lunes, 8 de julio de 2019

Uribe - Santrich: dos indagatorias para sendos evasores




Esta columna tiene dos partes, una original y otra plagiada.

La original tiene que ver con que el 17 de julio de 2018 la Corte Suprema de Justicia llamó a indagatoria al senador Álvaro Uribe Vélez para que responda por soborno y fabricación de testigos falsos contra Iván Cepeda; y más recientemente, el pasado 4 de junio, citó también al desmovilizado de las Farc y hoy representante a la Cámara, Seuxis Pausias Hernández Solarte, alias ‘Jesús Santrich’, acusado de narcotráfico.

Algo que ha despertado suspicacias -por no decir sospechas- es que mientras la citación al primero se ha ido postergando hasta completar un año, la segunda fue definida en modo exprés para el martes 9 de julio, un día antes de la publicación de esta columna.

Si llega a ser cierto que Santrich se fugó a otro país, como cualquier Andrés Felipe Arias, significaría que el hombre resultó una porquería. Muchas personas salieron en su defensa alegando que ante las indebidas presiones que ejerce el uribismo (incluido el presidente Duque) el alto tribunal podría verse obligado a ordenar su extradición, mientras otros justificaron la súbita desaparición en que su vida corría inminente peligro.

Lo anterior puede ser cierto, pero también lo es que Santrich se comprometió a presentar sus descargos ante la justicia, y si no lo hace se entendería como una traición a los acuerdos de paz que firmó, pues daría para pensar que no se siente en condiciones de probar su inocencia. En cuyo caso los directamente perjudicados son su partido Farc, el acuerdo de paz y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), a la que le asesta un golpe demoledor, pues les concede razón a los malandrines del Centro Democrático que pregonan a grito herido que la JEP es “impunidad para el narcotráfico”.

Además, se supone que Santrich es un guerrero. Y los guerreros no huyen. Huir es cosa de cobardes.

De otro lado, es indudable que si hubiera asistido a la citación de la Corte, se habría catapultado políticamente. Pero, como dicen por ahí, “de eso tan bueno no dan tanto”.

Ya en lo atinente al otro sujeto sub judice llamado a indagatoria, conviene tratar de dilucidar a qué obedece tanta demora en agendar la cita. Según Daniel Coronell, “la Corte Suprema tiene la obligación legal de establecer fecha y hora (…) y también para determinar, después de esa diligencia, si ordena la captura del señor expresidente Álvaro Uribe”. (Ver columna).

En busca de una respuesta a tan misteriosa dilación en algo tan simple como definir una fecha para escuchar a alguien, consulté a un alto exmagistrado de las cortes Suprema y Constitucional, quien prefirió omitir su nombre. Este afirmó en un estado cercano a la indignación que “el problema no es de voluntad política, sino de voluntad judicial. Todos los procedimientos están enredados, no caminan para adelante ni para atrás. Esta es la hora en que la Corte Suprema no ha dictado sentencia en los casos del exsenador antioqueño Luis Alfredo Ramos ni en el del exmagistrado Jorge Pretelt. La demora en citar a Uribe es producto de la inercia del sistema judicial, enredado en temas procedimentales ‘garantistas’. El sistema penal acusatorio está diseñado para que no funcione”.

Ojo a esto último: “El sistema penal acusatorio está diseñado para que no funcione”.

Así las cosas, Justicia colombiana, Requiéscat In Pace (RIP). Gracias a la fuga del cobarde Santrich, todo quedó servido en bandeja de plata para legitimar el referendo de los malandrines que pretenden suprimir la JEP y revocar las cortes.

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PARODIA SOBRE PLAGIO
Vayamos ahora sí a lo que arriba anuncié que sería un plagio, el que hizo la campaña de Iván Duque de un video del partido español Ciudadanos, donde el candidato Albert Rivera en las elecciones de 2015 le dirigía una carta a su hija (Daniela). De dicho plagio dio buena cuenta la revista Semana. Luego, algún ingenioso creativo hizo una parodia del video de Duque, en el que este se dirige a su hija (Eloísa) para explicarle lo que ha significado en su vida haber servido de instrumento para que su jefe político se apoderara de la Presidencia de la República. Y dice así:

“Querida hija, no sé en que HPs me metí. Antes de que nacieras yo estaba en Washington, en una corbata increíble, dedicado a viaticar, administrando la biblioteca cultural del BID. Yo le había pedido el ministerio de Cultura a Santos, ese era mi verdadero sueño. Pero como no me lo dieron, busqué la forma de llegar a Uribe. Trabajamos juntos en un proyecto, nos hicimos buenos amigos. Al comienzo todo era una maravilla. Me regaló mi llegada al Senado, completamente gratis. Cumplíamos con criticar al gobierno que me llevó al BID, y hasta hice muchos amigos congresistas, que hoy seguramente me pondrán unos voticos. Nunca pensé que yo sería el candidato a la Presidencia por el Centro Democrático. Es que me da un poco de pena, yo ni voté por Uribe y ahora soy “el que dice Uribe”. Pero esto no es lo más molesto. Ese señor me trata como cualquiera de sus caballos, me tiene con la rienda corta, me obliga a viajar con José Obdulio y a ponerme sombreros aguadeños, a caminar con Alicia Arango. Estoy gordo, maldita sea. Y ahora recientemente, con esa bruja Marta Lucía que francamente no soporto, porque ante cualquier idea que doy ella dice que se la inventó hace muchos años. Y dura otros dos años para explicarlo. Hija mía, me estoy engordando del estrés. Quería dejarte esta carta para que supieras verdaderamente quién soy. Yo no soy tan malo como parezco. Yo no soy uribista”. (Ver video).

DE REMATE: Al cierre de esta columna se supo que miembros del partido Farc se contactaron con Caracol Radio para informar que el exguerrillero definitivamente no habría de comparecer a la cita de ayer con la Corte. Con lo cual queda confirmado que Santrich resultó una porquería. Como cualquier Álvaro Uribe, mejor dicho.

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