martes, 18 de abril de 2017

La religión hace esclavos felices

La compasión es un sentimiento que practican los cristianos y los budistas, con una diferencia: los primeros lo hacen para alcanzar el cielo, los segundos como norma de vida. La compasión podría entenderse también como sinónimo de amor al prójimo, y es lo que siente un agnóstico sensible al ser testigo del grado de esclavitud mental inherente al pensamiento religioso.

Las primeras esclavizadas fueron las mujeres, desde el día en que a algún israelita con alto poder de convicción, aburrido quizás de la dificultad que se presentaba para tratar con las caprichosas féminas de la tribu, se le ocurrió la brillante idea de meterles culpa teológica y se inventó la fábula de una pareja compuesta por Adán y Eva a la que Dios había puesto sobre el paraíso terrenal para que fueran felices y comieran perdices. Pero la compañera del obediente hombre no había resistido la tentación de comerse la manzana prohibida que le acercó una serpiente, y desde ese día una y otra –hembra y serpiente- quedaron emparentadas.

Lo trágico del asunto es que por algo tan insignificante como la satisfacción de un nimio antojo femenino (algo que Dios habría podido resolver con una amonestación o una simple nalgada, qué sé yo), se armó un zaperoco de padre y señor mío y quedamos todos atados por el cuello a la noria de la culpa. Sobre todo las mujeres, a quienes por cuenta de ese desliz se les decretó “sumisión y obediencia al varón”, según el mandato divino consignado en el Antiguo Testamento.

Desde esos días nefastos para la humanidad asumimos a Dios como un ser que gobierna nuestras vidas, toda una autoridad sacramental a la que después de muertos tendremos que ir a rendirle cuentas para que él en su magnánima sabiduría decida si nos manda a arder en las llamas del infierno o nos invita a compartir su beatífico reino…

En este contexto, el gancho que agarra a católicos, evangélicos y cristianos con Jesucristo reside en que "Él murió por nuestros pecados". Lo asumen como verdad incuestionable, y cuidadito si usted la pone en duda, porque les estaría faltando al respeto. Están sumergidos en el pantano de una culpa heredada de generación en generación, como algo congénito, y eso –dicen- es algo que hay que respetarles. Visto el asunto con ojos analíticos, ahí se aprecia una especie de chantaje: naciste pecador, pero Cristo te redimió con su muerte. Y lo peor del asunto es que “sin Cristo no te salvas”. Suena abominable. ¿Cómo así que nací pecador? ¿De cuándo acá debo yo cargar con culpas ajenas por el solo hecho de haber nacido? Ahora bien, si se dice que él murió para salvarnos del pecado, ¿cuál es el rollo? ¿No significa eso que se acabó la película de la culpa por el pecado original? ¿O fue que quedaron algunos intereses pendientes de la deuda contraída en el paraíso…?

Estas reflexiones vienen de una publicación que hice en mi muro de Facebook el pasado Viernes Santo, a raíz de una imagen donde el canal TRO anunciaba el cubrimiento de la Procesión Infantil de Pamplona con una imagen de una niña cargando en sus brazos al Jesucristo crucificado sobre una cruz de madera, y detrás se ve a otras dos niñas vestidas de monjas. Publiqué la foto, acompañada de este texto: “Además del bautizo en estado de indefensión, esto debería ser considerado como abuso infantil: los encarrillan en una religión cuando aún no tienen criterios para definir sus creencias por cuenta propia. En lugar de que los pongan a cargar la imagen de un hombre sometido a salvajes padecimientos, deberían estar jugando”. (Ver foto).

Pues quién dijo miedo, un católico al que conozco y aprecio se lanzó en imprecaciones diciendo que yo debería ser declarado persona non grata del mismo pueblo donde ambos vivimos, y que no era digno de haber sido recibido en la casa de una mujer (también católica ella) cuyo hijo me brindó hospedaje durante los días aciagos en que yo era objeto de una persecución de la que ahora no quiero acordarme. Esto me sirvió de lección, de todos modos: pude apreciar que alguien cercano se sentía agraviado en lo más íntimo de su ser, y fue cuando decidí ‘respetar’ ese día santo para los católicos y silenciar mi publicación.

Por simple coincidencia, el Sábado Santo apareció entre mis recuerdos algo que había publicado tres años atrás en Semana.com: una columna donde manifestaba mi asombro ante el hallazgo de lo que a todas luces parecía ser –y sigue pareciendo- la tumba perdida de Jesucristo, y remataba con esto: “¿Qué podría ocurrir en el mundo católico occidental si hechas las comprobaciones de rigor resultara que esa tumba contuvo en efecto los restos de Jesús de Nazaret y su familia? Elemental, mi querido Watson: habría que comenzar por reescribir la Historia”. (Ver columna).

La respuesta de otro ofendido hasta los tuétanos dice así: “Cuando tú te mueras (…) estoy seguro que nadie te llorará pues con un carácter tan vinagre como el tuyo, solo alegría y entusiasmo despertará tu partida sin regreso. Si queman tus restos, solo serán ceniza negra como tu alma (si es que la conservas). Si te entierran, estarás tan podrido y maloliente como ahora, cuando pretendes quitarle su divinidad a Nuestro Señor Jesucristo y dejarlo reducido a su condición humana”. (Ver anatema).

Ahí observé que estaba frente a alguien inteligente y culto, pero arrebatado por un sentimiento de ira que se anidó en su alma, producto de la lectura de mi columna. Comprendí su dolor y alabé la calidad literaria de su diatriba, y por eso la conservo en mi egoteca. Hay personas que no están en condiciones mentales de prestar oído a argumentos demoledores desde el lado de la razón, porque si se convencieran de que han vivido atadas a un engaño se les vendría abajo la estantería de la Fe que les brinda seguridad espiritual, emocional y psicológica a sus vidas. Apenas comprensible entonces una reacción como esa, la de quien no encuentra salida diferente a la de desear la muerte. Ese hombre, entonces, me despertó compasión cristiana.

Jesucristo fue un gran hombre, con un valioso mensaje centrado en la caridad, pero aquí tiene cabida lo que una vez le dijo Mahatma Gandhi a un inglés que lo visitó: "Me gusta el Cristo de ustedes, pero no me gustan los cristianos. No se parecen en nada a Cristo". O como dijo Napoleón Bonaparte: la religión es lo que evita que los pobres asesinen a los ricos.

DE REMATE: La reunión entre Donald Trump, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana que nunca ocurrió, como ya desmintió la Casa Blanca, revela el grado de desesperación en que se halla este par de sujetos, cada día más avasallados por el ímpetu incontenible de la paz. Flagrante mentira para consumo nacional, torpemente fabricada por dos protagonistas de un oso internacional.

7 comentarios:

Carlos Aguilera dijo...

Cordial saludo, me gusta mucho leer su columna la cual encuentro muy interesante, lamento mucho que por disentir de nuestra fe haya sido insultado.
Me gustaría hacer ciertos apuntes respecto a esta, por razones de espacio me voy a limitar al tema de la tumba perdida de Jesucristo ya que la comunidad cientifica ha rechazado esto como sensacionalismo y teoría conspirativa por lo que ningún academico serio en arqueología cita a James Cameron como fuente confiable le dejo un link de cnn refiriendose al tema de "la tumba perdida" (https://www.google.com.co/amp/s/amp.cnn.com/cnn/2015/04/09/living/jesus-tomb-talpiot-evidence/index.html)
La opinión que da sobre Jesucristo en la que dice que era un buen tipo con un buen mensaje me hace recordar algo que C.S Lewis decía y es que era necesario liberarnos de esa idea moderna y tonta, me explico, en los relatos que hay sobre Jesucristo se le muestra tomando prerrogativas divinas, perdonando pecados, diciendo que Él y el creador son uno o que estaba vivo antes de la creación, este son el tipo de cosas que hacen que uno lleve a alguien al Psiquiatra no que lo considere un buen tipo, las cosas que Cristo afirmaba no le dejan a uno la opción del termino medio o es un loco digno de ser atado o es quien dice que es en sus afirmaciones pero don Jorge ese punto medio lastimosamente no es posible con Cristo, rechacelo por inmoral como Bertrand Russell o aceptelo como Dios son las únicas opciones que tenemos.
Algunos afirman que la doctrina del pecado original es la única del cristianismo con evidencia empirica, basta darle una mirada al mundo que nos rodea para saber que algo anda mal en el mundo que hay maldad y que es imposible de explicar desde terminos puramente naturalistas o humanistas, el problema es que sin doctrina del pecado original una cosmovisión no puede explicar el estado actual del mundo de manera convincente.
Hay algo con lo que estoy de acuerdo y es que si de verdad murió por nuestros pecados se debe acabar la bulla y eso es verdad, si afirmamos una obra completa salvadora para los creyentes se termina la idea de expiar sus pecados y ese es el mensaje central del evangelio, no confíamos en nuestra habilidad para "ser buenos" confiamos en la obra de otro a nuestro favor.

Jorge Gómez P. dijo...

Muchas gracias por su comentario, don Carlos. Interesantes sus puntos de vista.

esteban amaya dijo...

Esto es un debate grande, complejo, y subjetivo desde lo moral.
Pero me gustaria ver partes de un solo articulo de opinion:
1. La compasión es un valor que tiene un ser humano independiente del pensamiento religioso o politico.
2. La esclavitud es un hecho que ha marcado la historia de la sociedad donde ocurrieron maltratos fisico, sicologico y verbal. Comparar semejantes atrosidades con alguna religion donde en ninguna se asemeja, no obligan hacer algo ni las organizaciones som dueñas de nadie. Cada persona toma la decisión de hacer parte de una comunidad y ajustarse de acuerdo a ello.
3. "Un gancho" creer en un ser supremo o tener una espritualidad esto es cuestión de Fé
4. La felicidad es un camino que todo individuo en una sociedad siempre va a buscar por caminos diferentes hay personas que se van por lo material, otras por el poder, otras por la vía que su religión les guie.
Finalmente se termina generalisando haciendo conclusiones de manera general, por lo cual no genera un valor informativo constructivo, por eso es solo un artículo de opinión.

Giovanni Alvarado dijo...

A mi me parecio genial y espectacular la manera como ud Sr. Jorge expone los argumentos, me temo que supremamente satisfecho me sentí al leerlo ( de hecho se gano un seguir más). De acuerdo con ud me remito a señalar que la religión no es más que un "opio" al que ya esta acostumbrado el hombre occidental.

Unknown dijo...

http://despertandoalalibertad.blogspot.com.co/2017/04/respuesta-la-columna-de-jorge-gomez.html

acá te dejo mi respuesta a su Columna del día de ayer en el Espectador

Unknown dijo...

Aquí va el enlace de una notica dialogada sobre temillas afines que publiqué en estos días. Yo soy pamplonés y siento tristeza (e incluso indignación y náusea) cuando veo el espectáculo de es@s pobres muchachit@s...

https://www.facebook.com/carlosarturo.mogollonperez/posts/1285539724815399

Anónimo dijo...

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