jueves, 22 de octubre de 2009

Uribe depende de 'Uribito'


En entrevista para la revista Ahora, el periodista Hernando Corral le preguntó al presidente Álvaro Uribe por posibles sucesores, y esto respondió: “Tengo la creencia de que este país tiene muy buena gente; lo que pasa es que todavía hay muchos que no están en la primera plana de la figuración, pero llegarán”.
En el contexto de dicha frase, míresele por donde se le mire, la suerte del referendo reeleccionista está ligada casi de modo indisoluble a la candidatura a la presidencia de Andrés Felipe Arias. Es por eso que Uribe ha puesto tanto empeño en la defensa de su ex ministro de Agricultura, al punto de llevarlo aupado a un consejo comunal para que durante casi 20 minutos se defendiera de las acusaciones que viene recibiendo por los manejos del programa Agro Ingreso Seguro (AIS). Porque si Arias se viera obligado a abandonar su candidatura, Uribe se vería obligado, a como diera lugar, a hacerse reelegir.

No es un asunto de poca monta, y es aquí donde está su verdadera encrucijada del alma: en que necesita que sea Arias el que tome el portaestandarte de su doctrina de la Seguridad Democrática, por ser el único de los uribistas en quien realmente confía. Es claro que en tales condiciones podría seguir gobernando en cuerpo ajeno, a través de un clon político al que le daría todas las instrucciones sobre el qué hacer, sin el más mínimo temor a que se saliera de la línea trazada. Por eso tiene tanto interés en que el actual ministro de Agricultura, Andrés Fernández, alga airoso de la moción de censura que le quiere imponer la oposición en el Senado: porque si éste se viera obligado a renunciar a su cartera, sería un golpe demoledor para la candidatura de su protegido Arias, y de contera para sus planes de dejar ‘en buenas manos’ la Presidencia, en caso de que la Corte Constitucional no avale el referendo.

No olvidemos que fue el propio Uribe el que lanzó la candidatura de su pupilo durante un congreso de biocombustibles en Cartagena (cuando le dijo que debía “irse preparando”), señalando así al unigénito en quien ponía todas sus complacencias. Dicho lanzamiento tuvo un propósito adicional, cual era el de atajar la candidatura de su entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, quien para la fecha ya había manifestado interés en sucederlo, y a quien Uribe se ha visto obligado a defender por el auto de detención que le profirieron en Ecuador, pero en quien no confía del todo.

La encrucijada de fondo está entonces en que si no prospera el referendo, a Uribe no le gustaría que nadie diferente a Andrés Felipe Arias fuera su sucesor. Pero el reciente escándalo por el AIS lo ha puesto contra las cuerdas, y ello explica que el propio mandatario se haya fajado tan a fondo en la defensa de su sparring. Porque hay quienes dicen que el quid en torno a una eventual segunda reelección no está en si quiere o no quiere repetir Presidencia en el 2010, sino en que sí no es Arias, a él le toca, a como dé lugar.

Aquí las opiniones van desde los que piensan que Uribe no se puede retirar del poder mientras no les resuelva la situación a los 'goodfellas' que quedan en la cárcel por el asunto de la 'parapolítica' (y que de ahí el interés en hacer nombrar un Fiscal General sacado de su bolsillo), hasta los que –más osados- se atreven a afirmar que a lo que de verdad le teme, es a la Corte Penal Internacional (CPI). A estos últimos pareciera darles la razón el mismísimo Fernando Londoño Hoyos, cuando en su columna de este jueves en EL TIEMPO (22/10/09) dice que “dos mil asesinatos cometidos fuera de combate en eso que llaman alternativamente los falsos positivos o las ejecuciones extrajudiciales, ya es un buen comienzo”.

Sea como fuere, está visto que detrás de la candidatura de Andrés Felipe Arias no sólo estaría en juego la suerte del Presidente, sino –eventualmente- la defensa misma de la democracia…

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