La pregunta que mucha gente
se hacía tras el segundo despido de Daniel Coronell de Semana y la
renuncia solidaria de su tocayo Samper Ospina, era para cuál medio iban a
agarrar con sus respectivas columnas.
La incertidumbre quedó
resuelta en entrevista de Coronell con El Espectador el domingo pasado. Ante
la pregunta de si algún medio colombiano lo había contactado, respondió que “he
tenido satisfactoriamente contacto con dos medios escritos de Estados Unidos y
un medio digital. Pero, de momento, me la voy a jugar en nuestro proyecto con
Daniel Samper”. (Ver entrevista).
Muchos daban por hecho que ambos
estarían recibiendo variadas ofertas de medios nacionales, y hablaban con insistencia de El Espectador porque ha acogido a columnistas
censurados en otros medios (Yohir Akerman, Reinaldo Spitaletta o el suscrito) y
es de los pocos que se mantienen en la misión suprema del periodismo, la
búsqueda innegociable de la verdad.
La respuesta de Coronell nos
ubica en la cruda correlación de fuerzas actual, pues no recibió ninguna oferta
de un medio nacional. ¿Y esto qué significa? Que asistimos a la prostitución
del periodismo en manos del gran capital, donde la polarización ha terminado
por ubicar a los medios en dos bandos: los amigos del gobierno (o sea los
prostitutos) y los otros. Hoy los más importantes medios están en poder de empresarios
afectos al “chan con chan”, y en tal medida tienen claro que contratar a
cualquiera de estos dos reconocidos antiuribistas conllevaría enemistarse con
el que maneja la chequera de la pauta oficial.
Así las cosas, la urgencia
reside en fortalecer la independencia, a sabiendas de que un periodismo
dependiente de los poderes económicos o políticos no es periodismo, sino
relaciones públicas. ¿Qué hacer, entonces? Independizarse. ¿Y cómo? Juntándose
con los demás independientes para hacerse fuertes y resistir los embates de la
censura, cada día más asfixiante.
Llegados a este punto, confieso
que quedé sorprendido con el anuncio de la creación de la página Losdanieles.com, pues parecería apuntar hacia el
andamiaje de una “isla para dos” estrellas del periodismo, en lugar de convocar
a algo más amplio. Sea como fuere, es apenas comprensible que ante la urgencia
de publicar sus columnas el domingo siguiente, hayan armado a las volandas un
espacio virtual en cuya hoja de presentación advierten que son “columnas sin
techo”.
En columna anterior
titulada ¡Coronell, salve usted la causa!, a raíz de su primer despido preguntaba si
sería posible que Daniel aprovechara la crisis que se presentó y la convirtiera
en oportunidad para “crear bajo su dirección un medio virtual cuya única
consigna sea la búsqueda de la verdad, sin contemplaciones”.
Es la ocasión para retomar
el tema, partiendo de asumir como premisa básica que se trata de unir esfuerzos
entre pares, agruparse en torno al mismo propósito, armar un bloque de
resistencia periodística lo más sólido posible, porque lo que nos corre pierna
arriba es el control de los medios bajo un esquema similar al que implantó Benito
Mussolini durante su régimen fascista, como también he mencionado en otras
columnas. (Ver Esto se va a poner peor).
En esta convocatoria de
‘alternativos’ tendrían cabida los Danieles, por supuesto, a sabiendas de que
no han sido los únicos columnistas defenestrados, más bien son el continuóse
del empezóse que condujo al acabose actual. Están además los cinco
independientes que Gustavo Gómez quiso incorporar a Caracol Radio pero
no duraron ni dos meses, por críticos o por antiuribistas: Sandra Borda,
Gustavo Duncan, Esteban Carlos Mejía, Daniel Pacheco, Yohir Akerman. (Ver noticia).
Y faltan datos de otros
municipios, como El Heraldo de Barranquilla de donde recién echaron a un
lúcido Jorge Muñoz Cepeda, y desde la misma curramba bulliciosa
pide pista una punzante Nany Pardo, sin duda muy buena, aunque falta ver si es
posible complacerla en sus exigencias.
Una segunda premisa reside
precisamente en que a la gente hay que pagarle por su trabajo, y se ha vuelto
costumbre que lo único que reciben a cambio es el prestigio del medio que los
acoge. La ocasión exige montar un esquema de negocio que permita que a todos se
les pague, desde lo administrativo y lo comercial hasta lo periodístico,
partiendo de una tercera premisa: la pauta publicitaria no puede condicionar
los contenidos.
Es aquí donde eldiario.es llega
en nuestro auxilio con una entrevista a su director Ignacio Escolar, quien considera
que “si el primer cliente es el lector, el periodismo gana”. ¿Qué significa
esto? Que se trata de lograr que sea el “socio lector” quien pague por apoyar
el proyecto, sin que por ello se le vaya a cerrar el contenido si no paga. O
sea: el lector no paga para leer el medio, sino para que siga viviendo. (Ver entrevista).
Y con esto no estamos
inventando el agua tibia, es el mismo modelo que comenzó a aplicar con rotundo
éxito Noticias Uno desde que fue desplazado del Canal 1 y se pasó
a Cable Noticias. Según La Silla Vacía, “con el apoyo de miles de usuarios ha
recaudado a la fecha 1.178 millones de pesos”.
Dejo entonces estas ideas
al garete, que se iban alargando más de la cuenta. Casi sin querer queriendo,
no sobra mencionar que ya existe un medio virtual conocido como El Unicornio, que nació en octubre del año pasado con el mismo
propósito de resistencia y en torno al cual quizá pudiera haber alguna confluencia
de voluntades.
Dinos, Daniel y Daniel: ¿os
resistiríais…?
DE REMATE: Según un estudio
de la ONG Transparencia Internacional y publicado por el sitio web U.S. News,
Colombia lidera el top 10 de los países más corruptos en 2020. (Ver noticia). Dice la información que “en los últimos tres
años Colombia había ocupado los puestos 90, 96 y 99 entre 180 países. Sin
embargo, en 2020 el país saltó al primer lugar”. Con esto les digo todo.
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