En lo que algunos medios calificaron como un milagro, el día que llegó
el papa Francisco a Colombia un habitante de Medellín se ganó la fabulosa suma
de 62.000 millones de pesos en un Baloto. (Ver
noticia).
Ese mismo día el senador Álvaro Uribe alcanzó a ilusionarse con que él
también podría ganarse el Baloto de la política, cuando en compañía de su
séquito de segundones se apostó a la orilla del camino por donde pasaría el
Santo Padre, con dos pancartas por falta de una, en la primera de las cuales se
leía “Queremos
su bendición” y en la otra “Nuestro
respeto y devoción”. ¿Cuál respeto, por cierto, si estaban ahí era para
sacarle provecho político a un evento de carácter pastoral?
Me atrevo a pensar que la ‘bendición’ que esperaba Uribe fue fríamente
calculada, por él o por sus asesores. Se trataba de apostarle a que el papa
Francisco estuviera mirando hacia ese costado con la mano levantada al cielo en
señal de saludo, y ese saludo coincidiera con la mano levantada de Uribe, y
pareciera entonces que ambos se saludaban o que el papa bendecía a Uribe. Esa
sola foto, habría podido asegurarle al Centro Democrático la
presidencia del 2018: sería una imagen ‘bendita’, de esas que valen más que mil
palabras, perfecta para masas ignorantes adocenadas por estructuras religiosas
de pensamiento sujetas a la obediencia de quien demuestra mayor talante
autoritario. Habría mostrado al guerrero ungido por el enviado de Yahvé, mejor dicho.
Según Semana en un artículo de claro tinte proselitista, “Uribe
prometió lo que dijo: había señalado que no buscaría una cita privada con el
papa Francisco, sino que saldría a recibirlo como un feligrés más. Quienes
salieron a la calle 26 el miércoles en la tarde, comprobaron que esto era
verdad”. Y más adelante, en el mismo tono zalamero, agrega: “Los congresistas (del
CD) tenían reunión de bancada esa tarde en el hotel Habitel en la avenida el
Dorado con carrera (sic) y por eso fueron casi los primeros que lo vieron pasar”.
(Ver
artículo).
Esto haría creer que fue por simple azar que Uribe estuvo a la vera
del sendero que recorrería el papa, y dicha interpretación lo eximiría ante el
país de asumir como un desplante –o grosería, que en últimas lo fue- su
ausencia en el recibimiento oficial del papa el día siguiente, al que el
Gobierno invitó por protocolo a las bancadas de todos los partidos con
representación en el Congreso.
Es aquí donde la información de Semana adquiere más visos de
publirreportaje que de crónica, cuando dice que “aunque tan solo fueron (sic) un
par de minutos, pues él carros esa altura (sic) de la vía avanzaba con
velocidad, quienes estuvieron cuentan que se vivieron momentos de emoción”. Aquí
entre nos, eso parece redactado desde la oficina de Prensa del Centro Democrático,
y por un(a) practicante. Y si no pasó por los ojos de un editor responsable, debió
ser porque fue asumido como aviso publicitario.
Todo lo contrario a “emoción” (pasión primaria que guía a las recuas
uribistas), lo que debió vivir su rebaño fue un sentimiento de frustración, y nada
extraño sería que parte de la reparación moral que necesitaban se les hubiera
dado en el sesgado artículo ya referido.
En consonancia con lo anterior –y en disonancia con Semana-, la
reunión de los congresistas del CD en el hotel Habitel debió formar parte del engranaje
para el aprovechamiento político y publicitario que quisieron darle a la visita
del papa, y la prueba reina está en que las pancartas que exhibieron debieron ser
encargadas, diseñadas y aprobadas con días de anticipación.
A ese engranaje se le debe dar el nombre de ardid, posiblemente ‘craneado’ por una agencia de marketing político, aunque la idea igual pudo salir del cacumen de un “mozalbete inteligentón” como Iván Duque, en consideración a que todos los miembros del círculo pretoriano de Uribe están en competencia (no del todo sana) a ver quién se gana los mejores favores de su amo y jefe. ¿Qué tal entonces que hubiera sido Duque el ‘creativo’, y el montaje de esa puesta en escena hubiera resultado exitoso?
A ese engranaje se le debe dar el nombre de ardid, posiblemente ‘craneado’ por una agencia de marketing político, aunque la idea igual pudo salir del cacumen de un “mozalbete inteligentón” como Iván Duque, en consideración a que todos los miembros del círculo pretoriano de Uribe están en competencia (no del todo sana) a ver quién se gana los mejores favores de su amo y jefe. ¿Qué tal entonces que hubiera sido Duque el ‘creativo’, y el montaje de esa puesta en escena hubiera resultado exitoso?
Habría sido como cuando Juan Manuel Santos siendo ministro de Defensa,
tras la apoteósica Operación Jaque le entregó a Uribe el rescate de Íngrid
Betancourt y tres norteamericanos secuestrados, con lo cual se le abrieron las
compuertas a convertirse en su sucesor.
Al mejor estilo Hercules Poirot, lo más llamativo es el instante en
que Francisco prefiere mirar a la izquierda (como lo muestra este video)
justo cuando el rabillo de su ojo le indica que se aproxima un letrero, y
vuelve a saludar hacia el costado derecho en el momento milimétrico exacto en
que lo ha sobrepasado. Ello indicaría que Francisco ya estaba advertido de no
extender su mano hacia lugares con pancartas, pues podría estar avalando
contenidos bizarros o ajenos a su prédica. “Esta es Colombia, Pacho”, debieron
decirle al oído.
Sea como fuere, es más digno de condena que de bendición que alguien
en su majestad de expresidente de la Nación se ubique como cualquier peatón
sobre el andén al paso del papa con un perverso propósito político, y que para
colmo (país enfermo) no haya recibido la debida sanción social ni la
descalificación o censura ética que le corresponde practicar al periodismo ante
tan evidente manejo político-tendencioso de la visita del Sumo Pontífice.
El senador Uribe y su tropilla de conmilitones son expertos en eso de
andar robándose el show, así sea con babosadas. Y fue la aprobación tácita por
parte de los medios a ese ‘pecado capital’ lo que hizo que, con motivo de la llegada
del papa, los ojos de Colombia estuvieran puestos esa tarde en dos personas: Su
Santidad Francisco y Álvaro Uribe.
A Dios Gracias el tiro le salió por la culata a la extrema derecha, pues
lo que habían calculado como un poderoso fogonazo de ‘luz divina’ sobre la imagen
de su Comandante en Jefe, en cosa de segundos se les convirtió en engorroso
apagón.
DE REMATE: Tomado de la copla que a principios del siglo pasado le
inventaron a la estatua de Bolívar en Bogotá, esta parodia del refranero
popular:
y sin faltarle al respeto
resolvió voltearle el culo
al Uribe paraqueto”.
2 comentarios:
La revista semana en su pagina de internet demostro una vez más su manipulacion de la informacion, deja en evidencia que los dos articulos publicados en la visita del Papa donde la noticia era el senador y no el Papa, son realizados y pagos por el senador y su peligroso grupo, ademas son sesgados y buscan distorsionar la realidad. Pero es más peligroso aun, no informar a la opinion nacional y no darle el mismo cubrimiento a la condena del director del DAS nombrado por el senador. El senador demuestra una vez el tenebroso poder que tiene y como maneja algunos medios como si todavia fuera presidente.
Muy acertado su comentario, don William. Muchas gracias.
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