Ante los resultados de la primera vuelta electoral que dieron como
ganador con 7’569.693 votos al candidato de la fiera sedienta de venganza, es
imperativo encabezar esto con la proclama que pronunció una jovencita rebelde de
21 años, Policarpa Salavarrieta, el día de su fusilamiento por orden de la
Corona Española: “¡Pueblo indolente!
¡Cuán distinta sería vuestra suerte si conociereis el precio de la libertad!
Ved que, aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil
muertes más. Cobarde pueblo, yo os compadezco. ¡Algún día tendréis más
dignidad!”.
No sobra recordar a los ignorantes de nuestra historia patria que
Policarpa Salavarrieta fue una guerrillera que luchó contra la tiranía española
durante el período de la Reconquista, y es heroína de nuestra Independencia al
lado de una lejana pariente de nuestro presidente, la santandereana Antonia
Santos, tan guerrillera como la anterior.
La cobardía de nuestros dirigentes se ha visto reflejada en el modo
como la clase política tradicional -todos a una, como en Fuenteovejuna- corrió presurosa
y aculillada a refugiarse bajo las enaguas de un político al que ayer tildaban
de corrupto, de dictatorial y hasta de asesino, por ejemplo cuando le
recordaban los mal llamados ‘falsos positivos’ que sembraron de dolor y sangre
inocente la geografía nacional y que consistió en la práctica sistemática y
genocida de ajusticiar -bajo las balas del otrora ‘glorioso’ Ejército Nacional-
a más de 4.000 jóvenes que no estaban recogiendo café para hacerlos pasar por
guerrilleros caídos en combate.
El caso más patético y vergonzoso de abyección ante el Supremo fue el
del jefe único del Partido Liberal, César Gaviria, que apenas ayer tildaba a
Álvaro Uribe de mentiroso y de
haber pertenecido al Cartel de Medellín (ver
noticia), e incluso acusó a su gobierno de haber pagado los ‘falsos
positivos’ con dineros reservados de las Fuerzas Militares y en tal sentido
habló de una “monstruosa maquinaria criminal” (ver noticia),
pero del que hoy afirma sin que se le mueva un pelo ni se le caiga un diente que
su candidato-títere, Iván Duque, “sigue siendo liberal”…
Tal vez Gaviria hablaba del mismo Cartel de Medellín que asesinó a
otro dirigente liberal, este sí un hombre honrado, Luis Carlos Galán, a quien
se le escuchó decir antes de caer ultimado por las balas homicidas de Pablo
Escobar: “El Partido Liberal, por culpa de quienes se apoderaron de su
dirección en los últimos años, se convirtió en un partido reaccionario. Un
partido que le tiene miedo al cambio social. Se convirtió prácticamente en otra
versión del Partido Conservador, un partido que no apoya a fondo las reformas
sociales ni reconoce las desigualdades crecientes que existen (…) y la urgencia
de ponerse al lado de los más débiles, de los sectores populares, de quienes
más requieren del apoyo político de un partido progresista”. (Ver
declaración de Galán).
Profético, ¿verdad?
Es obvio de toda obviedad que el único que ha tenido los pantalones
para promover un ideario verdaderamente liberal es Gustavo Petro, tanto en la
defensa de la paz como en la protección de los derechos de las minorías, como
dije en columna
anterior. Un exguerrillero del M-19, sí, que se metió a esa
agrupación desencantado por un cerrado bipartidismo que solo admitía en la lucha
democrática los colores azul conservador o rojo liberal y que para preservar
los privilegios de dicha clase dominante cometió un descarado e impúdico fraude
electoral contra la figura del general Gustavo Rojas Pinilla en la noche del 19
de abril de 1970, siendo presidente el también liberal Carlos Lleras Restrepo,
abuelo del ‘quemado’ Germán Vargas Lleras que unas horas después del triunfo de
Duque corrió afanoso a hacerle entrega oficial de su programa de gobierno, por
si de pronto en alguito le pudiera colaborar…
Aquí no sobra recordar que mientras Petro se desmovilizó de la
guerrilla del M-19 y se reintegró a la sociedad, contra Uribe se adelantan
investigaciones por masacres y nexos con el narcotráfico (ver noticia
reciente del New York Times). Mientras empresarios y economistas
dicen que le tienen miedo a Petro y Semana publica un chisme sin cifras que
habla de “muchas personas” exigiendo la Cláusula
Petro en contratos de finca raíz, madres de víctimas de crímenes de
Estado ruegan que Uribe no vuelva al poder. Mientras los subsidios de Petro son
calificados de populistas (mínimo vital de agua o tarifa barata de Transmilenio
para los pobres), los del Agro Ingreso Seguro de Uribe fueron condenados por la
Corte Suprema por tratarse de un acto criminal que enriqueció a ricos empresarios
del campo.
Lo más degradante, ya no de nuestra clase dirigente sino del país en
general, es observar atónitos que con el apoyo de todos los corruptos de
Colombia Iván Duque está a punto de convertirse en el próximo Presidente de
Colombia, lo cual se traduce en que más de ocho millones de colombianos irresponsables
(incluyendo los votos de Germán Vargas) parecerían dispuestos a permitir el
regreso de un régimen que se distinguió por rodearse de deshonestos como Andrés
Felipe Arias o criminales de la peor laya como Jorge Noguera, Salvador Arana,
Mauricio Santoyo o Flavio Buitrago, para no alargar la lista.
Estamos ad portas de un
gobierno que sin pudor se anuncia portador de las más protervas intenciones dictatoriales,
como la de reformar la justicia y transformar las Altas Cortes en una sola que
le brinde a Álvaro Uribe la impunidad que necesita frente a la variada gama de
delitos por los que es investigado o acusado. ¡Y todos tan contentos!
Y no sigo porque la indignación patriótica me invade, y en tal medida podría
ser capaz de volver a utilizar palabras ofensivas o altisonantes, como cuando
ante cierta ‘cagada’
de Uribe en un foro de Atenas pronuncié ‘lo que lengua mortal decir
no pudo’.
Sea como fuere, considero un deber retirarme de este recinto virtual dejando
consignadas antes unas cortas y respetuosas palabras de desahogo: ¡Pueblo
indolente, cobarde y miserable, despierte!
DE REMATE: Antonio Caballero le dijo a Carolina Sanín que “voy a votar
contra Duque y contra Uribe. Me parece que son peligrosísimos. Como votar en
blanco es votar a favor de Duque, votaré por Petro, aunque no me gusta”. (Ver trino).
Después de esta declaración, la curiosidad me mata: ¿por quién anunciará su
voto el decano del periodismo de opinión en Colombia, Daniel Coronell…?
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