Mi columna del pasado viernes 9 de junio, titulada Me cago en la cara de Uribe, fue la
faena del espontáneo que en lugar de ver el toro desde la barrera decide lanzarse
al ruedo a enfrentar la bestia. (Ver
columna).
El jueves 8, justo un día después de haber publicado algo sobre Los pastorcitos mentirosos y el lobo feroz, supe de la intervención de Álvaro
Uribe en la Cumbre Concordia celebrada en Atenas, cuando con su inglés
chapucero hizo ver a Colombia como un país en el que reinan la impunidad y el
caos económico… y me hirvió la sangre.
El motivo de la indignación residía en que siendo Presidente de
Colombia, a raíz de una declaración de Piedad Córdoba durante un foro
internacional de México donde ella pidió a los países ahí presentes que
rompieran relaciones con el gobierno de Uribe, este respondió diciendo que
denigrar del país era “traición a la patria”. Pero se va a Grecia, cuna de la
civilización occidental… ¡y hace algo peor!
Con razón Semana conceptuó que “a
Uribe se le fue la mano”, y agregó que “él tiene todo el derecho a
desprestigiar al gobierno pero no el de desprestigiar al país”, mientras que
Matador lo pintó en pose de atleta olímpico sosteniendo un rollo de papel
higiénico, para que al menos limpie la ‘cagada’ que cometió con Colombia ante
el mundo. (Ver caricatura).
A raíz de su desafortunada declaración a Piedad le montaron la
perseguidora en cabeza de Alejandro Ordóñez, hasta lograr arrebatarle su curul
de senadora, mientras que a Uribe los medios le celebraron y divulgaron su bajeza
como si fuera la pilatuna de un niño travieso.
El asunto es que luego de escribir la columna citada, fui consciente
de que el único título acorde con su contenido era el que le puse. Sabía que
habría de causar rechazo, pero igual supuse que si lo titulaba por ejemplo Uribe ofendió a Colombia, la iban a leer
tres pelagatos. Y para el caso que nos ocupa se trataba de acudir a la misma
arma que utiliza el maquiavélico senador, la de generar escándalo, pero no para
poner los ojos de Colombia sobre sus palabras cargadas de veneno, sino en
respuesta a su infame proceder durante un foro internacional. O como expresó @fernandoposada_
en brillante trino: “Si usted va a repetir que el narcotráfico se tomó a
Colombia, procure que sus 2 jefes de seguridad no estén presos en EE.UU. por
narcotráfico”.
La columna provocó un verdadero pandemónium dentro del uribismo, que
se vino –comenzando por su comandante
en Jefe- con una poderosa descarga de artillería, que incluyó una carta del
Centro Democrático a El Espectador donde manifestaron su asombro porque “queda
en evidencia una total ausencia de criterio periodístico para permitir que un
contenido de esta naturaleza sea publicado, irrespetando a los lectores”. (Ver
carta de protesta).
He aquí el punto central a debatir, el del respeto, o sea lo que me
motivó a escribir esta columna. No niego que hablar de cagarse en la cara de alguien
suena vulgar o irrespetuoso –con el personaje, no con los lectores-, pero basta
leer la columna hasta el final para entender que el título se justifica dentro
una dinámica donde una falta de respeto (o lo que el embajador ante el Reino
Unido, Néstor Osorio calificó de “insulto
a Colombia”) provoca una reacción similar, entendible dentro de un contexto
semántico coloquial donde los españoles hablan de cagarse en la hostia o los
argentinos de “la puta madre que te parió”, de algún modo coincidentes con lo
de “le doy en la cara, marica”.
El punto nodal es que con sus permanentes salidas de tono, sus sinuosas
acusaciones sin fundamento, sus mentiras evidentes y sus medidas desesperadas
para impedir que la JEP entre a operar, el mismo expresidente se está labrando
un destino: que la gente le pierda el respeto. Esto se pudo captar en las
centenares de emotivas reacciones que percibí cargadas de vituperios, en
reflejo del grado de fastidio e indignación que viene provocando Álvaro Uribe entre
millones de colombianos, hastiados ya de ver cómo en lugar de ayudar a
construir un mejor país ha desatado en contravía del anhelo de nacional de paz una
vindicta instrumentalizada por su bancada de lacayos, con el claro y subversivo
propósito de “hacer
invivible la república”.
Parte de ese pandemónium uribista se reflejó en un artículo de
Losirreverentes.com, de autor anónimo, donde a la vez que acusan al
exmagistrado Iván Velásquez de haber cometido un homicidio en Guatemala, me
señalan de ser “hermano de un peligroso narcotraficante”. En lo que me
corresponde se trata de un refrito que había sacado un año atrás Ernesto
Yamhure, el cual respondí con algo que en su momento le calló la boca. (Ver
respuesta).
Los Irreverentes es una pieza más de la “inmensa maquinaria de
desinformación” que condujo al triunfo del NO en el plebiscito. Es una página
sin dirección conocida ni responsable legal, dedicada a calumniar y denigrar de
todo lo que no sea uribista. Se dice que es financiada por Abelardo de la
Espriella y cuenta con su orientación “informativa”, la cual comparte con Iván
Cancino y José Obdulio Gaviria (primo hermano de Pablo Escobar, el más
sanguinario asesino en la historia de Colombia), los tres tan tóxicos y
disociadores como el individuo que escondido detrás de su máscara virtual
reparte basura mediática a diestra y siniestra, sin que la justicia pueda
llamarlo a responder por sus injurias y calumnias porque se refugió en Miami
cuando se descubrió que las columnas que escribía para El Espectador se las revisaba, corregía y aprobaba el comandante
paramilitar Carlos Castaño, de quien fue cercano contertulio no propiamente en
el colegio, sino cuando este ejercía como tenebroso delincuente. (Ver
noticia).
DE REMATE: Esto me escribe una de las madres de Soacha a raíz de la
columna citada: “Cagarse en la cara de Uribe es un acto de decencia con quien
ordenó sembrar de sangre los caminos de Colombia, a costa de los jóvenes humildes
acribillados en la modalidad de falsos positivos. ¿Tiene usted hijos? Pues póngase
en los zapatos de las miles de madres colombianas a las que nos rompió el alma
cuando debimos recoger a nuestros hijos masacrados por el Estado que Él dirigió”.
1 comentario:
Mire "Jorge", cuando se Utiliza el Vocabulario "Bulgar y Eastrero" como lo Utilzo y este Periidico y Sus Editores del Espectador No lo Filtran se nota la influencia de la Mermelada en en estos Mesdios. Le voy a recordar un par de detalles de Su "Amigis" FarcSantoses, primero es Un ""Mitomano" por vocacion y Segundo es Un "Egolatra" conviccion y Ud. ha sido igual que el "Sinico" Embajador que tienen en Inglaterra compañeros de Tertulias y Tramoyas de "ChukiSantos".
Le recuerdo el 88% de los Colombianos rechazamos a su "Patron" y estamos Totalmente de Acuerdo con las Denuncias del Ex-Presidente Uribe.
Resoete y midere su Lenguaje, sr. Arrodillado o Enmermelado.😠😠😠👎👎👎
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