Los dos protagonistas de esta
historia se llaman Miguel Ángel Pinto Barón y Miguel Ángel Pinto Hernández,
ambos santandereanos. No me identifico con ninguno de los dos, menos con el
segundo, un liberal catapultado al Congreso por Horacio Serpa, pero hoy aliado de
Iván Duque. Ahora bien, hay información que parece contradecir a la Justicia
Especial de Paz (JEP) cuando dice que el senador es la persona a la que se
refiere Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, en una extensa declaración suya
ante este tribunal de justicia transicional.
Según la JEP en información publicada
por W Radio, allí mencionó el nombre de Miguel Ángel Pinto como relacionado con
el Bloque Centauros de las AUC: “ese era Leonidas Ortega el secretario de Obras,
el senador era Miguel Ángel Pinto Hernández”. (Ver
noticia). Pero leí completo el documento de la Consulta de Copias presentado
por la JEP a la Corte Suprema de Justicia, y en ninguna parte figura esa cita
textual. Esa misma versión fue asumida como cierta por Daniel Coronell en su
Reporte de ese día, en cuanto a que se trataba del senador, pero obedeció a que
así aparecía al final de dicho documento, dentro del listado de 64 personas
mencionados por el máximo cabecilla del clan del Golfo: “Miguel Ángel Pinto
Hernández, senador de la República”.
La primera vez que Otoniel se
refiere a su ‘socio’ de contratos en Casanare, se expresa así: “Lo que era el
apoyo que había en la región era eso. Se les colaboraba con que la gente votara
por ellos para que salieran elegidos y apoyaran las regiones donde operaba el
Bloque Centauros. Todos los políticos que fueran a hacer política tenían que
reunirse con la organización, (para que) hicieran los compromisos con ellos. La
de Miguel Ángel Pinto fue con Pachito y el que llevaba esa gente era William
Mayorga”.
Ya en el excelente informe
de Noticias Caracol que trae un resumen de las 15 horas del testimonio de Otoniel,
elaborado por Ricardo Calderón, el magistrado le pregunta si se reunió
directamente con Leonidas Ortega y con Miguel Ángel Pinto, y responde esto:
“Con Leonidas sí, con Miguel Ángel no. Con Miguel Ángel lo hacían los
políticos”.
En resumen, no hay ningún aparte
de la compulsa de copias ni de las declaraciones grabadas de alias ‘Otoniel’ donde
este hubiera pronunciado el nombre completo del senador, “Miguel Ángel Pinto
Hernández”. Así las cosas, la inclusión del segundo apellido (Hernández) en el
listado pudo obedecer más a un error de la persona que transcribió el extenso
listado. Este asumió ese como su segundo apellido, y mediante un orden de
importancia lo puso de segundo, detrás del exgobernador de Antioquia, Luis
Pérez.
Vayamos ahora al homónimo del
senador, Miguel Ángel Pinto Barón, cuya historia es más apasionante que la del
anterior. Supe de su existencia antes que de Pinto Hernández debido a un
secuestro del que fueron víctimas su esposa Constanza y un cuñado médico, de
nombre Juan Carlos, hijos de su suegro, el político liberal Norberto Morales
Ballesteros.
Ambos fueron secuestrados el 18
de mayo de 1997 por el Ejército Popular de Liberación (EPL), comandado por Hugo
Alberto Carvajal Aguilar, alias ‘Nené’, cuando regresaban de hacer proselitismo
en un municipio cercano a Bucaramanga: Juan Carlos aspiraba a la Cámara y
Constanza a la Asamblea. La guerrilla exigía dos millones de dólares por el
rescate, y la persona que se puso al frente de la negociación fue precisamente
el yerno de Morales, Miguel Ángel Pinto, quien logró que bajaran la exigencia a
500 mil dólares.
Pero la suerte contó a favor de
los rehenes, porque se presentó una especie de síndrome de Estocolmo al revés, cuando
el guerrillero encargado de cuidarlos -a quien le decían ‘Chonto’ por su
parecido con el futbolista el ‘Chonto’ Herrera- se enamoró de Constanza (o lo
enamoró ella) y no solo les facilitó la huida sino que escapó con ellos. A este
lo sacaron apresuradamente del país, pero en retaliación el EPL le mató a la
mamá y un hermano, quienes vivían en Barrancabermeja.
Lo que no se sabía y el liberado
Juan Carlos Morales se enteró de la peor manera, es que durante el tiempo que
estuvo retenido, su esposa había comenzado a sostener relaciones íntimas con
Miguel Ángel Pinto, su cuñado. ¿Y cómo se enteró? Por boca de su propia hija:
“Papá, ¿cómo debo decirle al tío Miguel Ángel? Es que ahora él duerme en la
alcoba de mi mamá…”.
Esto trajo como consecuencia que
Miguel Ángel se separó de la liberada, mientras que esta y su hermano se fueron
a vivir a Estados Unidos. De ahí en adelante, lo que se conoce es que Pinto
Barón terminó convertido en contratista de Casanare, sin que por ello
abandonara a Santander, gracias en parte a la cercanía con su exsuegro y en
otra parte a sus vínculos con los políticos de la región.
Es aquí donde tengo cómo probar
que el Miguel Ángel Pinto al que se refirió Otoniel es Barón, no Hernández (el
senador) pues fueron muy variados los contratos que suscribió con la gobernación
de Casanare. Para la muestra un botón, a modo de prueba reina: contrato de obra
No. 250 del 16 de septiembre de 2004 con Miguel Ángel Pinto Barón, “obrando en
representación del consorcio P & G”, para adelantar obras de pavimentación
de vías urbanas y mantenimiento de vías terciarias de los municipios de ese
departamento, “por valor de cinco mil cincuenta y tres millones veintiséis mil
ciento cincuenta y tres pesos m/cte. ($5’053.026.153.00)”. (Ver facsímil).
Otros cuatro de los nombrados por
Otoniel en su declaración ante la JEP son o han sido socios de Miguel Ángel
Pinto Barón en uniones temporales, y hay cómo probarlo. Con su respectivo
número de figuración en la lista, son: Libardo Holguín (56), Jorge Cardozo (49),
Orlando Quintero (48), Sergio Alonso Buitrón Gelves (39).
De otro lado, la matrícula
mercantil de Pinto Barón se encuentra registrada en la carrera 20 No. 38-50 de
Yopal, y declara unos activos totales por $639’464,347.00. (Ver matrícula).
Llamé a Miguel Ángel Pinto Barón,
no contestó. Le dejé un mensaje de Whatsapp identificándome como columnista de El
Espectador y explicándole el motivo del requerimiento, y tampoco. Puedo
estar equivocado, pero he de suponer que si no fuera él la persona mencionada
por ‘Otoniel’, no habría tenido inconveniente en atender el llamado.
El senador Miguel Ángel Pinto Hernández
ha explicado que la persona a la que se refiere ‘Otoniel’ es un homónimo suyo,
y agrega que nunca ha tenido ningún tipo de vinculación contractual, política o
laboral de ninguna clase con ese departamento. Lo que pude averiguar para este
artículo parece concederle la razón.
Post Scriptum: Se ha
sabido que una importante empresa editorial lanzará en próximos días una
biografía autorizada de Rodolfo Hernández. A principios de marzo anuncié que
avanzo en un proyecto similar, pero en modo biografía no autorizada: su lado
ángel, su lado demonio. La
publicación está trancada por un dato que, en caso de obtenerlo, resuelve un
misterio. No hay prisa. Si se resuelve el intríngulis, hay libro. En caso
contrario, no.
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