lunes, 16 de diciembre de 2019

En Santander, “cagados y con el agua lejos”



Un dicho popular algo procaz -aunque veraz- resume la dramática y demoledora situación que hoy vive el departamento de Santander: “estamos cagados y con el agua lejos”. Y la explicación de lo que pasa la trae el paisano Puno Ardila en columna para Vanguardia: “cuando se llama a elecciones puede decirse casi con certeza quiénes serán los elegidos, porque cada voto tiene detrás ignorancia y necesidad”.

Aterrizando en lo que nos ocupa, en días pasados el coronel Hugo Heliodoro Aguilar -exgobernador de Santander que acaba de hacer elegir en el mismo cargo a su hijo Nerthink Mauricio- fue detenido por orden de la Corte Suprema, y al día siguiente ocurrió lo mismo con el actual gobernador, Didier Tavera Amado: un juez de la República le impuso detención domiciliaria por su presunta responsabilidad en la entrega del Programa de Alimentación Escolar (PAE) a Surcolombiana de Inversiones, por 35.767’321.026 millones de pesos, mediante proceso licitatorio cuyos requisitos hicieron que solo se pudiera presentar ese proponente. (Ver noticia).

En lo referente al coronel Aguilar, la trampa que lo tiene preso estuvo en que se declaró insolvente para pagar la multa de 6.400 millones de pesos que la Corte le decretó tras ser condenado a nueve años de prisión por su alianza con el Bloque Julián Bolívar de las AUC, que le sirvió para hacerse elegir gobernador en 2004. Aguilar llegó a un acuerdo con la Unidad de Victimas para cancelar la ridícula suma de 500 mil mensuales, pero cuando disfrutaba de libertad condicional la periodista Diana Saray lo vio manejando un lujoso Porsche avaluado en más de 350 millones de pesos.

Esto despertó el interés investigativo de Daniel Coronell, quien encontró que el vehículo figuraba a nombre de Yeison Albeiro Sáenz, un campesino que para la fecha en la que Aguilar fue gobernador recibía un subsidio rural de seguridad alimentaria, destinado a campesinos pobres. (Ver columna). La Procuraduría puso los ojos en tan anómala situación y pidió a la Corte que le revocara su libertad condicional, y el resultado final es lo que ya se sabe: el papá del gobernador elegido en la cárcel, acusado de fraude procesal. Sumado a lo anterior, el año pasado fue llamado a juicio por enriquecimiento ilícito y lavado de activos en un caso que también involucra a su exesposa Mónica María Barrera (ver noticia).

Para empeorar la situación, el político santandereano que hoy goza de mayor prestigio es otro farsante, Rodolfo Hernández, quien acaba de hacer elegir alcalde de Bucaramanga a Juan Carlos Cárdenas, cuyo mayor mérito fue haberse desempeñado durante 27 años como ejecutivo de la multinacional mexicana Cemex. Pese a que Hernández pregona a los cuatro vientos defender el agua de Santander, a esta empresa se le ve muy interesada en venderle a Minesa los 2’110.786 toneladas de cemento (según columna de Débora Escudero) necesarias para construir los túneles cuando el gobierno le conceda licencia para extraer el oro que reposa en las entrañas del páramo de Santurbán.

¿Y por qué dijimos atrás que el exalcalde Rodolfo Hernández es un farsante? Primero, porque se hizo elegir mediante engaño al elector con una “Carta de compromiso” donde decía que “de resultar elegido (…) adquiero ante usted el compromiso de: Garantizar su participación en el programa 20.000 hogares felices de su grupo familiar. Garantizar a una de los integrantes de su familia, con edad entre los 15-24 años, el acceso a un empleo de 4 horas, remunerado con ½ salario mínimo”. (Ver Carta de compromiso que nunca cumplió).

Segundo, porque apenas llegó a la alcaldía encargó a su hijo Luis Carlos para que, luego de entregarle a Vitalogic el contrato -redactado en la propia casa del alcalde- por el manejo de las basuras del área metropolitana durante 30 años, dicha firma les reconociera una suma cercana a los dos millones de dólares. Después de destapado el chancuco el alcalde afirmó que “mi hijo fue un estúpido” y que “no me contesta el teléfono, se escondió, no abre la puerta del apartamento", pero una investigación de Juan David Laverde para Noticias Caracol demostró que siempre estuvo enterado de los pasos de su hijo: “Ya mi papá habló hasta con Florín, el rumano, el de los de Vitalogic. Ya eso es un hecho. Toca ahora esperar”.

No vamos a negar que la alcaldía de Hernández tuvo cosas positivas, como haber derrotado la politiquería (o sea a la competencia) incrustada en el Concejo, o entregarle a su sucesor unas finanzas saneadas, pero no adelantó una sola obra digna de recordación. Y si de promesas cumplidas se ha de hablar, cumplió la de “hacerse el pingo con el transporte pirata (para ganarse esos votos adicionales) y es esto lo que hoy tiene a Metrolínea al borde de la quiebra.

El peligro representado en Hernández radica en que detrás de su careta de luchador contra la corrupción parece esconderse una soterrada alianza con el uribismo hacia la presidencia, según se desprende -en parte- de una declaración dada al programa antioqueño Nos cogió la noche, donde dijo que “yo tengo una deuda de gratitud con el doctor Uribe, él me ayudó a mí”. (Ver declaración).

“Cagados y con el agua lejos” quiere decir que la solución de un problema estaría a la vista, pero luce imposible de alcanzar. En el caso que nos ocupa, la solución habría sido que los santandereanos hubieran elegido a un hombre honrado y culto como Leonidas Gómez, pero terminamos por preferir al hijo de un individuo corrupto y tramposo al cual más, salido de las entrañas del paramilitarismo.

Así las cosas, ¿quién no se va a sentir indignado y ‘arrecho’ con lo que tendremos que aguantar los próximos cuatro años en Santander…?

DE REMATE: En artículo publicado en Elespectador.com el pasado viernes 13 de diciembre, titulado Las maniobras del coronel Hugo Aguilar para quedarse con la CAS, hablé de las “componendas, alianzas non sanctas y jugadas por debajo de la mesa” que estaría haciendo el coronel Hugo Aguilar para apoderarse de la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS). Aunque ahí no hice ninguna acusación contra Luis Francisco Oliveros, uno de los candidatos a dirigir dicha entidad, este envía una carta donde expresa sus puntos de vista y hace algunas precisiones, la cual puede ser consultada en este enlace.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Las maniobras del coronel Hugo Aguilar para quedarse con la CAS




Con motivo de la captura del coronel Hugo Aguilar el miércoles 11 de diciembre en el aeropuerto Palonegro de Bucaramanga, la Corte Suprema de Justicia en su cuenta de Twitter informó que esta obedeció a que el reo habría incumplido los acuerdos que se registraron después de que se decretó su libertad condicional. (Ver trino).

Hablando de acuerdos incumplidos, su detención permite traer a colación cómo la elección del nuevo director de la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS) se ha convertido en todo un manual de componendas, alianzas non sanctas y jugadas por debajo de la mesa, al parecer con el propósito de imponer un candidato a la conveniencia del coronel Aguilar, cuyo hijo mayor acaba de ser elegido gobernador de ese departamento.

En la mesa está un botín que supera los 25 mil millones de pesos anuales en inversión y un fortín burocrático para cumplir compromisos de campaña, poder que maneja la CAS desde San Gil para la protección y preservación ambiental en 74 municipios de Santander.

El coronel Aguilar, exgobernador de Santander y condenado por parapolítica, mantuvo el poder en la CAS durante el tiempo que gobernó su hijo menor Richard Aguilar, a través de la directora Flor María Rangel Guerrero, quien fue detenida en diciembre de 2016 y renunció formalmente a su cargo en noviembre de 2017, inmersa en un escándalo por un presunto peculado por apropiación y contratación sin el lleno de requisitos legales, por más de 3.400 millones de pesos, por un contrato de reforestación en Sabana de Torres. (Ver Noticia).

Flor María Rangel ocupaba la dirección de la CAS desde junio de 2012, cuando fue nombrada para remplazar a Héctor Murillo, otra ficha del mismo coronel Aguilar, quien ostentó ese cargo entre 2007 y 2012 y quien también fue detenido y está siendo investigado por el mismo proceso que su sucesora Rangel Guerrero. (Ver recuadro).

Para elegir al nuevo director de la CAS se requieren siete de los doce votos habilitados para la elección; actualmente el coronel Aguilar con Flor María Rangel tiene asegurados los votos de los dos delegados de los gremios, Santos Medina y Arelis Neyra; y de María del Carmen Velásquez, una de los dos delegados de las ONG en el consejo directivo.

El coronel Hugo Aguilar estableció una alianza con el senador Jaime Durán para lograr que el alcalde de Los Santos, Jaime Arenas, sumara su voto a la coalición que pretende llevar a la dirección a Luis Francisco Oliveros.

Los 74 alcaldes cuentan con cuatro asientos en el consejo directivo, que se eligen entre ellos cada año en la asamblea corporativa, para períodos anuales.

La representación del Gobierno Nacional habría llegado mediante una alianza con el representante a la Cámara por el Centro Democrático, Óscar Villamizar, hijo del exsenador Alirio Villamizar, condenado por corrupción y compra de notarías.

Villamizar controla el voto del delegado del presidente Iván Duque, William Mantilla, quien a su vez es geólogo de profesión y asiste a eventos de minería acompañando a Danny Villamizar, hermano menor del Representante.

La consigna es dilatar
Hasta el momento la coalición del coronel Aguilar parece contar con cinco de los siete votos que necesita, por lo que han realizado maniobras para conseguir en lo que resta de este año los dos votos pendientes, o dilatar la elección hasta el próximo año, cuando se presenta el cambio de gobierno y con ello se sumaría el voto del nuevo gobernador, Mauricio Aguilar, hijo mayor del coronel; y el de los otros alcaldes que inicien sus mandatos.

Entre las ‘jugadas’ que ha hecho la coalición figura la de tratar de cambiar el delegado de los indígenas, para sumar este voto.

Este cambio lo lograron a medias con una acción de tutela interpuesta por el abogado Gerardo Rugeles Plata actuando como agente oficioso, en la que hicieron creer a un juez en Barichara que las comunidades indígenas habían hecho una nueva elección de delegado. Esto obligó a la CAS a reconocerlo y darle asiento en el consejo directivo.

Rugeles Plata actualmente es contratista del Idesan y muy cercano al senador Jaime Durán. La participación del abogado fue más allá, tratando de manipular el voto de la delegada del Ministerio de Ambiente, según se conoció en un audio que fue filtrado a las redes sociales.

La medida cautelar fue desmentida por la propia comunidad, por lo que el delegado de la comunidad indígena -elegido por un período de cuatro años y acreditado ante el Ministerio del Interior- se mantuvo. Esto terminó descabezando al secretario general de la CAS, Jairo Jaimes Yáñez, quien fuera Secretario General de la gobernación de Santander en el período de Richard Aguilar, el otro hijo del coronel.

La coalición armada por el coronel Aguilar se ha levantado de las dos últimas asambleas de la CAS para impedir que haya quorum decisorio, otra medida que busca dilatar la elección hasta el próximo año o ganar tiempo para conquistar los votos pendientes.

El papel del delegado del presidente Iván Duque, William Mantilla, es el más cuestionado hasta el momento, pues para los demás miembros del consejo directivo no tiene presentación que llegue a las sesiones y se levante de la mesa al momento del llamado a lista, actuando de manera incoherente frente al proceder del otro delegado del Gobierno Nacional, quien representa los intereses del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Al ser el delegado del presidente, queda en el consejo directivo la duda de si este actuar es una instrucción del mismo Duque, o si su delegatura le permite un margen de maniobra con tanto alcance como para prestarse a la dilación del proceso que por ley se debe cumplir este año.

El otro candidato
Fuentes consultadas por esta redacción relataron que el nombre de Luis Francisco Oliveros no era el primero en la lista de opcionados para ser el candidato del coronel Aguilar, pero resultó ser el que le daba garantías a Jaime Durán y a Óscar Villamizar para sumarse en la coalición.

Sin embargo, el respaldo a Oliveros se mantendría, siempre y cuando la elección suceda en lo que resta del presente año.

Si la elección del director de la CAS se hace el año entrante, el clan Aguilar lograría sin ayuda de Durán y Villamizar los siete votos que necesita y el ungido sería Farley Parra Rodríguez, expersonero de San Gil, funcionario del Gobierno del coronel Aguilar y pareja sentimental de la exdirectora Flor María Rangel.

Farley es hermano de Jáider Parra Rodríguez, capturado como miembro de la banda ‘Los Castores’, que se dedicaban a la tala y comercialización ilegal de madera en Vélez, Landázuri, Cimitarra y Santa Helena del Opón, todos municipios en jurisdicción de la CAS. (Ver noticia de la Fiscalía).

Los enredos de Flor María Rangel
Luego de los efectos de la ola invernal de 2011 y 2012, el Gobierno Nacional giró recursos a la CAS a través de convenios para que adelantara la construcción de obras de mitigación de riesgos, entre ellos un Jarillón en el margen del río Lebrija, en jurisdicción del municipio de Sabana de Torres.

El contrato tuvo un valor superior a los 12 mil millones de pesos y se firmó con la empresa General de Ingeniería de Santander (GEINGSA S.A.S.), de la que figuraba como representante legal Ariel Pérez Carvajal.

La obra tenía como objeto la construcción de un jarillón de 9 kilómetros de extensión, con una base de 12 metros, una corona de 6 metros y un volumen de 260 mil metros cúbicos.

Sin embargo, la obra cambió el diseño técnico, solo construyó 3,8 kilómetros con un volumen de 146.863 metros cúbicos, alcanzando pagos parciales por 5.734 millones de pesos.

Para la Contraloría General de la República, no hubo justificación para el cambio de los diseños; además, demostró que la CAS no cumplió con informar al ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de los cambios que propuso y aplicó el contratista Pérez Carvajal y su empresa GEINGSA S.A.S., razón por la cual dicho ministerio solicitó a la CAS el reintegro de los recursos girados hasta ese momento, que superaban los 5.700 millones de pesos. (Ver noticia).

Por esta razón avanza el proceso por el daño fiscal por más de 5.700 millones de pesos en la Gerencia Santander de la Contraloría General de la República, contra los dos exdirectores de la CAS Héctor Murillo y Flor María Rangel; el contratista GEIGSA S.A.S., Ariel Pérez Carvajal; el interventor del contrato, Yergo Construcciones e Interventorías S.A.S.; y el supervisor por parte de la CAS y su secretario de Planeación, Luis Francisco Oliveros Patiño, candidato a la dirección de la CAS por parte de la coalición Aguilar. (Ver Informe Final de Auditoría Financiera).

En cuanto al representante legal de la firma contratista, Ariel Pérez Carvajal, fue capturado y extraditado a Estados Unidos en enero de 2016, donde se le adelanta un juicio en una corte del distrito sur de Florida, por el delito de narcóticos, requerido desde julio de 2015. (Ver Resolución ejecutiva

lunes, 9 de diciembre de 2019

Esto se va a poner peor




De un tiempo para acá se han venido presentando ciertos síntomas que darían para pensar que este gobierno avanza con paso firme hacia la implementación de un régimen neofascista, y hechos recientes permitirían confirmar tal diagnóstico.

Un primer elemento a considerar es la actitud provocadora o pendenciera de Iván Duque frente al clamor de cambio que encarna el Paro Nacional, descalificando como “pirómanos” o como idiotas útiles de la izquierda a quienes protestan, pretendiendo ahogar los justos motivos de la inconformidad con la fuerza bruta del Esmad (para que la gente coja miedo y deje de salir a la calle), regando grupos de vándalos en puntos estratégicos para sembrar terror psicológico, haciendo redadas a jóvenes para revisarles sus celulares, llegando la ministra del Interior hasta el extremo de lanzar un trino retador donde advierte que los millones de manifestantes que se tomaron las calles de las principales ciudades… #NoPudieron.

Todo esto arroja una clara señal: piensan seguir adelante con su modelo autoritario, cada día más parecido a una dictadura, arranchados en su torpeza y haciendo oídos sordos a la indignación nacional. ¿Por qué tanta intolerancia, que incluso podría calificarse de suicida? Quizá porque creen contar con el apoyo de Donald Trump, el mismo decidido apoyo que este ya les expresó al militarista Bolsonaro en Brasil y a la fundamentalista católica -y golpista- Jeanine Áñez en Bolivia.

El ejemplo más ilustrativo está en el modo como el régimen fascista de Benito Mussolini logró el control de los medios para imponer una doctrina militarista monolítica, aliada al poder eclesiástico, que aprovechó los sentimientos de frustración colectiva posteriores a la I Guerra Mundial para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la propaganda, y los desplazó contra un enemigo común. Para el caso que nos ocupa, ese enemigo fue primero el miedo a que nuestros hijos se volvieran maricas con el acuerdo de paz, enseguida fue Venezuela y en los últimos días han reeditado el libreto del señalamiento a Gustavo Petro como la encarnación de todos los males.

Lo que viene ahora es la polarización del ambiente político mediante la aplicación de la tesis marxista de “agudizar las contradicciones”, pero desde la extrema derecha. ¿Y cómo polarizan? Con un surtido ramillete de personajes siniestros disfrazados de periodistas que en realidad son propagandistas del régimen, y que incluye desde el neonazi (y abusador de mujeres) Gustavo Rugeles hasta el sinuoso Hassan Nassar, pasando por la psicorrígida Claudia Gurisatti, sin omitir a los tres correveidiles que lograron ubicar estratégicamente en Semana (Luis Carlos Vélez, Salud Hernández y Vicky Dávila), dedicados a denigrar del que se salga de la línea que intenta trazar el uribismo, actuando muy solícitos como mascarón de proa contra todo lo que les huele a “mamerto”.

No es por simple casualidad que Mussolini nombró como ministro de Finanzas a Alberto di Stefani (1922-1925), un economista ortodoxo que entendía que el afianzamiento del poder fascista pasaba por robustecer la identidad de intereses con el gran capital. Pues bien, fue este mismo Di Stefani quien creó la Oficina de Prensa para ejercer control sobre la radio, prensa y cine italianos, conocida como La Agencia, que luego se convertiría en una subsecretaría de prensa y propaganda controlada por el Estado.

Podría pensarse que la comparación con lo que hoy se vive en Colombia es traída de los cabellos, pero los hechos demuestran que estamos en la dirección acertada: un Juan Pablo Bieri que llega a la dirección de RTVC a despedir a periodistas críticos y ejercer censura (y pese a su retiro por un audio delator es premiado con un jugoso contrato); el retiro de Mónica Rodríguez de un programa del canal Caracol por criticar a Uribe en un trino; la abrupta salida de cinco columnistas independientes que no llevaban ni dos mes trabajando con Caracol Radio; los allanamientos a sedes de medios críticos o alternativos como Cartel Urbano o Universo Centro; inclusive la frustrada intentona de cancelarle a Daniel Coronell su columna de Semana, todo ello configura un escenario de rígido control y censura a diversos medios, y cooptación de otros por la vía económica.

Precisamente el tema económico manda la parada como orientador del modelo neofascista, y María Jimena Duzán pone el dedo en la llaga en su última columna cuando señala que este es un gobierno corporativo, “donde la línea entre lo público y la empresa privada es tan tenue que se torna invisible”. (Ver columna).

El gobierno de Duque cree tenerla clara en cuanto a que, mientras los empresarios estén contentos, tiene su gobernabilidad salvada. Y entre las preocupaciones de los empresarios no está resolver si la muerte de Dilan Cruz fue homicidio o si se lo buscó por vándalo, ni si el Ejército sabía que en un campamento bombardeado había casi veinte niños. Lo que sí tienen es motivo de eterna gratitud por el regalo de nueve billones en descuentos tributarios que les hizo el ministro Carrasquilla en la reforma tributaria (ahora eufemísticamente bautizada Ley de crecimiento), la cual surtió su primer trámite en el Congreso con sonoro pupitrazo de los “independientes” Partido Liberal y Cambio Radical, ah cosa vergonzosa.

Pero hay un campo todavía más preocupante, y es el militar. La prueba de fuego para conocer las verdaderas intenciones que se trae Duque, pasa por saber si cambiará o se quedará con la cúpula militar actual, a sabiendas de los serios señalamientos que esta ha recibido de medios nacionales y extranjeros, y que incluyen desde sonados casos de corrupción hasta la resurrección de los ‘falsos positivos’, pasando por el bombardeo ya citado, que parece constituir un crimen de guerra.

Es ahí donde sabremos si este gobierno formará una “unidad monolítica de poder” con tan cuestionada cúpula, o si dará paso a los vientos de renovación y cambio que a grito herido le están pidiendo los jóvenes, adultos, ancianos, artistas, hombres y mujeres de Colombia cada vez que salen a la calle a expresar su descontento con lo que está pasando.

DE REMATE: Vi por ahí una encuesta de Twitter donde preguntaban si frente a la situación actual hay motivos para sentirse Optimista o Pesimista. Aquí entre nos, diría que existen más bien sólidos motivos para sentirse Paranoico. Por ejemplo, cuando pasa a tu lado una moto de la Policía y…

lunes, 2 de diciembre de 2019

“La moza de Duque” y la bodega de Uribe




Dice Lorenzo Madrigal -el seudónimo de Osuna como columnista- en su última columna para El Espectador que “tendríamos que ser muy ingenuos para pensar que lo que está ocurriendo en Colombia es algo de generación espontánea”, y agrega enseguida que es “la izquierda organizada políticamente y con enclaves sólidos en algunos países caribeños (la que) desencadena una revuelta para destronar gobiernos de derecha”.

O sea, acoge la tesis del ultraderechista Fernando Londoño cuando, también en días recientes, dijo esto: “El problema está en que hay una revolución comunista ad portas, movida por Cuba, por Maduro y por Petro, y por las Farc”.

No creo padecer de demencia senil si manifiesto coincidencia con Osuna en que esto no es algo espontáneo sino “Perfectamente organizado”, citando el título de su columna. Inclusive no es una idea original, ya la había expuesto el alcalde Enrique Peñalosa cuando dijo que “hay una campaña orquestada para crear terror en residentes de apartamentos en relación con el ingreso de vándalos a robar”.

La diferencia con Osuna, Londoño y Peñalosa es que mientras ellos creen que tales fuerzas provienen de la izquierda internacional (cuyo foco ideológico lo ubica Álvaro Uribe en el Foro de Sao Paulo), el suscrito considera que se trata de un plan “perfectamente organizado”, sí, pero por una mano negra de extrema derecha, cuyo propósito para el caso que nos ocupa es deslegitimar el Paro Nacional mediante su criminalización, sembrando entre la población el imaginario colectivo según el cual salir a protestar es ser un idiota útil de dichas fuerzas oscuras.

Se trata en mi humilde opinión de una poderosa campaña de propaganda política, cuyo origen cronológico parece ubicarse en el regreso de la embajada de Italia de Gloria Isabel Ramírez, traída a las volandas para ponerse al frente de dicha campaña.

Puedo estar equivocado, pero veo a doña ‘Glorisa’ en el primer Consejo de Ministros a su arribo -al lado del subpresidente Duque- lanzando esta propuesta: “echémosle la culpa de todo a Petro. Ayuda a polarizar el ambiente y sirve para que opinión pública pierda el foco de atención, hoy centrado en las demandas del Comité Nacional de Paro”.

No tengo pruebas (y para probarlo no haría lo que hizo un micrófono oculto entre Pacho Santos y Claudia Blum), pero no puede ser simple casualidad que, coincidente con el regreso de la funcionaria “íntima de Palacio” y experta en comunicaciones, el mismísimo Duque en entrevista con el primer cuñado de la nación -Néstor Morales de Blu Radio- haya señalado a Gustavo Petro como un “pirómano” que instiga a las masas a ser violentas. Y que ese mismo día lo hayan secundado los alcaldes de Cali y Medellín (“Petro debería desmovilizarse”), y Caracol haya anunciado demanda contra Petro por algo que dicen que dijo, y Semana sacara una nota titulada ¿A qué juega Gustavo Petro?, y otros periodistas de la misma cuerda lacaya de Morales como Hassan Nasar, Luis Carlos Vélez, Vicky Dávila o Salud Hernández (“Petro se salió con la suya”) le hayan hecho eco al mismo libreto, todos muy acompasados, en reminiscencia de aquel 1922 en que el régimen fascista de Benito Mussolini creó la Oficina de Prensa para ejercer control sobre la prensa italiana y encargaron de dicha tarea -con exitosos resultados- a la “Agencia” de Alberto Di Stefani.

Esto para brindar claridad en que estamos frente a una campaña de propaganda política de extrema derecha, de muy alto nivel, muy bien financiada y de poderosos alcances (o tentáculos), como ya se dijo arriba.

Y es cuando aterrizamos en el “escándalo” que se desató por la supuesta infidelidad de Iván Duque. Se metieron con la vida privada del subpresidente, es cierto, y es algo de mal gusto, y fue lo lo que hizo que hasta el mismo Gustavo Petro se hayan solidarizado con la “víctima” del chisme. Pero es ese el hecho a destacar, que el hashtag #LaMozaDeDuque fue tendencia imbatible durante los días sábado 30 y lunes 1 de diciembre, y esto en apariencia “victimizó” a Duque, pero era precisamente lo que el gobierno necesitaba para distraer la atención sobre las justas reivindicaciones del Comité del Paro y comenzara a mirar a la contraparte con compasivos ojos.

Se dirá que es hilar delgado, pero es muy extraño que no haya sido posible hallar el trino detonante de semejante conflagración mediática. Una búsqueda cronológica ubica el 22 de noviembre, tras el nombramiento de Jefe de Gabinete que Duque le hizo a María Paula Correa, como el día en que @tibetano13 puso por primera vez el tema sobre el tapete, mediante un trino que mostraba a la supuesta amante en compañía de Duque y pedía “que salga la intrusaaaaa!!!”. En respuesta, @nosoyjoselito preguntaba ¿Quién es  #LaMozaDeDuque? (Ver trinos).

Pero, ¿por qué el escándalo no estalló en esos días, cinco días antes del Paro Nacional, sino cuatro días después de este, con Duque acorralado por la movilización popular y los cacerolazos, cuando más necesitaba de un escándalo que pusiera a la gente a pensar y mirar para otro lado? ¿Y por qué no ha sido posible identificar quién encendió la mecha…?

DE REMATE: Lo que no han contemplado el uribismo y sus aliados mediáticos cuando acusan a Petro de todos los males actuales del país, es que de pronto el "monstruo" se les crezca hasta un punto en que la gente termine por preferirlo como el único remedio a la mano. (Ver informe especial de El Unicornio al respecto).

lunes, 25 de noviembre de 2019

Hablemos de la patada “legítima” según Uribe y Semana




Con los 19.200 seguidores que hoy tengo en Twitter nunca me he sentido un “influencer”, pero el domingo pasado pude constatar por ‘cuenta’ propia que tal vez uno sí dispone de cierta capacidad de influir para que cambien ciertas cosas que lucen incorrectas o sesgadas.

La noche anterior había visto un titular de Semana.com titulado Patada a mujer es legítima: el nuevo video que compartió Álvaro Uribe. De inmediato llamó mi atención que tomaban partido a favor de dicha versión, pues no le ponían comillas a la palabra “legítima”, que fue lo que afirmó Uribe en un post de su muro de Facebook. Como en el tráfago intenso del consumo de noticias la gente rara vez pasa del titular, el lector quedaba con la impresión de que Semana había confirmado que la patada fue legítima. Además, me preguntaba: ¿es que acaso puede haber patadas legítimas…?

Llevado entonces por un sentimiento legítimo -aquí sí- de indignación, publiqué un trino dirigido al director de Semana, Alejandro Santos, para decirle que “es un titular infame, que roza la ignominia. Se ponen de parte de un canalla”. Y agregué otro donde les preguntaba a Daniel Coronell, Daniel Samper y María Jimena Duzán qué pensaban de ese titular, y no contento con lo anterior (¡qué tipo tan intenso!) le sugerí a María Jimena hacer una emisión de Semana en vivo donde preguntara a sus panelistas si les parecía que Semana había titulado en forma correcta. (Ver titular desde mi trino).

Y me fui a dormir, pensando en que sería el tema de mi siguiente columna para El Espectador. Ya en la tarde del domingo quise comenzar dicha tarea, y con tal propósito di clic sobre el enlace de la nota de Semana, y cuál no sería el asombro al comprobar que ya no aparecía la noticia del día anterior sino una por completo diferente, ahora titulada “Uribe hace un llamado a la fuerza pública para que "no haya desmanes". (Ver nueva versión con la misma URL).

Solo dos cosas conservaron, la URL y la foto que muestra la patada sobre el rostro de la joven, pero de su contenido habían desaparecido el texto anterior y el video que publicó Uribe en Facebook, donde decía cosas como “Ella le pega al ESMAD… pensando que no le pasaría nada…”. Y “La patada es legítima. Reflexionen, la vida tiene consecuencias”. Todo ello se había esfumado, y en su nueva versión contaban que según Uribe "El respeto ciudadano a la fuerza pública le (sic) crea a sus integrantes un compromiso para que no haya desmanes". ¿Qué les hizo cambiar tan radicalmente el artículo, y por qué en el nuevo ocultaron que Uribe defendió al policía agresor y acusó a la joven de haber sido la que propició todo? Y, ¿es ético alterar hasta ese punto una publicación original del .com? Si la memoria no nos falla, cada vez que La Silla Vacía cambia o agrega algo a una publicación original, advierte sobre el cambio que se hizo y el motivo del mismo.

En busca de resolver la intriga visité la cuenta de Facebook de Uribe (ahí no me tiene bloqueado, en Twitter sí) y encontré que -igual a lo que hizo Semana- había desaparecido el post con el video donde justificaba la patada, y en su lugar publicó uno donde se aprecia que la mujer intenta defender a un joven que es pateado en el piso por un policía, y un segundo agente del Esmad se acerca y le propina  a ella la brutal coz en la cara. La explicación que el senador dio para el cambio, la resumió echándole la culpa a la oficina de “Prensa de Álvaro Uribe: encontramos el vídeo original, habíamos borrado el anterior porque nos llegó editado”. (Ver post de Facebook). Ante lo cual cabe la pregunta: si sabía que era un video editado -o sea amañado- ¿por qué lo publicó?

Lo que de todos modos no cuenta Uribe, es que el primer video (el cual borró pero fue rescatado por otros usuarios y puede ser visto al final de este artículo de Pulzo) es el mismo que el segundo, solo que el primero fue editado para mostrar únicamente -y de manera repetitiva- la escena del manotazo que la joven le lanza al policía que agrede al muchacho tendido en el piso, pretendiendo así hacer creer que ese recurso de defensa de ella justificaba el ‘castigo’ que recibió en la cara. Idea que solo puede germinar en la mente de un canalla.

Sea como fuere, es bien llamativa la simultaneidad con la que Semana y Uribe se deshicieron -en la misma noche del sábado 23- de la publicación donde una y otro le daban legitimidad a la patada voladora, pero sobre todo es diciente que la revista en ningún momento reconoció su error al mostrarse tan sesgadamente coincidente con la defensa que Uribe hizo del policía agresor, ni explicó porque había alterado de ese modo el contenido de la noticia original.

De otro lado, ¿actuó Uribe como el caballero que dice ser y se disculpó con la joven golpeada, a la que señaló injustamente de haber sido la agresora? Para nada, no hubo la más mínima mención.

En otras palabras, lo que comenzó como una canallada terminó convertido en otra canallada: en la primera la joven fue agredida (de nuevo) con la falsa acusación de victimaria, en la segunda fue revictimizada mediante el silencio cómplice de Uribe con el policía agresor.

Por último, disculpen lo reiterativo con Semana pero no es posible pasar por alto este Confidencial, de redomado sesgo gobiernista, donde le hace eco a una publicación de extrema derecha: “El portal Los Irreverentes dice que la persona que le dio a Publimetro la grabación de la conversación de Pacho Santos con Claudia Blum fue Andrés Hernández, jefe de Comunicaciones de Gustavo Petro. (…) Publimetro es un periódico gratuito que ha sido bastante crítico del Gobierno. De confirmarse que Hernández es la fuente, la filtración sería interpretada como un intento de debilitar al Gobierno el día antes del paro”. 

Esto se traduce en que según Semana, no hay ningún mérito para el periodista que consiguió la grabación ni para el medio que la publicó, no. Esa gente perversa de Publimetro solo quería hacerle daño al gobierno de Iván Duque. Y después dicen que entre bomberos no se pisan las mangueras…

DE REMATE: En este artículo de El Unicornio están agrupados los videos que permiten dilucidar quiénes fueron los verdaderos agresores y de dónde procedieron los instigadores del temor colectivo durante el paro del 21N.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Petro, Robledo, De la Calle: ¡únanse!


 

Hace unos días el escritor Santiago Gamboa escribió una columna titulada Petro, Fajardo, De la Calle: ¡Únanse!, inspirado quizás en una frase de combate de Mayo del 68: Seamos realistas, pidamos lo imposible. Si de realismo hemos de hablar, podría pensarse que el camino hacia el infierno está empedrado de buenas intenciones, pues tratar de juntar a Gustavo Petro y Sergio Fajardo sería como tratar de mezclar agua con aceite, o sea algo en apariencia contrario a la lógica.

La buena intención de Gamboa reside en proponer que durante la marcha de mañana “en primera fila deberían estar de la mano los tres políticos más relevantes del antiuribismo: Petro, Fajardo y De la Calle”. (Ver columna).

Que conste, la misma fórmula de unión propuse dos meses antes de la primera vuelta electoral de 2018, en columna titulada Petro, Fajardo, De la Calle: ¡salven ustedes la Patria!, en estos términos: “si el trío —no el dueto— compuesto por Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle lograran afinar sus voces y ponerse de acuerdo para cantar en coro la misma melodía, lograrían en primera vuelta lo mismo que acaba de hacer Iván Duque con Marta Lucía: arrollar”. (Ver columna).

En referencia a la columna de Gamboa no discutiremos si Humberto de la Calle cabe en la definición de antiuribista (yo diría que sí), mientras que el mismo Fajardo pregona a los cuatro vientos que no es “uribista ni antiuribista”. Pero sí se le abona al escritor residente en Europa que en función del paro nacional de mañana haya pensado con el deseo, al imaginar a los tres muy cogidos de la mano.

En torno a Fajardo se debe brindar claridad en que él es paisa y sabe que sin una buena parte de los votos uribistas (al menos de los uribistas antioqueños) nunca podrá conquistar la presidencia. De otro lado, su declaración en la pasada campaña a favor de aumentar la edad para pensionarse lo ubica alineado en lo económico con el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), o sea proclive a los intereses de la derecha. (Ver declaración).

El mismo día que salió publicada la columna de Gamboa la compartí en mi cuenta de Twitter entrecomillando la frase que cité en el segundo párrafo de esta, sin mencionar a su autor, y válgame Dios: me llovieron rayos y centellas por doquier, lo cual pone en evidencia que la gente ya no lee columnas, se queda con el titular. (Ver trino). De los 198 comentarios que recibí, la inmensa mayoría, más de 150, asumieron que había sido yo el autor de esa frase y en tal medida me atacaron o atacaron a Fajardo, por considerarlo a él más cercano al uribismo que al loable -aunque ingenuo- intento de unir a la centro-izquierda por parte de Santiago Gamboa, autor de Perder es cuestión de método, excelente novela pertinente a la ocasión.

Pensando más bien en aterrizar con sentido pragmático a la cada día más dolorosa realidad que nos circunda, y tratando de impedir que se apague el tenue brillo de la luz que pareciera llegar del final del túnel, habría que buscar que esa fórmula de unidad fuera viable en el terreno de la lógica. ¿Fajardo y Petro caminando sonrientes por una calle de Bogotá -o de Medellín- tomados de la mano…? Ciertamente, eso era pedirle peras al olmo.

Pero, ¿qué pasaría si en lugar del Sergio Fajardo que con sus constantes desatinos todo lo entorpece (en días pasados dijo que hay niños que ingresan a la guerrilla “por voluntad propia”), convocamos a un Jorge Robledo de la misma tendencia, a ver si la conjunción de tres corrientes diferentes aunque afines a la centro-izquierda se transforma de trío inadmisible a triángulo equilátero?

Si lo vemos en términos de correlación de fuerzas, Claudia López, Robledo y De la Calle se unieron en torno a la alcaldía de Bogotá y al final de la jornada fueron los triunfadores, mientras que Petro resultó perdedor cuando -en honor a la verdad- intentó dañarle el caminado a la candidatura de Claudia, a sabiendas de que si ganaba Carlos Fernando Galán se vería fortalecido en su búsqueda de la presidencia, por simple contraste. Y son acertados los reproches que le lanzó Angélica Lozano a su excoequipero cuando durante una sesión de la Comisión I del Senado le dijo en la cara: “Lo que usted hizo contra Claudia no lo hicieron ni siquiera los homofóbicos, ni Uribe, ni Peñalosa, ni Vargas Lleras, de quienes uno podría esperar lo peores ataques. Pero no, la más fiera oposición contra Claudia la hizo usted, usted, Gustavo”. (Ver monumental regaño).

A esta altura del relato no sobra contar que apoyé a Claudia López en su aspiración hasta el día que levantó el brazo de Fajardo para proclamarlo “presidente de Colombia 2022”, y lo sigo considerando un desatino. Aunque no es el tema que nos ocupa.

Nos ocupa, eso sí, la búsqueda de la unidad. Ya entrados en dichos menesteres, es de caballeros reconocer que durante la segunda vuelta presidencial Claudia se distanció de la preferencia de Robledo y de la Calle por el voto en blanco y le brindó su apoyo a Petro, y en parte Petro se equivocó al lanzar a Hollmann Morris, y en parte ella la embarró en lo que ya se dijo.

Ahora bien, sigo pensando que es Fajardo y no Petro el verdadero elemento tóxico frente a una eventual coalición de fuerzas de la centro-izquierda hacia 2002. ¿Qué tal entonces si Petro, Robledo y De la Calle decidieran desembarazarse del lastre paisa y emprendieran los tres un viaje juntos hacia la verdadera transformación de Colombia, y en aras de la unidad se desembarazaran a su vez del apetito individual de ser presidentes y pensaran en impulsar a un Antonio Navarro (a quien le cabe el país en la cabeza y reúne todos los méritos), o a un Camilo Romero cada vez mejor posicionado…?

¡El único paisa con sobrado futuro político se llama Daniel Quintero y a él por supuesto habrá que llamar más adelante con el mismo propósito de transformación social!

DE REMATE: Si el mayor desacierto de Juan Manuel Santos fue convocar al plebiscito de 2016 (como reconoció en entrevista para El Unicornio), su mayor acierto fue haber nombrado a Humberto de la Calle como jefe negociador ante las retrecheras Farc. Cualquiera otro hubiera tirado la toalla a los pocos meses, pues no reunía el talante de estadista ni la paciencia ni la ecuanimidad requeridas para entender que se trataba de un “diálogo entre enemigos”.

“Hay una mano negra actuando”: Humberto de la Calle




Esta entrevista con Humberto de la Calle está llena de advertencias sobre el momento actual. Es todo lo que habría que decir a modo de introducción, invitando a los lectores de El Unicornio a que conozcan -ya al final- lo que piensa sobre el voto obligatorio.

En medio del caos que hoy vive Colombia, hay quienes les atribuyen parte de la culpa a los que promovieron el voto en blanco. Dicen que Sergio Fajardo, Jorge Robledo, usted y algunos periodistas influyentes contribuyeron a propiciar lo mismo de lo que hoy tanto se quejan…
Esa es una visión maniquea. En mi caso particular era claro que no iba a votar por Iván Duque, por todo lo que significaba su candidatura y la armazón de su movimiento político. Pero igual tenía derecho a mantener reservas sobre algunas de las posiciones del doctor Petro. En una democracia uno no se puede poner en la coyuntura de decir “si no va a votar por A, tiene que votar por B”. Después de haber recibido yo la mayor derrota de la historia republicana, mi acción era insignificante. Sigo creyendo que hay opciones desde el centro del espectro político. Petro tiene cosas extraordinariamente atinadas, en la campaña muchas de ellas las compartimos, tengo incluso la sensación de que él tomó algunas banderas del Partido Liberal. Eso está bien, pero en otras uno tiene el derecho a no estar de acuerdo.

¿No cree usted que si en la primera vuelta perdieron Fajardo y De la Calle, y ganó Petro, lo correcto habría sido apoyarlo para evitar que ganara Duque, o sea para impedir el regreso de la bestia?
En mi caso personal, considerando mi derrota en términos numéricos, cualquier decisión que tomara habría sido insignificante. Esta discusión entonces se ubica en el terreno del Dr. Fajardo, él tendría que dar sus explicaciones, yo no soy el llamado a darlas por él. En diciembre de 2017 le hice una invitación para hacer una consulta entre los dos, la negativa de él me parece que fue un error monumental. Eso pudo haber cambiado el curso de los acontecimientos.

Solo pregunto: qué habría pasado si usted, Fajardo y Jorge Robledo hubieran apoyado a Petro. ¿Estaríamos mejor o peor?
Esas son discusiones especulativas. Tengo un libro que se llama What if y traduce “qué habría pasado si…”. Que si Hitler no se hubiera aliado con Stalin, que si esto y aquello. Son discusiones que me recuerdan a un amigo de La Tebaida, muy mal hablado él, quien cuenta que una perrita salió de su casa y la mató un carro porque la perrita salió a orinar. Decía que si la perrita no hubiera parado a mear, estaría viva. Pero está muerta. Me parece hay que pasar esa página.
¿Qué opina de que Sergio Fajardo se hubiera ido a ver ballenas en la segunda vuelta?
La decisión de Fajardo después de la primera vuelta, que la hizo pública, era retirarse de la actividad política. Yo le dije que me parecía un error, y creo que fue el momento en que decidió alejarse. Él tendrá que dar sus explicaciones, repito, no soy el llamado a darlas. Seguramente sus seguidores le hicieron ver que con un caudal de votos importante no podía sustraerse a la discusión política, y allí cambia de ruta. Pero es claro que eso desconcertó a algunos.

¿Su apoyo a Claudia López, quien por cierto sí apoyó a Petro en la segunda vuelta, significa que usted rompió cobijas con el Partido Liberal?
Estoy viendo en el Partido Liberal un camino difícil, unas alianzas en la eleccion pasada muy contradictorias, por ejemplo con el Centro Democrático. Yo con entera libertad voté por Claudia, creo que fue la mejor decisión. Ella va a hacer una buena alcaldía, con muchas dificultades, me parece algo heroico que someta a un desgaste su capital político, con la acumulación de problemas que hay.

¿Ve usted posible a mediano o largo plazo la unificación de la centro - izquierda hacia 2002?
Es necesario unificar fuerzas que conduzcan al robustecimiento del centro político. En esta línea conviene hacer una consulta en marzo de 2022, con todos los sectores. No descarto a Petro, así yo haya votado en blanco. Tiene que haber un espacio donde conversemos todos. Ese puede ser el camino para frenar la persistencia de las fuerzas de derecha, contagiadas de un extremismo que trata de instaurar un ambiente autoritario.

En esa consulta a la que hace referencia, ¿le gustaría estar ahí? ¿Todavía aspira usted a ser presidente?
En este momento no veo razones para hacerlo. Estoy reiterado, por fuera de cualquier contienda electoral. Por ahora esperemos, hay que estar atentos a la dirección de los vientos.

¿Cómo están sus relaciones con César Gaviria?  
Muy bien, en un plano normal. Hablamos no con frecuencia, pero intercambiamos ideas. Yo le he manifestado diferencias sobre sus últimas actuaciones políticas, sobre todo en relación con ciertas alianzas del liberalismo en las pasadas elecciones, siempre dentro de un marco de respeto.

¿Es decir, usted sigue perteneciendo al Partido Liberal? 
Hoy no estoy en el ejercicio electoral de la política. Si esto llegase a cambiar, me tocaría tomar una decisión en tal sentido. Por lo pronto con el Dr. Gaviria no solo tengo interlocución, sino también un recuerdo que no quiero perder, alrededor de su Gobierno en el 91. Allí desarrolló una tarea descomunal en materia de modernización de este país, ligada a la Constitución del 91.

Quién cree usted que está gobernando a Colombia: ¿Álvaro Uribe o Iván Duque?
Hay un gobierno formal en cabeza del Dr. Duque, y en algunos casos ha tomado distancia de posiciones del Dr. Uribe. Por ejemplo, frente al salario de los jóvenes ha habido muestras de separación. Es para uno difícil saber que está pasando en Palacio. Pero lo que uno si ve es a Uribe empoderado, utilizando expresiones que llaman la atención. Si usted observa el último comunicado del Centro Democrático, leído por él mismo y donde alude al paro del 21, es muy curioso ver que utiliza la expresión “el Gobierno piensa”.

¿No será que el exterminio sistemático al que están siendo sometidos los desmovilizados de las Farc, sumado al asesinato sistemático de líderes sociales, les da la razón a las disidencias que no quisieron entregarse por temor a que los mataran?
Esa es una afirmación demasiado arriesgada. Regresar a la confrontación militar no es una solución para Colombia ni para las fuerzas alternativas. Diría que hay una serie de responsabilidades mezcladas. Sobre esta serie de asesinatos y excombatientes el Gobierno da una explicación única, alrededor del tema del narcotráfico. En parte puede tener razón. Por ejemplo, en el caso de los indígenas, que han estado de acuerdo con la sustitución de cultivos y caen en manos de mafias del narcotráfico. Pero la explicación no puede ser tan simple. Si uno examina las fuentes de victimización, la respuesta no es tan sencilla como la que pretende dar el ya retirado ministro de Defensa: mueren líderes de reclamación de tierras y líderes sociales, solo por el hecho de serlo. Incluso en las ciudades mueren personas con posiciones alternativas en el tema de identidad sexual o en la defensa de los Derechos Humanos.

¿No viene a ser como una reedición del exterminio de la Unión Patriótica?
Claro. Lo que pasa es que lo hacen con un método distinto, con asesinatos más sectorizados, pero sin duda hay una mano negra actuando, para ponerle ese nombre.

¿Un aparato de poder organizado?
Sin duda. La tesis reduccionista del anterior ministro de Defensa, de decir que es un problema de narcotráfico, no es sostenible. Es evidente que hay fuerzas muy oscuras, que están actuando en función de poner en riesgo todo lo que se consiguió en La Habana. Pero tampoco hasta el punto de regresar a la acción militar, que sería un desatino.    

Sin embargo, sí da la impresión de que el Gobierno llegó a hacer trizas el acuerdo de paz.
Así es. Aunque el presidente Duque utiliza un lenguaje muy moderado, sus actos de gobierno apuntan contra los elementos centrales del acuerdo, particularmente contra la JEP. Y por omisión, de manera colateral, hay temas que han quedado huérfanos. El de la reforma política, ni se diga: no solo ha sido negada por el Congreso, sino que las iniciativas del Gobierno han sido bastante tímidas, bastante lejos de lo pactado en La Habana.

¿Y sobre la reforma rural?
Ahí veo un clima muy adverso, no hay voluntad política para consolidar una reforma rural. Esto ya no es un tema ideológico de las Farc ni del gobierno anterior, es una necesidad de Colombia. Lo que sí reconozco en el plano de la reincorporación, es que el doctor Emilio Archila ha venido mostrando entusiasmo. Pero esta es solo una parte que se deriva del acuerdo, con un error fundamental, producto de expresiones textuales tanto de Álvaro Uribe como del presidente Duque, en cuanto a que ellos se entienden con los guerrilleros de base, pero no con la cúpula. Así, despojan al acuerdo de cualquier contenido de reforma más estructural. Ese es un error elemental, pues no hay un solo acuerdo de paz que se sostenga solo con la base guerrillera. Despojar al acuerdo de la dirigencia está por fuera de la realidad, muestra que hay una concepción del acuerdo como si hubiera sido una rendición.
   
¿No será que este Gobierno cree que Juan Manuel Santos se rindió ante las Farc y con base en esa premisa alborota las aguas para pescar en río revuelto?
Sí, es la tesis que sostienen los sectores más extremistas. Pero es algo que parece un chiste, ante una guerrilla que entregó las armas y que hace presencia en el Congreso, con un antiguo comandante de las Farc que hoy clama por el Estado de derecho y por el cumplimiento del Acuerdo, desde la legalidad. Recordemos de qué manera Timochenko, o sea Rodrigo Londoño, fue el primero en condenar las acciones de Iván Márquez y de Santrich. Lo que sí es cierto, y lo dices muy bien, Jorge, es que hay un deseo de mantener viva una confrontación, de no perder el conflicto ahora superado, en lo que tiene que ver con las Farc. Es lo que le da gasolina a una posición tan extremista. Es una necesidad de crear fantasmas e infundir miedo. Es un eterno retorno a las cenizas del pasado, revividas con la tesis de Chávez como el enemigo, después Maduro, después Venezuela, ahora el foro de Sao Paulo. Existe la izquierda como existe la derecha, y entre derecha e izquierda existen sectores muy radicales, que se autoalimentan a través de la creación de fantasmas. En relación con el paro del 21, se le está tratando de enmarcar en una especie de hecatombe para mantener vigencia política. Eso es lo que está pasando.

¿Hablando de hecatombe, ve posible que antes del 21 de noviembre ocurra una situación trágica -fortuita o planeada- que pueda atemorizar a la población a salir a la calle…?
Lo que usted dice me recuerda un cuento de Gabriel García Márquez que se relaciona con la profecía autocumplida: “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”, le dice una señora a su hijo a la hora del desayuno. Este se va a jugar billar, yerra una jugada facilísima y se justifica diciendo que fue que su mamá le dijo que en el pueblo iba a pasar algo. Y otro que escuchó eso va a la carnicería y no pide que le vendan una libra de carne sino dos, porque le dijeron que va a pasar algo, y al final todos desocupan el pueblo por temor a que les pase lo que dijeron que iba a pasar. Sectores extremistas están creando falsas noticias, con videos en las redes, generando un clima de terror psicológico en la línea “puede pasar algo”. Pero no es ese el llamado de quienes están pidiendo el ejercicio del derecho constitucional a protestar, con razones muy diversas, totalmente legítimas. Es preocupante el clima de intimidación que se está creando.

¿Cómo ve usted ahí el papel de los medios de comunicación?
Algunos periodistas están diciendo lo que se pretende es tumbar a Duque. La política siempre es de confrontación, y es obvio que los movimientos que no están en el poder buscan el poder, hace parte de la dinámica de la política y no tiene por qué asustar a nadie. Pero esto es distinto a creer que hay una especie de complot. Y el propio doctor Duque, lamento decirlo, le está haciendo caja de resonancia. Lo que se debe hacer es respetar la marcha y controlar los desmanes, pero no descalificarla de entrada, a contrapelo de lo que ocurre en cualquier democracia occidental que respete el derecho de las mayorías.   

En una columna reciente usted fue muy crítico con Néstor Humberto Martínez y calificó su libro Las dos caras de la paz como de ficción. ¿Qué tan veraz es ese libro?
Es una obra de ficción porque toca temas que el autor no conoció de primera mano. Él nunca fue a La Habana, no conoció las vicisitudes que se vivieron allá. A partir de cierto momento él como fiscal tomó acciones que terminaron enredando cosas que venían claras, como sus ataques frontales a la JEP y a la creación de una unidad independiente para combatir el paramilitarismo. El Dr. Martínez pensó que eso le quitaba parte de su poder y vino una arremetida contra decisiones producto de los acuerdos.

¿Ve usted alguna posibilidad de que alguna vez se logre un acuerdo similar al que se hizo con las Farc, pero esta vez con el ELN? Enrique Santos Calderón decía que esa gente enreda hasta un aplauso.
Es extraordinariamente difícil con el ELN, eso lo sabe todo el mundo. El Estado colombiano ha negociado muchas más veces con ellos que con las Farc. Yo apoyé a Duque cuando rompió las conversaciones con el ELN luego del atentado a la Escuela de Cadetes, pero eso no debería significar el cierre total de cualquier posibilidad de diálogo. Colombia no debería resignarse a seguir en una guerra de esta naturaleza, que es muy dañina. Han vendido algunos la hipótesis de que el ELN militarmente es insignificante, pero no es así. Podríamos estar más de una década en una confrontación que a todos nos hace daño.

¿Cómo quisiera que las futuras generaciones de jóvenes lo recuerden a usted cuando por fin restauren la materia de Historia en el pensum escolar?   
Yo he sido muy afortunado porque me han correspondido dos momentos muy importantes en la historia de Colombia. Uno, mi condición de vocero del Gobierno de César Gaviria en la Constituyente del año 91, que abrió un marco nuevo de valores en Colombia. Ahí hubo un acenso del pluralismo, de la tolerancia, de una visión equilibrada de la sociedad, más consciente de la inequidad, que sigue siendo el mayor cáncer de Colombia. Pero eso ha venido declinando, hoy hay un tufillo autoritario, estamos regresando tanto en materia de identidad sexual como de estado laico, del tratamiento del conflicto a través del diálogo. Vamos de regreso al pasado, y por eso insisto en robustecer fuerzas para eliminar ese riego. Lo segundo es haber participado como jefe de la delegación del Gobierno en La Habana en las conversaciones de paz con las Farc. Son dos momentos estelares de mi vida, que me han llenado plenamente.

¿Es usted partidario del voto obligatorio? 
Muchas personas piensan que es una ofensa a su libertad obligarlos a votar. Un taxista me dijo un día “no solo nos explotan, sino que ahora nos quieren obligar a votar por ellos”. Esto encierra un sofisma, porque la obligatoriedad no sería para votar por los mismos. Yo sí sería partidario del voto obligatorio en por lo menos dos periodos, no como una cosa permanente. El fantasma de la financiación ilegal en cualquier elección no ha sido derrotado. El voto obligatorio permitiría incorporar tal cantidad de votantes nuevos, que minimizaría el impacto del financiamiento ilegal y puede generar una oleada en pro del cambio.     

Y más cuando el abstencionismo es la primera fuerza política del país…
Así es, sigue siendo mayoría. Muy importante entonces vincular a esas masas abstencionistas para que tomen decisiones.  

En El Unicornio hemos visto que Claudia López lideró una campaña para promover la Consulta Anticorrupción, recogió firmas y obligó al Congreso a que convocara a un referendo. Queremos hacer lo mismo con el voto obligatorio, que se genere un movimiento de opinión a favor, tratar de imponerlo para enfrentar la corrupción electoral. ¿Usted qué piensa?
Totalmente de acuerdo. Para superar la discusión abstracta sobre los límites de la libertad, yo propondría hacerlo como un electrochoque sobre el cuerpo ciudadano en dos ocasiones, que genere el impacto y el hábito de votar con libertad. En este momento, creo que es una necesidad.