Cuando el
expresidente Álvaro Uribe puso sus ojos en Iván Duque para que participara en
la consulta que buscaría el candidato del Centro Democrático a la presidencia,
nadie daba un peso por él. En parte debido a su inexperiencia, en parte porque
competiría con dos pesos pesados de la política, Marta Lucía Ramírez y
Alejandro Ordóñez.
Pero Uribe sabía
dónde ponía el ojo: en una figura joven, bajo el entendido de que en el
mercadeo de las campañas electorales no es la erudición sino la novedad lo que
lleva las de ganar.
Dije en columna
anterior que Iván Duque no es real, es posverdad, de mentiritas, un
presidente con jefe. Ahora bien, una virtud suya es que ha cumplido el papel de
subalterno o segundón a cabalidad, con lealtad y gratitud supremas, como el
Wándulo Smithers de Montgomery Burns en Los Simpson.
El diccionario
de la RAE define posverdad como “la distorsión deliberada de una realidad con
el fin de modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales,
apelando a las emociones, creencias o deseos del público”. Con Duque hicieron
eso, precisamente: mover las emociones del pueblo con un candidato ‘experto’ en
darle cabecitas al balón, en rasgar la guitarra para interpretar lo mejor del
repertorio popular, en ejecutar acrobáticos pasos con una compañera de baile frente
a una cámara de televisión. Toda una revelación, simpático a más no poder y con
ganas de ser presidente.
Si de mover
emociones se trata -y en empaque novedoso- desde ya es posible prever que el
joven ganadero, jinete y criador de
caballos Alirio Barrera, exgobernador de Casanare, tendrá un mejor futuro político
que el que se le podría pronosticar a un Óscar Iván Zuluaga de postín, lo
mejorcito que hasta ahora tiene para mostrar el desprestigiado partido de
gobierno. En su primera declaración tras postularse como precandidato del CD,
Barrera afirmó que “soy un campesino que viene de abajo. Si Dios lo permite y
se abre la puerta, estaremos dispuestos a enfrentar el desafío".
Adentrándonos en un ejercicio de futurología que
cabe como elucubración, aunque con sustento en fabulosos montajes mediáticos de
reciente producción (ver La dictadura perfecta), no les extrañe si en próximos días o
semanas el nombre del caballista casanareño comienza a sonar en muy altos
decibeles, sea por un atentado del que “milagrosamente” logra salir ileso, sea
porque hace una declaración muy fuerte, obviamente libreteada, que pone a todo
el mundo a hablar de él.
Y para que luego
no se diga que “se les advirtió, se les recomendó y no hicieron caso”, conviene
recordar que hace unos años Alirio Barrera era el único uribista purasangre de
los 32 gobernadores de Colombia,
elegido en 2015 como candidato exclusivo del CD, sin coaliciones. Allí obtuvo
cerca de 85 mil votos, y su única participación en política había sido 15 años atrás
como concejal de Aguazul, de donde es oriundo. Coincide con Uribe en que ambos
son fogosos caballistas, pero Barrera ostenta una ‘virtud’ adicional, pues pertenece
a la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, a la que
asiste como fiel creyente. Uribista que se respete es devoto, porque ser devoto
da votos.
Otro aspecto coincidente, es en lo de favorecer a
parientes suyos durante el ejercicio del poder: se vio en Uribe con las zonas
francas para sus hijos, se vio en Alirio Barrera con la poderosa estructura de
nepotismo que montó y le permitió poner como sucesor a un cuñado suyo, Salomón
Sanabria, esposo de su hermana Cielo y hoy gobernador de Casanare. Por cierto,
elegido con una votación final que fue cuestionada por aparente fraude y que
provocó una asonada en Yopal.
Hace dos años en
columna para El Espectador mostré en detalle el roscograma familiar que
impuso Barrera en su gobernación, y aquí no sobra refrescar la memoria.
Apenas llegó al poder hizo elegir como senadora a
una prima suya, Amanda Rocío González. Otra prima, Raquel Rubiano Barrera, fue
su secretaria personal. Y al esposo de esta, Fernando Cortés, lo nombró técnico
en Administración, mientras que una hija de ella (no de ambos) Caroline Linares
Rubiano, se desempeñó como auxiliar administrativa de la secretaría de
Hacienda. (Ver
columna).
Siguiendo con la parentela, Jorge Ojeda Rodríguez
fue nombrado asesor de la gobernación, y Albadonia González asesora de Acción
Social; los dos ostentan doble título familiar, pues son primos por igual del
gobernador Barrera y de Amanda Rocío. Esta última, por su parte, aseguró cuotas
parentales propias: Marylin González Parra, prima suya, fue contratista de la
secretaría de Planeación, cuyo secretario era Humberto Alirio Martínez, esposo
de la senadora Amanda.
Y como favor con favor se paga, la senadora Amanda
Rocío González nombró en su UTL a Laura Ximena Barrera Duarte, hija del entonces
gobernador Barrera. Esto último él lo justificó en que “está saliendo ya a ser
profesional y tiene derecho a una participación dentro de los parámetros de
ley. No está inhabilitada para eso”.
Paralelo al nombramiento de parientes
consanguíneos, estuvieron los cargos para la familia de la entonces primera
dama, mediante el nombramiento de cuatro sobrinos suyos: Natalia Duarte
Sanabria en Servicios Generales; Brayan Yesid Corredor Duarte en la secretaría
de Educación; Héctor Alexander Corredor Duarte en Enerca y Luna Duarte como funcionaria
de la Gobernación. Están además los
puestos que le fueron dados a dos primos de su cuñado Salomón Sanabria, hoy gobernador:
Doris Alenia Fonseca Sanabria y Fredy Nairo Sanabria Montaña.
En entrevista con El Espectador, el
entonces mandatario regional alegaba en su defensa que “somos una familia muy
numerosa, (…) no puede ser que por el hecho de yo ser gobernador mis familiares
tengan que cortarse las alas, o los parientes de mis familiares, o incluso los
amigos de mis familiares. Ellos tienen derecho a trabajar”. (Ver entrevista).
De otro lado, en elogioso artículo de El Tiempo le preguntaban cómo había hecho para
sanear las finanzas de Casanare, y respondió que “la clave es administrar el
departamento como lo hacía en su finca”. Eso sí, olvidaron preguntarle cómo
hizo para haber acrecentado tanto su fortuna personal mientras fue gobernador.
En todo caso, ahí se va entendiendo que si a Alirio
Barrera lo eligen presidente, sería un verdadero émulo de su progenitor
político: Uribe también regenta a Colombia como si fuera su propia finca.
Post Scriptum: "Alternativa pretendió convertirse en la
principal fuente de información y opinión, y eso no se logró porque una inmensa
cantidad de gente a la que queríamos llegar no sabe leer y no tenía la
capacidad económica para comprar una revista barata. Colombia es un país
miserable". Antonio Caballero en soberbia entrevista de Fabián Herrera para el Magazín Cultural de El
Espectador. Paz en su tumba, querido amigo Antonio.
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