En el curso de los últimos meses la extorsión por vía sexual ha
adquirido en Internet una incidencia de niveles alarmantes. Muchos de los
contactos personales para la comisión de esos delitos se hacen en Facebook, es
muy fácil identificar a las jóvenes que actúan como señuelos para hacer caer en
la trampa a víctimas de todas las edades, peroFacebook no hace nada para impedirlo.
Cientos de miles de internautas al año son víctimas de la extorsión
sexual en línea, también conocida como Sextorsión. Una investigación
periodística de la BBC reporta que los extorsionistas son grupos
organizados en países como Filipinas, Marruecos o Costa de Marfil, cuyas leyes
en el ámbito informático son muy laxas o inexistentes, de modo que pueden
operar sin el temor a ser rastreados o judicializados. Y muestra el caso de un
adolescente de Escocia, que se suicidó después de creer que estaba interactuando
con una joven de su edad en una conversación por Skype.
La trampa se abre cuando la víctima acepta la invitación de amistad de
una bella chica. Tras ganarse la confianza de la víctima y acceder a su lista
de contactos, la relación avanza hasta el momento en que se comunican por
video. Aparece la figura de una mujer que convence a su interlocutor de
desnudarse, y a continuación utilizan esas imágenes para exigirle sumas de
dinero que oscilan entre 1.000 y 5.000 dólares a cambio de no hacerlas
públicas. “Haré de tu vida un infierno” y “Verás que voy a destruir tu vida”,
son las frases que aparecen en su chat cuando la víctima ha caído.
Guardadas las proporciones con la BBC, hace año y medio escribí
‘Retrato hablado de una extorsionista impúdica’, donde hablé de un caso al que
le hice seguimiento desde el momento en que una tal Mariana Salvador me envió
solicitud de amistad, pasando por las charlas que
sostuvimos en francés hasta la tarde en que se desnudó durante una sesión
de Skype y me pedía de manera insistente que hiciera lo mismo. En aquella
ocasión conté cómo “procedí no solo a bloquearla sino a reportar el chat como
abuso, y no contento con esto envié un mensaje a Facebook advirtiendo sobre lo
que acababa de ocurrir con la bella extorsionista”. (Ver
columna).
Son tres las cosas que hoy recuerdo de esa columna: una, que fue ampliamente
comentada en La
Luciérnaga de Caracol, donde advirtieron a jóvenes y adultos sobre el
peligro que representa esa clase de amistades ocasionales; dos, que nunca
recibí respuesta de Facebook por la denuncia que formulé; y tres, que ocho días
después se me ocurrió desbloquear a la extorsionista a ver qué había pasado, y
para mi sorpresa ahí seguía ‘operando’, como si nada. (Ver muro).
Paradójicamente, un año después de aquel suceso fui yo quien sufrió en
carne propia la censura por parte de Facebook, en forma de bloqueo a mi cuenta
durante 24 horas, a raíz de una foto que publiqué tomada del happening organizado
por Spencer Tunick en la plaza de Bolívar de Bogotá, cuando más de 6.000
bogotanos posaron desnudos para su cámara. La imagen en discusión mostraba “una
anciana viringa subida sobre una tabla de madera, como Dios la trajo al mundo,
levantando erguido el puño de su mano derecha, en valiente actitud que la
enaltece”. Así escribí en columna titulada ‘Lo artístico, lo vulgar y lo
catártico de un pubis censurado’ (Ver
columna con foto).
Todos los días recibimos solicitudes de amistad en Facebook, y a
cualquiera le bastan dos dedos de frente para identificar a las mujeres que se ajustan
al perfil de potenciales extorsionistas. Eso asombra hasta el escándalo, en
parte por la permisividad con que se mueven en las redes sociales y en parte al
constatar el número cada vez mayor de esa clase de jovencitas dedicadas a
pescar ingenuos en el río revuelto de la Internet.
Para demostrar la proximidad del peligro ante la facilidad con que se
desnudan (sobre todo para los jóvenes, pues un adulto de inmediato entra en
sospecha), decidí hacer un nuevo seguimiento. La solicitud de amistad llegaba
de una mujer cuya singular belleza y sello de clase llamaron mi atención, pues
tenía el porte, la vestimenta y las relaciones de una princesa europea. Motivado
además por la curiosidad periodística de saber si la persona que habría de
desnudarse sería la misma que se mostraba en su muro, decidí aceptar el
ofrecimiento de alias ‘Daniella Alvarado’. (Ver muro).
No habían pasado ni 30 minutos cuando se comunicó por Messenger para
decir que “Soy origen Chilena, pero vivo ahora en Francia, más precisamente en
Paris, espero que esto no te molesta”. Le seguí la cuerda y ella se ciñó al
mismo libreto de Mariana Salvador, aunque con una llamativa diferencia:
Daniella apareció de una vez desnuda, y tuve la impresión de estar frente a un
video que ponían a rodar mientras alguien escribía cosas en un español
afrancesado, sin ninguna conexión con la imagen que rodaba. Lo llamativo estuvo
en observar que la del avatar parece ser la misma ‘princesa europea’ cuya
impúdica belleza exhibía sin el menor reparo, y tendría que acudir a la opinión
del lector para saber si estoy o no equivocado: (Ver foto tomada
del video).
Sea como fuere, lo sorprendente es la facilidad de circulación que tienen
estas organizaciones criminales por las redes sociales, pese a que es sencillo identificar
–con o sin algoritmos- el perfil de las mujeres que actúan como señuelos para
atrapar incautos ávidos de nuevas emociones, en torno a lo cual ya debe haber
muchas vidas destruidas que, por obvias razones, no saltan a la luz pública.
No sé si la alerta pública que hoy formulo desde la tribuna de opinión
de un medio colombiano llamado El Espectador llegará hasta el
creador de Facebook, Mark Zuckerberg, pero esperaría que así ocurriera. Ya es
tiempo de frenar la ola criminal a la que la actitud omisiva de esa red social,
consistente en mirar hacia otro lado, le brinda carta blanca en sus
operaciones, a pesar de lo sencillo que desde lo tecnológico sería crear algo
así como un Bloque de Búsqueda que permita identificar, bloquear y neutralizar
a las ‘carnadas’ de esas mafias de lo virtual.
Si la más importante red de comunicación interpersonal que hoy existe
en Internet –y en el planeta entero- quisiera de verdad contribuir a erradicar
el crimen que se anida en sus aposentos virtuales, solo sería cuestión de voluntad.
Es muy fácil, tan fácil como evidenciar la extorsión sexual que se cuela entre
sus piernas.
DE REMATE: Lo atractivo –y peligroso- de la coyuntura que hoy vive
Colombia, es que con la paz por primera vez se están viendo seriamente
perjudicados los intereses de la muy poderosa Mano Negra. Por eso mismo no se sabe
qué puede pasar, pues esa gente acostumbra tener siempre un puñal bajo la
manga.
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