martes, 8 de noviembre de 2016

Armando Benedetti: ¿durmiendo con la enemiga?

  


El pasado 28 de septiembre, cuatro días antes de la elección que sumió a Colombia en la incertidumbre debido un resultado obtenido con constreñimiento al elector por la vía del engaño, publiqué la columna ‘Alerta: usan a Dios para seguir la guerra’. (Ver columna).

Allí me referí a Viviane Morales, la promotora de un referendo para prohibir a solteros y parejas LGBTI la adopción de niños, lo cual limitaría los derechos hasta de su hija lesbiana. Pero quise ante todo llamar la atención sobre la diputada santandereana Ángela Hernández, quien de tiempo atrás viene haciendo fuertes ataques contra el gobierno de Juan Manuel Santos pese que obtuvo su curul en representación del Partido de la U, el mismo del presidente.

Frente a Viviane se debe reconocer que a excepción de esa iniciativa ligada a su fe religiosa, en otros temas ha actuado como miembro de su bancada, como en el proyecto que buscaba imponer el voto obligatorio o ‘pedagógico’, el cual lamentablemente se hundió. Sea como fuere, alguien le escuchó decir a Horacio Serpa que la senadora “ya está más afuera que adentro”.

Pero el caso de Ángela Hernández adquiere visos de aberración desde la óptica de la coherencia política –aberrante incoherencia, quiero decir- pues desde semanas antes del plebiscito hizo causa común con el corrupto Alejandro Ordóñez por el NO, y hoy ella no solo es de los políticos que reclaman como propio el triunfo, sino que arremete con inusitada virulencia contra el gobierno bajo cuyo cobijo fue elegida. En un video dentro de una iglesia cristiana donde compartió prédica con el concejal bogotano Marco Fidel Ramírez de Opción Ciudadana, a la diputada se le escucha decir esto:

“Señor gobierno, con todo respeto, con la misma fuerza que le extendemos la mano para decirle que queremos apostarle a la paz, le decimos: si ustedes no sacan la ideología de género, si ustedes no nos entregan a los niños, si ustedes no garantizan la libertad religiosa, ¡será la iglesia su mayor opositor!” Y agrega: “hoy que tenemos la investidura de haber ganado un proceso democrático, ¿por qué tenemos que ir blandengues en este afán de que nos reciba (el presidente)? (Ver video).

Sumado al tono extorsivo del discurso, desde lo subliminal plantea que los niños están secuestrados por el gobierno. Y eso, en mentes ignorantes cala. Lo que sí deja claro es que habla desde la orilla de los vencedores, y es cuando el espectador desprevenido se confunde, pues creía que el Partido de la U –al que ella pertenece- apoyaba el SÍ y había sido por tanto de los perdedores.

En la columna arriba citada dije que el senador Armando Benedetti en su condición de copresidente de La U no se atreve a tocar a Ángela Hernández, porque sabe que la victimiza y la crece más.  Para salir de dudas decidí llamarlo, y cuando le mencioné a la diputada santandereana la recordó como “la que armó el mierdero de las cartillas”.

Le indagué si sabía del video en mención, me preguntó por la fecha y cuando le dije 20 de octubre, manifestó su extrañeza porque “el 12 de octubre el presidente se reunió con absolutamente todos los pastores de cada iglesia, y ellos estuvieron de acuerdo en que se quitara la expresión identidad de género y en que iba a quedar “igualdad para hombre y mujer”. A su vez, hizo claridad en que “la guerrilla puso eso así para ganar opinión, en cuanto a que la mujer debe ser igual al hombre, y los pastores lo confundieron con ideología de género”. Y agregó: “hasta donde yo sé los pastores ya entendieron eso, pero lo que veo es que esa vieja está haciendo un show”.

La llamada a Benedetti fue el sábado 22 de octubre, y al final le escuché decir que una posible sanción para la diputada era “quitarle el derecho al voto”. Él quedó en que “el lunes yo me voy a pronunciar sobre ella”, pero se llegó el martes 24 y no solo no se pronunció sino que dejó de contestar mis llamadas a su celular y tampoco respondió al único mensaje que le dejé. 

En honor a la verdad, por los días posteriores al triunfo del NO el propio Benedetti instruyó a la Comisión de Ética de su partido a que citara a la diputada Hernández para formularle cargos y escuchar descargos, pero esta se excusó alegando –con justificada causa- que en esos días se casaba, y en medio del matrimonio y la luna de miel el asunto se fue diluyendo. Luego se conoció la foto publicada por ella misma en su página de Facebook y luego misteriosamente retirada, del entonces procurador Alejandro Ordóñez en una iglesia de garaje al que un pastor unge poniéndole la mano sobre su cabeza mientras ella lo sostiene de su brazo, vestida con una camiseta de la Selección Colombia. (Ver foto).

Es precisamente esa imagen la que despierta tanta curiosidad, pues la comprobada cercanía de la diputada Hernández con el segundo más encarnizado enemigo de Juan Manuel Santos y del proceso de paz (después de Uribe, obvio), daría para pensar que en el Partido de la U le han cogido el ‘gustico’ a eso de dormir con tan atractiva enemiga. Y ojo, hablo en sentido figurado.

El asunto de fondo con Ángela Hernández es que la campaña homofóbica que emprendió contra la entonces ministra Gina Parody le aportó el ‘prestigio’ y capital político suficientes para ir en busca hasta de la Gobernación de Santander, si quisiera. ¿A nombre de quién? No creemos que de La U, donde también parece estar “más afuera que adentro”. Ahora bien, ¿queremos los santandereanos a una fanática religiosa rigiendo los destinos de nuestro departamento, en estrecha cooperación y complicidad con su paisano el cavernícola Alejandro Ordóñez? Por supuesto que ¡NO!

Parodiando a los del Chapulín Colorado: Y ahora, ¿quién podrá defendernos?

DE REMATE: En su columna del domingo pasado León Valencia plantea la posibilidad de que para 2018 Uribe se presente como el vicepresidente de Iván Duque, y en tal sentido ve “un binomio como el de Putin y Medvédev: Uribe gobernando y Duque con el título formal de presidente”. La fórmula no se descarta, pero queda sin resolver qué pasaría si el presidente en ejercicio perece, qué sé yo, en un accidente de helicóptero. ¿Podría en tal caso Uribe ocupar la presidencia, pese a que la reelección quedó abolida? Averígüelo Vargas…

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