lunes, 24 de agosto de 2020

Una "Semana" polarizada, un país aterrorizado

 


Tomado de El Espectador

 

Lo que hoy ocurre con Semana (¿se le puede llamar todavía revista?) es reflejo de la aguda polarización política actual. Allí conviven en proporciones diríase iguales el uribismo fanático de una tropa integrada por Vicky Dávila, Salud Hernández-Mora, Andrea Nieto y Luis Carlos Vélez, frente a una contraparte representada por figuras como María Jimena Duzán, Ariel Ávila, Antonio Caballero y desde días recientes Lucho Garzón y Matador, quien se ha venido creciendo, acaparando la atención con argumentos contundentes, como en su momento lo hizo Jaime Garzón.

 

Este miti-miti ideológico es a su vez reflejo de su nueva composición societaria, pues resulta de la compra del 50 por ciento de la propiedad por parte de los hermanos Gilinski (uno de los cuales, Gabriel, quiere hacer el Fox News colombiano), sin que hasta el día presente se sepa quién se quedó con el 1 por ciento que inclina las acciones a favor de uno u otro, 51 contra 49.

 

En todo caso, la realidad nos muestra a un medio de comunicación donde parecería que una mitad de su redacción se dedica a hacer periodismo… y la otra mitad a hacer propaganda uribista. Parece un pugilato entre dos opuestos, cada parte debidamente financiada y entrenada.

 

La mitad “periodismo” corresponde al ala Felipe López Caballero, su primer propietario, quien hace honor a su segundo apellido, pues siempre ha sido un caballero a carta cabal, pese a las diferencias que nos distancian y al modo abrupto en que fui echado de allí por instigación de su amiga María Isabel Rueda. En esta tendencia -periodística, reitero- se ubican su director Alejandro Santos y el muy laureado director de Investigaciones, Ricardo Calderón*. Es el sector que desde tiempo atrás ha hecho y sigue haciendo las más rigurosas investigaciones sobre temas álgidos como la descomposición actual del Ejército Nacional, así como en los dos periodos de gobierno de Uribe (estamos en el tercero) puso los ojos sobre las chuzadas del DAS, los ‘falsos positivos’ o el Agro Ingreso Seguro, para no alargar la pita.

 

La mitad “uribismo” es la encarnada por el muy uribista -valga la redundancia- Gabriel Gilinski, el ‘man’ del billete que le salvó el negocio a López Caballero y como parte de la negociación puso de gerente a Sandra Suárez, exministra de Ambiente, Vivienda y Desarrollo en el primer gobierno de Uribe. Ella trajo a su combo, la camada más rastrera, los mejores propagandistas del caudillo personificados en los sujetos (y sujetas) sinuosos que mencioné en el primer párrafo.

 

Dicha mitad encarna más un proyecto político que periodístico, como se aprecia por ejemplo en la conformación de la “nómina” de El Debate, donde tienen asiento cuatro uribistas (Vicky Dávila, Andrea Nieto, Juan Carlos Pinzón y Federico Gutiérrez), quienes actúan en gavilla contra los dos inermes invitados de la otra orilla, Lucho Garzón y Matador. No se requiere ser sesudo analista para constatar que el propósito de dicho espacio es foguear a Pinzón y a Gutiérrez como posibles candidatos a reemplazar a Duque, dándoles presencia diaria para que el público se encariñe con ellos y conozca su “doctrina”, vertida diariamente por los canales de dicho “Fox News Channel”.

 

En este contexto es pertinente señalar el trino que lanzó Sandra Suárez contra Daniel Coronell, en respuesta a uno donde este decía que era una vergüenza que entre los firmantes de una carta para presionar a la Corte Suprema de Justicia estuvieran “dos funcionarios activos (del Gobierno) y una gerente de un medio de comunicación que probadamente toma decisiones sobre el contenido”.

 

Según Suárez, “Vergüenza ante el mundo es un columnista dedicado por años a presionar la justicia con publicaciones tendenciosas y capaz de intrigar en @RevistaSemana para evitar la publicación de réplicas de Álvaro Uribe”. (Ver trino). Acto seguido Coronell se dirigió al director de Semana, Alejandro Santos, para pedirle que “por favor confirme o desmienta los señalamientos de su gerente @sandrasuarezm. Si son ciertos, ¿por qué usted no los denunció? Si no son ciertos, ¿por qué permite que una funcionaria administrativa mienta y participe en temas editoriales?”. (Ver trino).

 

No hemos sabido que Santos haya respondido, aunque es comprensible su silencio, pues cualquier cosa que diga podría ser usada en su contra. Sea como fuere, la que sí intervino en la discusión sin que nadie la hubiera llamado fue Vicky Dávila, afirmando que “Sandra Suárez jamás se ha metido en el contenido de lo que yo trabajo en Semana. Jamás es jamás. Yo doy fe de eso”.

 

A lo cual, Coronell le respondió: “Quizás no lo considera necesario”. (Ver trino).

 

¿A dónde voy con esta trinadera? A mostrar cómo se expresa la intromisión del uribismo en la vida “editorial” de Semana, y cómo Vicky Dávila es la ficha clave de este entramado, según se hizo patética y groseramente evidente en la entrevista (si así se le puede llamar) que esta y María Isabel Rueda sostuvieron durante 2 horas y 38 minutos con Álvaro Uribe el pasado domingo 16 de agosto.

 

La parte positiva de todo esto es que la esperanza no se ha perdido, así haya descorazonados como el que dijo -tal vez Daniel Samper Pizano- que la esperanza es lo último que se perdió.

 

Hay una Semana que busca la luz desde el periodismo (Alejandro Santos y compañía), mientras otra se sumerge en la tenebrosa oscuridad del uribismo. Pero bueno, así es la dialéctica de los contrarios que mueve la vida: día y noche, frío y calor, amor y odio, verdad y mentira, Uribe y legalidad.

 

DE REMATE: Puedo estar equivocado -y espero estarlo- pero lo que está ocurriendo en Colombia parece cobijarse bajo un solo nombre: Terrorismo de Estado. Nos quieren amedrentar por la vía del terror colectivo para encontrarle una salida a la encerrona legal en la que hoy se encuentra el sujeto sub judice que tiene la sartén por el mango. Es imposible que ocurran tantas masacres y tantos asesinatos selectivos contra líderes sociales en diferentes puntos de la geografía nacional y que la Inteligencia Militar del Estado no logre detener semejante ola de sangre ni dar con un solo autor, ni material ni intelectual, y que muchos de esos crímenes se presenten en regiones atestadas de bases militares. Esto solo indica que se trata de un plan macabro, coordinado desde bien arriba para sembrar miedo, pánico, angustia colectiva. Siembran terror para cosechar… impunidad.


martes, 18 de agosto de 2020

Uribe, como Escobar, quiere arrodillar al país

 


Tomado de El Espectador

 

El 11 de diciembre del año pasado escribí para El Espectador una columna titulada Esto se va a poner peor, donde hice referencia a “ciertos síntomas que darían para pensar que este Gobierno avanza con paso firme hacia la implantación de un régimen neofascista”. (Ver columna).

 

Allí me referí a la actitud pendenciera de Iván Duque frente al clamor de cambio que encarnaba el paro nacional, y pronostiqué -a riesgo de equivocarme- que seguirían con su modelo autoritario, haciendo oídos sordos al clamor nacional. También dije que el ejemplo más ilustrativo estaba en el régimen fascista de Benito Mussolini que logró el control de los medios para imponer una doctrina militarista monolítica, aliada al poder eclesiástico (el mismo que recibió a Duque el domingo pasado en la Catedral Primada para que encomendara el país al Señor Caído de Monserrate).

 

En ese momento se suponía que las cosas habrían de darse dentro de un cauce normal, el que en la arena política les permitiera tratar de voltear las cosas a su favor. Pero en el camino surgieron dos imprevistos, uno mundial y otro nacional. Primero la pandemia del coronavirus, y en días recientes la orden de detención proferida por la Corte Suprema de Justicia contra el ‘presidente eterno’, Álvaro Uribe Vélez.

 

Si de algo sirvió la pandemia, fue para poner a alcaldes y gobernadores corruptos a bailar en una pata de la dicha, por un lado, y al gobierno para atropellar o avasallar mediante una avalancha de decretos justificados en la emergencia, entregando toneladas de dinero a sus benefactores los banqueros (con marcada preferencia por el Grupo Aval), mientras reparte limosnas a cuentagotas para las clases medias y bajas directamente golpeadas por la crisis.  

 

Pero faltaba que se presentara lo que en sujeción al Derecho y con base en el abundante acervo probatorio se veía venir, la detención precautelativa del senador Uribe Vélez mientras se le llama a juicio, y comenzó a verse ya sin tapujos quién es la persona y cuáles son las fuerzas oscuras que en este país tienen la sartén por el mango.

 

¿Será simple casualidad que se haya recrudecido tanto la violencia (sin ningún control por parte del Estado, ojo) a niveles tan macabros y aberrantes que incluyen masacres sobres niños y jóvenes, en coincidencia con el terremoto político que provocó la captura del sujeto sub judice de marras?

 

¿Comenzaron acaso las masacres “con criterio social" anunciadas por el jefe político de Iván Duque en este trino ignominioso que publicó recién posesionado su subalterno?: “Si la autoridad serena, firme y con criterio social implica una masacre, es porque del otro lado hay violencia y terror más que protesta”. (Ver trino).

 

Puedo estar equivocado, pero el delicado momento por el que hoy atraviesa Colombia se asemeja a la angustia nacional que se vivía cuando Pablo Escobar le declaró la guerra al Estado, con una diferencia básica: antes eran bombazos indiscriminados, hoy son asesinatos selectivos, desplazamientos forzados de población y masacres por doquier, ya 36 en 2020. Además, van 152 líderes asesinados este año y fueron 250 el año pasado.

 

Y esto tiene cara de no parar, porque pareciera que hoy la urgencia es arrodillar a Colombia o ponerla patas arriba (¿con las botas al revés?), lo que sea con tal de evitar la “afrenta” que para la caverna al mando de este país le significa tener a su máximo líder pagando cárcel domiciliaria, así hubiera sido por el más leve de los delitos, un simple soborno y fraude procesal.

 

Es en este contexto donde me atrevo a hacer un nuevo pronóstico, basado por supuesto en la extrapolación que ya hice con Pablo Escobar: las cosas que están pasando, son como si él estuviera preso y moviera sus fichas para sembrar tal grado de desesperación, que al final las instituciones se rindan (como cuando se fue a vivir rodeado de lujos a La Catedral) y de ese modo logre obtener su libertad. U obtenga algo más, o sea lo mismo que Escobar con su estrategia de terror indiscriminado: una Constituyente, que para el caso que nos ocupa le signifique a Colombia una nueva manera de administrar justicia y a Álvaro Uribe su tan anhelada impunidad a perpetuidad.

 

Lo cierto es que se avecinan tiempos difíciles, comenzará de nuevo a reinar la oscuridad más tenebrosa, estamos en las peores manos. Por eso me atrevo a pensar que esto se va a poner bien feo, ya sin reversa.

 

Y que Dios nos coja confesados.

 

DE REMATE: Tampoco sé si será simple coincidencia, pero es evidente que se está cumpliendo al pie de la letra la amenazante profecía que hizo en columna reciente la otrora periodista y hoy ferviente activista del uribismo, Vicky Dávila: "Si a Uribe lo ponen preso, les doy una pésima noticia a sus malquerientes: no se acabarán los problemas que tiene Colombia. Tampoco llegará la paz que todos deseamos. Quizás la violencia se agudice”.


jueves, 13 de agosto de 2020

“Para gobernar solo se necesitan huevas”: Rodolfo Hernández





Tomado de El Espectador

 

En diálogo con Jorge Gómez Pinilla el exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, se defendió de las críticas que le hacen por supuestos actos de corrupción suyos y anunció su interés en participar en una consulta entre todos los candidatos de las fuerzas independientes, hacia la elección de presidente de la República en 2022.

 

Hay quienes creen que usted está haciendo aspavientos en busca de la Presidencia de la República, pero es para crecerse hacia un objetivo más al alcance de sus posibilidades: la gobernación de Santander. ¿Qué hay de cierto en eso? 

La gente tiene derecho a pensar lo que quiera. Es el pensamiento de los que creen que soy como ellos, que digo una cosa y hago otra. Yo no soy así. Yo saqué 71.000 votos derrotando a Carlos Ibáñez Muñoz, fiel representante del Partido Liberal, con diez concejales y todo. Lo derrotamos con unas herramientas diferentes a lo que hace la politiquería, que compra votos con la plata que se roban de los contratos de un único proponente, como lo hizo Lucho.

 

Pero usted ayudó a elegir a Lucho Bohórquez.

Ayudé a Lucho porque la propuesta de él era una alcaldía con corazón social. Yo le di plata sin estármela pidiendo. Pero él traicionó la promesa de campaña. Yo bajé el 16 de marzo de 2013 a la alcaldía, cuando no llevaba sino 14 meses y medio de alcalde y le dije: “Lucho, usted se está robando todo. Le advierto: me voy a lanzar a la alcaldía. Y devuélvame la plata que le di, con intereses”. Y me la devolvió.

 

Terminada su alcaldía, usted logra hacer elegir a Juan Carlos Cárdenas. ¿Cómo están en este momento las relaciones con él?

La gente fue quien lo eligió, Jorge.

 

Lo eligió su prestigio. Usted mismo dijo que sin su ayuda él no habría alcanzado ni cinco mil votos.

Bueno, eso es verdad. No es sino salir y preguntar.

 

Repito: ¿cómo están sus relaciones con Juan Carlos Cárdenas?

Él aquí vino a pedirme que lo apoyara. Yo le dije vaya independiente y recoja firmas, y así lo hizo. Recogió 120.000 firmas ¿Cuál era la propuesta? Lo que acordamos, continuar con lo que venía. Por eso fue que le votó la gente.

 

¿Y usted siente que no está continuando con lo que venía?

Yo siento que volvió más lenta la ejecución de lo que veníamos trabajando. Esta es la hora y no han terminado siquiera lo que dejamos andando. Dejamos cien mil millones de pesos para pagar los contratos y tocó suspenderlos. ¿Por qué? Porque el Concejo no daba vigencias futuras. En los primeros 80 días de este Gobierno no se hizo nada.

 

O sea, ¿está insatisfecho con el que usted hizo nombrar?

Yo no hice nombrar a nadie, lo eligió la gente.

 

Usted dijo “voten por él”.

Pues sí, por qué cuáles eran los otros candidatos…

 

Pero no me ha respondido: ¿está insatisfecho con él?

Sí.

 

Tengo la impresión de que los políticos de talante autoritario, bravos y mandones, son los que más triunfan en la política. Le pongo tres ejemplos: Álvaro Uribe, Claudia López y usted.

Le respeto su pensamiento, pero yo no creo sea bravo. Lo que no soy es meloso. A la gente no le gusta que le digan falsedades, que le digan mentiras, que le disfracen todo.

 

¿Usted quiere ser presidente de Colombia, insiste en ese propósito?

Estamos en eso.

 

Si no se dieran las cosas y de pronto le ofrecieran ser la fórmula “vice” de alguien, ¿de quién le gustaría ser vicepresidente?

Pues mire, hay dos fuerzas: los partidos Cambio Radical, Centro Democrático, Liberal, Conservador y la U, que son los que sostienen el gobierno y lo apoyan en todo. Y hay otras fuerzas, que son las independientes.

 

Hablando de independientes, supe de una charla virtual suya con Gustavo Petro y Gilberto Tobón. ¿Están avanzando en alguna coalición, una alianza con Petro?

No. Es que me llaman que si quiero participar, como que usted me llame y yo digo que sí. Si hay dos bloques, esto se unifica. Si no hacemos una consulta en marzo de 2022 y resultan tres, cuatro, cinco candidatos, perdemos. Mi propuesta es hablar con todos para que hagamos una consulta y el que gane en la consulta lo apoyamos.


¿En esa búsqueda suya de la Presidencia, está pensando en lanzar listas a Senado y Cámara?

Es una posibilidad que hay que analizar, departamento por departamento. Eso no es fácil, las equivocaciones pueden ser muchas, porque yo no conozco a la gente del Guainía, del Vaupés, de Nariño. Entonces todo sería referenciado y eso hay que pensarlo.

 

¿Usted sigue admirando a Álvaro Uribe, sigue agradecido con él?

 Es que yo no puedo ser desagradecido, a mí me parece que eso es una hipocresía. Le cuento la verdad: el 26 de marzo de 2015 faltando seis meses para las elecciones recibí una llamada en mi casa, estaba yo con mi hermano Gabriel. Era del Centro Democrático, que el doctor Uribe quería hablar, que había escuchado el cuento mío de gobernar con lógica, ética y estética. Y me dijo venga pa’ acá y nos cuenta. Y les conté a él y a unas 300 personas en el hotel Chicamocha. Es que yo no puedo rechazar votos de nadie. ¿Usted cómo rechaza votos, ah? Yo puedo recibir votos de todo el mundo, pero yo lo que no puedo negociar es la filosofía.


¿O sea que usted le estaría coqueteando por un lado a los votos petristas y por otro a los votos uribistas para llegar la presidencia?

Yo no le coqueteo a nadie, yo tengo una filosofía. Si usted, si el doctor Serpa, si el doctor Uribe, si el doctor Petro, si el doctor Fajardo quieren ayudar a esa filosofía, cómo les digo que no. Yo lo que no puedo decir es hola doctor Uribe apóyeme y yo le doy esto.

 

¿Hubo errores en su alcaldía?

Si hubo errores fue culpa mía, decisión mía. Que me equivoqué como cualquier ser humano, pero siempre pensando en el mejoramiento de los que me eligieron.

 

Hablando de errores, ¿no cree que lo que ocurrió con Vitalogic (su hijo y su esposa acudiendo a una Notaría para firmar un contrato de corretaje por dos millones de dólares) le hizo mucho daño a su credibilidad como luchador contra los corruptos?

Sí, pero no eran instrucciones mías. Le voy a decir la verdad: eso lo planeó la politiquería. Puras mentiras del bandido ese del Edgar Suárez Gutiérrez. Simplemente lo hacen para manipular, porque vieron que no me podían arrodillar, ni se me podían encaramar. No le tengo miedo a la Procuraduría, no le tengo miedo a la Fiscalía, no le tengo miedo a la Contraloría municipal, que me tiene 200 investigaciones, porque no me robé nada. Al contrario, Jorge: siendo alcalde yo me gané 1.162 millones por todos los conceptos, y los regalé todos.

 

Usted dijo “la corrupción tocó a mi puerta y no la dejé entrar”. Pero usted en su casa tuvo viviendo a la persona que elaboró, que redactó el contrato de Vitalogic.

Eso es cierto. Yo dije, la única manera de poder acabar con El Carrasco es quemando la basura, porque soy ingeniero. Y les dije “busquen una persona que sepa de esto”. Buscamos a este señor consultor, Jorge Hernán Alarcón, yo no lo conocía, hubo tres o cuatro propuestas, nunca las vi. Escogieron a Alarcón para que hiciera la consultoría por 300 y pico de millones y empezó a hacerlo y a él le agrandaron el alcance, entonces me llamó y me dijo “esa plata no alcanza”. Yo entonces le dije “váyase para mi casa, ahórrese lo del hotel, yo le doy el desayuno de cortesía”. ¿Por qué no se pudo adjudicar? Porque los pliegos de condiciones decían que entre las garantías de cumplimiento del contrato tenían que llevar una póliza de una compañía de seguros. Y ellos llevaron fue una fianza bancaria. Y contrataron un magistrado no me acuerdo cómo se llama, ni lo conocí y nos cobró 30 millones por la consulta y yo les dije páguenselos. Y él dijo que no se podía. Ante eso nos tocó abortar todo.

 

Usted a un periodista de Vanguardia le reconoció que lo de las 20.000 casas que prometió mediante una “Carta de compromiso”, lo había hecho para conseguir votos.

Eso no es cierto. Yo soy ingeniero, yo sé de ese tema. El problema de la vivienda es la tierra. Lo que hace el Gobierno Nacional es que siempre la plata que ponen de subsidio es insuficiente para dar una vivienda buena. Entonces equivocadamente achica la vivienda y los ponen más lejos, donde la tierra no vale nada. ¿El resultado cuál es? Los vuelve más pobres, porque los alejan de los circuitos económicos.

 

Usted está teorizando sobre el tema vivienda y yo le pregunto sobre una promesa de 20.000 casas que le hizo a una gente pobre y que lo catapultó a la alcaldía. Y no les cumplió.

Jorge, lo hice de buena fe. Yo dije voy a gobernar por lógica, ética y estética, y en eso les cumplí. Pero yo no sabía que se habían robado el municipio, porque en los informes de entrega decía que todo perfecto. Se robaron todo. Si no se hubieran robado el municipio los políticos y los diez concejales del Partido Liberal, yo habría sido capaz de hacer eso.

 

La Corte Suprema acaba de mandar a la cárcel al gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, porque firmó un documento donde le prometía a un barrio de invasión que si votaban por él no los sacaba. Y les cumplió, y por cumplir se ordenó su detención: constreñimiento al elector. Usted prometió vivienda a cambio de votos, pero no cumplió su promesa de campaña. Y a usted no le pasó nada.

Yo me basé en una información financiera que me dieron y que no era cierta. Los concejales se robaron todo, dejaron 285.000 millones debiendo en los bancos. 235 mil millones en cuentas por pagar, 15 mil millones en un sobregiro en el Banco de Bogotá que no se podía pasar porque era un crédito de Tesorería, y fuera de eso dejaron 3.000 Contratos de Prestación de Servicios. Si me hubieran dicho la verdad, “hola Rodolfo, usted no puede prometer eso porque nosotros nos robamos todo”… Pero ellos decían que todo era perfecto y se robaron todo, Jorge.

 

¿Cómo se resolvió el reto que le planteó la excandidata a la alcaldía de Bucaramanga, Claudia Lucero López, de que viajara a Estados Unidos para que demostrara que no le quitaron la visa? Al final usted ni viajó ni ha demostrado que no le quitaron la visa.

Sigo con la visa. A mí me tocó enviar el pasaporte a la embajada y ya me lo devolvieron. Cuando a uno le quitan el pasaporte le ponen “cancelar la visa” le ponen un sello al pasaporte. Yo no tengo ese sello. A mí me pidieron el pasaporte y una documentación, hicieron la investigación y me entregaron el pasaporte y no pasó nada. La visa está vigente. A los 15 días me llamaron a Bogotá a una cita con un cónsul americano. Yo fui.

 

Pero ¿por qué le pidieron todo eso?

Porque los politiqueros hicieron que me pidieran eso, por toda esa mierda que hablaron, que yo era narcotraficante, que yo había lavado dinero; y yo no hago eso.

 

Pero Noticias UNO habló de una compra de 170.000 dólares en el mercado negro de Cúcuta, y que por eso a usted y a su esposa les habrían quitado la visa.

¿Entonces por qué no ha actuado la justicia, si es que yo he cometido alguna cosa?

 

¿Acaso la actuación de la justicia norteamericana no habría sido quitarle la visa?

Por eso, y mire la visa.

(Muestra su pasaporte, donde el sello más reciente de visado corresponde al 14 de abril de 2019).

 

¿Usted se cree preparado para ser presidente de la República?   

Sobrado. Es que el presidente no tiene que saber de todo, ¿quién dijo eso? El presidente lo que tiene que hacer es quitar la robadera. Mejor dicho, para gobernar solo se necesitan huevas. Para eso no se necesita ser Einstein. ¿Cómo le parece un gobierno que hace tratos con la mafia, por ejemplo Samper: ¿le parece muy preparado, Jorge?  Hacerse elegir con plata de la mafia, gobernar con todos los chanchullos que hicieron…

 

¿Y qué opina de Iván Duque?

Es un presidente Notario.

 

¿Algo así como un subalterno de Uribe?

Lo que yo creo es que las ladroneras siguen gobernando. Se están robando al país, eso lo sabe usted, lo sabe toda Colombia. Y el despilfarro: ¿cómo le parece que la Presidencia de la República se gaste 4.300 millones al día? ¿Usted sabía eso, Jorge? Se gastan eso diariamente en seguridad, en camionetas, en aviones, en choferes.

 

Hablando usted sobre las Fuerzas Militares, dijo que hay que controlarles el gasto en cachuchas. ¿Y del control a las violaciones de derechos humanos, qué?

Eso también.

 

¿Qué piensa de la descentralización de los departamentos, de federalizar el país?

No estamos preparados para eso. Eso fue lo mismo que con la elección de alcaldes y gobernadores y mire en lo que terminó: 32 empresas politiqueras en los departamentos, donde el gobernador maneja la ordenación del gasto público.

 

¿Qué piensa de la reforma electoral, que supuestamente evitará la corrupción electoral?

No se necesitan nuevas leyes. ¿Cuáles leyes modifiqué yo aquí en Bucaramanga? Ninguna. ¿Usted para qué cambia las leyes? Lo que tiene que hacer es cumplir las que hay.

 

¿Y la reforma política que propone el Partido Liberal, lo de las listas cerradas?

Me gusta más las listas cerradas que las abiertas, porque las listas abiertas son microempresas electorales.

 

¿Y las listas cremallera?

No sé qué es eso.

 

Que haya paridad entre hombres y mujeres.

Eso no tiene ninguna importancia, que metan mujeres o que metan hombres. Se necesita es que haya una representación femenina, pero con capacidad de análisis, de crítica, de debate.

 

En programas sociales se está hablando de la renta básica.

Es un proyecto mío, me lo están copiando. Yo lo que propongo es: hay 15 millones muriéndose de hambre, que son más o menos 4 millones de familias. ¿Por qué no les damos un salario mínimo y quitamos los programas como Guardabosques, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Adulto Mayor? Si usted le da plata a la gente, ¿qué hacen con la plata? Pues gastarla. Y cuando usted gasta en cuatro millones de personas, presiona la demanda de productos. Si hay presión hay producción, y si hay producción hay transformación y si hay transformación hay logística, hay distribución y empieza a moverse la economía.

martes, 11 de agosto de 2020

El gobierno de Iván Duque sí es ilegítimo

 


Tomado de El Espectador

 

Estoy convencido de que el modo en que Iván Duque se hizo -o lo hicieron- elegir presidente fue ilegítimo, y en busca de probarlo parto de unas palabras que él mismo pronunció para Semana TV el día que cumplió dos años al frente de la Presidencia de la República.

 

Duque le dijo ese día a Yesid Lancheros que “ustedes en la revista Semana hicieron una encuesta, cuando íbamos para la consulta con Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez, donde la doctora Marta Lucía me aventajaba por casi unos 40 puntos de diferencia. Ganamos con la votación más alta en una consulta abierta que haya tenido Colombia”. (Ver declaración)

 

Conviene acudir a la verdad histórica para entender por qué en ese momento al que Duque alude, él no tenía posibilidad ni siquiera de ganarle la consulta a quien hoy es su vicepresidente. Eran los días en que Gustavo Petro encabezaba todas las encuestas, para la muestra un botón: una de Invamer para Semana, Caracol Televisión y Blu Radio, de febrero de 2018, donde Petro aparecía de primero, Sergio Fajardo segundo, Germán Vargas tercero, Humberto de la Calle cuarto, Iván Duque de quinto y Marta Lucía de sexta. O sea, el uribismo iba rezagado, de colero. (Ver encuesta).

 

Si bien Duque mostraba una pequeña ventaja sobre su inmediata rival en esa misma encuesta, cuando preguntaron por quién votarían en la consulta del 11 de marzo, Marta Lucía aparecía con 53% a favor y Duque con 35%. O sea que la diferencia era de 18 puntos, no de 40, como él le mintió a Semana para engrandecerse.

 

En todo caso, la reconstrucción de esta historia comienza por constatar que en los primeros días de marzo de 2018, anteriores a la consulta a la que se refiere Duque, Petro encabezaba las preferencia electoral. El país vivía un sentimiento de pesimismo generalizado, según Semana porque “cuando la gente cree que va mal, busca cambiar de rumbo”. En la misma tónica, Humberto de la Calle le explicaba a Yamid Amat que “la responsabilidad del crecimiento de Petro proviene de ese pertinaz ataque a las instituciones con el ánimo de hacerle daño a Santos. Ha sido un error estratégico del Centro Democrático”. (Ver entrevista).

 

Pero de pronto, súbitamente y sin explicación lógica, de forma milagrosa, tres días antes de la consulta que definiría al candidato del Centro Democrático apareció una encuesta de Guarumo donde Duque apareció en “empate técnico” con Petro, superándolo en casi 3 puntos. (Ver encuesta).

 

Y llegados al día de la consulta goda, 11 de marzo, que coincidió con las elecciones legislativas, se presentó una muy sospechosa irregularidad: en varias ciudades se agotaron los tarjetones para elegir al candidato presidencial de la derecha, y entonces la Registraduría autorizó que se hicieran fotocopias, y al final de la jornada ocurrió que Iván Duque apareció (también de forma milagrosa) apoderándose de la candidatura del Centro Democrático con 4’030.269 votos, que correspondían al 67,72% de los votos, y su más inmediata rival obtuvo el 25,81%, algo por completo contrario a lo que pronosticaban las encuestas anteriores a la de Guarumo que trepó a Duque.

 

A partir de ese día -y de los siguientes- la balanza se “torció” definitivamente a favor de este, y es en ese punto de quiebre donde debe quedar constancia de que Duque no fue favorecido por la Virgen de Chiquinquirá, sino que fue catapultado por esa y otras encuestas amañadas que querían que él fuera el ganador.

 

Desde ese momento, como dije en columna titulada “Iván Duque no es real, es posverdad” (ver columna), comenzaron a presentarse cambios súbitos en las tendencias, publicados en los medios cuyos dueños eran influyentes empresarios pertenecientes a los círculos de poder necesitados de que las preferencias los favorecieran, a ellos y por tanto a su candidato.

 

Luego de la primera vuelta el equipo de campaña decidió encanecerle el pelo a Iván Duque, para que luciera de mayor edad, con la experiencia que no tenía. Y lo adiestraron para mostrarlo con una estampa muy cool, dotado de habilidades para tocar la guitarra, hacer cabecitas con un balón y ejecutar prodigiosas maromas como bailarín.

 

De otro lado, las grabaciones que se conocieron del Ñeñe Hernández comprando votos y metiendo miles de millones de pesos “por debajo de la mesa” harían pensar que después de la primera vuelta en el Centro Democrático no daban por seguro el triunfo en la segunda. Este es el motivo por el cual aparecen en escena María Claudia Daza, la mano derecha de Álvaro Uribe, y la señora Priscila Cabrales y el senador Edward Rodríguez y quién sabe cuántos más (no registrados en las grabaciones), trabajando todos a una para hacer ganar al candidato de Uribe a como diera lugar.

 

Con base en lo anterior es posible afirmar que Iván Duque no conquistó la presidencia con transparencia, sino que una serie de encuestas amañadas y una evidente manipulación de la opinión pública se la entregaron en forma ilegítima.

 

Pero ahí no termina la cosa, porque a las empresas encuestadoras les quedó gustando tanto eso de engañar o manipular a los electores con resultados ficticios, que en la siguiente elección, la de alcaldes y gobernadores del 27 de octubre de 2019, ya se iban descarando: para Bogotá y Medellín ninguna encuesta daba como ganadores a Claudia López ni a Daniel Quintero, por una razón de peso: porque ninguno de ellos era del agrado de los encuestadores.

 

Según Daniel Coronell, en aquella ocasión se presentó “una ola de encuestas para erosionar la candidatura de Claudia López”, sobresaliendo una de Guarumo (otra vez el mañoso Guarumo) en la que aparecían Carlos Fernando Galán y Miguel Uribe en un cabeza a cabeza delirante. Delirante, sí, porque a Uribe lo mostraron de primero y quedó de… último. Y en el caso de Medellín todas las encuestas daban como ganador al hijo del parapolítico Luis Alfredo Ramos, quien perdió por una diferencia de casi 70.000 votos. Por este motivo escribí una columna titulada “Por favor… ¡prohíban las encuestas!”, donde coincidí con Coronell en que “esto no tiene nada que ver con la estadística, sino con el deseo de incidir en la decisión ciudadana”. (Ver columna).

 

DE REMATE: En la escena mediática hay muchos uribistas -entre ellos dos colegas que cambiaron el periodismo por el activismo, Vicky Dávila y María Andrea Nieto- furiosos porque Santrich se voló y Uribe está preso. Pero uno les recuerda que igual se volaron a otro país Andrés Felipe Arias, María del Pilar Hurtado o Luis Carlos Restrepo después de que la Corte Suprema les dio las mismas garantías que a Santrich, y se quedan calladitos…

 

martes, 4 de agosto de 2020

¿Se cumplirá la amenaza de Vicky Dávila?



Tomado de El Espectador


Después de que la Corte Suprema ordenara la detención de Álvaro Uribe Vélez por los delitos de soborno y fraude procesal, esta columna es sobre la que publicó Vicky Dávila el domingo pasado, donde lanzó una amenaza velada contra el máximo tribunal de justicia si obraba en tal sentido.


El texto al que aquí se hace referencia es este: "Si a Uribe lo ponen preso, les doy una pésima noticia a sus malquerientes: no se acabarán los problemas que tiene Colombia. Tampoco llegará la paz que todos deseamos. Quizás la violencia se agudice. La corte tiene la palabra". (Ver columna). Traducción: “Si meten a Uribe a la cárcel, los magistrados de la Corte serán los directos responsables de la violencia que se pueda desatar”.


Tras la medida adoptada por la Corte, la pregunta es obvia: ¿se agudizará la violencia en nuestro país, y concretamente cuál clase de violencia? ¿La violencia paramilitar, por ejemplo? ¿O la violencia de los que prometieron que incendiarían el país -comenzando por nuestro embajador en EE.UU., Francisco Santos- si enviaban a su patrón a la cárcel? ¿O la violencia de los que no pasa un solo día sin que asesinen a un líder social, comunitario o de restitución de tierras? ¿O la violencia verbal de las bodegas uribistas contra todo lo que no sean loores a su presidente eterno?


En este contexto es pertinente recordar que hace cuatro años, cuando se estaba cerca de firmar el Acuerdo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, Uribe andaba en plan de “resistencia civil” contra la paz, y como parte de esa campaña organizó una marcha en Medellín el 2 de abril de 2016, donde le dijo a Noticias RCN que “le dan impunidad a un grupo, aparece otro. Así Colombia no saldrá de la violencia”.


Dicho y hecho: en retaliación por la búsqueda de la reconciliación nacional, el máximo líder de la extrema derecha consiguió que los colombianos prefirieran la guerra y no la paz de Santos en el plebiscito del 2 de octubre de ese año, y dos años después puso de presidente a un pelele al que con justa razón la opinión pública le asignó el cargo de subpresidente, y no fue sino que este se posesionara para que sobre la geografía nacional se desatara la más feroz e incontenible ola de violencia, la cual le cae como anillo al dedo a la aplicación del refrán popular: “en río revuelto, ganancia de pescador”.


Hay ciertas columnas donde queda la nítida impresión de que la “ayudaron” en su redacción, y la del domingo pasado es una de ellas, pues en coincidencia temática con el Uribe de hace cuatro años retomó el libreto de “Colombia no saldrá de la violencia”. Mejor dicho, ese espacio de opinión pareciera a veces formar parte orgánica de la estrategia uribista de limpiarle la imagen al patrón: usted ve que un día doña Vicky le canta la tabla a Duque o a la vice, otro la emprende contra Santos, la semana siguiente le da consejos a Petro o denuncia a los jefes acosadores, pero para Álvaro Uribe solo ha habido contemplaciones, mimos, carantoñas y una defensa a rajatabla, que ya raya en el culto a la personalidad.


Culto o admiración cerrera desde el mismo título. Como “El plan contra Uribe”, donde ella (¿ellos?) fija una idea en la mente del vulgo: algo muy malo deben estar tramando contra ese pobre hombre. Esa columna en especial fue noticia viral, porque se supo que estaba llegando al celular de miles de personas por Whatsapp sin su consentimiento. Y allí soltó esta perla: “No creo que Uribe sea el culpable de todos los males de Colombia. Reconozco sus errores, pero también todo lo bueno que ha hecho por este país. Lo que pasa es que está de moda responsabilizarlo de absolutamente todo”. Sí, está de moda, claro…


Pero centremos la atención en el domingo pasado, cuando también desde el título destiló una carga de admiración: “Álvaro Uribe”, a secas. Ahí, doña Vicky se pregunta y responde: "¿a alguien le sirve que Uribe vaya preso? La respuesta es Sí". A sus “malquerientes”. Pero omite la pregunta obvia: "¿es Uribe culpable o inocente?”. Y si la omite es porque su respuesta también es obvia… y ella debe conocerla.


Sea como fuere, si algo hace con gusto doña Vicky es defender a Uribe, en parte porque es tal el odio que ella siente por su archienemigo Juan Manuel Santos desde que este la hizo echar de RCN, que ahí se aplica otro refrán: el enemigo de mi enemigo es mi amigo.


Y, ¿cómo lo defendió en la columna mencionada? Equilibrando desde lo subliminal la carga de culpa con el senador Iván Cepeda, demandado por Uribe antes de que a este la Corte le devolviera el bumerán abriéndole investigación. Según la columnista, “mucha gente espera que si Cepeda salió limpio, con Álvaro Uribe pase lo mismo”. Si le diéramos la vuelta al silogismo, significaría que si a Uribe le dictaron medida de aseguramiento, lo mismo tendría que ocurrirle a Cepeda. ¿Por qué? Porque a doña Vicky se le ocurrió que así debe ser, sin importar que Cepeda no sea el procesado.


Además, ella le pidió a la Corte “que a Uribe le den las mismas garantías que a cualquier ciudadano colombiano; las mismas que le dieron, incluso, al narcotraficante Jesús Santrich”. O sea: si Santrich tuvo las garantías procesales que le permitieron fugarse (como hoy podría hacerlo el abogado Diego Cadena o como lo hizo Andrés Felipe Arias), es injusto que encarcelen a Uribe.


Lo preocupante en últimas es que tanto doña Vicky como los fanáticos uribistas que ella representa, quieren advertirle al país que al haber ordenado la Corte Suprema la detención de su máximo jefe político, debemos atenernos a las consecuencias: “Colombia no saldrá de la violencia”.


DE REMATE: ¿Saben ustedes por qué El Debate de Semana TV tiene a cuatro uribistas (Vicky Dávila, Andrea Nieto, Juan Carlos Pinzón, Federico Gutiérrez) y solo dos en la otra orilla, Lucho Garzón y Matador? Porque el programa tiene un claro propósito político: foguear a Pinzón y a Gutiérrez como posibles candidatos a reemplazar a Duque, dándoles presencia diaria para que el público se “encariñe” con ellos. Lucho y Matador vienen a ser convidados de piedra, pero el equilibrio se expresa en que ambos brillan con luz propia, hasta el punto de convertirse en “la piedra en el zapato” del propósito original.