Foto de Corrillos.co
Prometo a los pacientes lectores
de esta columna que será la última del año sobre Girón, pero la ocasión
apremia. A modo de justificación, Tolstoi decía: “si quieres ser universal,
describe a tu aldea”.
En todo caso, lo ocurrido el
domingo pasado en Girón durante la elección atípica de alcalde tiene su
parangón en lo nacional. Fue una reedición de la segunda vuelta electoral de
2018, en la que para evitar el regreso de Uribe al poder era obligación votar
por Petro, pero el voto en blanco jugó a favor del encumbramiento a la
presidencia de un bueno para nada como Iván Duque.
Una buena para nada -en lo
administrativo, quiero decir- es Yulia Moraima Rodríguez Esteban, quien fue
encumbrada a la alcaldía de Girón no por sus méritos sino porque su marido John
Abiud Ramírez Barrientos no quería perder el botín tras su paso por la
alcaldía. Y armaron una tramoya que incluyó desde una separación conyugal de
mentiritas, hasta el aporte de una gruesa suma de dinero al canal regional TRO
para que cancelara el debate televisivo previsto tres días antes de la elección
entre los candidatos participantes, porque si hubiera abierto la boca se habría
evidenciado que la señora es incapaz de hilar dos frases con la sintaxis
correcta. Y si no me creen, miren
este video.
Lo sorprendente -por aberrante- es
constatar el estado de miseria moral en que la corrupción y la politiquería
tienen hoy al municipio colonial, reflejado en aspectos como que la abstención
fue de un absurdo 66,5 por ciento: votaron solo 41.746 de los 122.194 votantes
potenciales. O que el voto en blanco (promovido por Dignidad Santandereana y la
Liga Anticorrupción, doble paradoja) jugó estratégicamente a favor del exalcalde
corrupto: fueron 6.146 los votos en blanco, que sumados a los 14.591 que obtuvo
el segundo, Óscar León, dan un total de 20.737, los cuales habrían superado en
2.237 votos a los 18.496 obtenidos por la mujer-títere del corrupto, Yulia Rodríguez.
Tartufos de la política, los que se dicen honestos juegan por debajo de la mesa
a favor de la permanencia de una administración corrupta, quizá porque “hay
para todos”. (Ver
resultados generales).
Sea la ocasión para confesar que
nunca antes en mi vida me había involucrado tanto en una campaña electoral, y
ello obedece a que se están metiendo con el futuro del municipio donde vivo.
Es un hecho irrefutable que John
Abiud Ramírez llegó a la alcaldía de Girón a enriquecerse, y parte de la prueba
reside en mi columna del miércoles pasado, donde expuse la denuncia que hizo un
ciudadano ante la Fiscalía por la compra de dos casas en Orlando (Florida) “que
adquirió cercano a la fecha en la que celebró el cumpleaños de su hija, siendo
una de ellas su regalo de 15 años”. Frente a esto Ramírez Barrientos no ha
dicho esta boca es mía, sea para negarlo o para entablar demanda por calumnia,
y en tal medida su silencio lo incrimina: el que calla, otorga. (Ver
denuncia).
No conozco en persona al
candidato derrotado, Óscar León, pero desde esta columna y en mis redes
sociales invité a votar por él, sustentado en que “así como en primera
vuelta para presidente voté por Humberto de la Calle y en la segunda consideré
obligación votar por Petro para impedir el regreso de Uribe al poder, aquí en
Girón considero urgente votar por Óscar León, para impedir el regreso de John
Abiud. Y en el camino arreglamos las cargas”.
Justo el miércoles pasado que
publiqué la delicada denuncia por la compra de esas dos casas, comenzó a
circular por las redes el audio de una conversación privada, donde hablo con
una amiga mía.
Yo ya conocía ese audio, pues días
antes Óscar Jahir Hernández, excolumnista de Vanguardia y hoy mano
derecha del exalcalde Rodolfo Hernández, me lo había hecho llegar, con esta
acotación: “Me lo enviaron para que lo sacara y me negué rotundamente”.
Y le contesté: “Gracias. Lamento
que un mensaje privado que le envié a una amiga mía haya llegado a sus manos.
Yo creo tener el poder para ayudarle a esa persona a conseguir trabajo con el
próximo alcalde (si hubiera sido León), porque entendía que andaba desesperada
buscando empleo. Y en lo que a mí respecta, es evidente que estoy apoyando a
Óscar León. Así que no veo cuál pueda ser la parte acusadora de ese mensaje
privado”.
La amiga mía a la que hago
referencia, quien en mi Facebook aparece como “la petrista intrusa”, cometió la
ingenuidad de reenviarle mi mensaje a su amiga Nathaly. Y cuando ella se enteró
del audio que andaba circulando, esto le escribió a su amiga traidora: “Hola
Nathaly que esta pasando con el audio que te envié de George de manera privada
por que lo estas compartiendo con que intención lo haces. Tengo entendido que
el lo que quería era ayudarte porque estás desempleada. Porque haces eso? Que
pasa?”. (sic). (Ver pantallazo).
Hoy juzgo como error mío haber
hecho ese amable ofrecimiento, pero no porque hubiera incurrido en algo
indebido. Lo hice porque se trata de una persona que en Girón es conocida como alguien
que en cada campaña busca a quién apoyar para que la ayuden, así que pensé que
si ella podía apoyar al candidato de mi preferencia, si este salía elegido yo
podía tratar de ayudarle a solucionar su angustia. (Ver
video). Es en esencia lo que dice el audio que trataron de convertir en
piedra de escándalo.
Pero ahí no terminaron los
ataques, en reflejo del daño que mis denuncias les han causado, si consideramos
tan solo que de un guarismo de 52.775 votos en la elección de hace dos años a
favor del candidato de John ‘Avión’, el domingo pasado solo fueron capaces de
poner 18.496.
El nuevo ataque consistió en una
noticia falsa, que circuló el día de la elección y parecía tomada del Twitter
de El Espectador, donde este medio anunciaba la “clausura” de mi
columna: “Dada la utilización de @Jorgomezpinilla
de su columna para intereses electorales, mediante escritos calumniosos,
injuriosos y sin sustento probatorio en contra de sus contenedores (sic)
políticos y en beneficio de un candidato de sus afectos, esta columna se
clausura”. (Ver
noticia fake).
¿Se imaginan ustedes donde El
Espectador para desvincular a un columnista lo hiciera con una reprimenda
pública? No señores, yo sigo contando con el apoyo firme y decidido de esta
casa editorial, donde respetan y valoran mi trabajo.
Post Scriptum: El senador
Juan Luis Castro no logró sacar avante el impuesto a las bebidas azucaradas
debido al rechazo de los empresarios del azúcar (verbi gratia Ardilla
Lulle), pero no cejó en su empeño y el Congreso le acaba de aprobar la ley de
la ‘comida chatarra’, que obliga a advertir en el empaque de todo lo que tenga
sabores artificiales, mucha grasa o mucho sodio. Buen logro, que dio para una
amena entrevista
en El Unicornio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario