El diccionario define fiasco como el “resultado adverso en una cosa
que se esperaba sucediese bien”. Es lo que hoy ocurre con Leszli Kálli, una
mujer de rostro cautivador que se hizo célebre por el libro que escribió tras
el secuestro del que fue víctima en 1999,
cuando el ELN se apoderó del avión de Avianca donde viajaba. Leszli es de esas
personas que al principio pintan bien y con su sola presencia generan una
inmensa expectativa, pero con el paso de los días flaquean y terminan en el
légamo del desprestigio por un manejo equivocado de su inteligencia emocional.
Luego de la dolorosa experiencia del secuestro –que al parecer le dejó
secuelas psicológicas- Kálli viajó a Canadá, donde estudió cuatro años de
Diseño Gráfico, y a su regreso comenzó a ser conocida como diseñadora y
defensora de animales. Por cosas de la vida terminó trabajando en la revista
Soho, donde además se desnudó para su edición 150 con una única foto retadora en
topless y cucos rojos para el Procurador General de la Nación, a quien por ser
un redomado taurófilo le dijo esto: “Señor Alejandro Ordóñez: vida es vida,
venga de donde venga, una gota de sangre es una gota de sangre de un ser
viviente. La vida se respeta, sea de un feto o sea de un toro. No queremos
doble moral”. (Ver
foto).
Leszli Kálli y Gustavo Petro se conocieron por Twitter, y la empatía entre ambos se habría dado por
el tema animal. Ella misma le confesó
a El Espectador que en enero de 2012 le envió un DM a Petro diciéndole que
quería acompañarlo en su alcaldía, y unos días después fue vinculada con una
asignación mensual de $5’100.000.
Luego vino el escándalo que ya se conoce, cuando por supuestos celos
de la esposa de Petro la fueron relegando y trasladando de una entidad a otra,
hasta que en diciembre de ese año fue desvinculada, y a ello contribuyó que “su
personalidad era difícil”, sumado a que se tomaba atribuciones que no le
correspondían. Sea como fuere, lo llamativo es que el escándalo estalló casi un
año después, y la pregunta del millón es por qué guardó silencio tanto tiempo y
por qué conservó durante meses la grabación de una charla privada que sostuvo
con el asesor de Comunicaciones, Daniel Winograd, la cual al final no tuvo
ningún peso probatorio porque había sido editada.
Tras su regreso a Bucaramanga, Leszli Kálli fue contratada por la
campaña de Carlos Fernando Sánchez, el candidato del coronel Hugo Aguilar a la
gobernación de Santander, y se dedicó a atacar desde su cuenta de Twitter a los
oponentes de este, diciéndole a Holger Díaz que era “LADRÓN de la Salud”
y a Didier Tavera que “usted no me intimida”.
Pero tras el triunfo de este último recapacita, se le acerca a Iván Aguilar y publica
un trino donde dice
que “una de las cosas positivas del gobierno de @DidierTavera es @ivanfaguilar.
Lo defendí y lo defiendo. ¡PUNTO!” (ver trino).
Hablando de recapacitar, está un artículo suyo titulado “Lo acepto,
fui mamerta pero recapacité”, donde se esperaba una exposición coherente de por
qué cayó en brazos del uribismo, pero aparece una sarta de insultos mal
redactada contra Petro y su esposa, que culmina en una entrega desvergonzada a
la nueva causa que acababa de abrazar: “¡Que gire el país a la derecha ya!” (Ver
columna).
Como Leszli no sabe escoger a sus enemigos y le dispara a lo que se
mueva, terminó metiéndose con la subdirectora de Vanguardia Liberal, Diana
Giraldo, a raíz de que esta se sorprendió al verla pidiéndole puesto al
secretario de Desarrollo de Bucaramanga, Jorge Figueroa, pese a que durante la
campaña había arremetido contra él y contra Manolo Azuero, hoy Jefe de
Gobernanza (ver trino).
Pero apenas salió elegido Rodolfo Hernández corrió a publicar un trino a favor
de Figueroa (ver
trino), y no habían pasado 15 días de la posesión del nuevo alcalde cuando le
lanzó otro flechazo en el mismo tono (ver trino), y como
Diana Giraldo se sorprendió ante semejante incoherencia, descargó contra ella
su artillería verbal tildándola de “diva intocable de tres pesos” (Ver trino).
Lo cierto es que al final no le dieron el puesto que le lagarteó a
Figueroa, y unos meses después pasamos de la extrañeza al asombro al verla disculpándose
con el zar de las basuras de Santander, Fredy Anaya (ver disculpa), por
unos trinos donde lo atacó pero cuyo contenido corrió a borrar para evitar que lo
agregaran a su rosario de incoherencias, como la de alegrarse por la muerte de un
torero al que tildó de “asesino”, o la de ponerse a favor de Paloma
Valencia en lo del ‘oso’ que protagonizó cuando quiso pasarle cuenta de
cobro al plantígrado.
¿Y a dónde va todo esto?, se preguntará el escandalizado lector. Va a
que con motivo de mi última
columna, donde conté algo que percibí luego de una experiencia profesional de
cuatro meses con la Gobernación de Santander, Leszli Kálli arremetió contra mí
en compañía del ‘periodista’ Laureano
Tirado mediante una andanada de acusaciones bajas (“contratos suscritos en
cañerías”) con las que pretendieron poner en entredicho mi solvencia
profesional. Yo expliqué hasta la saciedad que había escrito sobre lo que
conocí “después” de una muy corta vinculación, no “durante”, y que estando
libre de cualquier atadura puedo escribir sobre lo que me venga en gana, pero
eso les entraba por un ojo y les salía por el otro.
Mi extrañeza con Leszli Kálli obedece a que no la conozco ni nunca me
he metido con ella, pero fue quien publicó en Twitter el contrato que tuve con
la Gobernación (como si trabajar fuera pecado), y mi asombro con Tirado se basó
en el inmenso rabo de paja que carga al acusarme de “contratista” cuando es de
todos conocido que estuvo en condición ídem con la administración de Richard
Aguilar pese a no tener ningún título profesional, y a que era sabido que nunca
pisaba el Palacio Amarillo porque tenía un calanchín al que le pagaba para que
le tramitara los cobros y la renovación de sus contratos (Ver uno de sus
contratos).
Sea como fuere, lo verdaderamente llamativo –y diciente- es que hoy ellos
dos son columnistas del portal Los Irreverentes, cuyo director es Ernesto
Yamhure, el mismo a quien El Espectador y Caracol le quitaron sus espacios de
opinión cuando se supo que sus columnas pasaban por la revisión del comandante
de las AUC, Carlos Castaño (ver
noticia). Ahí se entiende entonces de dónde provienen los hilos del ataque,
pues en más de una ocasión he enfrentado a ese personajillo rufianesco, o sea
que ambos son títeres de un aparato con mayor capacidad de hacer daño que la
que tiene ese par de santandereanos con sus caucherazos verbales. Conclusión,
esto que hoy escribo no va contra quienes son usados como instrumentos, sino
contra los que mueven los hilos desde la penumbra.
Y si no me creen, aquí les dejo a modo de remate el ANTES y el DESPUÉS
del trasegar erótico-político de Leszli Kálli. (Ver foto).
2 comentarios:
Buena columna, el señor Tirado o el "bachiller", no solo contrata sin titulo profesional, sino que él o tal vez su padre (dificil un homonimo con ese nombre) es mencionado como uno de los promotores de grupos paramilitares en El Carmen de chucuri a finales de los ochentas. Revise eso tambien. Kim
Muchas gracias por su información. Averiguaré al respecto.
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