lunes, 2 de febrero de 2009

Ante la tumba de Jesús

Publicado en eltiempo.com el lunes 31 de marzo de 2008. No se encontró rastro de su publicación en la red, ni en el archivo electrónico de El Tiempo.




Dice el padre Alfonso Llano S.J. que “el final de Jesús ofrece una doble dimensión, humana y divina”. A la parte humana le dedicó tiempo atrás unas líneas sinceras, que le ocasionaron un sonado veto de la jerarquía católica. Hoy, vuelto por sus fueros (El Tiempo, 23 de marzo de 2008) afirma que “Jesús muere realmente”, y que “su final fue precipitado, oscuro, absurdo, doloroso en grado sumo”.

Con ello pretende hacer claridad en que el Hijo de Dios no murió “en apariencia”, como habría ocurrido si para cumplir el designio de la resurrección se hubiese representado su muerte, como fórmula de redención divina. La intriga en torno al tema es teológica, puesto que se mueve en una dimensión “sólo perceptible con la fe”. Pero es una fe que aporta incluso la fecha, con día y hora exactos de su muerte: “hacia las tres de la tarde del viernes 7 de abril del año 30 de nuestra era, víspera de la pascua judía”, según LLano.

En aras de esa misma exactitud cronológica –y científica, en últimas- el debate se torna aún más intrigante con el polémico documental que realizó James Cameron (el mismo de Titanic, sí) sobre el hallazgo de una tumba familiar en Talpiot Hills, un moderno suburbio de Jerusalén, hace más de 20 años. Allí, las osamentas estaban enterradas en sarcófagos acompañados por estos nombres: "José, María, Jesús -hijo de José-, Mariamne (según el documental, María Magdalena) y Judá -hijo de Jesús-". Antes, un equipo de investigación liderado por Simcha Jacobovici (quien luego trabajó con Cameron) había concluido que los huesos sí pertenecían a la época en que vivió Jesús. Eso, sumado a los sarcófagos identificados con todos los nombres del clan, despertó muchas inquietudes*.

Las revelaciones fueron hechas en un documental que vio una breve luz el 4 de marzo de 2007 por Discovery Channel –financista del proyecto-, en una única emisión que provocó un tsunami de protestas religiosas a lo largo y ancho del planeta, al punto que el canal prefirió enterrar el tema en el olvido. Y así habría quedado, si no fuera porque el trabajo de Cameron cayó en manos del profesor y ministro metodista James Charlesworth (del Seminario Teológico de Princeton), experto en el Nuevo Testamento aunque escéptico por principio, quien urgió a una exploración más profunda. Así que entre el 13 y el 16 de enero pasados reunió en Jerusalén a un panel de 50 arqueólogos expertos en ADN, estadística, cerámica y lenguas antiguas, donde –según revela la revista Cambio- se pasó de decir “es imposible que sea la tumba de la familia de Jesús”, a “es posible que sea".

La discusión no es de poca monta, pues está atada a uno de los pilares de la fe católica, como es la resurrección de Cristo, y de contera a casi 2.000 años de civilización cristiana. De cualquier modo, no es hora de sacar conclusiones apresuradas. Cualquier avance científico notable pasaría por desenterrar la tumba, lo cual demorará más de lo esperado, debido a que implicaría demoler la parte del conjunto residencial que –pese al hallazgo- le edificaron encima.

Los judíos residentes en Talpiot Hills no tienen dificultad para conciliar el sueño, pues la religión que profesan les dice que su Mesías no ha llegado. Pero ¿qué podría ocurrir en el mundo católico si –hechas las comprobaciones científicas de rigor- resultara que esa tumba contuvo en efecto los restos de Jesús de Nazareth y su familia?

Elemental, mi querido Watson: habría que comenzar por reescribir la Historia.
* Las osamentas y demás evidencias fueron llevadas a un anticuario judío, donde estuvieron varios años. Algunas ya desaparecieron, junto con los planos que mostraban la ubicación de los sarcófagos.

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