martes, 7 de mayo de 2019

Defensa del agua, fracking, mentiras y video



La más sagrada misión del periodismo es la búsqueda de la verdad y, frente al páramo de Santurbán, la más grande verdad nos dice que ahí hay por lo menos 9 millones de onzas de oro. Y hay una empresa minera árabe dispuesta a mover cielo y tierra para que le dejen extraer el mineral, pero un obstáculo de marca mayor se le atraviesa: la señalada afectación al agua de más de tres millones de santandereanos, que podría provenir del uso industrial de aguas subterráneas. A no ser que Minesa logre demostrar que eso no pasará, y que puede garantizar la calidad del preciado líquido.

Está pendiente la re-delimitación del área que quedará comprendida como páramo, o sea como santuario inviolable, y en el interregno de su definición se mueven diversas fuerzas.  Aunque la norma establece que no es posible hacer minería en paramos, el debate se mueve muy político, unos a favor y otros en contra de la explotación del oro, así como también vigorosos poderosos económicos, todos a favor.

La mayor fuerza política a favor de explotar el oro está representada en el Centro Democrático, partido de bolsillo de Álvaro Uribe, en cuyos dos primeros periodos de gobierno se otorgó la bobadita de 7.869 títulos mineros, muchos de ellos en páramos. (Ver noticia).

Igual hay voces contra el “ambientalismo fundamentalista”, como la del abogado y jurista Ramiro Bejarano, quien, consultado por este columnista, afirmó de modo tajante: “yo no creo que en Santurbán vaya a pasar una tragedia, porque un uso regulado del agua sí se puede hacer. Y hay técnicas para lograrlo. Obviamente, estamos hablando de la minería legal. El problema con los ambientalistas es que quieren demostrar que la minería ilegal es igual a la legal”.

En este punto, los defensores del proyecto consideran que Minesa cumple con la ley en lo de no hacer minería dentro de un páramo, puesto que la zona que pretenden explotar es “cerca de Santurbán”, y en tal sentido afirman que “se bajaron 1.500 metros por debajo de lo que podría ser la línea de páramo”.

También hay un video de una reunión donde al presidente de la empresa árabe se le escucha decir que “si tengo el mundo incendiado pero en Bogotá estamos bien, estamos bien”. Como dijo La Silla Santandereana sobre ese video, “es normal que se pongan sobre la mesa esa clase de planteamientos, (pero) que hayan quedado al descubierto afectó el discurso que había tratado de vender la minera”. (Ver video). Ahora bien, esto a su vez significa que por mucha marcha en defensa del agua -como la de este viernes 10 en Bucaramanga-, los de Minesa la tienen clara: “Si los tomadores de decisión se sienten tranquilos, a pesar de que yo allá tenga una marcha diaria (…), nos funciona”. (Ver video).

O sea, los tomadores de decisiones en el gobierno central se sienten tranquilos con esa empresa en particular y con la megaminería en general, pues en la presidencia de Colombia el señor Uribe sentó a alguien al que durante la campaña le pusieron a decir -después de teñirle el pelo- que se oponía al fracking, porque eso daba votos: “en Colombia no se hará”, dijo en Bucaramanga (Ver video). Pero ya elegido le tocó aceptar que el fracking va, pues “una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando”.

Algo similar se avecina con la explotación del oro en Santurbán, en cuanto a que “poderoso caballero es don dinero”, y a que tienen de su lado al gobierno de… Uribe. Es de esperar que la empresa esté haciendo un trámite legítimo y ajustado a la ley para obtener su permiso, pero no es para hacerse ilusiones: en Colombia un pesimista es un optimista bien informado.

Está además el tema político en torno a Santurbán. Según Leonidas Gómez, candidato a la gobernación, “mi principal contrincante es Minesa”. Y agrega: “en Bucaramanga hay una lista con gente muy amiga de Minesa, todos a favor de que haya minería” (Ver entrevista). Hemos de suponer que es la lista del Centro Democrático, y pare de contar, porque la defensa del agua tiene tan buen rating que nadie más se atreve a navegar contra esa corriente.

Sea como fuere, teniendo en cuenta que con el gobierno actual (tercer periodo de Uribe) es más factible que triunfen los intereses de la megaminería que las fuerzas “fundamentalistas” a favor del medio ambiente, habría que preguntarse si la lucha no debería enfocarse -adicionalmente- a dos temas prioritarios: garantizar que de ningún modo el agua del páramo se vería afectada con la explotación minera, y revisar el tema de las regalías.

¿Sabe usted cuál es el porcentaje de regalías por concepto de explotación minera que les queda a los gobiernos de Chile y Bolivia?: 30 y 35 por ciento, respectivamente. ¿Y sabe cuál es el que le queda a Colombia?: 3,2 por ciento…

DE REMATE: La mejor prueba de que por los lados de Minesa están tranquilos, es que después del video arriba citado solo sacaron un comunicado. Así han operado siempre, nunca dicen nada. Si tuvieran algún temor, habrían salido a dar explicaciones. En eso me baso para pensar que la licencia de explotación del oro “va porque va”. ¿O será que esa confianza está sustentada en el rigor técnico…? Y por último, la pregunta del millón: ¿qué pasará con la región de Soto Norte y con el oro allí depositado si Minesa se va? ¿Se quedará enterrado ahí, por los siglos de los siglos?

De otro lado, escuchen lo que le dijo a Vanguardia el director de Fendipetróleo, Farid Jones: “De ser sancionado por el presidente el Plan de Desarrollo (PND), se le estaría dando luz verde a las compañías que han solicitado licencias ante la autoridad ambiental para que inicien sus labores”. Se refiere a licencias de fracking, pero traza el camino a seguir para las demás. Ya sabemos, pues, lo que nos corre pierna arriba. (Ver noticia).

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