Si hubo dos grandes derrotados en la contienda electoral que acaba de pasar, fueron Álvaro Uribe Vélez y las encuestas. Uribe porque el pueblo ha dejado de creer en él, y las encuestas porque ya no se les puede creer. La única gobernación que Uribe ganó fue la de Casanare, y podría perderla, pues parece evidente que allí se presentó un fraude electoral, según serias denuncias (Ver noticia).
En Bogotá el candidato del
Centro Democrático quedó de último, en Medellín ganó el jovencito independiente
Daniel Quintero contra todos los pronósticos (excepto acertado vaticinio de “La
Encuestota” de La Oreja Roja), en Cali el poderoso Roberto 'Chontico' Ortíz no
pudo con Jorge Iván Ospina, y en Santander la homofóbica Ángela Hernández quedó
de tercera. (Ver La Encuestota).
En todos estos lugares se
equivocaron las encuestas, si es que se le puede llamar equivocación a que no
midieron la intención de voto, sino más bien trataron de encauzarla. Según
Daniel Coronell entrevistado por María Jimena Duzán, “esto no tiene nada que
ver con la estadística, sino con el deseo de incidir en la decisión ciudadana”.
(Ver entrevista).
Fue así como en Bogotá hubo
una “ola de encuestas para producir una erosión en la candidatura de Claudia
López”, sobresaliendo una de Guarumo en la que aparecían Carlos Fernando Galán
y Miguel Uribe en un cabeza a cabeza delirante, pues este último quedó de ídem.
Pero eso sí, Uribe incorporó los resultados a su campaña para hacer creer que
él estaba a punto de ser el alcalde de Bogotá.
En el caso de Medellín
ninguna encuesta daba como ganador a Daniel Quintero, todas al hijo del
parapolítico Luis Alfredo Ramos, pero este perdió por una diferencia de casi
70.000 votos. Y si de descaches se ha de hablar, en Cali el de JPG
Investigación de Mercados se lleva todas las palmas, pues daba como ganador
a Roberto Ortiz sobre Jorge Iván Ospina con más del 43% de la votación, y al
final este obtuvo sobre Ortiz una ventaja de casi 100.000 votos. ¡Se les fueron
las luces en la distorsión!
Otro caso que también puede
definirse como vergonzoso -porque excede todo límite de realidad- ocurrió en
Bucaramanga, donde la firma antioqueña Invamer dos días antes de la elección
dio a conocer los resultados de una “encuesta” que catapultó al primer lugar a alguien
que en anteriores mediciones nunca había salido del quinto o sexto lugar (entre
siete), un dentista y abogado casi desconocido, de nombre Ariel García. Este
apareció de la noche a la mañana en la cima con cuatro puntos por encima de
Juan Carlos Cárdenas, a quien ubicaron de segundo, Claudia López tercera, Jaime
Beltrán cuarto y Fredy Anaya de quinto. (Ver resultados).
La verdad es que no
acertaron una, pues el que en dicha encuesta Fake aparecía de primero
quedó de quinto, el segundo de primero, la tercera de cuarta, el cuarto de
segundo y el quinto de tercero. Si nos ponemos de mal pensados, crecer
súbitamente a un enano hasta el primer lugar pretendía favorecer a Juan Carlos
Cárdenas, pues se trataba de motivar a la gente a que votara en masa por este
para evitar que ganara aquel a quien sin ningún sustento lógico habían puesto de
primero.
Una noticia reciente, con
fecha agosto de 2019, informa que un grupo de firmas encuestadoras presentará
al Consejo Nacional Electoral -CNE- un proyecto mediante el cual pretenden
autorregularse. (Ver noticia). Esto significa que son conscientes de que no
están haciendo bien la tarea, pero la verdad monda y lironda es que nunca será
confiable un tribunal electoral compuesto no por magistrados sino por políticos.
Además, siempre resultará muy fácil hacer una encuesta tendenciosa: basta tener
una muestra de población que se sabe cómo responde, y otra -u otras- que
responden de diferente manera. Dependiendo del resultado que se quiera obtener,
llaman a los unos o a los otros, sin que nadie pueda probar que se tenían
clasificadas a las personas de acuerdo con su tendencia.
Por eso resulta más sano,
en términos de democracia real, lo que en días también recientes propuso para
su país el candidato nacionalista uruguayo Jorge Larrañaga: ¡prohibir la
difusión de encuestas 40 días antes de las elecciones! (Ver noticia).
El problema de fondo es que
ello implicaría convencer a un número elevado de políticos para que se pongan
de acuerdo en sacar avante tal iniciativa, y a muchos eso les podría significar
un cuchillo para su propio pescuezo: ellos saben que el que escruta elige, y en
el mercado de las encuestas hay para todos los gustos…
A esta altura del partido
no sobra traer a colación, para que se vea que lo de falsificar encuestas no es
reciente, una del 8 de marzo del año pasado, a tres días de la consulta que
definiría el candidato del uribismo entre Marta Lucía Ramírez, Iván Duque o
Alejandro Ordóñez. Antes de esa fecha Petro aparecía en todas de primero, del
mismo modo que Marta Lucía figuraba como la que iba a ganarle a Duque en la
consulta. Pero de la noche a la mañana una “gran encuesta” realizada para El
Tiempo y W Radio por Guarumo mostró un “cambio sorpresivo”: Duque con el 23,6
por ciento en intención de voto, y Petro en 23,1. (Ver encuesta).
Ese día El Tiempo, W Radio
y Garumo le hicieron ganar a Iván Duque la consulta goda, del mismo modo que
las encuestas siguientes le dieron la Presidencia de la República. Todo a pedir
de boca de los que hacen que todo cambie… para que todo siga igual.
DE REMATE: Con lo golpeado que quedó el uribismo el domingo pasado,
las condiciones están dadas para que por fin la Corte Suprema de Justicia le
dicte orden de detención a su Comandante en Jefe. Argumentos jurídicos hay de
fondo y, como están las cosas, les quedaría ya muy difícil a sus seguidores pensar
en "incendiar el país".
2 comentarios:
Apreciado periodista. El aprecio que le tengo me permite comentarle que su oposición a las encuestas, se parece a la de los testigos de jehová contra las vacunas. O a la de los obreros ingleses que incendiaron las máquinas de vapor...
Lo peor de todo es que a usted el tiempo muy posiblemente terminará por darle la razón.
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