viernes, 22 de septiembre de 2017

“El que se va por firmas, no es liberal”: Horacio Serpa




Por JORGE GÓMEZ PINILLA

El médico le ha dicho a Horacio Serpa que por su salud no viaje tanto, pero él dice que le está parando bolas al galeno, pues viaja máximo tres o cuatro veces por semana. En medio de esos ajetreos logramos darle ‘cacería’ en su apartamento de Cañaveral, para que nos respondiera si es cierto o no que el Partido Liberal atraviesa por su más profunda crisis.

¿No cree que el PL debería dejarse de pendejadas y proclamar por consenso o por lo que sea a Humberto de la Calle como su candidato a la Presidencia, considerando la urgencia del momento en cuanto a defender la paz de los poderosos enemigos que tiene?
El doctor De la Calle es muy buen candidato. Por el notable trabajo que hizo, es un fiel representante de la paz para los colombianos. Pero resulta que en nuestro partido se delibera, y las decisiones se toman con alta participación popular. Por eso estamos pensando en una consulta.

Pero es que eso de tener seis precandidatos… Entre todos arman un verdadero salpicón de tendencias.
Eso ocurre en todas las colectividades serias del mundo. Recuerde la última elección presidencial en EE UU, y todas las anteriores. Republicanos y demócratas emulan entre ellos, con gran variedad de candidatos; 5, 6, 7, hasta diez. Eso no es raro entre partidos democráticos.

¿O sea que el Partido Liberal no está atravesando ninguna crisis…?
No, el Partido Liberal está unido. Hay precandidatos importantes, y eso no significa que haya división, sino pareceres.

Hablando de pareceres, hay una con un parecer marcadamente diferente al de su colectividad: la fanática religiosa Viviane Morales, a quien el fracaso de su referendo homofóbico la convirtió en enemiga declarada del presidente Santos y hoy parece más una infiltrada del uribismo, o mejor, del ordoñismo. ¿No le parece?
En el liberalismo se pueden tener opiniones encontradas, para discutirlas y para llegar a una conclusión. Ahora, comparto con usted el tema de la paz, porque ha sido punto fundamental del ideario liberal. Además, el liberalismo se comprometió a apoyar el trámite de la paz que hizo el presidente Santos. Un trámite exitoso. Y en este momento, hay que continuar las diligencias para fortalecer el acuerdo con las FARC y abrir posibilidades de paz con el ELN. En eso usted tiene razón.

Claro, está la carta donde instan a doña Viviane a que se comprometa a apoyar los esfuerzos del gobierno para aclimatar la paz. Ella renunció a su candidatura dando un portazo, después de asegurar que entre Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo y Horacio Serpa la querían excluir de la consulta popular.
Primero, yo no quiero sacar a nadie del PL. Por el contrario, lo que quiero es que entre mucha gente. Segundo, como codirector soy compromisario de las reuniones que se vienen adelantando con los precandidatos. En tal condición, respecto al tema que usted me plantea, he decidido ponerle cremallera a mi boca.

De la Calle es el único precandidato que parece urgir al partido para que de su Congreso salga la nominación de un solo candidato, por consenso. ¿Lo ve posible?
Yo estoy convencido de que la mejor fórmula es una consulta popular, abierta.

¿En marzo…?
Bueno, unos dicen que en marzo y otros que en noviembre. Ahora bien, la posibilidad de que sea el Congreso Liberal el que escoja candidato único, yo no la comparto.

Otra candidatura que brilla con nombre propio es la de Juan  Fernando Cristo, a quien su paso por el ministerio del Interior le dio gran ‘influencia’ dentro del PL, para no hablar de maquinaria. Usted dirá si me equivoco, pero él sería quien más votos tendría en caso de una consulta interna del Partido. Y entonces tendríamos no una división entre seis, sino solo entre dos. Cristo ungido por su partido, y De la Calle abriéndose en busca de firmas…
El que se va por firmas, no es liberal. Puede que lo sea de pensamiento, como hay conservadores con pensamiento liberal y gente en la izquierda que desarrolla un proyecto liberal. Pero no son representantes del Partido Liberal Colombiano.

¿No daría la impresión de que dentro de su propio partido le quieren cerrar las puertas a quien podría ser su mejor candidato…? ¿El más idóneo en la defensa de la paz?
El más idóneo lo escoge el pueblo. Si se trata de escoger el que mejor les parezca a las directivas liberales porque tiene más pergaminos o experiencia, eso sería un conciliábulo. No somos como en otros partidos, donde una sola persona elige su propio candidato.

Supongo que se refiere al Centro Democrático, donde escogerán “el que elija Uribe”. Por cierto, ¿cree usted que él sigue siendo el gran elector? Se lo pregunto porque Marta Lucía Ramírez quiere ser la candidata de la coalición Uribe-Pastrana. De otro lado, Ordóñez aspira a unirse al candidato que escoja Uribe. Y Vargas Lleras ante el desprestigio de su candidatura, ha comenzado a hacerle ojitos a Uribe. Mientras tanto Juan Carlos Pinzón recoge firmas en forma maratónica, para pegársele también a Uribe…
Sin duda, el principal elector en Colombia es Uribe. Pero nadie debe poner en duda tampoco que él, revestido de poderes, escogerá como candidato a un amigo cercano suyo. Alguien de su propio partido. No va a escoger entre los que lleguen a su redil.

¿Por qué cree que va a pasar eso?
Porque al perro no lo capan dos veces.

Por los lados de la centro-izquierda se vislumbran tres grandes bloques: Petro solito, liderando las encuestas. Una coalición en ciernes entre Claudia López, Robledo y Fajardo (tres partidos). Y algo rezagado el Partido Liberal, de donde no se sabe si saldrá un solo candidato o dos: Cristo y/o De la Calle.  ¿Ve factible que en medio de esa pelotera terminen por colarse no uno, sino dos candidatos de la derecha a la segunda vuelta?
Hombre, el liberalismo tendrá candidato propio. Y por el hecho de ser una candidatura liberal, será una candidatura fuerte. Si bien en política hay que tratar de ir a la segura, no se descartan las coaliciones. Por ejemplo, el Partido de la U es bastante afín con el liberalismo. Clara López es una persona de izquierda democrática, con criterios bastante liberales. Tampoco se puede descartar una consulta popular entre candidatos de centro izquierda que incluya a la doctora López, o a Robledo y Fajardo.

¿No cree que esa gran consulta entre partidos debería ser en marzo, con las legislativas, y que para esa fecha el Partido Liberal ya debería tener su candidato?
Pudiera ser. Es que después de la primera vuelta puede ocurrir lo que usted dice: que no pase ningún candidato del centro-izquierda. Hay que evitar que eso ocurra.

Otro que salió a darle palo al Partido Liberal fue el exministro Alfonso Gómez Méndez, quien dijo que está “en manos de una camarilla” y que está “en liquidación”. ¿Usted qué le responde?
Que eso no es cierto. El partido está en manos de una Dirección reconocida por las autoridades y cumple su deber cabalmente. Y no hay ninguna liquidación. El partido tuvo un traspié por una demanda ante el Consejo de Estado, definió que se habían cambiado los Estatutos irregularmente. Pero en este momento está funcionando con unos Estatutos que, para orgullo personal, fui yo quien se puso a la cabeza en busca de su expedición. Hemos cumplido todos los requisitos y aspiramos a tener un Congreso Liberal con 1.400 participantes.

Pasemos a su tierra. ¿Cómo están sus relaciones con el alcalde Rodolfo Hernández? Se lo pregunto porque él invitó a los concejales liberales de Bucaramanga a almorzar a su apartamento, como si estuviera retractándose de acusaciones en las que los trataba de corruptos y ladrones. ¿No cree que en esa tónica de reconciliación, un día de estos podría haber también entre usted y Hernández un apretón de manos?
Si yo me lo encuentro en un avión o en un restaurante lo saludo de mano, porque respeto a la primera autoridad de Bucaramanga. Pero amigos políticos no somos y nunca lo seremos.

Entonces, ¿cómo ve esa ‘reculada’ del alcalde Hernández con los liberales?
Si estoy hablando mal de una persona y esa persona resulta invitada por mí a un ágape, significa que yo me retracté. Así de fácil.

¿Y a qué cree que obedece esa retractación?
Puede ser una apertura para buscar nuevas relaciones y favorecer intereses altruistas, como los de Bucaramanga y sus ciudadanos, o puede ser como usted dice, una ‘reculada’, porque le interesa el apoyo de los liberales a algún proyecto específico de su gobierno.

¿Para mejorar su gobernabilidad?
Sí. Yo lo que hice fue ‘pararle el macho’. Estuvimos espada en mano, pero no tengo ningún interés en sostener una disputa estéril. Lo que sí tengo resuelto es: cada vez que él se meta con el Partido Liberal, yo tendré que salir a defenderlo.

Cómo está hoy el Partido Liberal en Santander: ¿cohesionado o dividido para enfrentar los recios ataques que recibe?
Santander es un departamento de mayoría liberal, aunque no vive sus días de mayor esplendor. El santandereano tiene un espíritu liberal, tiene por naturaleza y por convicción un compromiso. Yo creo que a mi partido le va a ir muy bien, y dentro de él no hay intereses diferentes a los de la emulación por los escaños en el Congreso. De resto, todos somos amigos. Nos saludamos, nos encontramos.

¿Pero no cree que los ataques que ha recibido, sumados a protuberantes lunares en alcaldías anteriores, pudieron haber afectado su imagen hacia las próximas elecciones?
Claro. Sin duda, si se demuestra que esos ataques son ciertos. Hasta el momento no he visto que hayan metido a nadie a la cárcel por latrocinios en la administración pública.

Además de su enfrentamiento con el alcalde Hernández están los ataques que recibe del periódico Vanguardia Liberal, desde los días en que Didier Tavera recibió el aval. ¿Será posible que algún día cesen esos rencores entre Alejandro Galvis y usted, y se reanude la amistad y puedan bajar tranquilos al sepulcro, parodiando a Bolívar?
Yo no tengo rencores con nadie. Mi vida ha sido de triunfos y fracasos, de alegrías y dolores. Y ahí sigo con la cabeza en alto; hasta la tumba, que por cierto no creo que se vaya a demorar mucho.

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