En columna
anterior dije algo que debería ser tema de alto calado: la serie de dibujos
animados de mayor audiencia en la historia de la televisión mundial, Los
Simpson, emblemática de la familia y la sociedad norteamericanas, en torno
a la marihuana hace una apología a favor de su consumo. Antes lo hacía de
manera disimulada, ahora abierta.
La parte abierta (o descarada) apunta
al capítulo 17 de la temporada 31, titulado Highway to Well, donde Marge
Simpson es empleada de una tienda dedicada a la venta libre de hierba, y su
esposo Homero decide montarle competencia abriendo una “olla”, de las que
estaban prohibidas en Springfield antes de la legalización.
La parte disimulada se refiere a un
hallazgo personal, una serie de capítulos donde le rinden homenaje o culto a un
libro que enseña a fumar hierba, A
Child´s Garden of Grass, un clásico de la cultura psicodélica en
los Estados Unidos de los 70s, que reza desde su portada: “The oficial
handbook of marihuana users” (Manual oficial para usuarios de la marihuana).
(Ver collage).
Y no lo planteo como algo negativo.
Por el contrario, pareciera que los libretistas de la serie lo hacen con propósito
altruista, el de divulgar los beneficios de su consumo. De ahí mi interés en el
tema, a tal punto que busqué a los autores del libro y descubrí que uno de
ellos sigue vivo, Richard Clorfene, y cuando lo contacté le pregunté por la
aparente conexión entre su libro y Los Simpson, y esto dijo: “I
assume it was because the book was very daring at the time and The Simpsons
writers and producers all smoked grass”. (“Supongo que fue porque el libro
era muy atrevido para el momento y los escritores y productores de Los Simpson
fumaban hierba”).
Yo le expuse a Clorfene mi
interés en traducir el libro para el mercado hispano, convencido de que su
presencia en varios capítulos de Los Simpson constituiría un poderoso
atractivo para la venta, ligado además a lo que ya ocurre en gran parte de Estados
Unidos y se vislumbra como inatajable en el mundo entero: la legalización de la
marihuana para su producción, distribución y consumo.
Richard Clorfene pidió una suma
en dólares por los derechos de traducción y un 10 por ciento de regalías de
autor por cada ejemplar vendido en su versión al español. Como yo no disponía
de esa plata (cercana a diez millones de pesos), le dije que pensaba hacer un
Crowdfunding para recogerla, y le mandé el guion del video. Él se entusiasmó
tanto, que me dijo: “Brilliant! I love it. What if you raise a million
dollars? Do I get a share of it? “. (¡Brillante, me encanta! ¿Y si recauda
un millón de dólares, recibo una parte?). En respuesta le hablé de un 10 por
ciento, a cuenta de las regalías editoriales. Y se mostró complacido.
Todo pintaba a pedir de boca, pero
la primera dificultad apareció cuando grabamos el video y lo montamos en la
página Indiegogo.com, de manera
bastante artesanal hay que decirlo, tan artesanal que proponíamos algunas
modalidades para aportar, solo que en dólares, mientras que la cuenta estaba
habilitada para recibir únicamente aportes en pesos colombianos.
Eso lo vinimos a saber semanas
después, sorprendidos de ver que nadie aparecía interesado en contribuir a la
traducción de tan divertido libro. Se trataba además de un error irreversible,
porque había finalizado el ingreso del proyecto, o sea que repararlo
significaba reiniciar un nuevo proceso.
El segundo error fue no haber
porfiado en la idea del Crowdfunding, sino que me fui a hablar con un famoso
caricaturista (no es Matador) para proponerle que nos asociáramos en el
proyecto de traducir, editar y promover la venta de A Child´s Garden of Grass,
valiéndonos tanto del gancho comercial de Los Simpson como de la fama de
la persona a la que yo acudía. La idea era que él pusiera la plata que pedía
Clorfene por los derechos de traducción, y a cambio yo le ofrecía una
participación del 40 por ciento en el negocio editorial.
A mi amigo el caricaturista le
agradó la idea, incluso me dijo que él tenía registrada en Miami una cuenta que
podría servir para girarle al autor, quien residía en una aldea israelí de
nombre Safed. Pero quiso revertir la torta: como él era tanto el propietario de
la fama para promover el libro como del dinero para pagar los derechos,
consideraba que el 40 por ciento debía ser para mí y el 60 restante para él. O
sea, quiso apoderarse del negocio, y en mis oídos todavía retumba algo que dijo
más de una vez: “aquí no cuenta la amistad, business is business”.
Si la memoria no me falla, fue
esa la última vez que vi al famoso caricaturista.
De ahí en adelante me ocupé en
otras cosas, el mismo Clorfene no entendió por qué me había desentendido del
proyecto; la verdad sea dicha, ni yo mismo lo sabía. O sí lo sabía, atravesé
una tormenta de problemas personales que me tuvieron en situación “agobiada y
doliente”.
Pero fue hasta que vi el capítulo
de Los Simpson ya mencionado cuando juzgué viable resucitarlo, y el
propósito de haberle dedicado aquí dos columnas es precisamente el de exponer
la idea en busca quizá de un aliado estratégico al que le suene llamativa, así
sea para asociarnos en la producción de un Crowdfunding realizado “con todas
las de la ley”.
A modo de abrebocas, aquí dejo el
video (bastante artesanal, ya lo dije) que elaboré con el propósito ya
descrito, donde se resumen el hallazgo que hice sobre la presencia embozada de un
divertido manual para fumadores de hierba en Los Simpson, y la propuesta
de conseguir aportes para publicarlo en español: Ver video.
Escucho sugerencias.
Post Scriptum: En busca de
apreciar mejor el contexto, no se puede pasar por alto que hace 13 años Los
Simpson predijeron que la marihuana sería legalizada en Canadá, y ocurrió
cinco años después. Alguien en Winnipeg le ofrece un porro a Flanders, mientras
le dice: “Aquí es legal”. A lo que Flanders responde: "Me advirtieron que
Satanás sería atractivo. Vámonos". (Ver escena). También
vaticinaron el triunfo de Donald Trump, el premio Nobel de Economía para Bengt
Holmström y el de química para Bernard L. Feringa, y mencionaron la
desaparición de un equipo de fútbol brasileño antes de que se hubiera estrellado
un avión con el Chapecoense cerca de Medellín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario