En mi columna
anterior hablé de la actitud irresponsable que se advierte en algunos
medios, entre ellos la revista Semana, “cada día más uribista”. Dije que a raíz
del escándalo desatado por el infarto repentino (o envenenamiento, vaya el FBI
a saber) de Jorge Enrique Pizano y la revelación de las charlas que le grabó a su “amigo” Néstor Humberto Martínez, los principales medios de comunicación fueron irresponsables con el
país, en razón a que “habría bastado con que dos o tres de los más importantes directores
se hubieran puesto de acuerdo en pedir -o exigir- la renuncia del fiscal
general, propendiendo tan solo por la buena marcha de las instituciones. Y lo
habrían conseguido”.
Pero días después encontré
un artículo de Semana.com que me hizo
recapacitar y pensar incluso en retractarme, pues constituye un argumento más
-de los numerosos que existen- para que el fiscal general presente renuncia a
su cargo, como lo reclaman la sindéresis y el sentido común. O así fuera por vergüenza
propia. (Ver
artículo).
Allí se habla de una carta
rogativa de “la Fiscalía” al Departamento de Justicia de EE. UU. (no queda
claro si el remitente fue el fiscal general o un funcionario suyo), que solicita
a la embajada gringa acceso para interrogar a Daniel 'el Loco' Barrera sobre el
“petrovideo”, pese a que, como el propio Néstor H. Martínez reconoció ante el
Senado en noche de ingrata recordación, el ente acusador no tiene competencia
para investigar a un congresista.
Según Semana “varios de sus
apartes configurarían una extralimitación, pues pisa los linderos de la Corte
Suprema de Justicia, único órgano competente para investigar a congresistas”. Llama
la atención tanto el afán del fiscal en encontrar pruebas que incriminen a
Petro, como la credibilidad que le da al picapleitos
Abelardo de la Espriella: no fue sino que este dijera que la plata la había aportado
el narcotraficante ‘Loco’ Barrera para que NHM corriera presuroso a investigar
al senador, mediante la solicitud formal que presentó a la embajada.
Y es cuando el espectador
desprevenido se pregunta: ¿si el Fiscal General de la Nación no tiene
atribuciones para investigar a un senador en ejercicio, y pese a la prohibición
lo hace, esto no constituye causal de destitución fulminante o de sanción
social o de algo? Como la misma Semana
señala, la carta rogativa es más que explícita: “De acreditarse, mediante el
testimonio de Barrera Barrera que en efecto se ordenó el pago de sumas de
dinero a favor del senador Gustavo Petro para financiar su campaña o facilitar
la implementación de un proceso de negociación, se podría establecer el monto,
fechas, forma en que dichos pagos se realizaron, la identidad de otros
partícipes y las verdaderas motivaciones para la toma de decisiones de carácter
penal". En otras palabras, no se necesitan tres dedos de frente para
entender que el “Propósito de la solicitud de asistencia” era el de investigar
a Petro. Y eso tiene un nombre: abuso de atribuciones.
Ante esta nueva evidencia
de un proceder contrario a la legalidad por parte del fiscal general, ¿debemos
resignarnos a esperar a que lo investigue la inoperante Comisión de ‘Absoluciones’
de la Cámara? ¿O sea que su impunidad está garantizada para que haga y siga
haciendo lo que le venga en gana ad aeternum, y para que de paso los más
poderosos medios de comunicación asuman como que el asunto no es con ellos?
Es que el artículo de Semana no es una simple reseña sino un
hallazgo periodístico, filtrado quizá por la misma embajada, que actúa como denuncia
de una (otra) actuación incorrecta de Néstor Humberto Martínez, y en tal sentido
debería tener alguna consecuencia -penal o social- para quien de ese modo
subvierte una norma infranqueable, la que le prohíbe a la Fiscalía investigar a
“funcionarios públicos adscritos al Congreso de la República, facultados para
hacer leyes”.
Una segunda situación
anómala se presenta con la carta que el embajador de Colombia en EE. UU.,
Francisco Santos, le dirigió a Christopher J. Smith, director de la División
Criminal del Departamento de Justicia, para abogar por el recluso Andrés Felipe
Arias: “El gobierno de Colombia apreciaría la pronta implementación de los
pasos necesarios para asegurar que el señor Arias pueda ser liberado bajo
fianza, a fin de que pueda pasar tiempo con su esposa e hijos pequeños, especialmente
durante esta temporada de fiestas”. (Ver
noticia).
Ambas cartas -la de NHM y
la de ‘Pachito’- tienen en común que piden lo que ningún gobierno autónomo podría
conceder, pero la de este último raya en lo infantil y muestra a Colombia como
la república bananera que expuso Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca, donde un embajadorcito (para ellos) cree
que por ser la más alta representación ante un Estado extranjero puede lograr
que este desconozca la separación de poderes y le ordene a un juez liberar a un
convicto, además prófugo de la justicia colombiana. ¿Hasta dónde puede llegar
tal grado de ingenuidad, ah?
Como dijo María Jimena
Duzán en su última columna (Todo
por Uribito), “la carta de Pacho Santos no solo es la vergüenza diplomática
del año, sino que también revela un abuso del cargo, que debería ser objeto de
investigación por parte de la Procuraduría colombiana”.
Así las cosas, digámoslo
sin ambages: el fiscal general de la nación y el embajador de Colombia en EE. UU. son dos funcionarios que han abusado de las atribuciones de sus respectivos
cargos. Se trata de una situación denigrante para la imagen del
país, salida de toda lógica, que ninguna nación que se precie de democrática debería permitir ni
tolerar.
DE REMATE: Según editorial
de El Tiempo del 20 de diciembre, “el Gobierno se ha ceñido a la ley para
enviar de vuelta a su país a Carlos Pino”, ciudadano venezolano casado con la
colombiana Gloria Flórez y residente hace 19 años en nuestro país con ella y un
hijo de ambos. Como dije en trino
reciente, hubo un tiempo en que El Tiempo era un periódico de ideas
liberales y defendía el pluralismo ideológico. Carlos Pino fue deportado como
un delincuente por sus ideas de izquierda. Destrozaron a una familia, actuaron
como solo actúan los déspotas. Al mejor estilo Maduro, mejor dicho.
3 comentarios:
La falsa democracia que existe en Colombia permite los abusos de los personajes siniestros que gobiernan este país, avalados por la ignorancia del mismo pueblo.
Nos estamos ratificando como la dictadura que hemos tenido, ahora sin vergüenza alguna ni respeto a los más minimos derechos. El cinismo rampante de estos abusivos representantes de esta patria que va directo al abismo
El fiscal NHM quiere regresar a la oprobiosa justicia sin rostro con testigos falsos.lo de Pachito, eso no es ingenio de el, es uribU quién lo manda a pedir ese favor. Sigan creyendo en el centro democrático. Que vergüenza.
Publicar un comentario