El pasado 23 de octubre mi amigo y colega Iván Gallo publicó este post
en su muro: “Yo no voy a marchar contra Uribe. Ya no más marchas del odio. Con
las que convoca el Centro Democrático tenemos”. En respuesta le envié una
columna que escribí, titulada ‘Del no más FARC al No más Uribe’ (ver
columna), y le dije que me agradaría contrastar sus pareceres con los míos,
y él me invitó a que escribiera para su portal exponiendo por qué
soy partidario de la marcha No Más Uribe, que está sonando duro en las redes
sociales y se anuncia para el 2 de diciembre (Ver afiche de la Marcha).
El pasado lunes festivo envié la columna a Las 2 Orillas, titulada ‘La
marcha contra Uribe es para salvar la paz’. Justo ayer martes 15 la vi
publicada hacia el mediodía (ver columna) y lo
primero que noté fue la agresiva imagen que usaron para ilustrarla, una mano
roja que pareciera estar dándole una cachetada al rostro de Uribe. Tampoco me pareció
acertado que en el encabezado dijeran “el periodista Jorge Gómez convoca el
próximo 2 de diciembre una (sic) movilización para repudiar al ex presidente”,
pues ni el propósito de la marcha es para repudiarlo (al menos la columna no lo
dice) ni escribí eso para convocar a nadie, solo para exponer mis puntos de
vista. Allí mismo hice expresa claridad en que no soy “el organizador”, como
equivocadamente me vio Carolina Sanín. Y agregué: “Es más, no conozco a los
organizadores, y la única referencia que tengo es una dirección
de correo: marcha69octubre@gmail.com”.
Le escribí entonces a Iván por el Messenger de FB, exponiéndole mis
argumentos: “Aquí entre nos, me parece muy agresiva la imagen de esa mano roja
sobre la cara de Uribe. Otra cosa, yo no estoy convocando a esa marcha, dije
adentro que no soy el organizador. Para nada quiero que se me vea en plan
agitacional. Eso de decir que yo la convoco me puede exponer a retaliaciones,
no necesariamente de Uribe pero sí de sus 'fans'.” Y rematé con esto: “Disculpará
el atrevimiento, ¿no será posible dejar el título original?” (Ver mensaje a Gallo).
Unos minutos después Iván respondió diciendo “OK, ahora hacemos los
cambios”. Pero se llegó la hora del cierre de mi columna para El Espectador y
viendo que la publicación
de Las 2 Orillas permanecía inalterada y eso me podía perjudicar, decidí
cambiar de tema y escribir una columna que me defendiera de lo que me
publicaron. Aunque no comparto la opinión de Gallo sobre la marcha, me pareció
más seria y argumentada que la de Carolina Sanín cuando dijo “Yo no marcho
contra Uribe. Me parece que es lo mismo que hacerse una paja pensando en Uribe,
y no me hago pajas con rabia. Ni me las hago en público”. (Ver post).
No estoy entre los que dedican tiempo a pensar cómo se masturba
Carolina Sanín, pero sí soy de los que acogió entusiasta la idea de esa marcha,
como ya se sabe. Para sustentar mi apoyo quise acudir a los argumentos que
expuse en El Espectador, cuando apareció esta
columna de Antonio Caballero donde dice: “Uribe no tiene la menor intención
de contribuir a la paz, por la sencilla razón de que no quiere que haya paz en
Colombia. Y a la tentativa de que la haya quiere romperle el pescuezo”. ¿Y en
qué se basa para decirlo? En que “lo que busca Uribe y aspira a lograr por
extenuación del adversario, es un pacto nacional contra la paz”.
Esto es prístina claridad, y me niego a entender que haya gente
ubicada en el centro o a la izquierda del espectro político que no entienda la
urgencia de enfrentar ese inminente peligro, y la única salida de la que vienen
hablando los más lúcidos analistas –León Valencia, Daniel Samper Ospina, Matador,
Daniel Coronell o Germán
Ayala Osorio- es la movilización popular.
Debemos diferenciar entre las marchas espontáneas de universitarios
que desde el 2 de octubre se vienen dando a favor del “Acuerdo YA”, y lo que
sería una marcha contra una persona en particular, que es lo que al parecer les
provoca erisipela a ciertos conspicuos miembros de la ‘Intelligentsia’ de nuestro país, una de cuyas particularidades
consiste en que lo que no se les ocurre a ellos, no les parece inteligente. (Y
esto va para Sanín, no para Gallo).
Para decirlo sin ambages, se trata es de enfrentar el fenómeno que
encarna Álvaro Uribe, no de repudiarlo a él porque SÍ. Es lo mismo que si desde
el lado de la democracia el país tomara conciencia y decidiera enfrentar el
fenómeno conocido como la Mano negra, para manifestar que no está dispuesto a
tolerar más actos desestabilizadores o subversivos con apariencia de libre
juego democrático, como cuando inundaron Internet y las redes sociales de
propaganda sucia infestada de montajes fotográficos y con base en mentiras o
falsos temores (como el de la “dictadura homosexual”) alinearon a los pastores
evangélicos y cristianos para que pusieran a sus obedientes ‘rebaños’ a votar
por el NO en el plebiscito. Para esa clase de gente necesitada de quién la
conduzca, la palabra del pastor es la palabra de Dios.
Parodiando al corrupto exprocurador Alejando Ordóñez (tan corrupto que
fue destituido), esa Mano negra nos la están metiendo
sin vaselina, y ya es tiempo de decir NO MÁS.
El mismo Gallo de pelea arriba citado escribió esto en su muro de
Facebook el miércoles 9 de noviembre, siendo las 6:30 de la hora en que la mar
se enluta: “Todo está dado para que Alejandro Ordoñez sea el nuevo presidente
de Colombia”. (Ver post).
Tan de acuerdo estoy con él, que uno no entiende por qué frente al altruista
propósito de decir NO MÁS a la caverna que quiere lanzarnos de nuevo a la
guerra, todavía hay personas que en lugar de sumar… restan.
DE REMATE: Modestia aparte, no puedo pasar por alto que el pasado 20
de septiembre -42 días antes de la elección- escribí la columna Trump va a ganar,
donde expuse los ocho factores que a mi modo de ver le darían (dieron) el
triunfo final al empresario. Ofrézcome como profeta, dos profecías por el
precio de una.
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