viernes, 19 de marzo de 2010

Hacia una coalición verde-amarilla

Dos aspectos fueron decisivos para la paliza que recibió el Polo Democrático en la pasada jornada electoral. Uno, la deficiente alcaldía de Samuel Moreno: muchas explicaciones, pocos progresos. Y dos, el anuncio de Gustavo Petro en cuanto a que su fórmula a la Vicepresidencia sería Clara López, Secretaria de Gobierno de la misma administración capitalina a la que venía acusando de corrupción y clientelismo. Aquí, triunfó la maquinaria partidista sobre la coherencia (política e intelectual).

Sin que haya nada en contra de López –ni de las mujeres-, lo sorprendente de esta designación es que mostró a un Petro sin opciones, acorralado por su propio partido después de prometer que escogería a una mujer –con lo cual cerró la puerta a casi la mitad de las opciones- y ante la negativa rotunda de Gina Parody a su requiebro.

http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/hacia-coalicion-verdeamarilla/136558.aspx

Es sintomático de la debacle que ni siquiera se hayan salvado Carlos Romero –esposo de Clara López y gran elector al concejo- ni Jaime Dussán, presidente del Polo y reconocida cabeza del ala clientelista del Polo, irónicamente el artífice de que hoy el alcalde de Bogotá sea Samuel Moreno, pues fue quien lo lanzó y lo apoyó con su nutrido voto profesoral para atravesársele a la candidatura de María Emma Mejía, ganadora en todas las encuestas. Si la memoria no nos falla, la corriente encarnada por Romero y Dussán interpuso una demanda ante el Consejo Nacional Electoral para que la consulta del Polo a la alcaldía fuera semiabierta. Y ganaron, de modo que el que quería votar en esa consulta tenía que inscribirse en el partido, y así ahuyentaron a gran parte de la votación a favor de María Emma. (Incluido el voto del suscrito).

Algún día la historia habrá de recordarle a Petro que su principal error en esta campaña fue haberse ‘casado’ con Clara López a la Vicepresidencia, por mil razones, pero sobre todo por ésta: porque se acostó –metafóricamente hablando- con una ganadora, y se despertó con una perdedora (en lo político, ojo). Se trata de un matrimonio mal avenido, que durará hasta que la primera vuelta los separe. De allí no pasan, mientras persista esa unión. (¿Podría ser una salida decorosa que ‘Clarita’ renunciara, para no hacerle aún más pesada la carga a su partido? Averígüelo Vargas…)

Si una conclusión se puede sacar de todo este berenjenal, es que el Polo Democrático se desdibujó como alternativa política, debido en parte a que sufre de divisionitis aguda (no se ponen de acuerdo para nada), y en parte a que el cáncer de la corrupción imperante en otros partidos ya hace metástasis en sus propias filas. En contraste, el Partido Verde salió fortalecido, y es el culpable de las bajas cifras electorales que mostraron tanto el Polo como el movimiento Compromiso Ciudadano, de Sergio Fajardo, que quedó sin una sola munición en el Congreso.

Ante el nuevo panorama, es de simple lógica inferir que a estas tres fuerzas les iría mejor si se unieran en la primera vuelta, para evitar que la segunda sea un aburrido tete a tete entre Juan Manuel Santos y Noemí Sanín. (Como quien dice, yo con yo).

No sobra tocar también en las puertas del Partido Liberal –en aras de acrecentar la unión-, pero bastaría de entrada con que se pusieran de acuerdo Mockus, Petro y Fajardo para que surgiera una fórmula de verdad novedosa. Incluso poderosa, si se le suman los nombres de Enrique Peñalosa, Lucho Garzón (quien, valga decirlo, se sacó un clavo con el Polo), Jorge Enrique Robledo, Germán Navas Talero, John Sudarsky, Gilma Jiménez, Juan Carlos Flórez…

Ponerse de acuerdo se traduce en que dos de los tres citados tendrían que renunciar a su candidatura para apoyar al tercero, sin que se descarte que entre esos dos restantes salga el nombre del potencial Vice. Sea como fuere, la sensación en el ambiente es que Antanas Mockus lleva cierta ventaja, pues se creció precisamente con los votos que el Partido Verde les quitó al Polo y al movimiento de Fajardo, pero sobre todo porque inspira “confianza”, que fue el lema de campaña de ‘Los tres tenores’.

Al día siguiente de las elecciones, El Espectador tituló así: “Maduran los verdes”. Es un titular acertado, que apunta a señalar lo que más necesitan las fuerzas democráticas de oposición si no quieren ser barridas precozmente en la primera vuelta: madurez.

Ah, y confianza mutua.

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