Impactante e indignante lo que contó la Nena Arrázola en el programa Los
Informantes de Caracol del 14 de junio pasado: “En pleno centro de
Bucaramanga, como si fuera un héroe nacional volvió a su tierra, y con
micrófono en mano y la bendición del cura retomó las riendas de su caudal
electoral”. Se refería al coronel Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, famoso por
haber dado muerte a Pablo Escobar y muchos años después condenado por
parapolítico, quien quince días después de recobrar su libertad protagonizó una
afrenta contra Santander y contra la democracia mediante una misa-manifestación
en la iglesia de San Laureano, a modo de “acción de gracias” por haber salido
de la cárcel, a la que asistieron (llevaron) unas 3.000 personas, sobre todo
campesinos de vereda. (Ver
cubrimiento de La FM).
La afrenta también iba contra su propio hijo el gobernador, con quien
mantiene una disputa intestina, pues el acto político al que se prestó la
parroquia de San Laureano ocurrió sobre el atrio de esa iglesia, diagonal a la
gobernación, y para su realización suspendieron el tráfico sobre la avenida más
importante del centro y sacaron de quicio a más de muchos, incluida la primera
autoridad del departamento. Allí el coronel envió “un mensaje a todos los mandatarios
de Santander: como dijo Benito Juárez, no abusen del poder para humillar a sus
semejantes porque el poder se termina". ¿A quién le hablaba? Hombre, pues
es de Perogrullo…
La afrenta estuvo en que el protagonista de semejante alteración de la
tranquilidad pública era alguien que permanecía –y permanece- en condición de
convicto: una cosa es que haya quedado en libertad condicional por el
cumplimiento de las tres cuartas partes de la pena, y otra que haya recuperado sus
derechos civiles, entre ellos el de participar en política.
¿Por qué, se pregunta el ciudadano desprevenido, el coronel Aguilar se
desplaza por todo Santander con escolta de la Policía Nacional? Una verdad
indubitable es que el hombre sigue siendo reo de la justicia hasta que no haya
acabado de cumplir el castigo que le impuso la Corte Suprema, de modo que la
‘libertad’ que tuvo para realizar esa manifestación del 21 de mayo (a la que
asistieron su hijo mayor el senador Nerthink Mauricio y su candidato títere,
Carlos Fernando Sánchez) solo se explica por el desbarajuste institucional que
vive Colombia tras los ocho años de ‘dictablanda’ del sátrapa de marras.
Según un alto magistrado de la justicia que consulté, si Aguilar no ha
cumplido la totalidad de la pena se encuentra “bajo el estatus de interdicto, inhabilitado
para el ejercicio de derechos y de funciones públicas”. Y el ejercicio de la
política es una función pública. Dice la misma fuente que la libertad
condicional se entiende como un proceso de resocialización, y que al desarrollar
una actividad política afín a la que motivó su condena no está cumpliendo con
su resocialización, o sea que podría ser apresado de nuevo.
Pero esta columna no pretende ser un alegato jurídico, sino un llamado
de alerta para impedir que la tierra que me vio nacer quede atrapada en la
vorágine de unas fuerzas oscuras engendradas desde la ilegalidad, las cuales estarían
encantadas de manejar una arcas departamentales henchidas de dinero a partir
del año entrante, cuando comience la ejecución del Contrato Plan por una suma
cercana a los ocho billones de pesos.
En el programa Los
Informantes arriba citado se escuchó el testimonio del valiente coronel del
Ejército Julio César Prieto, el cual fue definitivo para la condena a Aguilar
por concierto para delinquir agravado. Según Prieto “Hugo Aguilar fue electo gobernador
porque el Bloque Central Bolívar presionaba a la población para que votaran por
él. No lo digo yo, lo dice la verdad procesal que fue avalada por la Corte
Suprema”.
De esa catadura es el personaje que hoy se está jugando sus restos en
la partida electoral por la gobernación de Santander. Él sabe que difícilmente
tendrá una segunda oportunidad sobre la Tierra, ya asimiló que su hijo Richard utiliza
a Holger Díaz como un candidato de postín, sin opción de ganar pero cuya
presencia en la contienda cumple el objetivo de debilitar políticamente al papá
para brillar con luz propia. El proyecto del retoño apunta ahora a acumular una
cantidad de votos que le sirvan como capital político para influir sobre el
partido del presidente Santos, La U, en busca de un ministerio que le permita figurar
en el ámbito nacional y, llegado el caso…
A veces la realidad supera a la ficción, y así ocurre cuando un
coronel de la Policía que se hace amigo de los malos cae en desgracia y va a
parar a la cárcel después de ser gobernador, y en busca del poder perdido le
pide a su hijo –a quien llamó “mi retratico”- poner la cara por él. Este acepta
gustoso, tan gustoso que después de llegar a la gobernación el retratico se subleva
a la autoridad paterna y decide romper ataduras, porque quiere alas propias.
Es entonces cuando dan ganas de convocar a una nueva ‘acción de
gracias’, pero a descampado y sin molestar a nadie, para celebrar lo que parece
irreversible: que será el actual gobernador de Santander, Richard Alfonso Aguilar
Villa, quien se encargue de atajar a su propio padre y todo lo que este
representa.
Albricias.
DE REMATE: El expresidente Álvaro Uribe le
dijo a RCN Radio que “si me hubiera reunido con paramilitares, habríamos
acabado con la guerrilla”. He aquí el reconocimiento tácito de que para Uribe el
Ejército es incapaz de combatir a la subversión sin ayuda paramilitar. Como
dice el refrán: “explicación no pedida, confesión manifiesta”.
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