martes, 15 de noviembre de 2016

La marcha contra Uribe es para salvar la paz




Escribo esto para defenderme de una columna que escribí para Las 2 Orillas, y la historia es como sigue:

El pasado 23 de octubre mi amigo y colega Iván Gallo publicó este post en su muro: “Yo no voy a marchar contra Uribe. Ya no más marchas del odio. Con las que convoca el Centro Democrático tenemos”. En respuesta le envié una columna que escribí, titulada ‘Del no más FARC al No más Uribe’ (ver columna), y le dije que me agradaría contrastar sus pareceres con los míos, y él me invitó a que escribiera para su portal exponiendo por qué soy partidario de la marcha No Más Uribe, que está sonando duro en las redes sociales y se anuncia para el 2 de diciembre (Ver afiche de la Marcha).

El pasado lunes festivo envié la columna a Las 2 Orillas, titulada ‘La marcha contra Uribe es para salvar la paz’. Justo ayer martes 15 la vi publicada hacia el mediodía (ver columna) y lo primero que noté fue la agresiva imagen que usaron para ilustrarla, una mano roja que pareciera estar dándole una cachetada al rostro de Uribe. Tampoco me pareció acertado que en el encabezado dijeran “el periodista Jorge Gómez convoca el próximo 2 de diciembre una (sic) movilización para repudiar al ex presidente”, pues ni el propósito de la marcha es para repudiarlo (al menos la columna no lo dice) ni escribí eso para convocar a nadie, solo para exponer mis puntos de vista. Allí mismo hice expresa claridad en que no soy “el organizador”, como equivocadamente me vio Carolina Sanín. Y agregué: “Es más, no conozco a los organizadores, y la única referencia que tengo es una dirección de correo: marcha69octubre@gmail.com”.

Le escribí entonces a Iván por el Messenger de FB, exponiéndole mis argumentos: “Aquí entre nos, me parece muy agresiva la imagen de esa mano roja sobre la cara de Uribe. Otra cosa, yo no estoy convocando a esa marcha, dije adentro que no soy el organizador. Para nada quiero que se me vea en plan agitacional. Eso de decir que yo la convoco me puede exponer a retaliaciones, no necesariamente de Uribe pero sí de sus 'fans'.” Y rematé con esto: “Disculpará el atrevimiento, ¿no será posible dejar el título original?” (Ver mensaje a Gallo).

Unos minutos después Iván respondió diciendo “OK, ahora hacemos los cambios”. Pero se llegó la hora del cierre de mi columna para El Espectador y viendo que la publicación de Las 2 Orillas permanecía inalterada y eso me podía perjudicar, decidí cambiar de tema y escribir una columna que me defendiera de lo que me publicaron. Aunque no comparto la opinión de Gallo sobre la marcha, me pareció más seria y argumentada que la de Carolina Sanín cuando dijo “Yo no marcho contra Uribe. Me parece que es lo mismo que hacerse una paja pensando en Uribe, y no me hago pajas con rabia. Ni me las hago en público”. (Ver post).

No estoy entre los que dedican tiempo a pensar cómo se masturba Carolina Sanín, pero sí soy de los que acogió entusiasta la idea de esa marcha, como ya se sabe. Para sustentar mi apoyo quise acudir a los argumentos que expuse en El Espectador, cuando apareció esta columna de Antonio Caballero donde dice: “Uribe no tiene la menor intención de contribuir a la paz, por la sencilla razón de que no quiere que haya paz en Colombia. Y a la tentativa de que la haya quiere romperle el pescuezo”. ¿Y en qué se basa para decirlo? En que “lo que busca Uribe y aspira a lograr por extenuación del adversario, es un pacto nacional contra la paz”.

Esto es prístina claridad, y me niego a entender que haya gente ubicada en el centro o a la izquierda del espectro político que no entienda la urgencia de enfrentar ese inminente peligro, y la única salida de la que vienen hablando los más lúcidos analistas –León Valencia, Daniel Samper Ospina, Matador, Daniel Coronell o Germán Ayala Osorio- es la movilización popular.

Debemos diferenciar entre las marchas espontáneas de universitarios que desde el 2 de octubre se vienen dando a favor del “Acuerdo YA”, y lo que sería una marcha contra una persona en particular, que es lo que al parecer les provoca erisipela a ciertos conspicuos miembros de la Intelligentsia’ de nuestro país, una de cuyas particularidades consiste en que lo que no se les ocurre a ellos, no les parece inteligente. (Y esto va para Sanín, no para Gallo).

Para decirlo sin ambages, se trata es de enfrentar el fenómeno que encarna Álvaro Uribe, no de repudiarlo a él porque SÍ. Es lo mismo que si desde el lado de la democracia el país tomara conciencia y decidiera enfrentar el fenómeno conocido como la Mano negra, para manifestar que no está dispuesto a tolerar más actos desestabilizadores o subversivos con apariencia de libre juego democrático, como cuando inundaron Internet y las redes sociales de propaganda sucia infestada de montajes fotográficos y con base en mentiras o falsos temores (como el de la “dictadura homosexual”) alinearon a los pastores evangélicos y cristianos para que pusieran a sus obedientes ‘rebaños’ a votar por el NO en el plebiscito. Para esa clase de gente necesitada de quién la conduzca, la palabra del pastor es la palabra de Dios.

Parodiando al corrupto exprocurador Alejando Ordóñez (tan corrupto que fue destituido), esa Mano negra nos la están metiendo sin vaselina, y ya es tiempo de decir NO MÁS.

El mismo Gallo de pelea arriba citado escribió esto en su muro de Facebook el miércoles 9 de noviembre, siendo las 6:30 de la hora en que la mar se enluta: “Todo está dado para que Alejandro Ordoñez sea el nuevo presidente de Colombia”. (Ver post). Tan de acuerdo estoy con él, que uno no entiende por qué frente al altruista propósito de decir NO MÁS a la caverna que quiere lanzarnos de nuevo a la guerra, todavía hay personas que en lugar de sumar… restan.

DE REMATE: Modestia aparte, no puedo pasar por alto que el pasado 20 de septiembre -42 días antes de la elección- escribí la columna Trump va a ganar, donde expuse los ocho factores que a mi modo de ver le darían (dieron) el triunfo final al empresario. Ofrézcome como profeta, dos profecías por el precio de una.

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