Entre esos está algo que llegó a los medios de comunicación como boletín
enviado por la oficina de prensa de la también candidata a la Cámara, Deisy Katherin Silva, hija del concejal Venus Albeiro Silva y aspirante a
nombre del Polo Democrático Alternativo (PDA), un partido al que supuestamente
ubicábamos en la izquierda del espectro político, pero en lo que al parecer
estábamos equivocados, si nos atenemos a la información recibida.
Para quienes no lo saben, Venus Albeiro Silva es un
concejal reconocido como el cacique electoral de Bosa -una de las zonas más
deprimidas de Bogotá-, quien se ha enriquecido contratando con el Distrito a
través de fundaciones ligadas a su entorno familiar, y tiene un predio con
valor catastral de 862 millones de pesos que fue desembargado con documentos
falsos, pero que la Secretaría de Educación le tomó en arriendo por 34 millones
de pesos mensuales.
En el boletín aludido se dice que “El padre Chucho apoya candidatura
de Katherin Silva”. Hasta ahí todo bien, pues Jesús Hernán Orjuela –que es su
nombre real, no el artístico- está en su derecho de apoyarla. Pero entre las
fotos enviadas se destaca una donde arriba se lee “La izquierda con el padre
Chucho”, en la que aparecen la precoz candidata y su patrocinador delante de un
cuadro inmenso con la imagen del papa Juan Pablo II. Y la pregunta de rigor
aflora: ¿cuál es la izquierda que está con el padre Chucho, la del PDA o la
izquierda que dice encarnar Deisy Katherin?
En la misma escala de Quintín con Pacheco, para el caso de Silva y el
padre Chucho el aprovechamiento de su imagen también es oportunista e indebido,
y más sabiendo que al cura Orjuela en ningún momento de su agitada fama se le
ha visto asumir posiciones de izquierda, sino todo lo contrario: se enfrentó a
la Defensoría del Espacio Público por unas misas ruidosas en un parque, y le
mandó decir al alcalde Gustavo Petro que él solo le obedece a Dios.
La única diferencia –en cuanto a utilización política- entre Pacheco y
el padre Chucho radica en que al primero lo querían aprovechar por muerto,
mientras al segundo lo quieren aprovechar por ‘vivo’. Sólo que entre Katherin y el clérigo la
utilización es biunívoca, pues este último ya anunció su intención de remplazar
a Petro y que “si el Obispo me dijera Chucho ayudemos a esta ciudad, pero sigue
siendo cura, yo lo hago. Me voy de alcalde”.
Ahora bien: si el Polo Democrático aboga por un Estado laico y ajeno a
interferencias del poder eclesiástico, ¿qué hace dándole el aval a una
candidata que afirma que “se trata de una bendición para
llegar a la Cámara de Representantes”? ¿Así que no fue por haber hecho méritos
políticos y ciudadanos, sino porque recibió una bendición divina, al mejor
estilo María Luisa Piraquive? Es aquí donde dirigentes de izquierda como Clara
López o Jorge Enrique Robledo deberían pronunciarse en torno a si cohonestan
con este aprovechamiento impúdico de una imagen mitad religiosa y mitad
farandulera, y política sólo en términos de conveniencia.
El llamado es también para la Iglesia Católica, pues conviene recordar
que recién nombrado, el cardenal
Rubén Salazar le dijo a Semana.com que “a Dios gracias no tenemos ya el
poder político, a Dios gracias no tenemos el poder económico, a Dios Gracias no
tenemos ese tipo de poder. Nuestro poder está en el poder de la verdad”.
Si del poder de la verdad se ha de hablar, falta ver entonces si el Polo
tomará cartas en el asunto o si tratará de pasar agachado, teniendo en cuenta
lo necesitado que está de votos para pasar el umbral, así sean votos de devotos
al padre Chucho. Y está por verse además si la curia le permite a un sacerdote henchido
de vanidad y egolatría ser candidato a remplazar a Petro, y si en tal caso su
candidatura sería a nombre del… ¿Polo Democrático?
De todos modos, sea que las directivas de ese partido se pronuncien o
no frente a esta evidente muestra de oportunismo religioso-electoral, o que al astuto
padre Chucho le den permiso para convertir su púlpito en tribuna política, o
que el abusador (en lo político) Venus Albeiro logre ‘coronar’ la meta impuesta
a su hija, debería darles vergüenza.
Vergüenza ver a una joven utilizada por su avaricioso padre, mientras
ambos utilizan a un cura famoso para atraer votos, quien a su vez utiliza a
padre e hija para airear su nombre a la alcaldía.
Vergüenza porque, si el agua ya estaba sucia, ha llegado esta gentuza
a ensuciarla aún más.
DE REMATE: Un caso de
utilización política unívoca es el que se presenta entre ‘Pachito’ Santos y
Álvaro Uribe, quien por haberlo nombrado su vicepresidente ahora le toca
tragarse todos los días semejante sapo. Uribe no hace sino demostrarle de todas
las formas posibles que no está dispuesto a tropezar dos veces con la misma
piedra, pero este ni se da por enterado.
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