El pasado 28 de septiembre, cuatro días antes de la elección que sumió
a Colombia en la incertidumbre debido un resultado obtenido con constreñimiento
al elector por la vía del engaño, publiqué la columna ‘Alerta: usan a Dios para
seguir la guerra’. (Ver
columna).
Allí me referí a Viviane Morales, la promotora de un referendo para
prohibir a solteros y parejas LGBTI la adopción de niños, lo cual limitaría los
derechos hasta de su hija lesbiana. Pero quise ante todo llamar la atención sobre
la diputada santandereana Ángela Hernández, quien de tiempo atrás viene
haciendo fuertes ataques contra el gobierno de Juan Manuel Santos pese que
obtuvo su curul en representación del Partido de la U, el mismo del presidente.
Frente a Viviane se debe reconocer que a excepción de esa iniciativa ligada
a su fe religiosa, en otros temas ha actuado como miembro de su bancada, como
en el proyecto que buscaba imponer el voto obligatorio o ‘pedagógico’, el cual lamentablemente
se hundió. Sea como fuere, alguien le escuchó decir a Horacio Serpa que la
senadora “ya está más afuera que adentro”.
Pero el caso de Ángela Hernández adquiere visos de aberración desde la
óptica de la coherencia política –aberrante incoherencia, quiero decir- pues
desde semanas antes del plebiscito hizo causa común con el corrupto Alejandro
Ordóñez por el NO, y hoy ella no solo es de los políticos que reclaman como
propio el triunfo, sino que arremete con inusitada virulencia contra el
gobierno bajo cuyo cobijo fue elegida. En un video dentro de una iglesia cristiana
donde compartió prédica con el concejal bogotano Marco Fidel Ramírez de Opción
Ciudadana, a la diputada se le escucha decir esto:
“Señor gobierno, con todo respeto, con la misma fuerza que le
extendemos la mano para decirle que queremos apostarle a la paz, le decimos: si
ustedes no sacan la ideología de género, si ustedes no nos entregan a los
niños, si ustedes no garantizan la libertad religiosa, ¡será la iglesia su mayor
opositor!” Y agrega: “hoy que tenemos la investidura de haber ganado un proceso
democrático, ¿por qué tenemos que ir blandengues en este afán de que nos reciba
(el presidente)? (Ver
video).
Sumado al tono extorsivo del discurso, desde lo subliminal plantea que
los niños están secuestrados por el gobierno. Y eso, en mentes ignorantes cala.
Lo que sí deja claro es que habla desde la orilla de los vencedores, y es
cuando el espectador desprevenido se confunde, pues creía que el Partido de la
U –al que ella pertenece- apoyaba el SÍ y había sido por tanto de los
perdedores.
En la columna arriba citada dije que el senador Armando Benedetti en
su condición de copresidente de La U no se atreve a tocar a Ángela Hernández, porque
sabe que la victimiza y la crece más. Para
salir de dudas decidí llamarlo, y cuando le mencioné a la diputada
santandereana la recordó como “la que armó el mierdero de las cartillas”.
Le indagué si sabía del video en mención, me preguntó por la fecha y
cuando le dije 20 de octubre, manifestó su extrañeza porque “el 12 de octubre
el presidente se reunió con absolutamente todos los pastores de cada iglesia, y
ellos estuvieron de acuerdo en que se quitara la expresión identidad de género
y en que iba a quedar “igualdad para hombre y mujer”. A su vez, hizo claridad
en que “la guerrilla puso eso así para ganar opinión, en cuanto a que la mujer debe
ser igual al hombre, y los pastores lo confundieron con ideología de género”. Y
agregó: “hasta donde yo sé los pastores ya entendieron eso, pero lo que veo es
que esa vieja está haciendo un show”.
La llamada a Benedetti fue el sábado 22 de octubre, y al final le
escuché decir que una posible sanción para la diputada era “quitarle el derecho
al voto”. Él quedó en que “el lunes yo me voy a pronunciar sobre ella”, pero se
llegó el martes 24 y no solo no se pronunció sino que dejó de contestar mis
llamadas a su celular y tampoco respondió al único mensaje que le dejé.
En honor a la verdad, por los días posteriores al triunfo del NO el
propio Benedetti instruyó a la Comisión de Ética de su partido a que citara a
la diputada Hernández para formularle cargos y escuchar descargos, pero esta se
excusó alegando –con justificada causa- que en esos días se casaba, y en medio
del matrimonio y la luna de miel el asunto se fue diluyendo. Luego se conoció
la foto publicada por ella misma en su página de Facebook y luego misteriosamente
retirada, del entonces procurador Alejandro Ordóñez en una iglesia de garaje al
que un pastor unge poniéndole la mano sobre su cabeza mientras ella lo sostiene
de su brazo, vestida con una camiseta de la Selección Colombia. (Ver foto).
Es precisamente esa imagen la que despierta tanta curiosidad, pues la comprobada
cercanía de la diputada Hernández con el segundo más encarnizado enemigo de
Juan Manuel Santos y del proceso de paz (después de Uribe, obvio), daría para
pensar que en el Partido de la U le han cogido el ‘gustico’ a eso de dormir con
tan atractiva enemiga. Y ojo, hablo en sentido figurado.
El asunto de fondo con Ángela Hernández es que la campaña homofóbica que
emprendió contra la entonces ministra Gina Parody le aportó el ‘prestigio’ y
capital político suficientes para ir en busca hasta de la Gobernación de
Santander, si quisiera. ¿A nombre de quién? No creemos que de La U, donde
también parece estar “más afuera que adentro”. Ahora bien, ¿queremos los
santandereanos a una fanática religiosa rigiendo los destinos de nuestro
departamento, en estrecha cooperación y complicidad con su paisano el cavernícola
Alejandro Ordóñez? Por supuesto que ¡NO!
Parodiando a los del Chapulín Colorado: Y ahora, ¿quién podrá
defendernos?
DE REMATE: En su columna
del domingo pasado León Valencia plantea la posibilidad de que para 2018
Uribe se presente como el vicepresidente de Iván Duque, y en tal sentido ve “un
binomio como el de Putin y Medvédev: Uribe gobernando y Duque con el título
formal de presidente”. La fórmula no se descarta, pero queda sin resolver qué
pasaría si el presidente en ejercicio perece, qué sé yo, en un accidente de
helicóptero. ¿Podría en tal caso Uribe ocupar la presidencia, pese a que la
reelección quedó abolida? Averígüelo Vargas…
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