miércoles, 24 de abril de 2013

Una ministra ‘bolisexy’



El término “boliburgués” se lo inventó el periodista venezolano Juan Carlos Zapata para referirse a los empresarios y funcionarios públicos que supuestamente se han enriquecido durante la revolución bolivariana, mientras que para la columnista Fanny Kertzman hace alusión a “aquellos ungidos por Chávez que siempre caen parados”.

Si hiciéramos extensivo el término al nombramiento de la esgrimista –y odontóloga- Alejandra Benítez en el ministerio del Deporte, tendríamos que hablar de una ministra ‘bolisexy’, quien a su belleza ha sumado dos medallas de plata en sable femenino en los Juegos Panamericanos de 2003 y de 2011, con los cuales llamó la atención del presidente Hugo Chávez, y fue diputada suplente por el Partido Socialista Unido de Venezuela en la Asamblea Nacional en 2011.

Es indudable que con dicho nombramiento Nicolás Maduro se anota un triunfo, en la medida en que neutraliza cualquier posible crítica de la oposición, considerando sobre todo que Venezuela es un país donde la frivolidad que imponen la farándula y la belleza física está a la orden del día. (Y de la noche, que es cuando las telenovelas les ayudan a los venezolanos a olvidarse de sus problemas y a hacer la vida más llevadera).

Baste recordar que en este campo ostentan un récord mundial de seis Miss Universo, y que incluso una de ellas, Alicia  Machado, es recordada en su papel de ‘analista política’ cuando en su cuenta de Twitter (2010) escribió que "Esta noche quiero pedirles que me acompañen en una oración por la paz para que estos ataques entre las Chinas no empeoren nuestra situación", refiriéndose al conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur. Luego de las fuertes críticas y burlas que recibió, no le quedó otra salida que cerrar su cuenta.


En este contexto de frivolidad y culto a la apariencia, no se puede desconocer que en la escogencia de Henrique Capriles como candidato de la opositora Mesa de Unidad Democrática de Venezuela (MUD) también jugaron un papel decisivo su juventud y su semblanza de galán de telenovela, como un recurso si se quiere ‘subliminal’ para enfrentar –a modo de contraste- los limitados atributos físicos con que contaba el comandante Chávez. Hablando de limitaciones, las que enfrenta Capriles como orador o como economista (pues es abogado, y pare de contar) son superadas con creces gracias a su buen registro ante las cámaras.

Tampoco se puede pasar por alto que en busca de su talón de Aquiles, el chavismo en boca del propio Nicolás Maduro se encargó de pregonar la idea de que Capriles era gay, porque no se le conocía novia, y fue entonces cuando de la noche a la mañana los medios afectos al candidato opositor descubrieron que sí tenía compañera sentimental y que esta era –para más señas- la presentadora de televisión Caterina Valentino. Ella se encargó de desmentir la ‘acusación’ diciendo que “Capriles y yo nos queremos mucho”, y agregó, para no dejar lugar a dudas, que “nos tenemos muchísima estima”.

Son todos estos ingredientes faranduleros los que confirman la marcada tendencia de los venezolanos a caer en la banalización de la política, y son a su vez los que quizá fueron tenidos en cuenta por el presidente Nicolás Maduro a la hora de nombrar a tan bella esgrimista al frente de la ‘cartera’ del Deporte.

Hay una expresión francesa utilizada en la esgrima, que la pueden pronunciar tanto el tirador al tocar a su oponente, como el juez para reconocer la exactitud de la estocada: “¡touché!”. Esto se podría traducir entonces en que la oposición quedó “¡tocada!”, y se evidencia además en el mutismo de Capriles al respecto, en clara demostración de que quedó… “¡callado!”

Sea como fuere, lo cierto es que a Alejandra Benítez no sólo le luce su condición de ministra deportista, sino también su profesión de odontóloga, pues a diferencia de Capriles a muchos nos dejó literalmente… con la boca abierta.


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