lunes, 16 de abril de 2018

Los errores de Matador, Uribe, Petro y…


Esto de sostener una columna de opinión semanal y mantener una participación activa en el frenesí de las redes sociales es algo muy estimulante, y su máxima expresión en lo periodístico es la búsqueda de la originalidad: tratar de salir en cada artículo, en cada post de Facebook o en cada trino de Twitter con algo que a nadie más se le había ocurrido antes.

Es humano –demasiado humano- para un escritor o un artista querer mantener la atención de un público, agradarle, encantarlo con nuevos artificios, razonamientos o historias. Lo hacen el mago, el músico, el actor, la bailarina, el caricaturista, en fin. Esto exige una permanente renovación del repertorio, y en esa búsqueda constante se cometen errores.

Precisamente de un error me hizo caer en cuenta el caricaturista Matador, aunque sin proponérselo, cuando durante entrevista con Vicky Dávila a raíz de las amenazas que recibió de gente del Centro Democrático, mencionó una columna mía. Ella le preguntó si era cierto que en su Twitter había escrito “debemos silenciar a Uribe”, algo que los uribistas interpretaron como una amenaza contra su caudillo, y Matador le respondió:

- La cuestión con la gente en las redes sociales es que no lee. Cuando yo comparto un link, eso no es ningún delito. La columna se titulaba Hay que silenciar a Uribe, y la escribió un periodista de El Espectador.
      - ¡Ah, no era usted! –le interpeló Vicky.
      - No no no, de ninguna manera. Yo nunca haría una estupidez de esas- remató Matador.

Aquí entre nos, quedé con la ligerísima impresión de que Matador me había tratado de estúpido. La columna en realidad se tituló Debemos silenciar a Uribe, la publiqué el 17 de julio del año pasado y ahí dije: “En alguna ocasión el caricaturista Matador definió a Uribe como el tumor de Juan Manuel Santos, con el agravante de que el tumor no mata al paciente, pero no existe medicina que logre erradicarlo. Llegó ahí para quedarse. (Ver tumor)”.

He de suponer que por eso la compartió, pero lo importante no está ahí sino en que terminé por aceptar en mi fuero interno que Matador tenía razón: pudo ser una torpeza (majadería, estulticia, yerro, estupidez, imbecilidad) haberla titulado así, pues podía entenderse como una amenaza a Uribe, cuando bastaba leerla para descubrir que lo de ‘silenciarlo’ aludía era a dejar de hablar de él a toda hora. Por posar de original en el uso de la semántica, pasé a temerario. Sea como fuere, busqué a Matador y él me aclaró que no, que no me había tratado de estúpido. Se refería era a que “nunca cometería la estupidez de amenazar a alguien, menos a Uribe”.

Ahora bien, ya entrado en este mea culpa debo reconocer que hubo una torpeza mayor, cuando publiqué una columna sobre el mismo personaje con un título de corte escatológico, además ofensivo. (Ver columna). De ese título hoy me arrepiento, por las consecuencias negativas que me trajo, pero no me retracto en una sola letra de su contenido, sino del título.

Matador tiene razón en que la gente en las redes sociales no lee. Si hubieran leído la columna la habrían entendido, pero mi error estuvo en que debido al título, el rechazo instintivo de los uribistas les impedía pasar de ahí. Los demás –los no uribistas, quiero decir- sí la leyeron, y por eso ha sido hasta hoy mi columna más leída. Y eso no me enorgullece.

Todos en la vida cometemos errores, incluso Matador. Él mismo lo reconoció en la entrevista con Vicky cuando habló de un video-montaje que compartió contra Iván Duque, y que Uribe denunció en su cuenta de Twitter. Matador presentó disculpas a ambos y Uribe se las aceptó (Duque no), y luego el caricaturista se justificó diciendo que “hay compañeros que no cuidan sus comunicaciones”.

Equivocación, estupidez o como se le quiera llamar habría cometido también el senador Uribe –como recordó Matador- cuando lo pillaron diciéndole por teléfono a alguien que “nos están grabando esos hijueputas”. ¿Quiénes eran esos hijueputas? Nada menos que los honorables magistrados de la Corte Suprema de Justicia que lo estaban investigando…

Y está por último el error de Gustavo Petro, quien creyéndolo auténtico retuiteó un audio-montaje que le hicieron a Poncho Zuleta, donde este exclama frente a Iván Duque “¡viva la tierra paramilitar!”. Lo cual sí había dicho… solo que en un concierto de años atrás.

Petro presentó disculpas y retiró el trino, pero le ripostó muy ‘gallito’ Jerónimo Uribe con esto: “Dos montajes en dos semanas. Va quedando clara la estrategia de Petro y la izquierda para derrotar a Duque. Lamentable”. Petro no le reviró, pero sí lució de veras iluminante la respuesta de @NanyPardo: “Pille esto, joven Jerónimo: Mientras Petro admite de una el error cometido y se disculpa; su papá, rey de las infamias, (…) solo se retracta cuando lo demandan y una sentencia así lo obliga. Lo hace para no ir preso. ¿Ve la diferencia?”.

¿A dónde vamos con todo esto? A que no es justo que en las redes sociales nos sigamos matoneando, amenazando o insultando por lo que dijo este o aquel, a sabiendas de que nadie se salva de haber cometido algún error en su vida. Y si comenzamos por reconocerlo aprenderemos a convivir en un mundo más sano, con respeto y tolerancia con las ideas ajenas.

En acto de contrición y reparación por lo que me corresponde, quiero hacer pública esta amable solicitud al director de El Espectador, don Fidel Cano, para que sea cambiado el título escatológico de la columna arriba citada, por este: Soliloquio en torno a la ‘embarrada’ de Uribe en Atenas. Y si no es posible cambiarlo, que la columna sea retirada y de ella nunca más se vuelva a hablar, hasta el fin de los tiempos, para solaz del suscrito.

Fin del comunicado.

DE REMATE: Cuando me comuniqué con Matador para preguntarle por lo que había dicho de mí, me salió con que estaba pensando escribir una columna titulada “hay que silenciar a Pinilla”. No tengo aún claro si fue ofensa, injuria, calumnia, burla, escarnio, mofa, afrenta o atentado contra el buen nombre, pero lo consultaré con mi abogado.

2 comentarios:

Juan Pablo Gallo Pelaez dijo...

vivo en argentina hace unos 10 años y siempre me asombra para bien el cómo algunos periodistas colombianos (como Jorge) tienen esa claridad y ese no se qué del buen escritor. esas "mañas" que faltan en otras latitudes pero que hacen al periodismo un delicioso espectaculo digno de ser leido..

felicitaciones.

elniñoyuntero dijo...
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