¿En qué se parecen el exfiscal Luis Gustavo Moreno y el alcalde de
Bucaramanga, Rodolfo Hernández Suárez? En que ambos manejaban un discurso
frontal contra la corrupción, hasta el día que se descubrió que era solo eso: un
discurso. En el caso que hoy nos ocupa, estamos hablando de un contrato de
corretaje descubierto y denunciado por la página Corrillos.com.co, donde se
acordaba que uno de los hijos del alcalde Rodolfo Hernández y su esposa, Socorro
Olivero, recibirían millonarias comisiones por el contrato de tecnificación de
las basuras. (Ver
artículo).
Por más que lo intente eludir, este escándalo trae fresco a la memoria
el interés que siempre tuvo Hernández por el negocio de las basuras, desde los
días de 2012 en que un Manolo Azuero convertido en Catón de la moral pública contaba
en su columna de Vanguardia Liberal del sospechoso contubernio que se
presentaba entre el entonces alcalde Lucho Bohórquez, Rodolfo Hernández y el exdirector
de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga - CDMB, Fredy Anaya,
en torno a la posibilidad de convertir un potrero de la vereda Chocoa a las
afueras de Girón –Monumento Nacional- en el vertedero de las basuras de toda el
área metropolitana: Bucaramanga, Girón, Piedecuesta y Floridablanca.
Según Azuero, “la empresa que desarrolla el relleno sanitario se
denomina Entorno Verde S.A. Sus miembros de junta entre otros son Tatiana
Villarreal (empleada de Fredy Anaya), Rodolfo Hernández Suárez y (su hijo) Rodolfo
José Hernández”. (Ver
columna).
Bien llamativo que en pasado y presente aparezcan sendos hijos
involucrados en el negocio de las basuras, pero para la ocasión actual el
alcalde se refugie en afirmar que “mi hijo no me contesta el teléfono desde que
empezó esto, se escondió, no abre la puerta del apartamento". A otro perro
con ese hueso, la primera impresión que de allí queda es que el alcalde quiso
recuperar la cuantiosa inversión que se perdió en Chocoa, en parte debido a la
empecinada oposición de los habitantes de Girón a que les metieran un basurero,
y en parte por un pronunciamiento de la Procuraduría Delegada para Asuntos
Ambientales que le pidió a la CDMB “suspender o cancelar el proyecto en razón a
los graves problemas ambientales que presenta”.
En la situación presente a Rodolfo Hernández no solo se le cayó el
negocio con la empresa Vitalogic (que escogió a dedo y de la que decía “va
porque va”), sino la estantería completa de una administración que se hizo
elegir bajo la consigna de luchar contra los corruptos. Sea como fuere, la
suerte está de su lado cuando cuenta con la complicidad de un periodista-admirador
como Julio Sánchez Cristo, quien en entrevista con La W comienza absolviéndolo así
de toda culpa: “porque conocemos el estilo del alcalde, puede estar el hijo en
esto pero el alcalde no va a dar un paso atrás en su lucha contra la
corrupción”. (Ver entrevista).
Cosa diferente hizo Néstor Morales en Blu Radio, quien le preguntó sin
ambages: “le pido la precisión: ¿la corrupción entró o no entró a su familia?”
A lo que responde: “Timbró, pretendió entrar, pero le tiramos la puerta en la
cara”. (Ver
entrevista).
Falso de toda falsedad, no le tiraron la puerta en la cara: el mismo
alcalde reconoció que en su propia casa se reunió “dos o tres veces” con José
Manuel Hormaza, gerente de Vitalogic, la empresa que terminó como único
proponente en el cuestionado proceso, y que su hijo, Luis Carlos Hernández,
estuvo presente en una de las reuniones. Aclaró eso sí que su casa y su oficina
están contiguas, apenas “pasando una puerta”, pero lo que despierta suspicacia
es que se hayan reunido allí y no en el despacho de la Alcaldía, que es lo que
le correspondería hacer a un funcionario que quiere demostrar con hechos –no
con discursitos moralistas- su lucha contra los corruptos. Según el emperador
Julio César “la mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo”.
Son los hechos los que hablan por sí solos, por más que pretenda tapar
lo que a todas luces fue un acto de corrupción de su hijo, signado por eso que
los abogados llaman “intención de dolo”. Precisamente el documento salió a la
luz pública porque uno de los gestores del contrato (Luis Andelfo Trujillo) se
arrepintió y denunció al alcalde ante la Procuraduría, “bajo el argumento de
que el mandatario sabía del acuerdo de corretaje y fue él mismo quien delegó a
su hijo”.
Así las cosas, atrás van quedando los tiempos en que Rodolfo Hernández
anunciaba en tono vigoroso que “vamos a derrotar a Serpa”, y estos son
remplazados por la más demoledora de las evidencias: si de corrupción se ha de
hablar, de esta no se salva ni su propia familia. En otras palabras, el alcalde
quiso tirarles la puerta en la cara a los corruptos, pero los corruptos ya
estaban adentro.
DE REMATE: A todas estas, ¿qué estará pensando el Jefe de Gobernanza
de la alcaldía de Bucaramanga, Manolo Azuero, del escándalo que ha llegado a
tocar hasta su propia oficina, apenas “pasando una puerta”? ¿Le dictará su
conciencia una eventual renuncia…?
1 comentario:
Da grima leer este tipo de notas, lo leo por que desarrollo autocontrol ante tanta INIQUIDAD y AUTOANARQUIA de este señor GOMEZ que se cree dueño de la verdad absoluta; cual seria el pasado del señor Gomez? no creo que sea ético, por que el que divulga la inmundicia también navega en ella.
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