lunes, 10 de noviembre de 2008

Vacío de visión



El pasado jueves 6 de noviembre los televidentes de CityTV presenciamos un debate de esos que producen “oso ajeno”, en el que el asesor de Comunicaciones de la Alcaldía Mayor, Andrés Rojas, acelerado y nervioso balbuceaba respuestas telefónicas a unas muy pertinentes preguntas formuladas por los periodistas Yesid Lancheros y Juan Carlos Flórez, este último invitado en calidad de ex concejal y ex candidato a la alcaldía de Bogotá.

El hablar atropellado e inconexo de un funcionario de primerísimo nivel explica en parte por qué el alcalde Samuel Moreno pretende gastarse una millonada en una (¿otra?) asesoría de Comunicaciones para mejorar su imagen (en respuesta a la última encuesta de opinión de Gallup, que lo tiene con una favorabilidad del 31 por ciento), mas no lo justifica, pues “la calentura no está en las sábanas”. El problema está en una gestión que de entrada muestra a un grupo de secretarios trabajando cada uno al frente de su respectiva entidad como rueda suelta, no a un equipo gerencial en torno a un líder, con una visión propia y coherente de ciudad.

Este precoz desprestigio, a sólo diez meses del comienzo de su administración, demuestra que quizá tenían razón los que decían que el candidato no se preparó para gobernar, sino para ganar la Alcaldía. Hay incluso quienes –aun más críticos- creen que ni siquiera tuvo que prepararse para ganar, pues se topó con la candidatura cuando el ala clientelista del Polo (encabezada por Jaime Dussán, que mueve a los maestros del Distrito) decidió postularlo, y se la quedó para usufructo propio -y de su familia y amigos- el día que ese mismo sector interpuso y ganó una demanda ante el Consejo Nacional Electoral para que la consulta que escogiera a su candidato no fuera abierta, sino semicerrada. ¿O fue semiabierta?

Lo cierto es que a última hora el CNE dispuso que para votar en esa consulta había que afiliarse al Polo, lo cual les impidió participar a muchísimos amigos de la candidatura de María Emma Mejía (sobre todo de su mismo estrato), pese a que arrasaba con el voto de opinión. De allí en adelante el candidato no tuvo que esforzarse gran cosa, pues cabalgó con relativa comodidad sobre el desprestigio de Transmilenio* (que hundió a Enrique Peñalosa), tan cómodo que inclusive sorteó la crisis por una respuesta errada que le concedió a Antanas Mockus en un debate televisivo, cuando reconoció que estaría dispuesto a ser sólo un poquito corrupto, y de cuya campaña hoy no se le recuerda casi nada diferente a su propuesta del metro, que fue en últimas la que le aseguró tan resonante triunfo.

A su éxito se sumó además que de todos los candidatos era sin duda el más simpático (en llamativo contraste con Peñalosa), así fuera William Vinasco el más popular –gracias a los días de la radio- y Juan Carlos Flórez el más preparado, pero a quien “le faltó ropita”, como dirían las señoras bogotanas. Falta ver si este último tendría razón cuando afirma que Samuel Moreno es “un alcalde muy débil”, como lo dijo durante el debate en el que su asesor de Comunicaciones no tuvo respuestas para nada. Sea como fuere, a nuestro Alcalde Mayor le quedan tres años para demostrar que tirios y troyanos estaban equivocados. Son los mismos años que le quedan a su partido para ver si entre todos le ayudan a enderezar el rumbo, porque hasta el momento sólo se ha visto que no ha estado del todo bien asesorado.

Y del metro, ¿qué? Empantanado, como el alcalde…

jorgegomezpinilla@yahoo.es

* Hoy Transmilenio es de lo que mejor funciona en esta administración, la cual, si sigue como va, acabará por devolverle a Peñalosa la alcaldía y el prestigio perdidos.

No hay comentarios: