Si hay dos personas en Colombia que tienen toda la información requerida
para hundir a Álvaro Uribe, son María del Pilar Hurtado y Luis Carlos Restrepo.
Tal vez más la segunda que el primero, pues era la que en asuntos de seguridad le
reportaba y de quien recibía órdenes directamente, así que Uribe tenía que
confiar plenamente en ella y, por tanto, le debe conocer grandes secretos.
Ello explicaría por qué con celeridad “por
cuenta del expresidente Álvaro Uribe viajó a Panamá un grupo de abogados
para defender a la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, y evitar su
repatriación a Colombia dentro del sonado proceso por las chuzadas telefónicas
y seguimientos ilegales a magistrados, políticos y periodistas”. Y explicaría
además por qué el candidato Óscar
Iván Zuluaga pide garantías para la exdirectora del DAS (cumpliendo órdenes
de su jefe, sin duda), pero no explica por qué este nunca pidió garantías para
las víctimas del espionaje que ella mismo habría coordinado, en cumplimiento de
órdenes del mismo jefe.
La diferencia entre la Hurtado y Luis Carlos Restrepo es que ella perdió
su asilo territorial y muy seguramente se reactivará la circular roja de
Interpol que logre traerla de vuelta, mientras que Restrepo puede regresar
cuando quiera, porque la juez Carmen Johanna Rodríguez –de quien luego se supo
le hacía los ‘cruces’ al coronel Robinson González del Río- le levantó la orden
de detención al ex Comisionado de Paz con argumentos traídos de los cabellos.
Sea como fuere, lo que ambos saben –Hurtado y Restrepo- es
precisamente lo que les empuja a tratar de evitar su retorno, en un triángulo
de suspenso con un elemento en común: inseguridad.
Inseguridad jurídica para Álvaro Uribe, en caso de que la coneja
Hurtado luego de su obligado regreso decidiera ‘cantar’ para conseguir una
reducción de penas por las fundadas acusaciones que recaen sobre ella. (Que es
lo mismo que hoy
hace el coronel González, incriminado hasta las parótidas: contar lo que
sabe, porque no tiene otra salida legal). E inseguridad jurídica –pero sobre todo
física- tanto para María del Pilar Hurtado y Luis Carlos Restrepo como para sus
familias, si tuvieran que regresar de su forzoso exilio. Eso es precisamente lo
que ha alegado Salvatore Mancuso para no abrir la boca sobre lo que dice que
sabe de Uribe: que sus familiares están desprotegidos y quedarían expuestos a
retaliaciones.
Y dirán que esto ya es hilar muy delgado, pero ahí también podría residir
el motivo por el cual Luis Carlos Restrepo prefiere seguir escondido, y de paso
explicaría por qué ni el mismísimo expresidente Uribe conoce su paradero....
DE REMATE: No sé si estoy magnificando a Jorge Enrique Robledo, pero
he llegado a pensar que en sus manos podría estar hoy el futuro del proceso de
paz, suponiendo que tuviera el gesto generoso y responsable de recapacitar y,
siguiendo el ejemplo de Clara López (aunque por supuesto haciendo claridad en
que no le gusta para nada Juan Manuel Santos), anunciara su voto por él en aras
de consolidar la reconciliación entre los colombianos. Esto tendría un efecto
psicológico muy positivo hacia el día de la elección.
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