En el país del Sagrado Corazón las creencias religiosas son definitivas a la hora de decidir el voto. Es más, gran parte de la culpa de que a Antanas Mockus no lo hayan elegido presidente, estuvo en que se declaró ateo. No dijo “soy ateo”, pero cuando un periodista le preguntó si creía en Dios, así respondió: “uy, no me la ponga tan difícil. Yo tengo formación en matemáticas y algo en física, y eso me hace muy escéptico”.
Su rival en la contienda, Juan
Manuel Santos -asesorado por J.J. Rendón- no desaprovechó semejante papayazo. Cuando
le preguntaron lo mismo, Santos dijo: “Sí, yo creo en Dios. Yo tengo la
felicidad de los creyentes”. Y claro, fue elegido presidente.
El tema religioso volvió a
ponerse en boga durante la presente precoz campaña, y de ello dan cuenta dos
hechos llamativos. Al ser interrogado sobre el tema, Alejandro Gaviria fue
valiente (¿temerario, suicida?) al admitir que es ateo. Y agregó: "No soy
católico, pero creo en un mandamiento fundamental: el amor al prójimo”.
De otro lado, cuando a Petro le
preguntaron lo mismo, afirmó que “practico el cristianismo”. Lo llamativo en
este caso es la tormenta que se desató cuando el “pastor” costeño Alfredo Saade
adhirió al Pacto Histórico. En un principio fue aceptado y alcanzó a tomarse la
foto con Petro, pero fue tal el rechazo que su presencia provocó entre las
bases del petrismo, que terminó por retirarse.
No era para menos, allí Saade estaba
como mosco en leche, no solo porque dos años antes había solicitado aval al
Centro Democrático para aspirar a la alcaldía de Valledupar, sino porque sus
ideas frente a temas como el aborto o la comunidad LGBT son por completo
contrarias a las que pregona cualquier persona con ideas progresistas,
liberales o de izquierda. Incluso de centro. Mejor dicho, se hizo evidente que
su adhesión al Pacto Histórico era hipócrita y oportunista.
Sea como fuere, la discusión que
también se debe dar es si cuando Petro se declara practicante del cristianismo,
está siendo oportunista o sincero.
De entrada, una consideración de
fondo: en Colombia alguien que quiera llegar a la presidencia de la República
después de declararse ateo, solo lo puede lograr mediante intervención divina o
milagro del Altísimo. Misión imposible, mejor dicho. Alejandro Gaviria en su candorosa
honestidad no lo captó, por una razón también de fondo: él es más intelectual
que político.
¿Significa lo anterior que Petro
está siendo oportunista? No lo creo. Significa que es más estratega que
creyente. Estaba a punto de escribir “yo haría lo mismo, el fin justifica los
medios”, pero la discusión más bien debería darse en torno a qué significa ser
cristiano.
En este contexto, sería
interesante si en una encuesta le preguntaran a la gente quién cree que es más
cristiano, si Gustavo Petro o el “pastor” Alberto Saade. Las respuestas
servirían incluso para calibrar las posibilidades reales de Petro en su
búsqueda de la presidencia.
Si en esa encuesta lo
preguntaran, yo respondería sin titubear que las intenciones de Gustavo Petro suenan
inspiradas en una filosofía cristiana de vida, en esa esencia del cristianismo
que habla no solo del amor al prójimo, sino de la preferencia que debe haber por
los pobres. Él mismo lo dijo, cuando le preguntaron si cree en Dios y habló de
“esos cristianos que van a misa y rezan todo el tiempo, pero miran con desdén
al pobre, me parece que no son cristianos”. (Ver video).
En conclusión, serían más
cristianos en su obrar y su pensar un exguerrillero como Gustavo Petro o un
ateo como Alejandro Gaviria, que el muy creyente, devoto y ultracatólico
Alejandro Ordóñez.
Ahora bien, el peligro, no solo para
las aspiraciones de Petro sino para el futuro de Colombia, reside en esos que
se autodenominan creyentes en Dios, pues son -y serán- los primeros en
boicotear a como dé lugar cualquier posibilidad de cambio en términos de
verdadera democracia, de justicia social, de oportunidades de ingreso para los
más pobres, de todo aquello que predicaba Jesucristo.
Así se vio cuando Juan Manuel
Santos en 2016 decidió poner toda la carne en el asador, con la clara intención
de sacar del juego político a quien se le había convertido en su némesis,
Álvaro Uribe Vélez. Santos convocó al plebiscito mediante el cual el pueblo
debía refrendar o no el acuerdo de paz con las Farc, convencido de que los
anhelos de reconciliación nacional le iban a ganar la partida a la guerra.
Lo que no esperaba Santos era que
la derecha acudiría a revolcar los más atávicos sentimientos religiosos de las
masas más ignorantes (que son mayoría), mediante una campaña sucia a más no
poder, donde fabricaron toneladas de propaganda negra para hacer creer que
detrás del acuerdo de paz vendría no solo la toma del poder por parte de las
Farc, sino el interés del gobierno en hacer que “nuestros niños” se volvieran homosexuales,
y mostraban como prueba reina unas cartillas del ministerio de Educación a
cargo de una ministra gay, para más señas.
Como dije días antes del 2 de
octubre de 2016 en columna que pretendía ser una advertencia, “pareciera que tras
la convocatoria al plebiscito se hubieran preguntado, parodiando al Chapulín
Colorado: Y ahora, ¿quién podrá salvarnos? Y hubieran encontrado la respuesta
al unísono: ¡Dios!”. (Ver Alerta:
usan a Dios para seguir la guerra).
En esta campaña que ya despunta,
es conveniente reactivar la advertencia: usarán de nuevo las creencias
religiosas para despertar los mismos miedos recónditos, para mantener a sus
rebaños en la misma condición de esclavos
felices, para lograr que ganen los de siempre: esos que se dicen
cristianos, pero en realidad trabajan para los ricos y frente a los pobres lo
único que quieren es mejorar las técnicas de control para seguir explotándolos.
Y engañándolos, con el manido
recurso de la “fe cristiana”. En todo caso, no sobra recordar lo que Napoleón
Bonaparte pensaba de la religión: “Es lo que evita que los pobres asesinen a
los ricos”.
Post Scriptum: Debido a que una nueva calle de Miami pasó a llamarse ‘President Álvaro Uribe Way’, un reportero de El Unicornio encontró que muchas de las tiendas y almacenes del sector también cambiaron su nombre para contribuir a enaltecer la figura de tan importante dirigente de la derecha latinoamericana. En este enlace puede ver los nuevos nombres. Y si quiere contribuir a la Vaki que con motivo de su segundo aniversario adelanta este portal, haga clic en este enlace.
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