martes, 12 de enero de 2021

El genocidio de Barco y el actual: ¿alguna diferencia?

 

Tomado de El Espectador

Son muchos los interrogantes que suscita la columna que publicó el domingo pasado Alberto Donadío en Losdanieles.co (Virgilio Barco y el exterminio de la UP), pero son más preocupantes las certezas que arroja.

La primera, la más contundente y demoledora nos muestra al hombre que gobernaba a Colombia en 1986, Virgilio Barco Vargas, aprobando asesinar a los miembros de la Unión Patriótica, grupo político que como resultado de conversaciones de paz con el gobierno de Belisario Betancur servía de puente para una eventual dejación de las armas por parte de las Farc. Fueron más de 3.000 personas asesinadas según el Centro Nacional de Memoria Histórica, y Donadío nos recuerda que un fallo de la Sala de Justicia y Paz lo calificó de “genocidio político”.

¿Y quién creen ustedes que introdujo la llave que encendió esa máquina mortífera por toda la geografía nacional? Un presidente del otrora glorioso Partido Liberal. Inaudito.

La idea original era encomendarle la tarea a un agente israelí de seguridad amigo suyo, de nombre Rafi Eitan, a quien Barco había conocido en Estados Unidos y cuya propuesta consistía en eliminar a los miembros de la Unión Patriótica (UP). Él mismo ofreció encargarse de esa tarea, a cambio de un contrato de honorarios.

La segunda certeza del escabroso relato surge cuando nos enteramos de que el Ejército se opuso “con vehemencia”, pero no por objeción de conciencia a que se les encomendara una misión gansteril, sino porque querían encargarse ellos mismos de tan “patriótica” tarea. Según Donadío, el alto mando amenazó con renunciar en bloque si Eitan era encargado de la misión. En su concepto, debían ejecutarla ellos y no un comando extranjero. “Barco reculó y aceptó que así fuera. Eitan se quedó sin el segundo contrato”.

Si de puros desocupados nos pusiéramos a comparar la matanza de Barco con la ola actual de masacres, asesinatos de líderes sociales y eliminación selectiva de desmovilizados de las Farc, podría pensarse que tanto los métodos de exterminio como el propósito estratégico -desde lo militar- sigue siendo el mismo: la aniquilación sistemática de un grupo poblacional al que se le define como un enemigo interno. Lo único que en apariencia cambia son los autores materiales, antes grupos paramilitares que realizaban sus masacres con la complacencia u omisión -o participación- del Ejército (como está documentado por variadas fuentes), hoy supuestos mafiosos del Cartel de Sinaloa o grupos residuales del paramilitarismo que misteriosamente nunca son apresados. ¿Y por qué no son apresados? Porque más bien parece que fueran instrumentalizados por los verdaderos autores, como cuando el paramilitarismo se apoderó de vastas regiones del país y las fuerzas del Estado fueron impotentes para enfrentarlos. ¿Impotentes? ¡Mentira! Cómplices soterrados.

Con base en lo anterior, es factible colegir que la racha de violencia genocida actual resucita la doctrina de la Seguridad Nacional desarrollada tanto por los ejércitos de varias dictaduras latinoamericanas (Pinochet, Videla, Bordaberry, Stroessner) como por organismos de seguridad colombianos, en su momento con la complacencia del Departamento de Estado norteamericano y de un tiempo para acá con la venia complaciente del delirante presidente Donald Trump, cuyo período a Dios gracias se extingue este 20 de enero, si no se presentan sorpresas.

Ahora que en Colombia tenemos un gobierno tan proclive a las soluciones autoritarias (por no decir un gobierno fascista), no puede ser simple coincidencia que desde la posesión de Iván Duque se haya desatado una racha imparable de asesinatos contra personas más cercanas a la izquierda -por su compromiso con lo social- que a esa extrema derecha encarnada en el gobernante uribismo que lucha por preservar los privilegios de las élites en el poder y por ensuciar el agua donde todos nos bañamos para que no se note lo cochinos que ellos están.

Si la matanza de los más de 3.000 miembros de la Unión Patriótica fue ordenada por un gobierno de estirpe liberal, ¿se imaginan no más todo lo que están dispuestas a hacer (y están haciendo) las fuerzas oscuras comandadas por un sujeto tan ruin, perverso y criminal como Álvaro Uribe Vélez?

Mejor dicho, estamos en las peores manos y nadie, menos los grandes medios de comunicación, se quieren dar por enterados. Fíjense no más que a una revelación tan espeluznante como la que trajo Alberto Donadío el domingo pasado, no le dieron ninguna repercusión medios como Semana, El Tiempo, Caracol o RCN. El Espectador, confirmando así que “la excepción hace la regla”.

En conclusión, es inmensa la curiosidad por conocer la fuente que le contó a Donadío las cruciales revelaciones que hizo en su columna, pero mayor intriga despierta saber por qué nunca ha habido un combate entre tropas del Ejército y un grupo paramilitar, o por qué en las regiones con mayor presencia de brigadas o batallones militares se presentan más masacres y asesinatos de líderes sociales. ¿Será que la Inteligencia Militar no les sirve para nada, o será que…?

DE REMATE: Hablando de enemigos internos, al uribismo le conviene como a ninguno que existan las disidencias de las FARC y el ELN, porque les son políticamente rentables. Ahí reside el peligro de que un día se acabe la guerrilla y por fin haya paz. ¡Se acaban también ellos!


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿ Por qué el Partido Verde no volvió a hablar de los privilegios inmerecidos del Congreso? ¿ Es una promesa de campaña y hoy se encuentra fallecida ?
¿ Dónde están los grandes centros de investigación socioeconómica y política del Partido Verde y de la oposición?
¿ Dónde están los centros de capacitación y educación política del Partido Verde y de la oposición?. Será que les interesa el analfabetismo político y creen que la política se hace con meras arengas y bullicio en campaña electoral.

Paradigmas de la godarria medieval

Antropocentrismo.

- Plutocracia.

- Falso altruismo.

- Se consideran raza superior.

- Eurocéntricos.

- Colonialistas.

-Esclavistas.

- Amigos de la limosna para los demás.

- Amigos de la pobreza, miseria, dolor y violencia para los demás.

- Patanería, soberbia y altanería.

- Depredadores de la naturaleza y el medio ambiente.

- Mentirosos.

- Enemigos del diferente.

- Pusilánimes ante imperios foráneos.


-Negociantes sin pudor y faltos de ética.


- Corrupción y clientelismo.


-Vendepatrias.

-Idólatras.


- Consideran la desigualdad social y económica como un principio de la naturaleza.


- Se consideran una raza elegida.

-Traficantes y negociantes del voto popular.


- Lujuriosos y fantoches.


-Promueven los paraísos fiscales.


- Evaden impuestos.

- Se apropian de la riqueza social generada.

- Saquean el país.