Más dudas que certezas rodean la captura de los nueve presuntos
miembros del Movimiento Revolucionario del Pueblo –MRP- supuestamente culpables
del bombazo contra el Centro Andino que produjo la muerte de tres mujeres el
pasado 17 de junio e hizo que pasara a tercer plano un
acontecimiento histórico tan importante como la dejación definitiva de las
armas por parte de las Farc.
La duda principal reside en una paradoja, pues se trata de un atentado
en apariencia organizado y ejecutado por gente de extrema izquierda, pero que beneficia
los intereses políticos de la extrema derecha.
Es cuando vienen a la memoria algunos ‘falsos positivos’ judiciales de circunstancias inquietantemente similares, como el asesinato de Gloria Lara en 1982 atribuido a la Organización Revolucionaria Popular –ORP- (solo cambia una letra con MRP), o las falsas capturas tras los asesinatos de Luis Carlos Galán y Jaime Garzón, realizadas con el propósito específico de desviar la investigación, como habría de comprobarse con el paso del tiempo.
Es cuando vienen a la memoria algunos ‘falsos positivos’ judiciales de circunstancias inquietantemente similares, como el asesinato de Gloria Lara en 1982 atribuido a la Organización Revolucionaria Popular –ORP- (solo cambia una letra con MRP), o las falsas capturas tras los asesinatos de Luis Carlos Galán y Jaime Garzón, realizadas con el propósito específico de desviar la investigación, como habría de comprobarse con el paso del tiempo.
Conviene fijar la atención sobre todo en el asesinato de Gloria Lara,
ocurrido en momentos en que el gobierno de Belisario Betancur adelantaba unas
negociaciones con el M-19 a las que se oponía con no disimulada furia el
estamento militar, y cuyo objetivo habría sido –según documentado artículo de
Las 2 Orillas- “mostrar al país que la izquierda era cruel y asesina y no digna
de un proceso de paz”. (Ver
artículo).
La principal similitud con lo del Centro Andino reside en que la ORP
en efecto existió, como movimiento político de tendencia maoísta ligado a reivindicaciones campesinas, aunque al momento del secuestro de Lara se
encontraba desactivado debido a contradicciones internas, pero ello no fue
obstáculo para que a algunos de sus miembros se les hiciera ver como los culpables
mediante la “siembra” de pruebas que condujeron a su captura. Luego habría de
demostrarse que para el 'operativo' recurrieron a una banda de delincuentes
comunes, la misma que secuestró al funcionario de la Texaco Kenneth Bishop, y
cuya autoría también fue atribuida a la ORP.
En el caso de las capturas por lo del Centro Andino, la Fiscalía
y la Policía han usado la palabra “trazabilidad” para señalar diversas
culpas sobre los capturados, pero esa misma trazabilidad llevaría a pensar que se trata de un montaje donde se repite un modus operandi que ya ha sido escenificado, y con macabro éxito.
Lo cierto es que esos sospechosos han sido sometidos a un linchamiento mediático mediante la
filtración selectiva de supuestas pruebas a diferentes medios de comunicación,
en lo que luce como un plan orquestado por una mano negra interesada en que el
país entero los ‘juzgue’ antes de ser llevados a la justicia ordinaria, y sin
que hasta el momento sepamos si los que filtran la información pudieran ser un
tentáculo más de la misma poderosa y verdadera mano negra que estaría detrás del
atentado.
Porque es que, no nos digamos mentiras, resulta descabellado
creer que un grupo de jóvenes abogados y ‘revoltosos’ de izquierda, a los que la revista Semana
llama “inadaptados extremistas”, pudiera contar con la sofisticación logística
y operativa requerida no solo para cometer un atentado en un sitio tan
neurálgico, sino para desconocer el aprovechamiento político que de ello
habrían de obtener los opositores al gobierno de Juan Manuel Santos, en la
medida en que “siembra” contundentes dudas sobre el proceso de paz que se adelanta con el ELN, al cual se le
adjudica de carambola el bombazo contra el Centro Andino, puesto que se señala
al MRP como una célula de milicianos radicales pertenecientes a esa agrupación
subversiva.
De acuerdo con la información suministrada por la Fiscalía (pero no a
la jueza de control de garantías sino a Semana en artículo titulado Las comprometedoras pruebas del atentado al
Centro Andino), a los capturados se les venía haciendo un detallado
seguimiento desde meses atrás, que incluyó saber de “una extraña búsqueda de
planos y geolocalizaciones específicas (…) cerca del Centro Andino”. Es
entonces cuando el espectador capcioso se pregunta por qué no fue posible que
los organismos de seguridad hubieran evitado el atentado, pero sí que hubieran
capturado a los supuestos terroristas con sorprendente facilidad unos días
después. (Ver
artículo).
En todo conflicto librado entre hombres ‘guerreros’, poca importancia
reviste cuando las víctimas colaterales son mujeres. Esta es otra coincidencia entre
el asesinato de Gloria y las tres víctimas del Centro Andino. Y el bombazo en
un baño femenino apunta directamente a culpar a los presuntos autores de otros
estallidos dentro de baños en meses anteriores. En apariencia, todo fríamente
calculado.
Sea como fuere, convendría que se supiera qué hay de cierto en que
por misteriosa coincidencia el día del atentado no estaban funcionando las
cámaras del Centro Andino, y que ese habría sido el motivo por el cual los
organismos de seguridad entregaron a la opinión pública retratos hablados de
dos de los supuestos implicados, cuya fisonomía en nada coincide con ninguno de
los capturados, como lo advirtió el abogado penalista Ramiro Bejarano en este trino.
¿Y por qué quedó en el olvido la declaración de la esposa de Richard Emblin, director
del periódico City Paper, según la cual cuando ella iba saliendo del baño donde
luego explotó la bomba, se encontró con un hombre en su interior, a quien le
peleó y le preguntó qué hacía allí? (Ver
noticia).
Convendría que a la par con el despliegue que tuvo el linchamiento
mediático, se le diera la misma divulgación al comunicado expedido por la
Fundación Defensa de Inocentes, presidida por Sigifredo López, donde quedan en
evidencia las falacias publicadas por Semana (“asaltada en su buena fe”) y se
demuestra que la intención de quienes filtraron esa información “es la de
construir un proceso paralelo al judicial ante un medio de comunicación, con el
único objetivo de presentar a los jóvenes imputados como responsables del
atentado terrorista”. (Ver
comunicado).
Está además la carta que la parlamentaria alemana Heike Hänsel, Presidente
de la Subcomisión para Naciones Unidas, Organizaciones Internacionales y
Globalización, le dirigió al fiscal Néstor Humberto Martínez, donde le pide “que
cesen las acusaciones y los señalamientos anticipados y se garantice el debido
proceso en el contexto de una investigación seria y responsable”. (Ver
carta).
No somos los periodistas ni los editores ni los directores –sobre
quienes recae la mayor responsabilidad- los llamados a absolver o culpar a unos
u otros, extrema izquierda o extrema derecha. De eso deben encargarse los
jueces, no los medios a los que se les ha convertido en idiotas útiles de la
propagación de una sola versión de los hechos, la que sirve a los intereses de aquellos
que en incontables ocasiones han recurrido a ‘falsos positivos’ judiciales o
militares para torcer el rumbo de las investigaciones al amaño –y al tapujo- de
los verdaderos culpables.
DE REMATE: No
entiendo: ¿Por qué tanta gente en Colombia está tan convencida de que un tipo que
toda su vida ha estado rodeado de
tantos pillos... no es un pillo?
1 comentario:
En Colombia no hubo ninguna independencia, el 20 de julio fuè un bochinche. Aquì siguen los mismos con las mismas, bajo la denominación de godos y manzanillos, quedaron los hijos de los españoles, a los indios y negros les mintieron a cerca de la libertad, la muestra, esto no es una república de verdad es un remedo de país, un escaparate lleno de desigualdades, donde prima el privilegio de esa oligarquía goda y manzanilla derivada de la colonia. El país toca construirlo con una base social diferente a esos mediocres bárbaros y rapaces, acaso no se da cuenta que después de 200 años, estos señores nos han tenido los mismo años en guerra por sus intereses mezquinos.
La democracia y justicia en Colombia son prostituidas palabras, hechas al amaño de rufianes y cafres. La historia no se cuenta con pequeñas anedoctas marginales y con sesgo. Los Santos eran terratenientes y descendientes de españoles, sus bochinches fue por la defensa de sus intereses no por la construcción de país igual que lo hacen hoy, son oligarcas. En Colombia no ha existido liberalismo, usaron esta figura para apoderarse de tierras ciertos generales como Obando y Mosqueras, tierras que eran de los indios y que habian sido arrebatadas por los bandidos españoles.
Señor Pinilla no confunda conquista y atropello con descubrimiento. Fueron tan bellacos los llamados "libertadores" exceptuando a Bolivar y unos pocos, que los pastusos se rebelaron, porque no cuenta eso, de las atrocidades contra los indios y negros de algunos llamados "libertadores", ladrones de indios y negros.
Si vamos a anedoctas toca contar las de Chaparral y San Antonio en el Tolima que afianzaron manzanillos y godos, recuerde que Chaparral ha sido el municipio con màs presidentes de Colombia y uno de los màs pobres y abandonados donde prolifero y aun el coto y el carate. ¿Para qué han servido estos " ilustres manzanillos" a ese martirizado pueblo?, para robarle la juventud a la gente humilde y luchar por guerras que no eran suyas y afianzar esa oligarquía putrefacta.
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