijo “que yo era un hp malparido, que me va a joder, que él ya sabe
que yo recibí plata”. (Ver noticia).
Es bien llamativo que solo
después de tres años y medio de reventado el escándalo haya salido ¡por fin! su
hijo Luis Carlos a dar la cara, mediante entrevista con el columnista de
Vanguardia Oscar Jahir Hernández, a quien le reconoció que “firmé el corretaje
para ganar 2 millones de dólares”, justo cuando arranca la campaña de su padre a
la Presidencia, vaya coincidencia.... (Ver
entrevista).
Antes de confesarse Luis Carlos Hernández como un corrupto pero salvando de toda culpa a su papá, este se había
refugiado en afirmar, como le dijo a Julio Sánchez Cristo, que “mi hijo no me
contesta el teléfono desde que empezó esto, se escondió, no abre la puerta del
apartamento". ¿Que el alcalde Rodolfo Hernández no sabía que su hijo y su
esposa andaban ‘autenticando’ la corrupción en la Notaría 3 de Bucaramanga a
sus espaldas? A otro perro con ese hueso…
Por eso, cuando alguna de
esas señoras que tanto lo admiran me pregunta qué pienso del alcalde de
Bucaramanga, le respondo que desapruebo que hubiera querido involucrar a su propia
familia en la recepción de unas coimas por la tecnificación de las basuras, pues
eso daría para pensar que él también resultó corrupto. Es entonces cuando me
acuerdo de una frase que repite mucho Gilberto Tobón, según la cual “el país
está diseñado para robar”.
DE REMATE: Hace unos 15 días
me llamó una supuesta abogada de la campaña de Jonathan Vásquez, el candidato a
la alcaldía de Barrancabermeja que le
vendió el alma al tenebroso clan Gnecco. Quería la dirección de mi casa,
para enviarme un “derecho de petición”. A sabiendas del peligro implícito en dar
información que pueda caer en malas manos, le dije a la abogada que podía
enviarme el documento a El Espectador. Esta es la hora en que allá no
han recibido nada para mí. Conclusión, lo que querían era saber dónde vivo…
2 comentarios:
Se nota que no investiga antes de escribir, se nota la mala actitud y criterio político para atacar. Quién hable de corregir tiene que ser infalible? Quien hablé de corrupción tiene que ser inmaculado? Entonces ni el Dios del antiguo testamento sirve, porque era castigador y soberbio. A quien quien estás apoyando en las campañas?
A mi si me parecen muy bien sus denuncias Jorge, no importa el partido al que pertenezcan o el líder al que sigan, todos son corruptos
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