En Colombia no hay político o analista que no dé por sentado que Juan
Manuel Santos se lanzará a buscar la reelección. Lo que falta dilucidar es
quién podría ser su nuevo vicepresidente, considerando que ya Angelino Garzón
fue tajante en que “no voy a volver a ser fórmula vicepresidencial de nadie”.
El restablecimiento de la salud de Garzón les tapó la boca a quienes
querían sacarlo, es cierto, pero ello no suprime la discusión en torno a la
conveniencia del cargo, desde dos ángulos específicos: político e
institucional. En lo político, es obvio que el candidato a la presidencia
escoge a su compañero(a) pensando casi únicamente en lo electoral, o sea en que
le sume votos a su campaña. En otras palabras, nadie se pone a pensar: “si yo
gano la presidencia y me muero, fulanito sería la persona más indicada para
remplazarme”. Esto, en últimas, sería pensar en lo institucional.
Como en Colombia sigue primando la conveniencia numérica, y en consideración
a que en el curso del presente año Santos está obligado a anunciar si buscará la
reelección, no sobra aventurar un atrevido ejercicio de futurología, en torno a
quién podría ser la persona más indicada para acompañarlo como vicepresidente.
Permítasenos de entrada tomar como referencia lo que al respecto plantea
Felipe López en el libro-entrevista que hizo con Juan Carlos Iragorri: “si el
candidato es del Jockey, se escoge a un sindicalista. Si es hombre, se escoge a
una mujer. Si es del interior se escoge a un costeño, y así”. Considerando que
esa fue precisamente la receta que aplicó Santos en la escogencia de
Angelino, en el hipotético caso que decidiera
mantener esa línea de acción, son dos los nombres que saltan a la palestra:
Eduardo Verano de la Rosa por costeño, Sandra Morelli por mujer.
No son por supuesto los únicos atributos a considerar, porque en el
caso de Verano (exitoso gobernador del Atlántico hasta 2011) a su condición
caribe se le agrega su extracción liberal, e incluso el hecho de que este ha
manifestado interés en ser el candidato de su partido, con lo cual Santos neutralizaría
a un fuerte rival en potencia y lo ganaría para su causa, pensando en que,
según la filosofía de Pambelé, es mejor sumar que restar. No sobra recordar que
Verano está a la cabeza del movimiento ‘Colombia, país de regiones’, entre
cuyas consignas tiene la de enfrentar el centralismo ‘cachaco’, y en días
recientes anunció que si el liberalismo decide respaldar a Santos a la
reelección, él se iría por su lado.
En lo referente a Sandra Morelli, su gestión al frente de la
Contraloría y en particular su lucha contra la corrupción la han catapultado
como figura de peso en el ámbito nacional, por lo que hoy es una digna
representante de las mujeres y, en tal circunstancia, una compañía con la que
todo político quisiera contar para empresas de alto calado. Aquí tampoco sobra
recordar que Morelli estuvo becada durante todos sus estudios de Derecho por el
Externado de Colombia, que al término de estos se le concedió la beca Baldomero
Sanín Cano para su especialización en la Universidad de Bologna (Italia), y que
ha tenido una brillante carrera como jurista.
Ahora bien, si el presidente Santos decidiera pensar más en la
conveniencia institucional, hay un nombre que a muchos podría parecerles
‘políticamente incorrecto’, pero que jugaría un papel decisivo, incluso para
dejar huella histórica: Antanas Mockus Sivickas.
Es cierto que en la campaña anterior el exalcalde de Bogotá cometió
errores garrafales, que condujeron al ahogamiento prematuro de la Ola Verde,
pero su prestigio como político honrado y ajeno a los apetitos burocráticos
permanece incólume. Hay además un aspecto ligado a la conveniencia política, y
tiene que ver con que en el enfrentamiento que se daría con el candidato del
uribismo, nadie mejor que Mockus para recoger y aglutinar a los sectores
rebeldes o inconformes con el expresidente Uribe (que fueron precisamente los
que dieron origen a la Ola Verde), pero que desconfían del sesgo clientelista
que encarna el propio Juan Manuel Santos.
Escoger a Mockus sería sin duda una medida osada (no por ello exenta
de creatividad), que le generaría marcadas reacciones dentro del ‘establecimiento’,
pero que en el contexto de la paz contribuiría a afianzar una verdadera Unidad
Nacional, muy diferente a la coalición que hoy se da con la mayoría de
partidos, donde prima la ‘manzanilla’ a cambio de permitir una gobernabilidad sin
tropiezos.
Es posible que ninguno de los tres anteriores sea el que finalmente
escoja Santos, porque “una cosa piensa el burro y otra el que lo está
enjalmando”, pero nada se pierde con hacer sugerencias. Como dice otro refrán,
“la peor vuelta es la que no se hace”.
Twitter: @Jorgomezpinilla
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